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sábado, 30 de octubre de 2010

Plagios por la Red: el infierno exotérmico o endotérmico

Averiguaciones sobre un clásico de Internet

En una entrada anterior, trataba de las Mentiras por la Red, esos rumores convertidos en realidades gracias a la facilidad con la que algunos acogen al Pepe ese o cualquier otro mensaje más o menos chorra y lo rebotan a su propia lista de contactos.
La fracción más importante del correo que se acumula en el buzón de mi cuenta consiste en  pura basura, estupideces perfectamente prescindibles, pero hay que reconocer que algunos de esos mensajes son ingeniosos o divertidos; otros consisten en bellísimas recopilaciones de fotografías y, finalmente, los menos son cursiladas del tipo "el Amor es estupendo", "Dios te quiere", "Hoy puede ser el Gran Día de tu Vida", "Un Amigo piensa en ti", etc. que, en el fondo, me encantan, porque cada día soy más cursi: lloro en bodas y bautizos o al final de las películas americanas en las que durante el entierro del heroico policía asesinado un gaitero interpreta Amazing Grace o un coro canta Abide with me. Cursi nací y cursi me moriré.
Todo este rollo previo era para subrayar que suelo destruir sin leerlos casi todos los emilios que se acumulan en mi cuenta. No penséis que se trata de desinterés, desprecio o maldad: es que recibo algo más de doscientos mensajes al día y no creo que el objeto de mi existencia -de tener alguno- consista en pasarme las horas como una seta delante de la pantalla del ordenador.

¿Es el infierno exotérmico o endotérmico?
Empero, de vez en cuando abro algún emilio para no ser maleducado y el Ángel Sonriente me saca de mi habitual tristeza; ayer recibí el siguiente mensaje:

¿Es el Infierno exotérmico (desprende calor) o endotérmico (lo absorbe)?
La anterior pregunta fue hecha en un examen trimestral de química en la Universidad Complutense de Madrid. La respuesta de uno de los estudiantes fue tan ‘profunda’ que el profesor quiso compartirla con sus colegas, vía Internet; razón por la cual podemos todos disfrutar de ella.
La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle (el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime).
Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente:
"En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa total del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas. En cuanto a cuántas almas entran, veamos lo que dicen las diferentes religiones: la mayoría de ellas declaran que si no perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que hay más de una religión que así se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que todas las almas van al Infierno.
Con las tasas de nacimientos y muertes existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de forma exponencial.
Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno: según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe expandirse en proporción a la entrada de almas. Hay dos posibilidades:
¿Qué posibilidad es la verdadera? Si aceptamos lo que me dijo Ana en mi primer año de carrera (‘hará frío en el Infierno antes de que me acueste contigo’), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad número 2 es la verdadera y por tanto daremos como cierto que el Infierno es exotérmico y que ya está congelado. El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto, extinguido; dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser divino, lo que explica por qué, anoche, Ana no paraba de gritar ‘¡Oh, Dios mío! ".
1. Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste se desintegre.
2. Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que el Infierno se congele.
Dicho estudiante fue el único que sacó sobresaliente.

Las versiones españolas carecen de atribución concreta
Una sencilla búsqueda por la red nos permite encontrar la misma historia repetida en distintas versiones. Unos dicen que el examen se realizó en Valladolid, otros que en Salamanca, etc. Naturalmente, no hay ninguna facultad española en la que se presentara dicho examen puesto que eso exigiría que:

1. Los alumnos no vinieran de la ESO (¿oiga profe, Hinfierno lleva hache?)
2. Los profesores tuvieran sentido del humor. El hecho mismo de que se pueda llamar ESO a un modelo educativo indica el escaso sentido del humor de nuestros ministros y sus dolientes esclavos.

Una traducción del inglés
Entonces, ¿de dónde sale dicho texto? Pues es una traducción de un original en inglés Is Hell exothermic or endothermic? Support your answer with a proof. Como la traducción no cita su fuente, es un plagio, a su vez plagiado una y otra vez por otros plagiadores: uno de los millones de plagios diarios que permite la Red en virtud del copy-paste, o sea, en cristiano, copiar y pegar.
Podemos sospechar que la historia, en origen, es anterior a 1998 ya que gracias a  google books podemos determinar fácilmente que aquel año, H. William Dettmer ya reproducía el texto en inglés -ilustrándolo con un elaborado esquema- en su obra Breacking the constraince to world-class performance. En lo que se refiere a  su atribución, Dettmer se limitaba a decir que el original circulaba por Internet, y a la chica co-protagonista de la supuesta anécdota la llama Sarah Smith, que en una versión algo posterior pasó a llamarse Theresa Banyan.
La revista The Chemical Engineer, también en 1998, atribuía la original pregunta del examen al muy distinguido doctor en ciencias Robert L. Schambaugh, profesor de ingeniería química en la Universidad de Oklahoma. No os molestéis en escribirle -ni le molestéis escribiéndole- para confirmar si la historia es cierta, puesto que ya lo hizo un colega suyo, el joven físico indio Ramani K Ramán; el propio Shambaugh le confirmó que él nunca puso esa pregunta en un examen.  Así que nuestro gozo en un pozo, seguimos sin saber de dónde surge esa historia tan curiosa.
Añadiré que en la internet de lengua inglesa, hay decenas de miles de páginas que reproducen la historia, en la que la supuesta Sarah Smith que se convirtió en Theresa Banyan evoluciona en Theresa Manyan y el chico ingenioso se llama Tim Graham. Y la versión más verde que es la que más se reproduce en España -¡cómo no!- se origina en la enésima versión inglesa donde Sarah-Theresa pasa a llamarse Sandra.

También se tradujo a otros idiomas
En las versiones internet en francés la Universidad no es ya Salamanca o la Complutense sino Montreal, París, o Bruselas. ¡Será por ciudades! Supongo que en la versión alemana el examen tuvo lugar en Berlín y en la japonesa serán Tokio o Yokohama, y así hasta el infinito.
Un físico de la categoría de Jean Marc Lévy-Leblond se tragó el cebo, el anzuelo, el sedal y la caña enteritas, y reproduce la misma historia en francés, en su libro La vitesse de l'ombre con minúsculos cambios: a Schambaugh lo nombra como S., a su universidad como O. y a la supuesta Theresa Manyan como Theresa M.

No os fiéis de la Red
Como siempre en Internet, todo lo que brilla, es falso; y lo que no es falso es dudoso; y lo que no es dudoso, resulta incierto.
Como si no fuera bastante, la falsedad de la Red contamina los libros, que tampoco son una fuente fiable a la luz de la escasa seriedad con la que comprueban algunos sus fuentes y la facilidad con la que se plagian unos a otros. Llegará un día en que todos los libros publicados a partir del III Milenio serán sospechosos de contaminación reticular o contaminación de red y se distinguirán las fuentes entre las más o menos seguras a.g.t (antes de la Gran Trola) y las mucho más dudosas d.g.t. (después de la Gran Trola). Tiempo al tiempo.