Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

domingo, 28 de febrero de 2010

Los caminos del poder

Además del parentesco, otro tipo de relaciones permite alcanzar el poder

En la entrada anterior recordaba la constitución de redes familiares en el poder, tanto en las democracias como en los regímenes dictatoriales. El poderoso transmite a su prole su propia experiencia y comparte sus contactos y relaciones, permitiéndole saltarse las etapas de paciente espera en las antecámaras.
Una de las conclusiones que subrayaba es que esa actuación suele desmoralizar a quienes no gozando de esas prebendas familiares, difícilmente pueden aspirar a buscar un puesto bajo el sol. Lo que es verdad en política lo es también en todos los campos de la creatividad: en muchos negocios resulta fundamental la tutela familiar, es difícil que puedas poner una galería de arte, una sala de anticuario o una joyería si no cuentas con el asesoramiento de quien conoce los entresijos del negocio, o sea, el tío Benjamín.

El camino más directo
El que no tiene experiencia al final busca la del que sí tiene, alguien que le abra camino, que le muestre los secretos de la senda que lleva al éxito y la fama. ¡Cuánto ahijado sin padrino mataría para ser tutelado por quien llegó a buen puerto! Resulta conmovedor contemplar con qué inaudita inocencia, el recién saliente se imagina que quien ya llegó le va a brindar su amistad y su poder en un momento. “Hombre, Sr. Fernández, qué alegría recibirle en mi ministerio, espere un momento, que me levanto para que se siente Vd. en mi lugar; ahora mismo firmo un Decreto para que Vd. me sustituya”.
El novato pide el favor, pero los favores hay que pagarlos. Hay quien pone precio al culo; y no lo digo metafóricamente. Gran parte del poder en el mundo político o artístico de España reposa sobre esos peajes exigidos y consentidos. Sabemos de ministros, senadores, secretarios de Estado, músicos, bailarines y escritores que han pagado o cobrado su ración de culo recordando aquel retruécano de Ortega: “el camino más directo pasa por el recto”.

Mujeres y poder
Ortega escribía en un tiempo en que el poder era cosa de hombres. Ahora también es cosa de mujeres y la situación no ha variado sustancialmente: jóvenes ambiciosas supieron trepar a costa de seducir a hombres poderosos o a sus émulas adictas a la rica tortilla.
Recordemos a Teodora, influyente esposa de Justiniano, joven emperador que se enamoró como un chaval de aquella artista de pantomimas que debía ser más lista que el hambre, y conocer los secretos de la toma de Troya, el troncomóvil de Picapiedra o el cascabel de Maribel.
Y también se da la situación inversa: hombres que alcanzaron el poder acertando a labrar fanegas reales como aquellos favoritos de doña Isabel II o Catalina la Grande, constituyendo ministerios de los que sin mentir podremos decir aquello tan elocuente: “de aquellos polvos vinieron aquellos lodos”.
Hay muchas formas de entender y practicar el sexo: juego narcisista de seducción, capacidad de aprehender, ciencia del placer... En el caso de esas relaciones teledirigidas hacia el éxito, las relaciones carnales ya carecen de cualquier otra dimensión que no sea el puro ejercicio del poder: el toro dominante se tira al más débil de la manada, y ni siquiera le promete una luna de la que enamorarse. El instinto es así de burro.
La versión hétero es más prosaica; Promotion Canapé era el título de una peli francesa que describía cómo para alcanzar las mieles del triunfo hermosas jóvenes inmolaban sus encantos a la diosa Ambición, y no hace falta vídeos de ningún tipo: la imaginación basta y sobra, y de tanto vivirlo y observarlo, ya ni nos fijamos.

¿Debilidad o chulería?
En principio, debiéramos considerar ese ejercicio de poder como una prueba de debilidad; el gran jefe o la gran jefa, debiera abstenerse de promocionar a quien le procura íntimas emociones, y recordar aquella sentencia de Marco Aurelio, que hablando de su propio padre, alababa en él la “cesación de los amores por los mancebos” (Libro I, 16, uso la versión del mejicano Gómez Robledo). Pero el propio Marco Aurelio alcanzó el poder por decisión de Adriano, cuya pasión por Antinoo llegó a las crónicas; también es cierto que el bello efebo no entró en intrigas ni se interesó por el poder.
La carne es débíl y más la del político; si tratan de promocionar a su parentela no deja de tener su lógica que lleven al poder a amantes y amigos. Incluso al hacerlo con la más hortera publicidad, como sátrapas orientales o alcaldes marbellíes, se dan el íntimo gustazo de subrayar su poderío: "fijaos si soy chulo que he puesto a mi novio/novia de concejal. ¡Toma ya!".

Cayo Julio César
El político de raza, el que no se amilana ante las dificultades sino que se crece ante la adversidad, consigue abrirse camino a pesar de todo y de todos y los más brillantes activos reflejan un origen muy pasivo, y no me refiero a la contabilidad. Todos recordamos la trayectoria de Cayo Julio César, un señor tan importante que le dedicamos un mes del calendario y cuyo mote es ahora sinónimo de poder personal: Zar y Káiser son formas de César. Bueno, pues una de las primeras conquistas del amigo Cayo fue Nicomedes, rey de Bitinia, en cuya cama empezó a fraguarse tan prodigioso destino.

Pasiones inorgánicas
Subrayemos que también existen verdaderas pasiones al margen de lo orgánico. Por ejemplo, Luis XIII de Francia y su amado Cinq-Mars, mantuvieron una relación casta pero intensísima. Luis era muy cerebral y a Cinq-Mars le tiraban las señoras; y ¿qué decir de la afición que tuvieron Carlos IV y María Luisa por Godoy (cuyo retrato encabeza esta entrada)?
Nadie ha conseguido reducir al campo sexual esa Trinidad, y los que escriben al respecto nunca han presentado documentos convincentes, limitándose a barajar rumores.

El camino de la amistad
Igualmente, el periodista Luis Herrero ha destacado en un excelente libro cómo la profunda amistad entre su padre, Herrero Tejedor, y Adolfo Suárez fueron la base para el lanzamiento del segundo. De grandes amistades han surgido destinos asombrosos, y el arte de hacerse amigos es muchas veces más eficaz que el de prostituir los naturales encantos. La palanca de la amistad es sin duda el medio más simpático de proyectarse en el mundo, aunque no pretenderemos que sea el más objetivo. Ninguno lo es. La meritocracia no existe.
Así que mi consejo a los jóvenes ambiciosos es no dejarse desanimar por el nepotismo vigente; siempre hay espacio para el talento. Los caminos de Dios serán inescrutables, pero los del poder resultan diáfanos.
Luis Español Bouché

lunes, 22 de febrero de 2010

Escaños dinásticos

En España, Grecia y Estados Unidos hay ejemplos notables de familias incrustadas en el mundo político

El concepto de generación orteguiano se basaba en la firme creencia de que la nueva generación tiene que sublevarse contra la anterior y sustituirla. En una sociedad dominada por los muertos, la única posibilidad que tiene lo nuevo pasa por la canibalización de lo vigente. Sin embargo hace ya 23 siglos que el autor del Eclesiastés (1,9) dejó escritos aquellos versiculos siempre mal citados Lo que pasó, eso pasará; lo que se hizo, eso se hará: nada hay nuevo bajo el sol. El Libro nos indica que lo viejo tiene tendencia a perdurar y a prolongarse y que en los nidos de hogaño ponen sus huevos los buitres de antaño. En muchas sociedades el proceso de renovación se limita a sustitución dinástica, y no nos referimos a la monarquía como régimen constitucional sino a la prolongación de aristocracias políticas donde lo nuevo viene apadrinado por lo viejo. Así, nuestros elencos están plagados de "hijos de", "nietos de"; los viejos prolongan su poder más allá de su límite vital, proyectándose en la carne de su carne, y siempre a costa del presupuesto. Hay ejemplos de ello en el mundo entero pero quisiera fijarme en España, en los Estados Unidos y en Grecia.

De Benidorm al Senado
La apoteosis del poder de los muertos no la busquéis en los cementerios sino en las instituciones moribundas. Por ejemplo, fijaros en el exquisito cadáver que llamamos Senado, donde florece el concepto benidormiano del poder hereditario. En la Cámara Inútil tenemos a Leire Pajín, hija de José María Pajín y de Maite Iraola, ambos picatostes del PSOE alicantino. Cuando José María dejó de ser concejal de Benidorm, le sustituyó su mujer. Ahora su hija Leire es senadora designada por la Comunidad Valenciana.
En el Partido Popular tenéis lo mismo, también referido a Alicante y en concreto a Benidorm. Nos referimos al caso bien conocido de Miguel Barceló, senador nada menos que durante 22 años seguidos, a lo largo de seis legislaturas. Suegro de Zaplana, Barceló consiguió colocar a su nieto, Agustín Almodóbar Barceló en la lista del Senado de tal forma que al cesar por dimisión el abuelo, le sucedió su nieto. Pero hay todavía más casos reflejados en este artículo de EL PAÍS, por una vez equilibrado.

El caso norteamericano.
No debemos pensar que Spain is different. En los Estados Unidos, la democracia más antigua del planeta, sucede lo mismo, y todavía más exagerado. Allí la primera familia Adams fueron Juan I y Juan II; también hubo una dinastía Bush con Jorge I y Jorge II; un prolongado proyecto de dinastía Kennedy que no cuajó, y una tentativa de convertir a Hillary Clinton en sucesora de Bill, en una curiosa muestra de peronismo norteamericano. Por ahora Hillary es Secretaria de Estado. ¿Llegará a presidir los Estados Unidos? Dependerá mucho de la evolución de la presidencia de Barak Obama.
Ya que hablamos de Argentina, recordemos que el peronismo, en su forma de instauración de una sucesión matrimonial en el poder parece no acabarse, y la actual mandataria de Argentina, Cristina Fernández, es la mujer de su anterior presidente, Nestor Kirchner (en la foto). Dos por el precio de uno.

El caso griego
La palabra "democracia" es griega, así que será interesante otear que ocurre en la república helénica. Allí tenemos dos grandes partidos, PASOK y Nueva Democracia que juegan a ser la "izquierda" y la "derecha" respectivas, partidos que son en realidad la emanación política de potentes clanes familiares.

El actual primer ministro socialista, Georgios Papandreu es hijo de Andreas y nieto de Georgios. No deja de ser una coña que el tal Jorge, quien preside el desastre económico de Grecia, sea también presidente de la Internacional Socialista, y si la derecha en España no fuera tan cortica, le sacaría partido al asunto. Otro clan es el de los Mitsotakis. La actual alcaldesa “de derechas” de Atenas es Dora Bakoyannis, hija del primer ministro Constantinos Mitsotakis, a su vez sobrino de Venizelos. Papandreu sucedió como Primer Ministro a Kostas Karamanlis, sobrino de Constantinos Caramanlis.

En las dictaduras ocurre lo mismo
Nótese que tomamos ejemplo de democracias como Estados Unidos, España o Grecia. En dictaduras el caso es todavía más sangrante: la dinastía de los Kim en Corea, los Assad en Siria y es muy posible que en Egipto Gamal Mubarak suceda a su padre, Hosni.

¿Por qué existen esas dinastías en las democracias?
Digan lo que digan los cenizos y pesimistas de siempre, Estados Unidos, España y Grecia son tres naciones modernas. La razón de que en sociedades tan elaboradas se constituyan nichos hereditarios de poder no se limita a las imperfecciones "del sistema” como dicen los ultras de izquierda o derecha, sino a cuestiones tan profundas como la transmisión de la experiencia y los contactos del poder.
Sin contactos, nadie, por talento que tenga, puede alcanzar las mieles del poder. Y la experiencia del viejo cacicón le permite al joven halcón saltarse etapas en la carrera. “Haz esto”, “no hagas aquello”, “habla con Fulano”, “no te fíes de Mengano”, "Le pedí a Zutano que te colocara". El joven bisoño que se inicia en la aventura política, necesita contactos y consejos, necesita esa experiencia que el viejo reservará, preferentemente, para los suyos; y además de la experiencia, la red de favores mutuos concedidos y solicitados. "Tú me enchufas a mi nena, yo te enchufo a tu nene".
Por otra parte, el público tiende a votar por aquellos que conoce y un apellido es como una marca publicitaria. Hay norteamericanos que durante treinta años han votado Kennedy porque el apellido les recordaba al presidente asesinado; y no se han parado a pensar si Robert o Edward tenían las cualidades de John.
En consecuencia, la estructuración del poder en el seno de unas pocas familias no es en absoluto una característica española ni el resultado de conspiraciones judeomasónicas, sino el reflejo de complejos mecanismos sociales no tan fáciles de explicar.

Carácter negativo de esa realidad
En el caso de la Monarquía, el poder hereditario ha sido muy criticado; sin embargo Rey hay uno solo mientras que reyezuelos de las taifas provinciales son muchos y ¿no se ha de criticar también en este caso el poder familiar?
Aparte de ineficaz, la incrustación del poder entre las mismas manos desanima la lógica renovación del país; muchos talentos se frustran porque abandonan antes de tiempo una carrera política para la que carecen de padrinos.
Luis Español Bouché

lunes, 15 de febrero de 2010

De la elegibilidad de los chimpancés

Con el vigente sistema de listas cerradas, ¿podríamos llegar a elegir un chimpancé?

Los estudiantes de medicina siempre han sido propensos al cachondeo, porque eso de estudiar a fondo el gran libro de recetas de la Muerte y la Desesperación, acaba pesando sobre el carácter. Participar de una disección humana no tiene ninguna gracia; abrir como si fuera un pollo a un señor o una señora que se llamaba Manolo o Sonsoles, resulta tremendo; los muertos, por poca sensibilidad que tenga uno, siempre dan pena; son lo que queda de una persona, y un amigo mío nunca ha olvidado la primera autopsia de un niño a la que asistió... Algunas experiencias enseñar no sé si enseñarán, pero son prescindibles, ¿no?
Este rollete previo para justificar que los médicos suelen ser gente divertida, fumadora y fornicaria; se divierten todo lo que pueden, cuando les dejan, conjurando a carcajada limpia o mediante terremotos de carne trémula el espanto de la realidad.
No cabe extrañarse, pues, de que a los ocurrentes estudiantes de medicina de la Universidad Complutense se les ocurriera matricular una vaca. La apellidaron Larrubia y la presentaron a distintos exámenes.  Corrían los años ochenta del fenecido siglo, la Universidad estaba todavía más masificada que ahora, las Secretarías de las Facultades eran un desastre y los profesores no se enteraban de quién iba a clase y quién no iba, porque había trescientos alumnos en aulas pensadas para cien y además por cada profesor titular había no se sabe cuántos penenes sustitutos (penene, deriva del bajo latín penenius, "esclavo sin esperanza") que se turnaban para dar clase y se enteraban todavía menos.

Podían haber matriculado a un búho y llevarlo a clase, y nadie se habría dado cuenta de nada; quizá algún penene se habría percatado de que ese estudiante dormía todo el rato pero que cuando abría los ojos, ¡cómo se fijaba, oiga! Lo cierto es que Larrubia llegó a tercero con resultados si no brillantes al menos suficientes, gracias a voluntarias que, habiendo ya aprobado la asignatura, se volvían a presentar y firmaban el examen como Larrubia; en consecuencia, la vaca tuvo su expediente, que no sé si alguien habrá conservado...
Os cuento esto a colación de que como acérrimo defensor de las primarias, la democracia interna y todas esas tonterías que tanto molestan a las estructuras oficiales de nuestros partidos, me ha surgido una duda que no me ha dejado dormir durante las últimas noches: dado el carácter mecánico del sistema de listas cerradas, bloqueadas y golpistas, ¿podríamos, por ejemplo, colocar de candidato a un chimpancé, y que además saliera elegido? No me refiero a los cabeza de lista; normalmente los cabezas de lista, no sabemos si serán muy listos, ni si son grandes cabezas, pero por lo menos tienen lenguaje articulado y estación vertical, y como les hacen entrevistas y realizan declaraciones, por allí no nos pueden colar a Larrubia.
Pero, ¿y en los grados inferiores?  De los lectores de este blog, ¿cuántos conocen a los diputados de su provincia? Insisto: no me refiero al cabeza de lista sino a los que van por debajo, esos que nadie conoce salvo su señorito, el que los colocó, y que vienen a ser una innovación cromática: lo gris más allá de lo gris. Supongamos que uno de los PMGLL (Poderosos que Meten Gente en Las  Listas) algo pasado de copas decide incluir en la candidatura a su gata Chispas, o a su perro Rintintín. ¿Podría hacerlo? ¿Podríamos llegar a ver a la mona Chita o a la cabra del Tercio asistiendo a los debates de alguna compleja comisión en la Carrera de San Jerónimo? Todos tenéis en mente el precedente de Incitatus, el caballo que llegó a cónsul...
Vamos a ver, todos esos que acaban adoptando una poltrona, ¿qué requisitos deben reunir para entrar en las listas? Oficialmente, los papeles que debe presentar un candidato al Congreso en España a la Junta Electoral, son las siguientes:

Fotocopia simple del documento nacional de identidad de cada candidato.

Escrito en papel común firmado por cada candidato en el que el mismo declare bajo juramento no estar sujeto a penas que le inhabiliten, bla, bla, bla [...]  Puede tratarse de un solo escrito firmado por todos los candidatos, o bien de un escrito firmado por cada uno de ellos, bla, bla, bla [...]


Así que os hago partícipes de UNA BUENA NOTICIA (lo pongo en mayúsculas, y en rosa, porque no es habitual);
La noticia es que técnicamente, no es posible que nos pongan de diputado, senador o concejal a un mandril, la tortuga d'Artagnan o un saco de patatas ya que ni los mandriles tienen DNI -a pesar del programa Gran Simio- ni las tortugas saben firmar y en cuanto a los sacos de patatas ni siquiera tienen partida de nacimiento (aunque sí código de barras). Para que el chimpancé fuera aceptado en la lista, debiera alguien firmar por él y falsificar un carné de identidad, es decir, incurrir en delito; y la verdad, es que ir a la cárcel por una tontería no vale la pena; por catorce millones de euros quizá sí, que se lo pregunten a Roldán.
Así que esta noche voy a poder dormir a pierna suelta al pensar en la gran calidad humana de mis representantes, que saben firmar (¡oooh!) y tienen DNI (¡aaaah!). Y espero que vosotros también, después de tomaros la leche con galletas y rezar vuestras oraciones, disfrutéis de la paz espiritual que nos proporciona ese pensamiento consolador. Amén.

jueves, 11 de febrero de 2010

El coñazómetro y la crisis

 Los comentarios sobre la crisis provocan ataques masivos de tedio

Ya os hablé de mi viejo amigo el profesor Mirameba, Académico Corresponsable, que se hizo famoso con su exigencia de ponerle índices onomásticos a las guía telefónicas y que conoció viajando por el mundo a toda clase de pioneros y ateneístas. Uno de sus contactos más significados fue el famoso neurocirujano de Alabama Joe Kerrollow, que pensaba que el tedio es la primera causa de mortalidad, así que inventó el coñazómetro, (en inglés boringmeter) un aparato destinado a medir el grado de aburrimiento de un auditorio. La base técnica del aparato sigue siendo un misterio, aunque el principio físico no varía mucho de cualquier otro dispositivo capaz de captar, ampliar y medir radiación electromagnética.
Por lo visto la energía disipada por los bostezos es muy superior a lo que la gente cree y además de la señal audible se concentra mucha energía en la frecuencia JOK, una ventana muy angosta del espectro.

La escala JOK
El malvado Königsberg, inefable inventor del orgasmatrón (1973) plagió descaradamente el invento de Kerrollow. Todos sabemos que un bostezo es como un orgasmo, pero al revés, así que Königsberg se limitó a invertir las polaridades.
A raíz de aquel escándalo se inició un desdichado pleito judicial que terminó con la fortuna y las esperanzas del primer coñazólogo que recuerde la Historia del Conocimiento. Lo único que ha quedado de su obra es la Escala de Kerrollow (en Inglés joke scale) que viene a ser el equivalente a la de Richter en el ámbito del aburrimiento y que en primer lugar se refirió a la reacción del público que asistía a un festival de cine eusko-chino con doblaje al madroso. La película elegida para calibrar el aparato fue El Suicidio de Bergman, homenaje al gran maestro sueco, y la innovación del argumento consistía en que los actores en lugar de hablar se expresaban mediante sombras chinescas. Sólo para decir “Hola Mariano, ¿qué tal? Yo muy bien Pepeluí, ¿y tú?” necesitaban diez minutos dado que la mitad del repertorio eran mancos que sólo disponían de sus muñones, y la otra mitad ciegos que no sabían donde estaba la pantalla. La película, muy cortada, dura seis horas, pero hay quien afirma haber sobrevivido a la versión completa.
En cualquier caso la escala del buen doctor se graduaba de este modo:

1. ligeros bostezos
2. bostezos descarados y numerosos
3. parte del público resopla y mira el reloj. Algunos se levantan y se van.
4. al menos la mitad del público se queda traspuesta. Abren y cierran alternativamente los ojos. Otros vomitan.
5. la sala se divide entre los que duermen descaradamente con la boca abierta y roncando mucho y los que tiran objetos al escenario.
6. varios miembros del público han sufrido un ataque de locura. A otros les sangran los oídos. Indicios de pérdidas neuronales.
7. licuefacción cerebral masiva.
8. la totalidad de los asistentes ha muerto.
9. No se sabe qué hay más allá del 8, entramos en el campo de la fe: ¿Sabe Dios por qué es Dios? ¿Desde cuándo? ¿Quién se lo chivó? ¿Es la leche el epifenómeno del café, o el café el epifenómeno de la leche? ¿Hay algo más allá de los Euromillones? ¿Existe vida inteligente en la Sexta?
Los políticos más aburridos del cosmos
Mirameba, entre dos electroshocks, es un tío muy razonable. Él piensa que una tesis doctoral de historia económica centrada en la producción de garbanzos en el Alto Ampurdán podría dar algo más de 4, pero sin llegar nunca a 5 en el boringmeter. Yo creo haber leído cosas peores a lo largo de mi vida, infumables rollos babilónicos y pestiños apenas imaginables. Por obligación, claro está. Cada vez que he incurrido en lecturas forzosas pero bien pagadas me han salido tres canas y ahora soy un proyecto de Copito de Nieve. Sin embargo nada, absolutamente nada, consigue aburrirme tanto como los comentarios sobre la crisis, dignos de figurar en la Guía del Ocio de las Bárdenas Reales. Me pregunto cuánto puntuaría en el coñazómetro, ¿iría más allá del 5? ¿llegaría al 8? Después de oír una vez más las mentiras de toda la vida, surfeo con el mando zapeando a todo zapear. Cada vez que veo a Pepiño, Sebastián, la Vice o el Iluminado abriendo la boca, ¡zas! película al canto, o serie de televisión.
No estoy dispuesto a jugar a la ruleta rusa con lo que me queda de neuronas aguantando cinco minutos más de un espectáculo tan inútil como antiecológico. ¡Árboles y más árboles convertidos en propaganda, en artículos sesudos de analistas y monólogos de monclólogos!
Pero vamos a ver, ¿tiene alguien la menor duda de que nos gobierna un atajo de anormales? ¿Será verdad que a estas alturas todavía hay zapateristas convencidos?

El final del coñazómetro
El otro día tuve la mala idea de intentar medir lo aburrido que era un debate en televisión donde se abordaba la actual crisis y sus posibles soluciones. Activé el coñazómetro, encendí el televisor, sintonicé el programa y me marché, raudo y veloz, para que no me afectara. Regresé al cabo de media hora, y por toda la casa olía a chamusquina. El gran invento de Kerrollow echaba todavía humo, como si algo, dentro, se hubiera quemado… Se ha perdido para siempre. “Fuera de calibre”, me dijo un técnico, “está irrecuperable”. Me hubiese gustado ceder el aparato al Museo de las Ciencias, pero ya no es más que un amasijo de metal y plástico carbonizado. Descanse en paz. Sirvan estas líneas de sentido homenaje a su creador.
Luis Español Bouché

lunes, 8 de febrero de 2010

Simón Bolívar, traidor y genocida

Madrid honra en su parque del Oeste a uno de los mayores asesinos de españoles.

En la entrada anterior fijaba mi atención sobre todos esos compatriotas nuestros que a base de matanzas y escabechinas han alcanzado un cierto reconocimiento público, y proponía un Parque de los Verdugos para honrar su sangrienta memoria. Eso me recuerda que en Madrid tenemos un Parque del Oeste que bien pudiera llamarse de los Traidores, donde tienen su estatua tanto el cura Hidalgo como el ínclito Simón Bolívar.
Precisamente, en 2010 conmemoramos los primeros pasos de los “libertadores” del continente americano, aquellos españoles que mataron compatriotas a mansalva en nombre de la "Independencia". Si alguien merece pasar a la historia como Verdugo Mayor, será sin duda Simón Bolívar, epítome de la traición y celebrado genocida.

Bolívar, icono de Hispanoamérica
Bolívar es uno de los grandes iconos de la América española; por toda la América hispana y hasta en Canadá te encuentras estatuas y referencias, provincias y ciudades que aluden al siniestro personaje, como revela la wikipedia, y hasta un país entero llamado Bolivia. Los venezolanos incluso lo han convertido en su moneda y cuentan en bolívares, pero claro, es que nadie les contó quién era Bolívar de verdad.

Racista, cruel y genocida
Como tantos criollos, Bolívar sentía el mayor desprecio por negros o mulatos y el origen de la sublevación americana debe buscarse, dicen los sabios, en el hecho de que la Corona Española empezara a dar y vender cargos a los morenos. De hecho, cuando Fernando VII inicia la represión en América, enfrentó a negros contra criollos y las columnas de Boves se componían esencialmente de negros y mulatos, lo que en el Caribe llaman despectivamente la negrada.
Ese Bolívar del Parque del Oeste, a cuyos pies juegan niños inocentes, es el mismo Bolívar que mandó decapitar a los españoles prisioneros, el mismo Bolívar que decretó la Guerra a Muerte, es decir, el exterminio sistemático de todos aquellos españoles que no tomaran las armas contra España, el Bolívar que traicionó a Miranda. Al lado de Bolívar, los revolucionarios franceses de 1793 eran hijas de la caridad. El decreto de  Guerra a Muerte, modelo de cinismo sangriento, incluye estas líneas:

A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón se digna, aún, abrirles por la ultima vez una vía a la conciliación y a la amistad; todavía se les invita a vivir pacíficamente entre nosotros, si detestando sus crímenes, y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno intruso de España, y al restablecimiento de la República de Venezuela. Todo español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa, por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo, y castigado como traidor a la patria y, por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas.

Lo de pasar por las armas no era ninguna amenaza en vano. Bolívar ordenaba de modo habitual la ejecución de los prisioneros, culpables de ser "españoles o canarios". El antiguo senador colombiano Pablo Victoria le ha dedicado recientemente un libro a dicho asuntillo sin importancia...

Carlos Marx despreciaba a Bolívar
Uno de los mayores chistes de la Historia es que el actual histrión venezolano quiere hacer una república socialista alimentada a la vez en el pecho de Marx y en el de Bolívar cuando, precisamente, Carlos Marx sentía un desprecio inimaginable por la figura y la persona de Bolívar. La biografía que escribió Marx de Bolívar, publicada en The New American Cyclopedia y traducida por Juan R. Fajardo para marxists.org, es todo un poema y la podéis leer aquí.

La estatua de Bolívar, erigida por el franquismo
Dado que en Madrid tenemos una estatua en honor de Satanás, la del Ángel Caído, parece lógico que durante tanto tiempo la tuviese también Franco, o que ahora mismo Largo Caballero -el presidente de Paracuellos- disfrute de la suya. Mañana sin duda le dedicaremos una al etarra De Juana, tiempo al tiempo.
Precisamente la estatua dedicada al Señor Oscuro de América, el genocida Simón Bolívar, se elevó en tiempos de Franco, un 28 de octubre de 1970 con gran aparato oficial; la decisión se había tomado medio siglo antes: fue un empeño de Alfonso XIII bajo el gobierno del dictador Primo de Rivera, que por distintos motivos se retrasó. El punto en común entre los dos caudillos, el de allá y el de aquí, eran los océanos de sangre vertida; no se puede negar cierta lógica en el hecho de que el régimen de Franco, traidor y genocida, honrara la memoria de otro traidor y genocida. Y todos los capitostes españoles, demócratas u orgánicos, aceptan llevar condecoraciones infamantes como la Orden del Libertador, con el busto de Bolívar, igual que aceptan premios de la fundación Sabino Arana, aquel nazi avant l'heure fundador de la pesadilla vasca.

Los huesos de Bolívar
Leyendo un artículo de Ludmila Vinogradoff, me entero de que el ínclito Chávez no contento con humillar la infeliz Venezuela con el sangriento título de república bolivariana, quiere recuperar los huesos de Bolívar para captar su energía, en el marco de no sé qué creencias de la santería cubana. No sé si tragarme la mitad de la décima parte del artículo pero desde luego nos abre perspectivas insospechadas; quién sabe, si en el siglo XXII todavía queda algo de España seguro que tendremos facherío -inasequible al desaliento- y a lo mejor les da por robar los huesos del Caudillo en el Valle de los Caídos para hacerse caldos patrióticos... Ya me imagino a los descendientes de nuestros liberales-de-brazo-en-alto invocando al Caudillo por medio de queimadas funerarias: "¿Espíritu de Pacoooo, estás aquí?"

Convergencia entre españoles e hispanoamericanos
Este 2010 amenaza con ser duro. No quiero ni imaginar cuántos discursos y cuánto floripondio le vamos a dedicar a los sangrientos padres de la “emancipación” hispanoamericana, que empezó con una serie de degollinas y a la que siguió, en países como Argentina, el holocausto de sus indios.
Padres de la Patria y Libertadores supieron arrasar con profesional eficacia naciones que por sus recursos y circunstancias deberían ser un dechado de prosperidad. También es cierto que aquellos traidores se enfrentaron al Padre de toda Traición que fue Fernando VII, el rey felón por antonomasia, la encarnación misma de la doblez, la fatalidad y la crueldad.
Al final tenemos que aceptar que los hispanoamericanos son nuestros hermanos en todo, en lo bueno y en lo malo, y a ellos también les va la marcha y le dedican sendas estatuas a sus ogros locales.
Luis Español Bouché

viernes, 5 de febrero de 2010

El Parque de los Verdugos

La fama y memoria públicas parecen función de la sangre derramada.

Los de la Memoria Histórica están quitando un montón de estatuas del Invicto, y digo yo ¿qué harán con ellas? Tampoco es plan coleccionarlas: una estatua ecuestre del Caudillo puede pesar sus cinco toneladas y no hay álbum de sellos donde colocarla, así que con mi habitual generosidad brindo al Ayuntamiento la idea de aprovechar estos tiempos de bonanza económica para poner en pie un Parque de los Verdugos. Así, a las estatuas del Generalísimo les sumaremos las de Negrín y Largo Caballero, Iñaki de Rentería, Fernando VII o los “reyes” carlistas; también podemos pedirle a Bibiana Aido que pose con algún protobebé disecado. Y es que en semejante Parque, jóvenes y menos jóvenes aprenderían historia por ósmosis en medio de la galería de monstruos que constituyen la flor y nata de nuestro glorioso pasado, brillante presente e inmarcesible futuro. No me digáis que no sería conmovedor ver a las parejitas comerse a besos a la benigna sombra del Cura Santa Cruz o del General Queipo de Llano, perderse por el paseo de Margarita Nelken o disfrutar de una horchata en el Quiosco Fernando VII.
¿Y qué me decís de nuestros dulces reyes medievales? Fijaros sólo en los Ramiros segundos, el afectuoso Ramiro leonés que sacó los ojos a su hermano y a sus primos o el otro Ramiro, el aragonés, el de la Campana de Huesca... Ya imagino la Rosaleda de los Ramiros, la que desemboca sobre el Parterre del rey don Pedro... En ese Parque nuestros niños aprenderán que matar españoles siempre ha constituido un noble deporte amén de un próspero negocio que aporta toda suerte de réditos, y es que España recuerda con verdadero cariño a sus verdugos. No entender esa verdad es negarse a aceptar la dramática evidencia de nuestro discurrir histórico. La iniciación de todas nuestras figuras nacionales empieza con un holocausto, y el hispanicidio es una condición sine qua non para alcanzar la fama. No busquéis en Madrid estatuas en memoria de hombres de cultura y de paz como Julián Juderías, Julián Marías o Jiménez Fraud. No las encontraréis; por algo será: la inteligencia es sospechosa y la bondad repulsiva.

En nuestro parque tendremos la Avenida del Facherío, que ha hecho sobrados méritos. Y no hace falta memoria zapatera: Franco y su pandilla mataron españoles a patadas, usaron unidades de élite para liberarnos y desde el primer momento de sublevación, iniciaron una larguísima represión que incluyó miles de fusilamientos y la muerte en prisión por enfermedad de otros tantos miles de prisioneros (entre otros Besteiro y Miguel Hernández)

Naturalmente, nuestra parque tiene que ofrecer una Glorieta del Rojerío. A Largo Caballero, presidente del Gobierno cuando la matanza de Paracuellos, le pusimos en Madrid calle y estatua, igualito que a Prieto, que tuvo su papel en la cruenta sublevación de Asturias que tanto daño hizo a la II República. Pues trasladamos las estatuas de ambos a nuestro Parque, y en paz. Bajo el gobierno de Negrín, fue exterminado el POUM y secuestrado ¡en la cárcel! y más tarde asesinado, Andrés Nin. ¿Cómo es que Negrín no tiene todavía estatua? ¿Eh? ¡Hay que fundirla ya mismo! En cuanto a la ya referida Nelken, ángel exterminador de la retaguardia, tan amiga de Fernando Condés, uno de los asesinos de Calvo Sotelo, nadie podrá negarle el mérito de haber abogado por el exterminio de las mujeres de derechas, en un alarde de feminismo.

Imprescindibles, los Jardines de la Boina Roja, en honor de los pretendientes carlistas que asolaron España en distintas ocasiones en nombre de la Santa Tradición, tradición auténtica, podríamos añadir, ya que nada más tradicional para nuestros verdugos, que andar decorando árboles con ahorcados y tapias con fusilados. Si existe el Árbol del Pan, y el Árbol del Queso, seguramente existirá un Árbol de la Boina, con las raíces hundidas en la Ignorancia y los frutos teñidos en sangre...

Y no le negaremos a los hermanos Bonaparte un estanque al menos tan grande como el del Retiro. Considerad su admirable matanza de españoles... ¿Cómo quedó España tras la guerra de Independencia? Poca coba le dio Vallejo Nájera en su libro a ese José I que dejó España asolada -llegó a perder la décima parte de su población - pero se acordó de rapiñar las joyas de la Corona.

El monumento al Hijoputarri es inevitable; ETA ha hecho suficientes méritos para ello. Matar 828 españoles puntúa, aunque no sea gran cosa comparado con los grandes hispanicidas de nuestras guerras, pero bueno, hay que reconocerles a los etarras cierto mérito mediático: en lugar de matarlos de golpe lo hicieron poco a poco, para molestar durante más tiempo.

Un jardín de bonsáis recordará la labor de los abortistas que se han cargado un millón y pico de españoles por nacer en los últimos treinta años. El bonsai es también una criatura a la que no dejan desarrollarse sino que por medio de sabias torturas y refinados tormentos es reducido al estado de arbusto ornamental. Sin duda algún día esos menguelcitos de quirófano tendrán su monumento en nuestro Parque y les tributaremos generosos homenajes.

La fórmula de Mirameba

Iba a concluir con la siguientes líneas: ¡Honor a nuestros amos! Que nuestra sangre, vertida en abundancia proclame bien alto su perenne gloria; con razón nos recordaba el otro día Bin Laden: “Quien bien Osama os sabrá matar”.  Sin embargo me he dado cuenta del gran escollo que amenaza la flotabilidad de mi proyecto, y es que todavía no sé cuántos españoles hay que matar para pasar de asesino corriente a padre de la patria: ¿cuántos muertos vale una calle? ¿y una estatua? Se lo consulté a Mirameba, en el Ateneo, y me dijo que él ya había resuelto el problema, que lo que hay que combinar son el número de víctimas, con el número de páginas de Google y los litros de sangre derramados. Su ecuación ha recibido el nombre vulgar de Mirameba's Equation of Mass Killer Celebrities, y no la reproduzco porque entran en ella gradientes de vectores deslizantes y tensores diferenciales...
Mi consocio me reprocha centrarme en el caso español y me dice que Parques de Verdugos tienen que tenerlos todos los países, que en todas partes cuecen habas o empalan gente, según la época, que me fije en mi otra patria francesa, la de calles que tienen reyes homicidas, o los méritos de los revolucionarios de 1793; que al lado de la matanza de Vendée, nuestras guerras civiles fueron una gamba a la plancha y concluyó, arreándome un par de collejas, que haría mejor en fijarme en los defectos de los demás antes que en los propios: "Parece mentira, don Luis, Vd. precisamente Vd. consolidando nuestra Leyenda Negra. Qué pasa, Vlad el empalador, ¿acaso era español?"
¡Qué duda! ¿Tendrá razón Mirameba? ¿Serán la escabechina y la sangría especialidades internacionales de los líderes y no sólo una circunstancia más de nuestra idiosincrasia?
Tenemos que llevar a cabo algún experimento. Esta mañana he afilado mi hacha, pensando en mis amigos, todos esos queridos compañeros que van a sacrificarse para consolidar mi fama: quedamos en la puerta del Retiro a las doce.
Luis Español Bouché