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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

lunes, 29 de agosto de 2011

Frances Kelsey: la guardiana entre el centeno


Tratando de contestarse a la pregunta de qué trabajo le gustaría hacer, Holden Caulfield imaginaba un campo de centeno en el que jugaban y corrían miles de niños. El campo terminaba sobre un tremendo precipicio. El único mayor entre tanto crío era el Guardían -el propio Caulfied- cuyo trabajo consistía en evitar que algún niño despistado se acercara corriendo sin mirar al precipio y acabara despeñándose. Y añadía el joven: "I know it's crazy, but that's the only thing I'd really like to be". Esa ensoñación es la que da título a la famosísima novela de Salinger, que ha merecido numerosos y sesudos análisis que ahora no vienen al caso.

Todos somos guardianes en el centeno
En realidad el sueño de Caufield es una perfecta metáfora del mundo real: todos somos guardianes entre el centeno -empezando por los padres, angeles de la guarda de sus hijos- y en particular los policías, los científicos, los técnicos y encargados de velar por que las cosas se realicen correctamente.
Cuando a un niño le lees la cartilla para que se acuerde de no meter los dedos en los enchufes, cuando llamas al 010 para avisar de que han robado una tapa de alcantarilla y que alguien puede caerse y descalabrarse, cuando un capataz abronca a un obrero que no se ha puesto el casco o los guantes, cuando eres un buen profesor que motivas enseñas y corriges a los alumnos, cuando haces tu trabajo con la mayor perfección posible, para que todo salga bien, eres un guardián entre el centeno. Pensad en la abnegada labor de tantos voluntarios y miembros de mesas electorales que se encargan de que el resultado de las elecciones sea fiable, como recordaba J-M García Gay en una entrevista.

Frances Kelsey
No nos damos cuenta de la calidad de vida que tenemos porque estamos acostumbrados a ella. Compramos y comemos alimentos con la seguridad de que no son veneno, bebemos un agua que pensamos que ha sido analizada y acondicionada y confiamos en que los juguetes que damos a los niños no llevan pinturas tóxicas. La calidad de vida se basa, enteramente, en la probidad de una inmensa mayoría de personas que hacen las cosas como Dios manda. Esa probidad es la garantía de la confianza y por ende, de la prosperidad.
De todos los que realizan cada día su trabajo y lo hacen bien y procuran evitar tantas tragedias derivadas del error, de la ignorancia, de la dejadez o de la mera estupidez, quisiera recordar a una señora estupenda que ha cumplido 97 añitos de nada.  Se llama Frances Kelsey, née Oldham, y fue la señora que evitó la espantosa tragedia de la talidomida en los Estados Unidos.

El drama de la talidomida
Os acordaréis de aquel drama: empezaba la década de los sesenta y nacían en Europa muchos niños con graves deformaciones. Los padres descubrián que su niño, su muy deseado hijito, venía con minúsculos brazos o piernas, o le faltaban dedos o miembros enteros. La Asociación Española de Afectados por la Talidomida tiene una intereasnte página web con datos y fotografías ad hoc.
Se constató que el fenómeno quedaba circunscrito al continente europeo y algunos otros países pero no afectaba a los EE. UU.
Al final se descubrió que el responsable de la tragedia era una sustancia, la talidomida que se comercializaba en preparados para aliviar las náuseas de las mujeres embarazadas.
¿Por qué la talidomida no afectó a los Estados Unidos? Porque la Food and Drugs Administration no había autorizado la comercialización del producto. El informe negativo se debió al bendito empecinamiento de Frances Kelsey, una señora particularmente sagaz y prudente, cuyos negativos informes sobre la talidomida fueron la base de la decisión de la FDA.
A juicio de la doctora, no se habían realizado suficientes pruebas para demostrar la inocuidad del producto. Un año después, miles de víctimas eran la viva y sufriente demostración de que Frances Kelsey tenía razón. En 1962 el presidente Kennedy le concedió a Kelsey la mayor condecoración civil de los EE.UU.

Necesitamos gente seria que no se deje presionar
A la doctora Kelsey la presionaron de distintas formas, pero se mantuvo firme. En España necesitamos muchos Guardianes en el Centeno, gente que haga bien su trabajo a pesar de las presiones de los Jefes que quieren ganar más pasta o inaugurar el puente antes de las elecciones. España se encuentra en el umbral de una nueva era que puede ser catastrófica si nos abonamos al todo vale de los chiflados neoliberales o espléndida si dejando atrás el lastre socialista apostamos por la prosperidad, una prosperidad que es incompatible con la inseguridad.
Tenemos que respaldar la autoridad moral de quienes tienen como función comprobar que las cosas son como deben ser, que las balanzas de los comercios no están manipuladas, que no se vuelva a producir un escándalo como el de las gasolinas, tragedias como el Síndrome Tóxico  o espantosos ridículos como cuando se hundió la sede de la Gerencia de Urbanismo en Madrid (!), que afortunadamente se derrumbó un domingo y no un día laborable.
Dotar de autoridad supone asegurar independencia; el que quiera entender que entienda.
Igualmente, no existe mejor Inspección que la auto-inspección y la introspección de quien ha sido formado en el colegio y en su casa con un ideal de honesta eficacia. Todos dependemos de todos y resulta vital enseñar esa realidad a los niños, desde pequeños.

2 comentarios:

  1. Querido Luis:


    Recién llegado de vacaciones, me entero de que se ha hundido el edificio que alberga la Gerencia de Urbanismo. Luis, es como la sentencia de un augur: una señal inequívoca que si no define, sí califica a los seres humanos responsables de la gerencia, de quienes han nombrado y de quienes han votado y han permitido seguir a los irresponsables de urbanismo. En definitiva el hecho define a la sociedad que los ha parido. Si se hunde el edificio que alberga a quien vela porque no se hundan todos los demás, ¿a qué nivel de absurdo hemos llegado?. ¿Quien se puede fiar de qué?.


    Creo que hay mas edificios hundidos en España, pero no se ha notado: la Sanidad que amenazaba ruina hace un año, ha empezado a derrumbarse. La justicia vive entre escombros. La “educación”, según informes internacionales es equiparable a la de Zimbawe.

    Creo que necesitamos mas que gente que no se deje presionar. Esta es una condición necesaria, pero no suficiente, para conseguir una cierta seguridad,

    Necesitamos además y por encima de todo gente seria.

    Creo que el problema no es tanto necesitar a gente especial, sino de educar y conducir hacia la normalidad a la gente común.

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  2. Bien hallados mis queridos amigos de Luis.

    La mala noticia tiene forma de pregunta:

    ¿Quién tendrá como función el comprobar que los encargados de comprobar que las cosas son como deben ser desempeñan su trabajo como dios manda?
    [verbigracia los arquitectos de Gerencia]

    Los neocons,como yo, consideramos que la única forma en la que las cosas pueden empezar a funcionar, es cuando se cumpla de manera inexorable el principio de que quien la hace la paga, y que ningún torpe, dejado, ignorante o estúpido, consiguen sus fines, independientemente de su torpeza, dejadez, ignorancia o estupidez, como sucede ahora mismo.

    De siempre, el que no sabía hacer lo que se proponía sufría de forma tan evidente la prueba de su falta de pericia, que no tardaba nada en descubrir la necesidad de aprender.

    Desde hace años el peor de los síntomas de nuestros males, es aquel que demuestra que quien es torpe, dejado, ignorante o estúpido triunfa en sus propòsitos y no recibe ningún mensaje por parte de nadie, ni de nada, que le certifique su condición. Su triunfo no tiene ninguna relación con esa condición. Las razones del mismo proceden tanto de la falta de exigencia de calidad por parte de unas "victimas" semejantes a él, como de la vigencia de valores totalmente ajenos a la noción de auto-exigencia para la calidad.

    Es una consecuencia más del catastrófico paradigma del "estado de bienestar".

    Pero esa... es otra historia.

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