Cuarto centenario de la Congregación del Ave María
El 20 de noviembre es la fecha grande de la Orden Trinitaria. La Iglesia conmemora a San Félix de Valois, uno de los fundadores casi legendarios de aquella dignísima orden redentora de cautivos cuya mayor gloria sin duda consistió en liberar, previo pago de cientos de escudos, a un tal Miguel de Cervantes de su presidio argelino; de hecho, las cenizas de Cervantes están perdidas en el convento de las Trinitarias. En vida todavía del gran genio, un 20 de noviembre de 1611 fundó San Simón de Rojas la Congregación de Esclavos del Dulce Nombre de María, responsable desde el siglo XVII del Comedor del Ave María que hasta hoy mismo brinda sus desayunos a los madrileños más pobres. Indudablemente, el Cuarto Centenario de ese instituto de la Orden Trinitaria pasará desapercibido ante la actualidad de las elecciones generales que, Dios mediante, se celebrarán ese día.
Desde que confirmó el Z la fecha electoral que sabíamos ya por la indiscreción de algún impresor, los desocupados nos entretenemos haciendo consideraciones que la gente joven no puede entender porque para mancebos y rapaziñas el 20 de noviembre no significa nada. Como la mayor parte de mis lectores tenéis acné y la voz aflautada que caracterizan a la adolescencia, más me vale recordar algunos datos, que si no os iréis a leer las Memorias Íntimas de Justin Bieber.
Muerte de José Antonio Primo de Rivera
El 20 de noviembre fue una fecha mítica del franquismo por la muerte de José Antonio Primo de Rivera, fusilado en Alicante el 20 de noviembre de 1936, ya empezada una Guerra en la que Primo no pudo participar puesto que estaba enchironado al iniciarse el Alzamiento. Tras una farsa que pretendió ser juicio, se puso término a la vida del creador del fascismo español.
Quizá pudo salvarse el joven Primo de Rivera mediante algún canje oportuno pero probablemente ni Franco ni Queipo de Llano ni muchos falangistas estaban particularmente interesados en traerse al líder de Falange para que les hiciera la competencia en la "zona nacional" y a mucha gente le vino estupendamente la muerte de "José Antonio", al que llamaban, así, por su nombre y no por su apellido, quizá para no confundirlo con su padre, o en aras de cierto populismo. Lo convirtieron en una figura mítica, "el Ausente", y el 20 de noviembre daba pie a distintas celebraciones, en memoria del creador de Falange. A nadie se le escapa la ventaja de los símbolos sobre las personas reales, y es que les hacemos decir lo que nos da la gana, porque no pueden protestar, así que durante varios años el propio Franco, los 20 de noviembre, se ponía una camisa azul y una boina roja, símbolos de la estrambótica unión que él forzó de falangistas y carlistas y en recuerdo de José Antonio los capitostes del Régimen vertían lágrimas de cocodrilo pensando, para sus adentros, "menos mal que murió".
La muerte de Franco y su manipulación
En noviembre de 1975 el dictador estaba francamente mal. Hoy día ningún médico decente le aplicaría a un ser humano los tratamientos que sufrió Francisco Franco para mantener una vida que se le escapaba ya por todos los poros. Hemorragia tras hemorragia, Franco se iba,volvía, lo mantenían vivo... Tenía una salud de hierro y aguantó lo que le echaron; las escabechinas que le impusieron sólo prolongaron sus padecimientos, que no ya su vida. Dicen algunos que querían prolongar a Franco vivo unos días más para sustituir al presidente de las Cortes, pero yo tengo mis dudas; el verdadero problema es que para los franquistas resultaba tremenda la perspectiva de prolongar el franquismo sin Franco. Franco era una de las realidades sobre las que se había construido el pequeño mundo español durante décadas, y prescindir de Franco suponía un cambio inaceptable para la imaginación de muchos. De hecho, lo único bueno que tuvo la artificialmente prolongada agonía del dictador fue que la gente se hizo a la idea de que Franco era mortal y que se iba a morir. Fueron días curiosos que pillaron a un tal José Luis Rodríguez Zapatero haciendo el bachillerato en el Colegio Leonés, con quince años y a un tal Mariano Rajoy en la Facultad de Derecho de Santiago de Compostela, con veinte.
Numerología sobre el 20 de noviembre
En Madrid en aquellos días algunas personas vaticinaban el final de Franco para el 19 de noviembre por "razones" de tipo numerológico, que son el más tonto de los desatinos.
La fecha oficial del inicio de la guerra civil -o por lo menos del Alzamiento- es el 18 de julio de 1936
La fecha del final de la guerra civil el 1º de abril de 1939. Si sumas respectivamente días con días, meses con meses y años con años,
18 07 36
+ 01 04 39
= 19 11 75
De hecho, es muy posible que Franco muriera el 19 de noviembre por la sencilla razón de que ya estaba tan destrozado que vivir o morir para él era ya sólo cuestión de encender o apagar máquinas, sin la menor respuesta ni posibilidad de recuperación por su parte. ¿Lo murieron un 20 de noviembre para unir su destino al de Primo de Rivera? ¿Se quería robar al falangismo hasta aquella fecha? ¿O sencillamente Franco murió realmente el 20 de noviembre? En cualquier caso, el jueguecito numérico no funciona si nos atenemos a las fechas oficiales.
Sherezade, por el Ballet Imperial Ruso |
Este 20 de noviembre: un primo y muchos cuentos
El 20 de noviembre de 2011 ofrece una obvia curiosidad numerológica, y es que se puede escribir como 20112011 que es el producto de 2011 por 10001. 2011 es un número primo y 10001 suena a los cuentos de las Diez Mil y Una noches y para cuentos, la verdad, los de la zetagente con sus batallitas de la Guerra, sus brotes verdes, la recuperación que viene, de verdad de la buena, que me muera si miento. Los españoles, ¿se tragarán nuevos cuentos? ¿Harán el primo una vez más? Pero no haré leña del árbol caído, que de eso ya se han encargado los mercados.