Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

sábado, 26 de febrero de 2011

Expoexperto: un problema para todas sus soluciones


Expoexperto en la Feria de Madrid
En el recinto del IFEMA se celebró esta tarde EXPOEXPERTO, que es como el Gran Salón de Primavera de los Expertos. Había de todos los precios y modelos, algunos venían de serie y otros con sus complementos.
Abundaban los expertos mediáticos, de los que se reúnen en tertulias televisivas, y gritan mucho, y se cortan y se dicen impertinencias y otros que sentencian sus sermones desde lo alto de sus columnas de papel. Para que no se me acuse de preferir a unos sobre otros me limitaré a describirlos y vosotros pondréis los nombres.
Se celebró el concurso ¿QUIÉN TIENE LA CULPA DE TODO? y estas fueron las respuestas:

Los expertos del GRUPO A dijeron que la culpa de todo la tenían Gallardón, Zapatero, los masones y sus obeliscos, los rojos que tanto nos odian y don Juan Carlos, golfo y traidor. Y añadieron que con Franco vivíamos mejor.

Los expertos del GRUPO B dijeron que la culpa de todo la tienen Aznar, los curas pedófilos, las víctimas del terrorismo, Franco, Israel y los fumadores que corren a más de 120 km. por hora, y que con Felipe González ellos sí que vivían mejor.

Los expertos del GRUPO C dijeron que la culpa de todo era de la homofobia de la España tradicional; que lo que Estepaís necesita son más autonomías, más lenguas vernáculas, más aborto y más Rajoy. Y que ellos viven ya estupendamente.

Luego estuve zangolotineando por la parte de Expertos en Economía, y sólo vi a un montón de chimpancés tecleando máquinas de escribir o tirando dardos a ciegas sobre dianas en movimiento.
Busqué Expertos en  Historia y me topé con un montón de momias y a algún pobre loco con su camisa de fuerza reescribiendo el Sitio de Zaragoza y sosteniendo que América fue descubierta por los chinos.

Seguí caminando, pero no encontraba expertos que me explicaran algo de las cosas importantes: el por qué amamos a quien no nos ama, que nos cuente quién es Dios y por qué todo lo hizo tan raro, tan duro y tan difícil, y por qué los padres mueren y los niños crecen; y para qué sirven las lágrimas, que ni limpian la cara, ni van al mar, y por qué algunos tienen tanto y otros no tienen nada y de qué sirve la autoconciencia, esa puñeta de saber que estamos vivos y que vamos a morir. Quizás haya expertos sobre vinos, o sobre caracoles borgoñones, pero expertos que sirvan para algo más, yo no los conozco.

 La Historia ha sucedido, nadie sabe como ha sido
Cuando cayó el muro de Berlín, yo no tenía ni idea de que algo así podía ocurrir. Los expertos, tampoco.
El 10 de septiembre de 2001 estaba muy lejos de imaginar que al día siguiente unos hijos de puta iban a asesinar a miles de personas y derribar dos hermosas torres en Nueva York. Los expertos, tampoco.
El 11 de marzo de 2004 otros hijos de puta montaron el atentado más grande de nuestra historia, dónde murió gente que yo conocía, como Marion, y consiguieron un cambio de Gobierno y precipitar España en una dinámica de discursos agresivos. Yo no me lo esperaba. Los expertos, tampoco.
¿Algún experto en la sala?
Ahora está sucediendo algo nuevo y distinto en el mundo moro. Y nadie avisó de nada. Y estoy esperando a que alguno de los gansos de nuestros zintancs haga cuacuá, para variar, y no se limite a plagiar el piopío de los zintancs que hablan en inglés. Si sois malos y revisáis los últimos números de diciembre, noviembre, octubre, etc. de las principales revistas de zintancs, relaciones exteriores etc. observaréis rápidamente que NADIEEEE había previsto nada de lo sucedido en Túnez, Egipto, Bahréin y ahora Libia, y mañana Marruecos, quizá.
  
¿Qué es un perto?
La palabra perto no viene en el DRAE. Sin embargo hay por el mundo multitud de expertos, y digo yo que los expertos serán pertos que dejaron de serlo. Entonces, ¿qué es un perto? ¿Se come, se bebe? ¿Se clava en la pared? ¿Es algún tipo de supositorio? ¿Da luz por las noches? ¿Cacarea?
Cuando decimos que alguien es muy sabio y dice las cosas que hay que decir, decimos que es pertinente, que habla con pertinencia, con propiedad. Luego si un pertinente dejó de serlo, será in-pertinente o ex-pertinente. De ahí viene la identidad de que el imbécil genuino, el que no tiene ni papa de nada pero habla sin saber, escuchándose con fruición, es un experto impertinente. ¡Ahí, ahí tenemos la explicación de lo que son los expertos!
Bueno, algo muy parecido a perto es perito. El perito es alguien que sabe de lo suyo, así que el experito es un tonto del culo con pretensiones.
Ya noto que sospecháis que mis choriceras explicaciones no tienen quizá el valor científico que se atribuye a cada una de las entradas de este blog. Así que acudamos a la castálida fuente de la ciencia de los palabros, la Real Academia Española, ¡tachaaaaaan!

Lo que nos cuentan los académicos
El diccionario de la RAE te permite vislumbrar que ya los romanos no acertaban al trinchar el mondongo de las palabras. En efecto,
pertinente viene del latín pertinentia, es decir, la pertenencia, la propiedad.
experto viene de expertus que es el experimentado.
perito viene de peritus, que significa lo mismo.
O sea que ya nuestro güelos con toga y sandalias se complicaban la vida, y peritus y expertus eran palabras distintas para ideas muy parecidas porque para saber, para ser perito, hay que tener experiencia, ¿o no? Y mezclar la pertinencia con la ciencia, digo yo que es poner uvas por garbanzos: ¿qué tiene que ver Paco el Pocero con el mundo de la ciencia? Hablusté con propiedá, me decía uno, pensando que tenía yo grandes fincas en Irlanda. ¿Qué propiedad? A mí que me registren...
Todo este rollo para expresaros mi satisfacción al comprobar que los expertos, una y otra vez, sólo son pertinentes para explicarnos lo que ya ha sucedido; que lo de hacer previsiones se les da igual de bien que a los economistas resolver las crisis o a mí aparcar en Madrid.
Dicen que mal de muchos consuelo de tontos; debo ser tontísimo porque la verdad es que me consuela no ser el único en no dar ni una. Lo que no sé es por qué no invitan a Mirameba a las tertulias de la tele, a que dé su opinión...  Por lo menos él sabría decir quién tiene la culpa de todo: el  chachachá!

martes, 22 de febrero de 2011

Jesucristo: Dios cercano

El motorcito del alma
En estos tiempos de zozobra espiritual y gilipollez universal en que prohiben fumar tabaco los mismos que querían legalizar la marihuana, en que Europa se queda yerma de futuro y seca de niños, en que se legaliza o protege judicialmente la pederastia y el desamor está de moda, creo que la lectura regular del Evangelio es la única forma sana de renovar ese motorcito del alma que llamamos fe, que no sólo es un gran estimulo personal sino que por ello mismo constituye una poderosa dínamo social sin la cual resultan imposibles, por no decir risibles, el compromiso o el optimismo. Ya decía Julían Marías: si la vida termina con la muerte, la felicidad es un engaño. Muchos de mis amigos carecen de fe, o la han perdido, o creen cosas raras. Por eso mismo, puede ser interesante indagar acerca de qué creemos y por qué, y yo os digo lo que siento y os transmito mis reflexiones, por si os pueden resultar de alguna utilidad, aunque sólo sea para llevarme la contraria. De entrada, afirmo que no se puede hablar de Dios sin ver primero de qué Dios se habla. Porque hay muchas versiones de Dios, para todos los gustos.

El Dios de Setién
Si debiéramos creer a sus sicarios, la maldad de Dios es ilimitada. El genocida Yahvé de los antiguos judíos, el sádico Jehová de tantos protestantes, siempre con la garrota preparada, el Gott mit uns, Señor de la Victoria y la Matanza, monstruoso Alá de los mahometanos, pérfido Jaungoikoa del cura Santa Cruz o el obispo Setién, no es que sea malo, es que es lo peor. El monoteísmo entendido por un etarra, un carlista, un jeznizaro o un macabeo no es distinto del paganismo nazi, en nada se distingue de los homicidas dioses aztecas o del Moloch de los fenicios, dioses que beben lágrimas y se alimentan con la carne de sacrificios. Para el carlista, hay que sacrificar liberales, para el moro hay que exterminar infieles, para el nazi hay que matar judíos, para el etarra hay que inmolar españoles, para el fenicio, hay que abrasar niños. Cambia la víctima, la mentalidad es la misma. Y a la víctima ¿qué le importan los fines del verdugo?


El Dios Tentador y Castrador
También hay un concepto de Dios como tentador, algo así como la "tetera para masoquistas" del famoso diseñador. Dios, según esa mentalidad, sería un sádico perverso que se dedicaría a tentar a los hombres. Debe estar muy aburrido Dios en su Gloria para dedicarse a ponerle la zancadilla a un pobre ciego a ver si se cae o no se cae. Es el Dios que permite que el Demonio machaque al pobre Job y mate a sus hijos para demostrarle a Satán que Job, a pesar de todo, le quiere. No añade la Biblia si Dios y Satán se jugaron unas cañas o una de callos con garbanzos al resultado.
El Dios Castrador es otra evolución del Dios Tentador: te doy un sexo y un cuerpo y unos instintos, pero sobre todo, no los uses, que te condenas. ¿Cuántas veces, hijo mío? Ese tipo de pensamiento es en el fondo tan débil que permite su fácil caricatura. Recuerdo el discurso de Al Pacino en "El abogado del Diablo" en que el actor interpretaba nada menos que a Satanás, que se nos disfrazaba de humanista.





El Dios de los Filósofos
El Dios de los Filósofos es muy distinto; carece de crueldad, o de bondad, porque es un Dios lejano y abúlico, al margen de la física, que ni pesa, ni tiene carga, ni medida, ni realidad material. Resulta todavía más absurdo que el "Ser Supremo" del sanguinario Robespierre, que te arranca la fe del alma: un dios con minúscula, que ni siente ni padece ni me importa tres narices, ni le importo yo un ardite.
Ese es también el Dios de los teólogos, "causa primera de todas las causas", función originaria de una cósmica ventosidad llamada Big Bang.  Es el Dios que te despachan bajo el cuidadoso celofán de las palabras, a ver si picas, porque pasar de ser deísta a ateo es muy fácil: basta con pensar durante diez segundos seguidos y decirse que la definición negativa de Dios, que ni es blanco ni es tinto ni tiene color es sencillamente la definición de la Nada. La Nada tampoco es blanca, ni es tinta, ni tiene color; ni siquiera es el vino que vende Asunción.
Los cursis le añaden a esa Nada una frase que queda muy bonita: "Dios es Amor". Pero decidme qué clase de amor puede tener la Nada. La Nada no se inmuta, es como un besugo disecado en la pared del comedor. Tiene narices que nos definan a Dios por su Ausencia cuando pretendemos hablar de su Presencia...

Un Dios llamado Jesús
Finalmente los que tenemos la suerte de ser católicos y creérnoslo -que es lo más difícil- sabemos que, efectivamente, Dios es Amor, sí pero no el Dios de los filósofos, ni el de los teólogos, ni el de los chiflados sanguinarios. Dios no es un nombre, es un hombre, una persona: me refiero claro está a Jesucristo, un Dios cercano porque compartió mi naturaleza, porque como a mí le cambiaron los pañales de niño y buscaba el pecho de su madre cuando lloraba y tenía hambre.
Jesús rió, y se alegró en las bodas de Caná, y también sufrió mucho cuando le clavaron unos enormes clavos en pies y muñecas después de someterlo al bestial tormento del flagelo.
Jesús tuvo miedo, mucho miedo, la noche antes de la Pasión, porque sabía muy bien lo que le esperaba. Y creo que Jesús todavía sufre con mis penas y se alegra con mis alegrías y que cuando me llegue la última hora -que a todos nos llega y a todos acojona- me cogerá de la mano y me llevará con él. Llamadme loco si queréis pero prefiero recurrir a la vieja estrategia de Tertuliano, "creo porque es absurdo". Y lo más absurdo de todo: que millones y millones de seres humanos han seguido a Jesús, han tratado de imitarlo, de atenerse a su voluntad, haciéndose pobres entre los más pobres, como la madre Teresa. Si todos esos millones y millones se han equivocado, ¡menudo desastre! ¡Qué timo!

Historicidad de una traición
Muchos piensan  que Jesús no existió, como tampoco existió Napoleón. Para otros Jesús no fue más que un hombre, un farsante, sin duda el mayor mentiroso de la Historia, puesto que pretendió una condición divina, precedente inmediato de Calígula.
Pero a mí me da que los Evangelios son la verdad pura y dura, porque no  relatan una succes story, no cuentan que Cristo después de anunciar la Buena Nueva, nuestra salvación, se retiró a vivir con los elfos o se casó con la rubia más guapa de su pueblo y fueron felices y comieron perdices.
El Evangelio nos cuenta una historia de traición: a Jesús lo entrega uno de los suyos, lo vende por treinta monedas; y el mismo al que adoraban y glorificaban unos días antes acaba torturado y crucificado del modo más bárbaro y cruel. ¡Como la vida misma! Algo tan perverso sólo puede ser cierto. Los Evangelios son un relato de esperanza, sí, pero no nos transmiten una visión ahistórica o edulcorada de las cosas, sino cargada de realismo. Cristo resucita, pero primero lo traicionan, lo "juzgan", lo torturan y lo asesinan.

El camino de Judas y el de los mártires
La historia de esa traición no ha terminado, lo seguimos traicionando los que confesándonos cristianos no seguimos Su camino sino el de Judas, que lo besamos en público para entregarlo, como los tarados que llevan siglos odiando en su nombre.
La Injusticia para labrarse necesita del amparo del silencio de los buenos. ¿Qué me decís de San Pedro, en aquella noche del Prendimiento? ¿Qué será sino la fiel descripción de algo tan humano como el miedo y la cobardía? Ya decíamos aquí que Judicial no viene de Judas, pero...
Los primeros cristianos fueron desde luego más valientes que los discípulos del Señor, porque ellos no habían vivido junto a Jesús, y sin embargo se dejaron comer por las fieras y ardieron vivos por confesar su fe en el Salvador y todavía, a lo largo del mundo, es el cristianismo la fe más perseguida. Es como para meditarlo, ¿no? Afortunadamente, sabemos también que la Fe derrotará siempre a la Tiranía, no es más que una cuestión de tiempo, como en la sufrida Rusia.
Quizás no sea tan absurdo creer. En cualquier caso, siempre al final volvemos a la pregunta del Rabí Jesús: "¿Y vosotros quién decís que soy yo?".

domingo, 13 de febrero de 2011

¡Viva San Valentín!

Leo mi entrada anterior y me digo: ¿estaré chocho o sólo resabiado? ¿Cómo se puede hablar mal de San Valentín, del día en que aunque muchos estemos solos nos alegramos de que otros no lo estén?
Para mí, que tengo que tomar más el sol, le mejor medicina del alma. ¡Ajenatón tenía razón! Una pena que el Sol sea sólo una estrella sin conciencia,  un inmenso reactor de fusión al que le traen sin cuidado nuestras penas y alegrías, porque me gustaría agasajarlo, inmolar en su honor alcaldes y ministros o cantarle una jota de acción de gracias por sus muchas virtudes.
Ahora que lo pienso, la mayor experta sobre magia en la Antigüedad  es la profesora Vázquez Hoys; debiera preguntarle qué conjuro practicaban los egipcios, los hititas o los cananeos para que sólo lloviera por las noches y de día tuviéramos siempre despejado el escandaloso cobalto madrileño.
Los que no creen en los milagros son ciegos, sordos y mudos, no contemplan el milagro obvio y constante de lo vivo. En otoño, en los pinares de la Sierra de Julio Vías -que es como debiera llamarse Guadarrama para hacer justicia a quien mejor la cuenta y la siente- ocurre que tras una temporada de lluvia pertinaz, con el veranillo de San Martín se produce el milagro de las setas y surgen de la nada los famosos boletus edulis, que al horno, con aceite y ajo, o en un buen revuelto, son un manjar suculento.
En la capital, y más específicamente en la Complutense, ocurre un fenómeno parecido. Llegan los primeros días luminosos de febrero y de repente, los almendros que hay junto a Periodismo o Historia se visten de punta en blanco, y en los verdes céspedes que separan el Derecho de la Filosofía, la Física de la Química o la Medicina de la Farmacia, ves a grupitos de gente joven y sonriente, de buen humor, que surgen como setas de la nada. Resulta aleccionador contemplar con qué poco nos ponemos todos contentos, basta con que brille el sol. Nada más; ¡y nada menos! A los grupos de amigos y compañeros se suman las parejitas. Las parejitas del año pasado y las de este año; ¿cuánto durarán? Quizá sean amores de temporada, o quizá para toda la vida. Vaya Vd. a saber...
También el Retiro amable y sonriente acoge toda clase de amores. Parejitas, siempre, por todas partes, hasta en las barcas del Estanque, pero también parejas más añosas y viejitos cogidos del bracete, matrimonios que han superado felizmente las bodas de platino; ves también el animado fruto del amor juvenil: niños corriendo hasta reventar, o sentados a horcajadas sobre los hombros de Papá o mirando de reojo a Mamá mientras descubren, maravillados, la primera violeta de la temporada...
Los días de sol, por todo Madrid desfilan los afortunados en la lotería del amor, algunos recatados y otros exhibicionistas, paseando su buena suerte y enseñándosela a los demás. Los italianos a darse piquitos en público lo llaman "contar dinero delante de los pobres"...
También te pone de buen humor contemplar la evolución de las costumbres, que ¡por una vez! no es mala: hoy día por Gran Vía ves subir a dos señores cogidos de la mano o comiéndose a besos sin que nadie les diga nada ni les hinche a guantazos. En ese sentido, hemos progresado, somos algo menos bestias.
No siento envidia de la felicidad ajena porque en cierto modo la comparto: cada beso, cada caricia, cada lento compás de la carne en los sencillos nidos del amor, son una bendición para todos, una gota más en el Océano Divino y le arranca una sonrisa al Creador, un Dios que no se parece un pelo al Gran Castrador que se inventaron los teólogos.
El otro día le dije a mi buen amigo Obélix, "Mon cher, da igual que Falbalá no te haga caso, ¡mejor enamorarse y equivocarse que la certeza cobarde de quien no se arriesga! Y los que no echan su corazón sobre el tapete, ni ganan ni pierden, sólo se consumen y marchitan mirando como gira la ruleta".
Así que mañana, al ducharme, cantaré la vieja receta: El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuideeee, la salud y la platita, que no las tire, que no las tireeeee. Pues eso, que Viva San Valentín, ¡carallo!

viernes, 11 de febrero de 2011

¡Muera San Valentín!

Mi santo más odiado

Esta mañana recibo una puñetera tarjeta de publicidad de una puñetera marca de tarjetas virtuales que me recordaba que el próximo lunes cae el puñetero San Valentín, día en que todos los puñeteros periodistas rebuznan lo que encuentran en la puñetera wikipedia y te explican cosas que maldita sea si te importan.
No quiero que me vuelvan a contar la leyenda dorada de San Valentín, ni que nadie me lea poemas de Charles d'Orléans, ni que me expliquen por enésima vez cómo en los pueblos se enparejaban echando suertes mozos y mozas, Valentines y Valentinas; y me trae sin cuidado que San Valentín salga en obras de Chéspir. Ya lo sé todo. Y me la repampinfla.
Y es que siento odio africano por dos santos, San Chinarro, que es un nombre muy feo para un sitio horroroso, y San Valentín, el puñetero santo de los enamorados, de las parejitas felices y de los cursis, un día en que hasta me caen gordos Brassens y sus bancs publics.
El 14 de febrero suelo encerrarme en mi búnker, rodeado por mis últimos fieles, y espero la llegada de los Persas. Es de esos días que habría que quitar del año, como Nochevieja o el día de tu cumpleaños, días hórridos y nefandos. ¡Muera San Valentín! ¡San Valentín, al paredón!
Cuando tu chica te quiere y te da besitos, te consideras algo así como el ombligo de Dios en la gloria, te fijas en que los árboles son verdes -mira tú qué bien- y te parece genial que los pajaritos hagan pío, pío. Son días felices en que Valentín te cae bien y hasta Chinarro suena simpático y afectuoso. No hay frase cursi y empalagosa que te parezca cursi ni empalagosa.
La mirada de Ella te pone el egómetro a niveles estratosféricos. Te miras la tripa y te dices: ¡qué bonito michelín, que lorza más tierna! Son los días del entusiasmo, en que el motorcito íntimo funciona a pleno rendimiento y en el fondo las cosas te importan tres narices porque lo único que te importa de verdad es que Ella sonríe cuando te mira.
Son días de luz y entrega, de admirable ceguera en que eres tremendamente vulnerable porque si Ella te explica que la olla es un jacuzzi -métete, mi amor, verás qué bien lo pasas- y va poniendo zanahorias y cebollas en el agua y añadiendo leña al fuego, a ti te parece genial, y no sospechas nada, ni siquiera cuando el agua empieza a hervir y un montón de gente empieza a bailar alrededor´cantando bonga, bonga, bonga...

Una buena película
Una recomendación: el otro día vi una película extraordinaria, "Manuale d'Amore" que te vendían con el periódico por un euro y que debiera adquirir todo aquel que no sea un capullo. Es una de las películas del siglo. Retrata las cosas como son, pero en clave positiva.
Al que no la vea le saldrán almorranas en el alma y sabañones en el cerebro.
Un gran regalo para San Valentín, y más original que una falsa rosa bacarrá que se marchitará al cabo de media hora.

sábado, 5 de febrero de 2011

La muerte de Cyrano

J'ai décidé d'être admirable,
 en tout et pour tout.

Estoy harto de mencionar en este humilde blog a gente repulsiva e insignificante; políticos mediocres que no tengo el disgusto de conocer, por no hablar de verdugos como Franco, Bolívar, o los sátrapas de la China, que en el fondo carecen de cualquier interés y cuyo poder se puede medir en hectólitros de sangre. Así que voy a cambiar de tercio y escribir sobre aquello y  aquellos que conmueven, elevan y entretienen nuestras avejentadas almas; ya he dedicado alguna entrada a jóvenes valientes y a reyes santos, a los pies de Madre Teresa o a la extraordinaria reconstrucción de la catedral de Cristo Salvador en el corazón de Moscú. Toca hablar ahora de personajes de ficción que son modelos absolutos de grandeza.
Por ejemplo, se cumple el próximo día 20 el vigésimo aniversario del estreno de la versión española de Cyrano de Bergerac, quizá la mejor película francesa de su generación. La obra de Rostand ofrece en sí misma la perfección de la obra clásica, cuyos versos repiten de memoria los aficionados; pero es que los actores y la ambientación son tan maravillosos que esa ingeniosa patraña nacida en la mente del dramaturgo se convierte en aparente realidad histórica.
El personaje literario de Cyrano -no viene a cuento aquí hablar del Cyrano que existió, el de verdad- ofrece varios rasgos, alguno tan  negativo como su esterilizador complejo de feo o tan antipático como su agresiva chulería de castigador, que lo asemeja a un vulgar matón; y junto a estos defectos, un torrente de virtudes: su ingenio, su valor, su extraordinaria delicadeza enfundada en su corpachón de guerrero y esa generosa locura que fluye del amor absoluto, verdadero, tan auténtico como desesperado que le lleva a ayudar a Christian a seducir a Roxanne, la mujer que Cyrano ama por encima de todo, su dulce prima; y es que para Cyrano, es más importante la felicidad de su amada que la suya propia.
Cyrano destroza su vida, hombre que pudo serlo todo y acaba convertido en nada. Es consciente en todo momento de su decadencia, de su absurda existencia, de su catastrófica trayectoria.
Sin embargo, el público está con él. Millones de corazones en el mundo se han enternecido con la última escena de Cyrano, cuya  muerte supone un último fracaso: "J'aurais tout raté, même ma mort". No fallece con las armas en la mano defendiendo su honor o el de su Rey sino a consecuencia de un cobarde atentado, de un leñazo traidor que le propinan unos lacayos. Justo antes del inminente final, desenvaina su espadón para encontrarse con la Muerte; la agonía le hace adivinar entre las sombras la maligna presencia de sus viejos enemigos: la mentira, los compromisos, la cobardía, la estupidez... Y se enfrenta a ellos: "Je me bats, je me bats, je me bats". Lucha inútil y admirable: "Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès. Non! Non! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile". La traducción inglesa que acompaña a las imágenes es pésima; mejor no entender bien el texto francés que entenderlo mal.




Y tras ver la película me pregunto si también yo sería capaz de asumir como programa vital esa voluntad de ser admirable. "J'ai décidé d'être admirable, en tout et pour tout". ¡Qué programa para una vida! ¡Qué envidia me da! Incluso Marco Aurelio hubiese sonreído...