Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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martes, 17 de junio de 2014

Imagínate a Julián Marías



Imagínate un español tan objetivo que sirviera lealmente al bando republicano durante la Guerra Civil pero que hiciera todo lo posible para contar la verdad, entonces y después; alguien capaz de inventar la fórmula "los que merecieron perder y los que no merecían ganar"; alguien capaz de mirar hacia atrás sin ira para mirar para adelante con esperanza.
Imagínate a uno que fue víctima del franquismo pero que nunca fue de víctima; que habiendo estado encarcelado durante meses y represaliado a lo largo de toda la dictadura, sin la menor posibilidad de gozar de cátedras, cargos públicos, prebendas y sinecuras del Régimen, era, sin embargo, tan discreto y tan modesto que jamás alardeó de su condición.
Imagínate al más brillante estudiante de su generación, al que por orden superior le suspendieron la Tesis en el mismo tribunal, caso único en la historia de nuestra Universidad.
Imagínate la excelencia: una persona que domina las lenguas clásicas y las modernas, lector infatigable y con curiosidad universal, con asombrosa capacidad para asimilar y comprender lo ajeno.
Imagínate el valor de un joven que fue a ver a su amigo el anciano Julián Besteiro para que no estuviera solo en el momento en que lo hacían prisionero los nacionales, y fue a verlo convencido de que, a su vez, lo harían prisionero a él también..
Imagínate a alguien tan veraz y tan auténtico, que no se pueda concebir que pudiera mentir en ninguna ocasión ni expresar un sentimiento que no albergaba; un hombre que siempre dijo lo que quería decir y lo que le parecía que debía decir cuando había que decirlo, a pesar de las presiones y de las amenazas.
Imagínate a un hombre honrado, sin cargos públicos, sin canonjías, que vivió toda su vida de su trabajo, de sus libros, de sus conferencias.
Imagínate a un católico abierto a la verdad, instalado en una visión de la fe tan sólida, moderna y personal, que, décadas antes del Concilio, nunca claudicó ante el miedo a la libertad del pensamiento tradicional; un católico discípulo del descreído Ortega, capaz de conjugar el catolicismo de Zubiri y de García Morente con las dudas de Unamuno, capaz de vivir su fe con ejemplar sencillez y veracidad.
Imagínate a un filósofo español que nada debe a la corriente marxista o estructuralista, un amigo de los EE.UU. en una época en que se edificaba la leyenda negra antiamericana, un filósofo completamente ajeno al fanatismo, al odio y a los prejuicios, un hombre de la Escuela de Madrid que siguió su propio camino, capaz de acuñar una Antropología metafísica, capaz de dedicar un espacio específico a la mujer en la visión del ser humano, capaz de centrarse en esa misteriosa realidad que llamamos persona, un hombre que rechazó de plano la visión deplorable que quiere reducir las personas al estado de meros animales o de cosas.
Imagínate a un historiador fascinado por la historia de España, por la forma de ser de los españoles, que se atrevió a dar un argumento de nuestra Historia, una España inteligible, un hombre que no participó de ninguna moda historicista, de ninguna visión negrolegendaria de nuestra realidad.
Imagínate a un escritor y conferenciante capaz de expresar las ideas más complejas del modo más sencillo y claro.
Imagínate a un hombre que vivió su siglo, y que comprendió que el Cine era un vehículo excepcional de miradas y de historias, otra forma de expresar la realidad y de inventarla, un señor miembro de varias Academias que hacía de crítico de cine...
Imagínate a un hombre recto y justo, permanentemente difamado por la ralea falangista y la caterva marxista, envidiado por los mediocres y los cobardes, sobre el que se hicieron circular bulos monstruosos porque siendo irreprochable y limpia su trayectoria, había que desacreditarlo como fuera...
Imagínate a un hombre entusiasmado por la Transición, que siendo designado Senador por el Rey, fue una de las pocas y sensatas voces que se elevaron contra la estupidez de nuestras Autonomías y que defendió la libertad de los centros educativos.
Imagínate a un hombre radicalmente enamorado de su esposa.
Imagínate a un liberal, casado con la libertad, alguien capaz de ser libre cuando nadie lo es y de elegir como divisa por mí que no quede.
Imagínate, el valor, la rectitud, la veracidad, la responsabilidad, la honestidad, la pulcritud, el sentido del humor, el cristianismo y el patriotismo, todo junto en forma de señor educado, con traje y corbata, un par de gafas y una frente despejada.

Te acabas de imaginar a Julián Marías. Nació hoy hace cien años en Valladolid.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Imaginar a Dios, imaginar el Cielo

¿Cómo os imagináis a Dios? ¿Y el Cielo?

Todas las culturas han tratado de pintar la Trascendencia, al Dios Único o a los diez millones de dioses de la India. Dioses con cara de Mono o de Elefante, Dioses griegos atléticos marcando chocolatina en el mármol, Dioses nórdicos armados de la cabeza a los pies y haciendo el bestia.
A Dios hay quien incluso se lo imagina como un monstruo de espagueti volador, pero bueno, es que hay gente muy rara a la que le gusta la cerveza tibia o conducir por Madrid. Mirameba me confesaba que él creía haber visto a Dios entre dos electroshoks, y que le parecía un gran conejo rosa con un tambor, pero yo creo más bien que justo antes de que le soltaran los voltios vio un anuncio de Duracell.
Yo no consigo ponerle cara a Dios, aparte de la de Jesús, y a veces me complace imaginarlo como un Gran Tahur muy parecido a Juan Tamariz, con una inmensa chistera barajando cartas, seiscientas a la vez; Dios me guiña el ojo y me pide que me siente a su mesa, y siempre hace trampas a mi favor, y me sirve ases y reyes de los muchos que se le caen de las mangas o se le derraman del sombrero. ¡Anda, pero si tengo póker y escalera de color! ¡Qué mano más rara! En el fondo la vida consiste en saber jugar las cartas que te tocan y darte cuenta de cuándo tienes un par de ases.
Decía Julián Marías que uno de los problemas del cristianismo consiste en la gran imaginación de los artistas para pintar el Infierno pero la escasa creatividad para imaginar el Cielo. Te vas al museo del Prado y ves unos demonios muy vistosos, como marisco de colores a los pies del San Miguel del Maestro de Zafra.
En cambio los cielos de los artistas son terriblemente tediosos -con la excepción de El Bosco- y suelen mostrar un Dios normalmente barbudo -por lo visto Dios no sabe que existen las maquinillas de afeitar- sentado todo el día en un trono entre nubes rodeado de Ángeles silenciosos y santos tocando el arpa, francamente, no parece muy atractivo.
De hecho, Ramón Menéndez Pidal le preguntó a Julián Marías si a su juicio, llegaría a ver en el Cielo los juglares. Yo estoy seguro de que don Ramón está ahora mismo pasándoselo pipa en un Cielo medieval, tomando nota de las vocales deformadas de un trovador y hablando con el mismísimo Campeador. Y don Julián, con su Lolita, y con el chiquito que se le murió, vaya Vd. a saber lo que estará planeando, tras esa discusión con Unamuno y Plotino en el Ágora celeste.
Sin duda el Cielo debe ser maravilloso y como tal un lugar divertido y lo que aquí es pecado allá estará autorizado. A la monjita nonagenaria que entrega el alma le sorprenderá sin duda renacer como un bombón quinceañero vestido sólo de espuma y saliendo como Venus de una gran almeja. Los que sean castos en este mundo quizá en el otro se divertirán mucho, a calzón quitado; además en el Cielo no hay SIDA ni enfermedades raras.
No te digo la alegría de los ateos contumaces que tras cerrar los ojos para siempre, pensando en su aniquilación y en la Eterna Nada que les aguarda, de repente ven a San Pedro, sonriente, con un pedazo de llave en la mano y a su Ángel de la Guarda que les coge de la mano y se los lleva a descubrir las maravillas de la Eternidad.
En el Cielo tiene que haber perros, lógicamente, porque todos los perros van al Cielo -de los gatos no estoy tan seguro- y también hay extraordinarias bibliotecas con kilométricas estanterías cargadas de libros, y cines en que las películas no estén cortadas, y la verdad es que el Cielo se tiene que parecer mucho al Retiro cuando te paseas con la chica de la que estás tonto perdido; se tiene que parecer a un amanecer entre sábanas, cuando tienes todavía las neuronas en standby y sientes a tu lado la tibia presencia de tu amor.
Tengo días en mi memoria que no me importaría repetir una y otra vez, y supongo que a los demás os pasará algo parecido. Pues el Cielo son mil millones de trillones de días parecidos, y las sábanas están siempre como recién hechas, siempre huelen a limpio y con un toque de lavanda.
El Cielo tiene que ser como si tuvieras un Billete para Cualquier Vuelo en  régimen de Gratis Total por Europa y por el Mundo, en que puedas visitar Praga, Florencia o París sin tener que hacer cola ni despelotarte bajo el arco detector ni problemas de delayed, ni las butacas son para enanos anoréxicos, ni te dan ganas de hacer pis justo en el momento del despegue. En el Cielo sobra tiempo y no envejeces, así que puedes estudiar lo que te dé la gana y ser fontanero durante diez años, vulcanólogo otros treinta, y si te apetece le pides al Jefe que te haga ángel durante un par de millones de años y te vas de galaxia en galaxia visitando mundos y ayudando al personal.
Y, sobre todo, puedes comer lo que quieras, cuando quieras y cuanto quieras, y no te pones malo ni engordas; y puedes fumar lo que té la gana sin que nadie te dé el coñazo.
O quizá es mejor no tratar de imaginar cómo será el Cielo y esperar aquel deseado principio tras el seguro final, y que sea Dios quien nos dé la sorpresa. Seguro que vale la pena.

martes, 6 de julio de 2010

La Damnatio Memoriae de Franco (crónicas del Demenciato)

Como ya sabéis, y parece ocioso repetirlo, considero que el periodo que vive España desde 2004 es pura demencia, es decir, literalmente, alteración de la razón, y en el futuro será estudiado por los expertos como demenciato. Me entero de la última locura de la zetagente -digna de Jerry Lewis- por el muy entretenido blog de Luis Antequera, citando un artículo de El País.

Franco no gobernó España
Resulta que en la página web de Moncloa hay una lista de presidentes del Gobierno de España. En esa lista está incluido un señor llamado Francisco Franco, de profesión militar, de vocación dictador y que entre otros pequeños cargos sin importancia presidió el Gobierno durante 34 años -no incluyo los años de la Guerra Civil y el gobierno de Burgos- y el Estado durante 37. Pues bien, según El País, la  zetagente va a borrar el nombre de Franco de la lista de Jefes de Estado y de Gobierno de España.
Dentro de la tristeza que produce ver a personas adultas y vacunadas entregándose a juegos de adolescentes tardíos -y más con la que está cayendo- me ha hecho hasta gracia esta nueva genialidad del Gobierno Trapisonda. Porque, precisamente, y una vez más, se pone de manifiesto el mimetismo entre las huestes zapteriles y el franquismo.

Los franquistas hicieron lo mismo con sus adversarios
Me refiero a que para delendar a Franco, recurren a la técnica de la damnatio memoriae, la misma que ejerció el franquismo con las figuras más relevantes del republicanismo y del liberalismo; los franquistas estaban al menos tan chiflados como la zetagente, y a Franco lo pintaban vestido de cruzado. Será verdad eso de que somos la Reserva Espiritual de Occidente.
A Casares Quiroga los franquistas quisieron borrarlo del Registro Civil; lo mismo ocurrió con Negrín, en su isla. El fanatismo de los azules era tan grande, que Julián Marías recordaba haber visto durante la II Guerra Mundial mapas de Europa de los que habían borrado las Islas Británicas (!)
Los sueños de la razón producen Zapateros. Pero incluso Zapatero tiene sus cualidades; defendió a Aznar y la democracia española delante de Hugo Chávez, y tributó un homenaje a los españoles muertos en Mauthausen. Zapatero no es malo; lo que pasa es que como muchos de su generación, es producto al 100% de la intolerancia que le rodeó desde niño, es el típico alumno de colegio de curas que odia a los curas. Z es un fanático de tomo y lomo y para él el mundo siempre es una dicotomía compuesta de progres y fascistas, rojos y azules, Barsa y Madrid; en fin, tampoco se puede pedir más: probablemente Z sea lo más tolerante que tengamos hoy en su partido, porque desde luego después de la multa a Intereconomía del Gran Inquisidor Sebastián, queda claro que el concepto de democracia de estos tíos es puramente orgánico, y que su concepto de la libertad de prensa son los discursos sobre lecturas buenas y malas del padre Garmendia de Otaola (S.J.)

Cambiar el pasado como patología
La damnatio memoriae y la apoteosis son dos instituciones que nos dejó Roma pero que se remontan, en el caso de la primera, a tiempos de los faraones. Por medio de la apoteosis, se llegaba a deificar a un mortal, como los emperadores cuyo culto se fue organizando a partir del siglo I. La damnatio memoriae consistía, en cambio, en borrar para siempre el nombre de un personaje.
Nótese que por medio de la damnatio memoriae, una sociedad no sólo condenaba a un individuo al olvido sino que purgaba de sí misma su propio pasado, signo inequívoco de patología mental: podemos cambiar el futuro, pero nunca el pasado, que es el Universo de lo ya sucedido.
Lo demás, son fantasías tan divertidas como las de la trilogía de Regreso al Futuro. Y pretender cambiar el propio pasado es una característica típica de esa enfermedad que deriva en el negacionismo. Niegas lo que eres o lo que has sido. Hace unos días estuve en un blog discutiendo con unos franquistas que te explicaban con sesudos argumentos que la División Azul no se batió por la victoria de Hitler. ¡Toma ya!

Los comandos de la tijera
Una de las cuestiones que más me preocupa es que la técnica de la damnatio memoriae suele ser bastante destructiva. Los egipcios, al borrar el nombre del faraón maldito o al destruir sus monumentos, se llevaban por delante información que los arqueólogos nunca podrán reconstituir. Me preocupa esta última chifladura del Gobierno porque, claro, supongo que no se detendrán con el tema de Franco en la web de Moncloa, sino que tendrán que recortar el nombre de Franco de todos los decretos y leyes publicados en el BOE desde el 1 de abril de 1939 hasta los primeros días de 1976. Eso supone recortar unos 800.000 páginas en cada una de las colecciones completas del BOE que se conservan en España.
Para hacerlo en un tiempo razonable, tendrán que contratar a unos mil jóvenes que a razón de 200 tijeretazos al día pueden purificar una colección completa cada 4 días. Como del BOE se conservan algo más de 500 colecciones completas en España, se puede realizar el trabajo en seis años -2000 días, grosso modo-, a menos que se contrate a diez mil en lugar de mil, y se podría entonces conseguir en siete meses. Me parece una inversión útil y provechosa, sobre todo en estos tiempos de abundancia y prosperidad. Otros comandos tendrán que encargarse de la destrucción de los sellos de correos y las monedas subsistentes, y como siempre, habrá que cambiar los nombres de las calles que es un deporte muy español. Y ¿qué pasa con los libros que hablen de Franco? ¿Los quemamos?

El armario azul del PSOE
Lo único bueno, realmente, de la moda gay que hoy impera, es que muchos se han liberado de sus cadenas íntimas. Todos conocemos esos casos patéticos de homosexuales nunca salidos del armario que se pasaban el día contando "chistes de maricones" para marcar su desprecio por aquello mismo que constituía su esencia inconfesada y frustrada. Incapaces de construir su identidad a partir de sus verdaderas emociones, incapaces de vivir su amor, de aceptar siquiera su enamoramiento, limitaban su inclinación natural a folleteos clandestinos en saunas o lavabos de estación, y acababan sufriendo sistemáticos chantajes, como el coronel Redl.
Pues ya es hora de que este gobierno de franquistas puros y duros se libere también, que salga de su íntimo armario de intolerancia; Bibiana la feticida, Don Sebastián de Torquemada, la Vice y el propio Z estarían monísimos con su camisita de Falange y su boinita roja, y dejarían de dar el coñazo hablando de un Franco al que en el fondo idolatran más cuanto más lo desprecian públicamente y cuya esencia totalitaria corre por sus venas. Ganas dan de gritarles:  ¡Liberaros! ¡Montaros en la carroza más grande del Día del Orgullo Azul! ¡Asumid vuestra vocación y no pretendáis ocultarla! Y menos, recortarla. Así sea.

sábado, 12 de diciembre de 2009

El aborto y la estética


El triunfo del abortismo resulta incomprensible si no tenemos en cuenta el factor estético en una sociedad que subordina los valores a la apariencia

El ruido mediático y político acerca de nuevos proyectos abortistas nos impide ver la esencia de la cuestión. El problema del aborto es muy serio porque no se refiere a un enfrentamiento entre sociedad laica y cultura religiosa; se refiere nada más y nada menos que al derecho a matar o no a otro ser humano; un ser humano, que, para más Inri, no es culpable de nada, es totalmente inocente y totalmente vulnerable.

El asunto fue lo suficientemente grave como para provocar la abdicación de Balduino de Bélgica, rey de una monarquía constitucional moderna, al que Juan Pablo II dedicó estas palabras: "Te damos gracias también, Madre de la Gracia divina, por el rey Balduino, por su fe inquebrantable y por el ejemplo de vida que dejó a sus compatriotas y a toda Europa. Te damos gracias por su enérgica defensa de los derechos de Dios y del hombre, y en particular del derecho del niño no nacido a la vida."

Todos fuimos cigoto, embrión y feto

Todos los adultos, fuimos adolescentes, y antes niños. Y antes de nacer, fuimos feto, embrión y cigoto. ¿Cuándo empezamos a ser? Evidentemente, antes de la concepción de aquella célula en la que echó a rodar nuestra existencia, no éramos nada, como mucho, una posibilidad entre trillones de trillones... Y de repente un día, un espermatozoide de un joven y el óvulo de una joven se fundieron. Y surge el principio de alguien, de ti, de mí, de cualquiera de nosotros. Y un día, este corpachón mío, y el tuyo, y el de los que estuvieron antes que nosotros y el de los que vendrán después, desaparecerá por disolución...


A todos nos espera la muerte, y por eso la vida es tan importante, todo lo que soy, todo lo que fui, todo lo que seré o podría llegar a ser está limitado a ese milagro que llamamos vida, a ese empezar y seguir que surge en el momento de la concepción y terminará con seguridad, quizá hoy mismo, quizá dentro de algunas pocas décadas. La vida es un chispazo entre dos misterios, entre dos nadas, quizá.

Que la víctima no sienta, ¿justifica su asesinato?

Hay quien opina que se puede matar al que va a nacer antes de que tenga formado el sistema nervioso. Es decir, que como no se va a enterar, lo podemos matar. Ese argumento es similar al que defienden los partidarios de dejar morir a los que se piensa que no van a salir de un coma profundo. Con la diferencia de que el embrión no está precisamente en coma, no es alguien que ha ido a menos sino alguien que va a ir a más.

Al rey Hamlet, mientras dormía, lo asesinó su hermano Claudio vertiendo veneno en su oído. Si me matan mientras duermo, ¿será menos grave que si me matan despierto? Shakespeare nos dice que no, que al contrario, y nos recuerda que la alevosía es un agravante. El que va a nacer también va a despertar. Con toda seguridad. Es cuestión de tiempo, unos meses como mucho… Va a salir del sueño embrionario y despertar a la realidad y a la vida.

¿Por qué hay abortistas?

No existe absolutamente ninguna razón científica ni ningún argumento ético o moral para considerar que supone matar menos el matar a quien va a ser, a quien ya es y cada día va siendo más. No hay nada más injusto que el aborto, entonces, ¿por qué personas buenas e inteligentes se han incorporado al abortismo y lo justifican? ¿Por qué ha triunfado la aceptación social del aborto que tanto preocupaba a Julián Marías?

Y es que la explicación, que no la justificación, no es de índole ética ni científica ni moral, sino exclusivamente estética.

El feto es feo

“Que se mueran los feos”, decía una divertida canción de los Sirex que inspiró una película venidera, y en el caso del embrión esa es la expresión de la misma realidad. En feto entran todas las letras de feo y para decir de alguien que es muy feo se dice "más feo que un feto malayo". Nunca he entendido, por cierto, lo de malayo.


Quizá la verdadera razón por la que hay gente dispuesta a matar niños en la tripa de sus madres, es porque no tienen forma humana, porque cuando son minúsculos, parecen una mucosidad, una lentejita de carne; porque cuando se desarrollan en forma de embrión, al principio no son distintos del embrión de una rata, un pez o un sapo. La embriología es la ciencia de la diferenciación, lo que aparentemente es idéntico se va poco a poco haciendo distinto, en función de claves misteriosas inscritas en los genes.

La belleza es fuente de empatía

Lo mismo ocurre en la vida corriente cuando muere un niña adorable con sus mejillas sonrosadas y sus caracoles. Todo el vecindario se conmueve y se solidariza. Si la niña muerta es en realidad muy fea, la gente se moviliza menos. Si es deforme, si su cara está quemada y “es un monstruo”, nadie se molestará, salvo sus padres, los que la quieren de verdad, y los bienpensantes sentenciarán “pobrecita, en el fondo, es mejor así”. La belleza, como la fama, genera empatía.

La estética implacable



La estética es una Diosa nazi que no tolera seres inferiores; que se lo digan a todas las jovencitas anoréxicas que se han suicidado lenta y cruelmente, matándose de hambre porque no les gustaba su aspecto; que se lo digan a Cirano, acomplejado por su nariz, el valiente entre los valientes que sin embargo se acobarda ante el amor porque teme no gustar… ¿Cuantos millones de ciranos no habrán renunciado a darse una oportunidad por miedo al fracaso? El culto a la belleza es la más fanática de las religiones, el credo más despiadado. Yo soy yo, y si por desgracia sufriera un accidente que me dejara deforme, desfigurado, seguiría siendo yo, mi mente sería la misma, pero ¿cuál no sería mi desesperación? La belleza es Elena, desencadenando la guerra de Troya; es la condesa Báthory bañándose en sangre de jovencitas para mantener su juventud, es Dorian Gray, desesperado ante la idea de envejecer...

Fetos y embriones no suscitan empatía; no nos atrae nada que sea deforme, y un feto es algo sanguinolento, gelatinoso, algo que da asco. Ese asco, en definitiva, justifica nuestra indiferencia.

Luis Español Bouché