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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

martes, 5 de marzo de 2013

Apostasía y compromiso

Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va a buscar la extraviada hasta encontrarla? Al encontrarla, se la echa a los hombros contento, va a casa, llama a amigos y vecinos y les dice: Alegraos conmigo pues encontré la oveja perdida. Os digo que, de la misma manera, habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse. Lucas, (15, 4-7)

La obsesión por la oveja perdida
Una singular actitud de la Iglesia Católica es la de querer conservar entre sus filas a personas que desean separarse de ella. La razón es bellísima: se pretende no dejar fuera a la oveja perdida, aplicando al pie de la letra la parábola del Buen Pastor que encabeza esta entrada.
Pero aparte de que la insistencia excesiva puede llegar a cansar e incluso a irritar, esa legitima obsesión no sólo no tiene en cuenta la voluntad del (in)fiel, convertido en reo y cautivo de una fe que quizá no siente, sino que con frecuencia supone la incorporación forzosa de un auténtico enemigo.
Ya he subrayado en distintos artículos que la inmensa mayoría de los asesinos de religiosos en nuestra Incivil guerra eran a su vez cristianos católicos que a partir de un momento de su trayectoria se sintieron, a todos los efectos, fuera de la Iglesia. Sin embargo, no habían realizado ningún acto positivo de renuncia a su condición de católicos y cristianos. No habían apostatado formalmente sino que sus actos hablaban por ellos.

Facilitar la apostasía
Si algo le urge a la Iglesia es quitarse de encima todo ese lastre de ovejas no sólo perdidas sino peligrosas para el resto del rebaño, e incluso para los pastores. ¿No te gusta tu Iglesia? Pues búscate otra, hijito. ¿De verdad nos interesa tener a Juliano el Apóstata entre nuestras filas?
De hecho, la condición de católico que se le supone al bautizado, y con más fundamento al que realizó su confirmación suele ser la libélula vaga de una vaga ilusión. Son muchos los que se acercaban a los sacramentos durante su infancia y juventud, en el colegio, en el marco de su vida familiar, y que ahora no pisan una iglesia. Posibilitar y facilitar la desvinculación ayuda a que el católico tibio o el "no ejerciente" se haga preguntas sobre lo que quiere y lo que cree.
Los católicos que no soportan a su propia Iglesia tienen otras opciones cristianas y serían seguramente más felices en algún movimiento protestante. Si algo nos enseñó, el Vaticano II, es el respeto a otras modalidades de cristianismo y a otras formas de fe.

Reforzar el compromiso
La posibilidad de darse de baja, facilitaría, a mi juicio, el refuerzo de la identificación del católico con su Iglesia. Ya no se trataría de una condición heredada, impuesta por un bautismo en la infancia, una tradición cultural y familiar sino un compromiso. Comprometerse significa acompañar, ayudar, contribuir. Actos positivos como marcar la casilla reservada a la Iglesia en la declaración de la renta, contribuir a la vida de la propia parroquia, vincularse a movimientos cristianos, misioneros, caritativos, etc. refuerzan la relación del católico con su Iglesia, lo hacen más coherente, y ¿qué es mi vida como católico sino un largo combate conmigo mismo, una lucha por la coherencia? San Pablo, que debiera ser el patrón de todos los psiquiatras, puso el dedo en la llaga en la Carta a los Romanos (7,16): "Lo que realizo no lo entiendo, porque no ejecuto lo que quiero, sino que hago lo que detesto".
El hoy obispo emérito de Roma subrayaba la importancia del compromiso en su admirable homilía de Cuatro Vientos: "Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios."

2 comentarios:

  1. Veo que la espera ha dado su fruto.
    Me encanta :) Y creo que apostatar debía ser lo suficientemente fácil cómo para que alguien que quiera pueda hacerlo sin problemas y lo suficientemente difícil como para que alguien lo piense aunque sólo sea media hora antes de apostatar.

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  2. ¿Qué te pasa compadre? ¿Nos vas a dejar huérfanos de tu sabarosa prosa mucho tiempo?

    Anda, que ya has tenido de sobra de ralajarte...

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