Cuanto más me aburren los siniestros que quieren trocear niños y romper mi país a cachos, cuanto más me repugnan las mil y una noticias acerca del maremoto excremencial de corrupción y locura que nos anega, cuantas más noticias sufro acerca de la impunidad de los malos y de los peores, más me intereso por nuevas disciplinas intelectuales.
Por ejemplo la tetodinámica que estudia el movimiento rotatorio, convergente, divergente, alterno, coordinado de los pechos de las corredoras en el Retiro. Es una disciplina fascinante. No necesitas hacer nada, sólo observar apaciblemente el flip flop de las valientes atletas que desafían estos fríos en honor del Dios Deporte y la Diosa Salud. No hay nada sexual en ello, sólo pura curiosidad científica. Cuando hace mucho frío no se observa bien, es mejor en primavera y verano.
También estoy avanzando en culología: la clasificación de los culos en función de su redondez, alargamiento, forma, vocación, dimensión, dinámica, graduación y expresión. Sí, he dicho expresión, no es una errata: hay culos amables y otros que repelen, y según te autoclasifiques como gay o te tire más lo hétero puedes constatar diferencias anímicas en los culos más serenos.
Me diréis que es una chorrada, pero visto lo visto, leído lo leído, ya ni el fútbol consigue que me evada de nuestra asombrosa vulgaridad. Supongo que mañana me dedicaré a contar nubes y a calcular cuántos lados tienen...
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