El Ayuntamiento de Madrid quiere devolver su primer nombre a la centenaria escuela Reina Victoria, hoy Colegio Público General Mola.
El Distrito de Salamanca ha iniciado los trámites para devolver su nombre al centenario colegio Reina Victoria, memoria viva de un siglo de evolución pedagógica, vicisitudes políticas y progreso social. No se trata tanto de aplicar las disposiciones de la Ley de Memoria Histórica como de rescatar del olvido los albores de la enseñanza pública en la capital.
Origen de un colegio
El origen remoto de ese centro -cuya historia contamos en una obra todavía inédita- se encuentra en la voluntad de la reina María Cristina. La Regente quiso conmemorar la mayoría de edad de don Alfonso XIII con
 una obra digna y fructífera: la inauguración de diez colegios públicos 
en Madrid. Consiguió convencer al Alcalde de la capital, entonces 
Alberto Aguilera, y al primer teniente de Alcalde, Eduardo Vincenti, que
 se adhirieron al proyecto con entusiasmo. No fue fácil vencer las 
inercias esterilizadoras: de todos los colegios proyectados salieron 
adelante sólo tres, y uno ellos el sito en el hoy número 61 de Príncipe 
de Vergara, cuya primera piedra se puso a las seis de la tarde del 13 de
 mayo de 1902, con toda solemnidad.
La inauguración del colegio, hasta entonces innominado, previsto para
 288 niños y 100 adultos en clases nocturnas, rubricó las fiestas 
conmemorativas del matrimonio de Alfonso XIII, y se le puso entonces el 
nombre de la real consorte. No fue fácil reunir los fondos; el donativo 
más importante fue el de los terrenos, valorados en 40.000 pesetas -de 
las de entonces- que hizo Eugenio Esteban y Fernández del Pozo, segundo 
marqués de Torrelaguna. Los vecinos más pudientes de Madrid y del 
Distrito no llegaron a reunir ni 39.000 ptas. y la Real Casa aportó 
también su óbolo, 12.500 ptas. Lo que permitió coronar la labor fueron 
las casi cien mil pesetas aportadas por el Ayuntamiento. Una década más 
tarde el colegio dejó de depender de la junta de fundadores y del 
distrito de Buenavista -hoy Salamanca-, pasando bajo directo control 
municipal.
Cambios de nombre
Escuela Reina Victoria o Grupo Escolar Reina Victoria -y no Reina 
Victoria Eugenia, como algunos creen- se llamó el colegio durante 25 
años de Monarquía, hasta que el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República.
 Dos días antes, a la sede del colegio acudían a votar los electores, 
entre los cuales prohombres del nuevo régimen como el Sr. Azaña, vecino de la calle de Hermosilla, o Miguel Maura.
Meses después el centro fue rebautizado con el nombre del ilustre 
humanista republicano Eduardo Benot (1822-1907). El cambio de nombre le 
trajo mal fario: unas prolongadas obras cerraron las instalaciones 
durante el año escolar 1933-1934. Apenas concluidas las obras, estalló 
la Guerra Civil, y el espacio otrora destinado a los niños se convirtió 
en sanatorio. En la posguerra se instalaron en él las oficinas del 
Juzgado Especial de Prisiones Militares. En 1949 regresa a manos 
municipales y como la calle Príncipe de Vergara se llamaba a la sazón General Mola, pasó el colegio a tomar el nombre que ha sido el suyo durante seis décadas.
Recuperando un siglo de historia
No se trata ahora de borrar esos sesenta años, sino de recordar y 
asumir la integridad de un siglo. La historia de la escuela Reina 
Victoria es la historia de la enseñanza en Madrid y también la de la 
utilización pública de unas instalaciones. Fue no sólo escuela de niños,
 niñas y párvulos, pero también de adultos y aula de conferenciantes 
ilustres . Finalmente, hay una intrahistoria de este centro como colegio
 electoral desde los albores del siglo XX, hasta la actualidad.
Entre los distinguidos pedagogos que pasaron por este ilustre 
colegio, mencionemos a su directora, durante décadas, Dolores García 
Tapia -hermana del célebre otorrinolaringólogo- y a Ángel Llorca.
Una oportunidad contra la pobreza
El Reina Victoria respondía a los desafíos de la cuestión social que 
se planteaban los distintos gobiernos y personalidades del 
regeneracionismo.
En el paupérrimo Madrid de principios del siglo XX, donde las necesidades eran muchas y los 
recursos escasos, a una educación deficitaria o nula, se sumaban las 
carencias nutricionales e higiénicas. En el Reina Victoria se 
introdujeron las Cantinas Escolares organizadas por Carmen Rojo e 
instituciones como los Desayunos Escolares amparados por la generosidad de Jacinto Benavente.
 Un tazón de leche y un bollo mejoraban sustancialmente la dieta de los 
pequeños, y no todos podían disfrutarlos: ¡había lista de espera!
Fue escuela modélica donde se lavaba a los niños y niñas, 
proporcionándoles la higiene de la que carecían en sus hogares. Allí 
aprendieron las primeras letras y también un oficio con el que ganarse 
la vida. Por las tardes, cuando los niños estaban en casa, venían los 
mayores a instruirse por medio de conferencias o a aprender 
mecano-taquigrafía, corte y confección o francés.
Apuesta por la modernidad
Hoy dicho grupo escolar es un colegio más de los de Madrid pero en su
 día representó una apuesta por la modernidad en el sentido de educar a 
las mujeres y de proporcionar a los menos favorecidos los beneficios de 
la educación. Cuando en 1931 las españolas obtenían el derecho al 
sufragio, se consagraban décadas de esfuerzo pedagógico.
Fue también de los primeros centros de España en introducir la 
educación graduada, es decir, la educación tal y como la conocemos 
ahora. Antes los profesores tenían que atender en la misma clase o aula 
las necesidades de niños de distintas edades y niveles.
Fue, igualmente, un centro experimental técnico y pedagógico; allí 
hicieron sus primeras armas profesores de la Escuela Normal y en 1928, 
se efectuó en sus instalaciones la primera captación de emisoras de 
radio extranjeras llevada a cabo en un colegio madrileño.
Donde hace décadas hubo un gallinero para ilustración de los niños, 
ahora llegan Internet y la educación bilingüe; el colegio Reina Victoria
 representa la integración del pasado en el presente, un presente que 
fabrica el futuro en las mentes de los niños, que son nuestro porvenir.
Artículo publicado originalmente en el desaparecido portal suite101.net el 21 de octubre de 2009 y recuperado el 28 de noviembre de 2016.
Puede leerse aquí una copia en archive.org
 



