Vuelvo a ocuparme de mi blog

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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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lunes, 7 de noviembre de 2011

España, patria del cinismo

En España ya no fabricamos casi nada, porque los chinos tienen las fábricas, pero seguimos produciendo cínicos como churros. Cada día más. Por ejemplo, tenemos montones de verbos para no tener que decir "robar" que suena fatal, así que usamos otros más suaves, supongo, como mangar, choricear, quitar, hurtar, afanar, sisar, despojar, etc. y al ladrón lo llamamos ladronzuelo como para atenuar su delito y condición. Lo mismo sucede con nuestro derecho que distingue las figuras de la estafa y la apropiación indebida del robo puro y duro, como si fuera distinto: lo que era tuyo ahora es de otro, y tú en Babia.

Banqueros y empresarios ejemplares
Cuando me viene cierta flojera espiritual, me reconforta pensar en Mario Conde dando lecciones de moral y ética en teles que presumen de católicas, juas, juas, juas; me digo que realmente el dinero limpia más blanco que cualquier detergente. En España, tierra natal del cinismo, si tienes dinero, quedas absuelto, tienes clubes de fans, gente que explica que cuando robabas en realidad no robabas, redistribuías recursos; ¡los jueces son tan injustos! Y tú, pobrecito banquero sin duda no tenías buenos abogados, porque ibas por el turno de oficio... ¡Una víctima de la conspiración!
Antes que Conde -que no ha matado a nadie- tuvimos a Jesús Gil, condenado benevolamente por "imprudencia temeraria" en la muerte de 58 personas en Los Ángeles de San Rafael, y ¡cómo le reían las gracias, y cómo lo querían algunos espontáneos! ¡Un genio, un talento! Gil, desde su yacuzi se dedicaba a dar lecciones de ética... A Gil lo indultó Franco a propuesta del ministro Oriol (ver aquí),  y años más tarde lo indultó don Juan Carlos a propuesta del ministro Belloch (ver aquí) de una condena por estafa.

El saqueo de las Cajas
En el caso del Sr. Conde, hay que reconocer que sus depredaciones y la desastrosa gestión que dejó a miles de tenedores de acciones de Banesto en la ruina y costó doscientos mil millones de pesetas al erario público -las que metió el Banco de España en Banesto, un regalito al Sr. Botín- parecen poca cosa al lado del saqueo de las Cajas de Ahorros. Ninguno de los presidentes del Gobierno, de los ministros, de los directivos del Banco de España, de los miembros del Consejo de Administración de las Cajas Reventadas ha puesto sus delicados pies en la trena. La descojonación económica ha venido, nadie sabe como ha sido. Y nos piden ahora que nos fiemos de la nueva desamortización, que confiemos en la pandilla basurilla de las finanzas para renovar nuestras instituciones. Aquí no necesitamos piojosos del 15-M tocando la flauta en Sol sino una revolución a la islandesa, pero el español medio es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos, y los últimos valientes murieron en la guerra.

El Dios Verdadero
En España, que tenemos unas raíces católicas, es decir bellísimas en sus planteamientos y absolutamente falsas o delirantes en sus realidades, millones de personas van a Misa todas las semanas a adorar un Dios lejano cuando su devoción se la dejan a San Euro -un santo transexual, antes era Santa Pela-, que el único Dios Verdadero, Uno y Trino lo tienen en el banco.
No vayáis a pensar que se trata de un sentimiento que fustigo, ni que me pongo en plan Fray Gerundio a azotar penitentes con ideas más viejas que la tos, en absoluto. Si es que en el fondo, lo entiendo. Haced una lista con vuestros amigos y conocidos.  Fijaros en cómo los que tienen dinero, renta, piso o canongía, por poco torpes que sean, al final se reproducen y emparejan -da lo mismo el orden  de los factores- mientras que los que no tienen un duro no ofrecen seguridad. 

El amor como medida del dinero
El otro día un amigo de barra -grandes amistades, se hacen sujetando barras- me confesó entre dos copas que su mujer lo había abandonado. Como nos caímos bien, le pregunté -pero bueno, ¿eres un sicópata?- No. -¿Torturas animales, te lo montas con el perro, eres fan del Atleti, aparcas en doble fila?- No, no, no, nooo. ¿La azotas con látigos avinagrados? ¿Te tiraste a tu cuñada o a tu suegra? No. ¿Vendías droga a la salida del colegio? No. Pero vamos a ver, carallo,  ¿Tú la quieres? Sí. ¿Le dices que la quieres? Sí. ¿Le has sido fiel? Sí. ¿Y entonces por qué te ha abandonado? - Es que no hay trabajo, sabes, y se acabó el dinero. 
Claro, ¡el dinero! La base material del amor. No seguí indagando, y es que la vida me ha enseñado a no pronunciar el Nombre de Dios en vano. De repente me acordé de aquella canción tan cínica de El Arrebato: "buscaté un hombre que te quiera, que te tenga llenita la nevera".