Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

sábado, 17 de abril de 2010

Cuatro cuerpos gloriosos


Las grandes sociedades honran a sus muertos
El día amanece triste con la noticia y se me ha puesto el corazón a media asta: cuatro marinos españoles muertos en un accidente de helicóptero: Francisco Forné Calderón, teniente de Infantería de Marina, casado y con tres hijos; Luis Fernando Torija Sagospe, comandante del Cuerpo de Intendencia, casado y con dos hijos; Manuel Dormido Garrosa, alférez de navío, casado y con un hijo, y Eusebio Villatoro Costa, cabo mayor de Infantería de Marina, de 41 años, casado y sin hijos.
Según el INE, todos los días falllecen en España algo más de mil personas -si no incluimos a los que abortan en la tripa de sus madres- y nacen unas mil seiscientas. Nos fijamos más en algunos muertos; de los demás no sabemos nada.
Hoy los medios focalizan nuestra atención sobre esas cuatro personas, unos militares fallecidos mientras cumplían con su deber, allá, lejos, en Haití, en el marco de la colaboración internacional para levantar un país abrumado. ¿Puede imaginarse final más glorioso que  el de quien entrega la vida por su patria y por ayudar a los demás? Detrás quedan cuatro viudas y seis hijos, diez soledades a las que no consolarán medallas ni homenajes pero que podrán pensar, en su desgracia, que sus maridos y sus padres murieron mientras ayudaban a los más pobres entre los más pobres.
Las sociedades que tienen futuro -¿será España una de ellas?- recuerdan su pasado y honran a sus muertos; porque aunque no llevemos su sangre en nuestras venas, somos sus parientes; porque murieron por nosotros, por ese pedacito de trapo que llamamos bandera.
Son alguien más de la familia. Y esto es así porque, mal les pese a los neocón, somos todos una gran tribu, una verdadera comunidad, y no entes abstractos sacados de un cuaderno de Milton Friedman. Como decía la fabulosa canción de las hermanas Sledge, We Are Family.
Seguro que muchos os acordáis del concierto de la BBC en honor de los miles de víctimas del atentado de las Torres Gemelas. Una parte particularmente emotiva fue la interpretación del famosísimo Adagio for Strings de Samuel Barber, una de las grandes piezas del siglo XX, y que podemos oír de nuevo, pensando en nuestra propia gente, en esos cuatro cuerpos gloriosos todavía no recuperados de un helicóptero destrozado.
Es una versión para coro y orquesta, Agnus Dei, interpretada por las voces del Trinity College de Cambridge.

10 comentarios:

  1. Por ironías del destino yo, que en mi juventud me libré del servicio militar, llevo ocho años trabajando con militares. En esta ocasión no conozco a los fallecidos pero puedo imaginarme perfectamente lo que hoy se está viviendo en la Base de Rota porque me tocó vivirlo en primera persona en la Base de Almagro cuando Kiko y Santi perdieron la vida junto a otros dos militares alemanes en Bosnia en otro accidente de helicóptero.

    En estos años he aprendido muchas cosas del Ejército y creo que nuestra sociedad no los valora suficientemente. Haces muy bien en recordarles en tu post. Me uno a tu homenaje.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Luis, por la parte que corresponde a las Fuerzas Armadas y a la Armada, bueno es que no se les considere muertos de "segunda".
    Y, por cierto: ¿cuantos años de vuelo tenía el viejísimo helicóptero en el que iban ?

    Esteban de Hippona

    ResponderEliminar
  3. Es el Ejército uno de los grandes incomprendidos hoy, junto con la defensa nacional. Los soldados son quienes, en el peor de los casos posibles, como lo sería una agresión armada, son nuestra única salvaguardia.

    No tengo claro que nuestra sociedad lo entienda.

    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Gracias por recordarles y por la bellísima versión del Adagio.

    ResponderEliminar
  5. Querido Luis:
    Gracias por este homenaje y me uno con todo mi afecto. Soy nieta de militares ¡por las dos partes!.

    ResponderEliminar
  6. Gracias Luis por acordarte de los valientes que dan su vida para salvar a los demás. Como descendiente de militares sí reconozco su valor y entrega, aunque no estoy tan segura que lo hiciera el actual Jefe del Alto Estado Mayor.

    ResponderEliminar
  7. No quiero hablar de política en la entrada,así que la traslado a los comentarios. Una observación: si gobernase el PP en lugar del PSOE, ¿cuántos insultos no habría recibido ya el Gobierno por esos muertos? ¡Nunca mais! Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a decir algo amable del PP, y es que nunca -que yo recuerde- han utilizado las tragedias para derribar gobiernos. Y eso les honra.

    ResponderEliminar
  8. El Ejército Español es siempre el gran olvidado
    en los Presupuestos del Estado. Menos lamentos y condolencias cuando se produce un accidente y más abogar porque nuestros soldados y Guardia Civil también, tengan equipos y material de guerra más moderno: aviones, helicópteros, tanques antibombas, etc. Un buen rancho y un incremento de sueldo. Y teniendo en cuenta su actividad.....? ¡ Actualmente los tenemos en los frentes más peligrosos provistos de un material viejo y obsoleto!
    Avelina

    ResponderEliminar
  9. Manuel deja una hija. Una muerte innecesaria de quienes sabemos ahora que eran imprescindibles. Pero este es un mundo que puede seguir sin lo imprescindible. Qué profunda congoja, qué extraño y doloroso objeto este orgullo por unos compatriotas caidos.
    José Maria

    ResponderEliminar
  10. Jose Antonio Plaza26 de abril de 2010, 21:42

    Me ha pasado con tu entrada y el agnus dei lo mismo que cuando oía la mortuoria haciendo el servicio militar (en la Armada): se me ha hecho un nudo en la garganta y se me han erizado los pelos de la nuca de puro sentimiento. Los que queremos a España, independientemente de colores, ideologías o equipos somos así. Y dejo de escribir o todvia echo una lágrima. Va por vosotros, compañeros.

    ResponderEliminar