La luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron. (Juan, 1, 5)
- Querido Luis, como buen esquizoide, me entenderás perfectamente, porque tú eres yo y yo soy tú.
- Vale Luisito, pero sé breve, que tengo cosas que hacer... Ya sabes, Ars longa, vita brevis, etc. Y ni tú ni yo sabemos latín.
- Te recordaré, pobre farsante, que el pasado día 23 de junio de 2012 por la gracia de Dios, no salió el sol, fenómeno bastante llamativo y que nos ocurre muy de vez en cuando. Estábamos tú y yo en la calle, eran las diez de la mañana y se supone que Madrid llevaba horas y horas madrugado. Pero nada, chico, eclipse total. Incluso tú, a pesar de tus limitaciones, comprendiste que para los demás sí que había luz, pero que por algún motivo misterioso nosotros no la veíamos... Son las tinieblas personales e intransferibles, una ceguera temporal, la Oscuridad que llevamos dentro...
- Te veo pomposo y trascendente, Luisito. Tú lo que necesitas es echar un palito, o unas risas, o tomarte una caña... Lo que para ti o para mí es motivo de tristeza es ocasión de regocijo para otros; el Cielo del que fuiste expulsado tiene ya nuevo inquilino y hay muchos Cielos por los que pelear. Además no lo pasamos tan mal. Recuerda: nos subimos a la Sierra a ver cómo le daban un premio al tocayo. Lo que pasa es que dormiste mal, por culpa de Mr. Night y Mr. Beard.
- Quizá por eso te fijaste en aquel pajarillo caído del nido, en la acera, al pie de un árbol. Una fila de hormigas iba dando cuenta de sus restos. Durante unas horas el pajarito habrá agonizado bajo el sol, boqueando, con los ojitos cerrados. Espero que el calor lo aniquilara antes de que se lo comieran las hormigas. Ignoraba que pudiese haber nidos en los árboles de Madrid...
- Todos los días caen pájaros del nido, todos los días mueren niños y poetas, y nacen billones de mariposas que serán devoradas al cabo de unas horas. Todos los días mundos ignotos acaban precipitándose dentro de un agujero negro; todos los días se parten corazones y se condenan almas; todos los días se publica ABC, pringado de esquelas. Es una obra antigua, se estrenó hace quince mil millones de años, su autor es un tal Dios, personaje singular que vive entre Leganitos y Tres Cruces, y podría titularse: "Variaciones sobre la Muerte" que en vascuence, que es la antigua lengua del Paraíso, se escribe "Jódete y baila".
- Cuando no sabes qué hacer
con tu vida, con tus horas, con tus días, cuando todo aquello que
quisiste ya no existe o se marchó, ¿qué interés tiene seguir sintiendo o
pensando? ¿Cómo vivir cuando lo que nos hacía vivir, esperar, desear e ilusionarnos resulta que ya sólo es entelequia y autoengaño? ¿Quien quiere ser un barco sin velas o un avión sin alas?
-Yo, Luisito, yo... Soy capaz de conducir coches sin gasolina y bicicletas sin ruedas. Tú verás lo que haces pero yo soy un superviviente nato, un iceberg que se llevó por delante todos los Titanics.... Que se apaguen las galaxias si quieren, que mientras tenga pilas para mi linterna, me la trae todo pendulona y marcando las seis.
- Nunca he entendido por qué tantos le tienen pavor a la muerte. La Nada, cuando no tienes ya esperanza en nada, no digo que acabe siendo atractiva pero al menos resulta una gran niveladora y el pobrecito de Asís hablaba con cariño de la Hermana Muerte, claro que él creía que tras el entremés de la vida corporal vendría la obra de verdad, el gran teatro de Dios. Comprendo perfectamente la esperanza desesperada de aquellos que cada día, cuando cierran los ojos, anhelan no despertar. El amanecer es una promesa cumplida y renovada de dolor, recuerdos que hieren, más sufrimiento, más tormentos..
- Tú lo que necesitas es atizarte un buen desayuno, salir a la calle y hacer algo útil. De vez en cuando te da por pensar, Luisito, es tu lado femenino, qué le vamos a hacer. Sé hombre, ¡coño! ¡Sé macho! Olvídate de esas inútiles neuronas que te impiden entregarte a la Felicidad y recuerda que pensar duele, que es cosa de mujeres, que no sirve para nada y probablemente hasta sea ilegal...
- La agonía puede ser una escuela de humanidad, un ejemplo, une espejo de fe y de valor. Pero hay agonías que se prolongan demasiado, y no me refiero sólo a las de los enfermos terminales, que se van a cachos o a la de los viejos que van perdiendo facultades y a los que la Vida va humillando, poniéndoles pañales: también hay agonías intelectuales: gente que se repite demasiado, que habla de sí misma al pasado, autores de un solo libro, muchos que fueron una promesa incumplida, que pudieron ser y al final no fueron, por falta de talento, de suerte, de contactos o de tiempo y que ya no esperan nada porque nadie espera nada de ellos; agonías sentimentales de quien ardió y se consumió por un espejismo; y me dan mucha pena aquellos que confiaron en sus líderes, en sus caudillos, que levantaron banderas por héroes de cartulina e ideas amortizadas, para descubrir al final que todo es mentira. ¡Qué agonía, la del que descubre su error!
- Agonizamos todos, Luis. El amor es mentira, tú lo sabes mejor que nadie. La Vida consiste en eso, en una agonía que empieza desde que naces. Lo que dices no tiene ninguna originalidad... Tú sigue delirando que yo voy a prepararme el café. Además, al final la tristeza racional se rinde ante la amistad y el pensamiento mágico. Acuérdate, estabas en las Tinieblas, conmigo, te llamó el Ángel y acabaste unido a un grupo de gente divertida, mirando las estrellas alrededor de una fogata, tras una copiosa cena. Las tinieblas no existen, las llevas dentro.
- ¿Tengo al menos derecho al pateo?
- Así sea, llora, berrea, y patea. Pero no des muy fuerte con el pie, ¡también es mío!