¡Gracias Fidel! Es la primera vez que me das una alegría... Pero no te
voy a tutear, no éramos amigos. Así que hablaré de ti como lo que eras,
un dios cruel y ajeno, amo de las vidas y haciendas de tus vasallos.
Reventó el Tiranosaurio caribeño. Una vez más me equivoqué, pensaba que
Castro era inmortal.. Hoy el aire está más limpio y si entierran los
despojos en lugar de incinerarlos, quizá se salve el Planeta del cambio
climático...
Me alegro mucho por los cubanos y especialmente por todos aquellos que fueron encarcelados, torturados y asesinados por las sabandijas comunistas, todos aquellos que no van a recuperar los años robados, ni los miembros amputados, ni la vida que les quitaron.
Me alegro mucho por todos los cubanos que a lo largo de 57 años no han conocido otra cosa, que han tenido que escuchar pacientemente y aplaudir incansablemente discursos kilométricos, que han visto a sus hijos morir en Angola y han experimentado la espantosa realidad de un mundo sin esperanza.
Me alegro mucho por todos los cubanos perseguidos por su fe o sus ideas, apartados de los estudios superiores, discriminados, convertidos en untermensh por la dinastía Castro.
Me alegro por todos los cubanos que han muerto ahogados o han sido devorados por los tiburones al tratar de escapar del puñetero paraíso socialista.
Me gustaría que nadie fuera a su entierro pero me temo que los Jefes de Estado, el Papa y los demás hipócritas internacionales soltarán las habituales lágrimas de cocodrilo...
Un canalla menos. Es curioso, noviembre no le sienta bien a los criminales, otro gallego ilustre palmó hace 41 años... ¡Se llevaban bien! A ver si Raúl, el hermanísimo, se anima y sigue el ejemplo de Fidel, que no se corte, hay que darle ánimos, Ra-ul, Ra- ul, casca ya, ra-ra-ra.
Y no es que me alegre por la muerte de una persona, sino por el nacimiento de una oportunidad, la oportunidad de que la desaparición de la dinastía liberticida permita que en Cuba se instaure la libertad, que todos los cubanos, ya fueran víctimas o verdugos, puedan mirarse a la cara, decirse lo que piensan, insultarse primero y besarse después, para poder caminar juntos, sin olvidar de juzgar a los criminales más comprometidos con el régimen, para desacreditar por siempre la dictadura. El castrismo debe morir con los Castro, como el franquismo murió con Franco, ese cáncer no debe metastatizarse y continuar. Cuba necesita amor, libertad, justicia, perdón, no necesita más hipocresía, más tiranía ni más mentira. De eso ya han tenido de sobra... ¡VIVA CUBA LIBRE!
Me alegro mucho por los cubanos y especialmente por todos aquellos que fueron encarcelados, torturados y asesinados por las sabandijas comunistas, todos aquellos que no van a recuperar los años robados, ni los miembros amputados, ni la vida que les quitaron.
Me alegro mucho por todos los cubanos que a lo largo de 57 años no han conocido otra cosa, que han tenido que escuchar pacientemente y aplaudir incansablemente discursos kilométricos, que han visto a sus hijos morir en Angola y han experimentado la espantosa realidad de un mundo sin esperanza.
Me alegro mucho por todos los cubanos perseguidos por su fe o sus ideas, apartados de los estudios superiores, discriminados, convertidos en untermensh por la dinastía Castro.
Me alegro por todos los cubanos que han muerto ahogados o han sido devorados por los tiburones al tratar de escapar del puñetero paraíso socialista.
Me gustaría que nadie fuera a su entierro pero me temo que los Jefes de Estado, el Papa y los demás hipócritas internacionales soltarán las habituales lágrimas de cocodrilo...
Un canalla menos. Es curioso, noviembre no le sienta bien a los criminales, otro gallego ilustre palmó hace 41 años... ¡Se llevaban bien! A ver si Raúl, el hermanísimo, se anima y sigue el ejemplo de Fidel, que no se corte, hay que darle ánimos, Ra-ul, Ra- ul, casca ya, ra-ra-ra.
Y no es que me alegre por la muerte de una persona, sino por el nacimiento de una oportunidad, la oportunidad de que la desaparición de la dinastía liberticida permita que en Cuba se instaure la libertad, que todos los cubanos, ya fueran víctimas o verdugos, puedan mirarse a la cara, decirse lo que piensan, insultarse primero y besarse después, para poder caminar juntos, sin olvidar de juzgar a los criminales más comprometidos con el régimen, para desacreditar por siempre la dictadura. El castrismo debe morir con los Castro, como el franquismo murió con Franco, ese cáncer no debe metastatizarse y continuar. Cuba necesita amor, libertad, justicia, perdón, no necesita más hipocresía, más tiranía ni más mentira. De eso ya han tenido de sobra... ¡VIVA CUBA LIBRE!