Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

sábado, 26 de marzo de 2011

Don't give up


Ante la vida sólo tienes dos actitudes posibles: o peleas o te rindes. No hay más.
El sendero de la rendición es comodísimo; la tristeza es un tobogán por el que te deslizas a toda pastilla; un día te despiertas desanimado, al siguiente estás ya más tocado y poco a poco te vas hundiendo en el Gran Charco. Eso se ve sobre todo en los viejos: llega un día en que deciden dejar de luchar, de caminar, de moverse, de hacer cosas; es el punto de inflexión: a unos no les llega nunca, y a otros muy jóvenes. Cuando alcanzas ese extremo, o reaccionas o te mueres.
No sé vosotros, pero a veces uno se levanta con el pie izquierdo; ves que las cosas no cuadran o no acaban de salir, que las perspectivas se abortan y los días parecen especialmente sombríos. Sin embargo el ejemplo de los que se enfrentan a la vida a martillazos consigue ponerte de buen humor. Seguro que habéis oído alguna vez el Don't give up de Peter Gabriel y Kate Bush. Creo recordar que la ONCE utilizaba el estribillo en un anuncio: Dont give up / Cause' you have friends / Don't give up / Youre not beaten yet / Don't give up / I know you can make it good.

On ne se bat pas dans l'espoir du succès
Conozco muchas historias de éxito, de gente que no se ha rendido; de personas que, con su ejemplo, te sacan de la pasmación del desánimo. Y cuando hablo de éxito no me refiero sólo a aquellos cuya historia tuvo un final feliz tralalí chin pon con un lacito alrededor sino también a quienes ante un fracaso anunciado e inaplazable, han seguido agitando la espada contra los fantasmas como Cyrano en el momento de su muerte: je me bats, je me bats, je me bats...
Pienso, por ejemplo, en los españoles en el campos de exterminio de Mauthausen, que esperando la muerte -inapelable- tuvieron las narices de montar una comparsilla y organizar un partido de fútbol: Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès. Non! Non! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile.
Admiro mucho a los que saben morir, a los que se sacrifican, para dar una oportunidad a otros, a los suyos;  a Petrarca no le faltaba razón y sin duda un bel morir tutta la vita honora; pienso en Leónidas y sus espartanos, o en los valientes y sacrificados héroes que están friéndose hoy a radiaciones en Fukushima para tratar de conjurar un desastre nuclear. Con ellos, para siempre, nuestro respeto y nuestro agradecimiento.
Pero la más bella de las muertes es menos admirable que la vida misma y me siento todavía más en deuda con los que se atreven a vivir, a nadar contracorriente y se enfrentan de tú a tú, de poder a poder, con las dificultades en lugar de dejarse arrastrar por un sino adverso. Porque su ejemplo es un aliciente y un motor para mí y supongo que para vosotros también.
Confieso que una de las culpables que yo vaya sembrando de pánico y dolor las carreteras de Europa es una querida pariente mía. Somos primos terceros -nuestro parentesco se remonta a un tatarabuelo nacido en 1789- pero tenemos mejor trato del que tienen tantos familiares en este duro país en que muchos hermanos ni se hablan y los padres se mal llevan con los hijos. Siendo niña, mi prima sufrió de poliomielitis. La consecuencia fueron trece operaciones quirúrgicas. Se desplaza con un par de muletas y una silla de ruedas que lleva en el cofre de su coche.  Mi prima vive su vida, trabaja, y conduce: es una independiente. A veces se hace daño, porque se cae y se rompe algo. Pero se levanta y vuelve a empezar. Un día tomando un café en una terraza junto al Retiro me dijo: "Luis, si yo estando como estoy, me he sacado el carné de conducir, ¿no te lo vas a sacar tú?" Tardé, sin duda, porque el carné está por las nubes y uno es torpecillo, digo, pero al final aprobé el dichoso permiso y desde ese día las carreteras viven bajo la ley del terror sufriendo la nueva versión de Mad Max.
Ayer leí en Aciprensa que la joven Jessica Cox, que no tiene brazos, pilota un avión con sus pies. Recientemente visitó al Papa Benito para regalarle una medalla que le dieron los del libro Guinnes. Al Papa le regalan muchas chorradas durante sus viajes oficiales o con ocasión de las audiencias, bla, bla, tralalá, Santidad por aquí, Santidad por acá; pero la verdad es que dudo que nunca le regalen nada más bonito que esa medalla.
Mi amigo Ernesto era tartaja con trece años y aprendió a hablar solo, a voces, en los bosques de la Galicia de su infancia. Ahora es un orador, da cientos de conferencias, tiene miles de horas de radio a sus espaldas y ha impartido ni se sabe cuántas clases en la Universidad. También enseña a hablar.

El milagro de Anne Sullivan
La grandeza del ser humano consiste en no rendirse, recordando esa dura y admirable lección de que si nosotros somos nuestros principales enemigos, también es cierto que las limitaciones que nos impone la naturaleza y la vida, las podemos levantar una y otra vez. Con voluntad; con el deseo renovado de mejorar.
No sé si recordáis El milagro de Ana Sullivan, bellísima película dirigida por Arthur Penn, que se estrenó en 1962 con el título original de The Miracle Worker. Penn fue uno de los grandes, y recuerdo de él también La jauría humana y Pequeño gran hombre. La película es la versión cinematográfica de la homónima novela de William Gibson que retoma el testimonio de una joven, Helen Keller, ciega y sordomuda, que consiguió salir de su aislamiento gracias al ímprobo esfuerzo de una pedagoga extraordinaria, Anne Sullivan. Te puedes comunicar con un ciego por medio del sonido, o con un sordo por medio de la vista, pero ¿cómo demonios le puedes enseñar a alguien a comunicarse cuando le faltan, desde niño, la vista y el oído?
Recuerdo perfectamente el momento de la película en que Hellen entiende por primera vez el significado de las señas que le enseña Anne y repite, deformados los sonidos "uaaa" por water.

lunes, 14 de marzo de 2011

España, paraíso de la pederastia

A los trece años, eres una niña o un niño. ¿O no?

A los trece años, hay quien es más inocente que una col. Cierto es que a esas edades hay ya jovencitas iniciadas en las refinadas tecnologías digitales y muchachos avezadísimos en el viejo arte de tornear madera, pero en el fondo sigues siendo un pedazo de requesón. La infancia y la primera juventud son un momento de máximo aprendizaje y la sexualidad es una materia nueva en la que poco a poco vas dando los primeros pasos, sin tener demasiada idea de nada. A los trece años tus padres, y tus maestros -si los padres están de acuerdo- pueden ir informándote de algunas cosas, con delicadeza y pudor. A un niño o una niña de trece años lo que no puedes hacerle, entiendo yo, es meterle mano o colarle un rabo.

Amalia de Sajonia
Cierto es que hace muchos años la gente no pensaba igual y hubo reyes y reinas que conocían varón o hembra a edades muy juveniles. Sin ir más lejos, publiqué hace años la traducción de la carta en que nuestro futuro Carlos III contaba su noche de bodas con Amalia de Sajona, deflorada por su real esposo cuando todavía no tenía el periodo,  siguiendo sin saberlo los futuros consejos de esos sapientísimos maestros islámicos de la vida y del amor que aconsejan casarse con niñas de nueve años porque dan mejor resultado en la cama. Pero ni somos un país islámico ni estamos en el siglo XVIII. ¿O sí?

Pederastia legalizada
En España la gente no quiere enterarse de que a sus hijos se los puede cepillar legalmente cualquier adulto. No hablo aquí de relaciones forzadas -que entran en el campo de los abusos y la violación, que todavía siguen penados- sino de relaciones consentidas.
La despenalización de las relaciones sexuales consentidas con niños y niñas de trece años se incluyó en esa monumental basura que es el Código Pederasta -también conocido como Código Penal- de 1995. Antes, para proteger a los niños existía una cautela, el delito de estupro. Daba igual el consentimiento de los jóvenes, si te tirabas a una niña de trece años, incurrías en un delito de estupro, y punto.  El delito de estupro nace de la reflexión sobre la naturaleza del consentimiento: ¿qué tipo de madurez tienes a los trece años para que puedas tomar una decisión libremente sobre tu propio cuerpo? En Francia, por comparar, la edad de consentimiento son los quince años. Y luego nuestros carcas opinan que los franceses somos unos salidos... Aquí en cambio somos pedófilos, pero eso sí, cristianos y de la pata del Cid.


Kim Manresa
Niñas prostitutas en Brasil

El "derecho" a la prostitución infantil
Al PP, que gobernó entre 1996 y 2004 le pareció tan estupenda esa ley del PSOE que naturalmente no la quitó ni la reformó -a pesar de que modificó el CP en 2003- porque suponemos que todos los pedófilos no son de izquierdas, también debe haberlos de derechas y hasta sacerdotes y monseñores y gente de buenas costumbres, fijateee.
Como dice Daniel Cohn Bendit, jefe del ecologismo europeo, un niño de tres o cuatro años tiene una sexualidad increíble, mira tú qué bien... Recuerdo haber leído hace años un artículo de un individuo hoy vinculado a Libertad Digital que defendía el derecho de las prostitutas infantiles a ganarse la vida...

Reforma frustrada en el nuevo Código Pederasta
En 2009 a raíz de los primeros estudios acerca de la posibilidad de reformar, una vez más, esa tela de Penélope que es el Código Penal, hubo, por una vez, decentes diputados que defendieron la posibilidad de volver a subir la edad de despenalización de las relaciones sexuales entre niños y adultos. Sus señorías aprobaron en 2009 una resolución instando al Z a que se elevara la edad del consentimiento legal.
La medida fue impulsada por el PNV, ese partido tan humano que tanto se preocupa por la suerte de los asesinos de ETA, pobres muchachos extraviados...
El Gobierno se limpió las postreras partes con la instancia congresual, actuando como suele, y el Código Pederasta siguíó y sigue como estaba. La reforma de 2010 no tocó el tema de la edad de consentimiento.También había cierta lógica en la actuación del Z y sus mariachiz, y es que si rebajaban la edad para que las niñas puedan trocear a sus hijos, sin el consentimiento de sus padres, ¿cómo iban a elevarla para que pudieran escribir la carta a la cigüeña?

Eso sí, tienes que esperar a tener 18 años para fumar o comprar alcohol en las tiendas. ¡Menos mal! ¡Hemos salvado la civilización occidental!

sábado, 12 de marzo de 2011

Salvemos la Historia sumergida

El caso Odyssey
Hace algo más de tres años en el Colegio de Abogados de Madrid se celebraron unas jornadas acerca del  patrimonio histórico sumergido y su necesaria defensa.
Intervine en esas jornadas con mi habitual entusiasmo y cierta agresividad porque nadie podía mostrarse moderado, blandito y conciliador ante el escandalazo que suponía y todavía supone la evidencia de que un barco de la empresa Odyssey -especializada en obtener beneficios a partir de restos arqueológicos- recalase durante varios años en nuestros puertos sin que nuestras Autoridades -por llamarlas de algún modo- mostraran el menor interés al respecto...
A ese escándalo se sumaba la tentativa de Odyssey, con la complicidad de un New York Times más amarillista que nunca, de involucrar al Perú, Gibraltar y el Reino Unido en un contencioso con España para alargar los procedimientos y dilatar ad nauseam la devolución de las monedas rapiñadas entre los restos históricos de un pecio, que ellos declararon ser La Mercedes, barco hundido el 5 de octubre de 1804 tras un alevoso ataque británico sin declaración de guerra, en lo que Agustín Rodríguez González calificó como "otro día de la infamia." Naturalmente, nadie salvo los responsables de la propia empresa cazatesoros sabe exáctamente de dónde se extrajeron aquellas monedas ni cuáles fueron los daños infligidos a los correspondientes yacimientos.
Algunos oscuros funcionarios y otros no tan oscuros políticos han contraído con España una ilimitada responsabilidad al no tomar las medidas oportunas para evitar precisamente lo que ocurrió, lo que no podía menos que ocurrir si no se intervenía.
El organizador de las jornadas era el abogado José María Lancho quien tuvo en el caso Odyssey una destacadísima actitud, proporcionando información crucial para la defensa de los intereses de España ante los tribunales de Florida -lo que contribuyó poderosamente a la victoria de nuestros representantes- y llevando la causa penal contra Odyssey abierta en los juzgados de la Línea de la Concepción.

Un manifiesto
Lo sucedido con Odyssey no es más que la punta de un gigantesco iceberg: el sistemático saqueo del patrimonio subacuático. Es un tema sobre el que ya me pronuncié hace años en un viejo artículo.
El pasado 9 de marzo se presentó en Marbella el Manifiesto por la Integridad de la Memoria Sumergida. En su proemio, el manifiesto subraya que la tecnología permite hoy detectar pecios seculares con el consiguiente peligro de que los neovándalos de las empresas cazatesoros destruyan inestimables restos arqueológicos con el solo fin de extraer algo de oro y plata. Es una atrocidad idéntica a la que supondría demoler a golpe de barreno la Gran Pirámide para ver si encontramos algún tesoro oculto... De hecho, esa atrocidad se llevó a efecto a principios del siglo XX cuando depredadores disfrazados de arqueólogos volaron con dinamita pirámides mayas buscando algún objeto qué vender... Sólo me queda desear que ese tipo de manifiestos llamen la atención, lo suficiente para que las autoridades salgan de su habitual estado de pasmación.

martes, 8 de marzo de 2011

Los Reyes y Clara Campoamor, unidos por una moneda

Se emite una moneda que tiene a los reyes de España en el anverso y a la muy republicana Clara Campoamor en el reverso.

La asombrosa trayectoria de Clara Campoamor suscitará siempre la simpatía de los buenos: a los diez años perdió a su padre, poco después tuvo que dejar los estudios para empezar a ayudar a su madre, y trabajó de modistilla y de empleada de una tienda; ganó más tarde una plaza de auxiliar de telégrafos y luego otra de enseñanza de adultos. Finalmente, rebasados los 32 años, decidió retomar sus estudios abandonados. Obtuvo el bachillerato y cumplidos los 36 había concluido la carrera de Derecho, convirtiéndose poco después en reconocida y prestigiosa jurista.

Su caso recuerda el de otro estudiante tardío, Iñigo de Loyola, quien con 33 años cumplidos regresó a la escuela y aprendió en Barcelona, en compañía de niños pequeños, el latín que abría la llave de la Universidad y del mundo de las ideas.

La II República que nuestro personaje contribuyó a traer, con entusiasmo, vivió la apoteosis de una Clara Campoamor que, contra la opinión de otras supuestas feministas como Victoria Kent, y enfrentándose a su propio partido, defendió el derecho de la mujer a votar.

Víctima de las dos Españas terribles

Clara Campoamor representa los valores de la España liberal, la tercera España exterminada en su día por las dos Españas terribles, la roja y la azul. Se fue de Madrid en el verano del 36, para evitar que la apiolaran en el Madrid milicianado; en el barco que la sacó de España, unos falangistas planearon asesinarla y el régimen de los vencedores le impidió regresar a su patria: murió en el exilio.

Relató en La revolución española vista por una republicana los sucesos que dieron pie a la guerra civil y a la revolución en la zona republicana. A su testimonio añadió su análisis de lo que fue el conflicto español, abundando en sus orígenes y atreviéndose incluso a augurar el probable final que tendría. Ese análisis podrían asumirlo como verdadero diagnóstico tanto militares como historiadores profesionales.

El debate acerca de una moneda

En junio de 2007 me pronuncié públicamente a favor de la iniciativa de acuñar euros con el rostro de Clara Campoamor, iniciativa que —todavía no sé por qué— molestó a determinadas personas sin duda mal informadas acerca de la trayectoria de la gran feminista española, suscitando el comentario de Juan Manuel de Prada.

Hace una semana surgió la noticia de que ya está disponible una nueva moneda con el rostro de doña Clara, pero se trata de una moneda de plata de veinte euros producida para coleccionistas por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y no de la moneda de uno o dos euros corriente que permitía esperar la proposición aprobada en el Congreso, que suponemos que todavía habrá que esperar. De hecho la disposición que da lugar a la moneda de lujo no cita la resolución aprobada por las Cortes el 12 de junio de 2007, lo cual indica que su acuñación obedece a otro móvil que no es otro que el de conmemorar el centenario del Día Internacional de la Mujer, centenario que coincide con el trigésimo aniversario de la biografía que sobre Clara Campoamor publicaron Concha Fagoaga y Paloma Saavedra, extraordinario trabajo sin el cual quizá hoy día nadie recordaría la trayectoria de doña Clara.
Una moneda simbólica

La moneda es extraña porque no tiene “cruz”; lleva caras en ambos lados: “Juan Carlos I y Sofía” en el anverso, y "Clara Campoamor" en el reverso. Un reverso muy republicano para un anverso tan monárquico.

En el fondo, la referida moneda es un símbolo de los aciertos y contradicciones de nuestra Historia y la superación de obsesiones seculares: Clara representaba la España liberal e inteligente, asesinada por las otras dos, igual de fanáticas, esa España que perdió la guerra por partida doble pero que al final ha ganado la paz. ¿Quién hubiera augurado, en 1975, que la democracia que nadie permitió que se consolidara bajo la II República, acabaría asentándose bajo Juan Carlos I, el sucesor del Invicto Caudillo?

Republicana a machamartillo

Doña Clara era republicana, hija de republicano, hermana de republicano. Y posiblemente, de haber tenido niños, los habría criado como republicanitos. Por cierto, los niños le encantaban: llevó a los tribunales penales a señores que habían obligado a abortar a “su” chica, y presidió una institución, La Cuna y el Madrinazgo del Niño, que se dedicaba a regalar cunas a las mamás menos afortunadas.

De niña su padre les contaba a ella y a sus hermanos que los regalos no se los traían los Reyes Magos sino la República, “que era más buena”. Don Manuel Campoamor era empleado de La Correspondencia de España, y sabemos poco de él, salvo que sus sentimientos republicanos eran inequívocos y que fue bibliotecario del círculo de los republicanos federales en Madrid. De tal padre, tal astilla. Su hermano Ignacio Eduardo fue gobernador civil de Santander y Cuenca, también bajo la II República.

Doña Clara no sabemos si contaba bien los chistes y chascarrillos; pero a la luz de sus escritos no parece dudoso que rebosaba de sentido del humor, y nos gustaría, ahora, mandarle una paloma mensajera al Cielo, donde comparte nube con Sor Juana Inés de la Cruz —a la que dedicó una biografía en clave— y preguntarle: “Doña Clara, a usted que le parece eso de salir en una moneda con los Reyes de España?” No sabemos lo que contestaría, pero sí que se sonreiría pensando, vaya Vd. a saber qué…. ¡Si las cenizas hablaran!