Vuelvo a ocuparme de mi blog

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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

lunes, 25 de julio de 2011

Los motivos de los criminales


Quiero seguir comentando la matanza de Noruega, al hilo de lo publicado sobre Eróstrato y Pausanias.
Primero surgieron informaciones sobre posibles vínculos islámicos, luego sobre quién era el asesino y por qué mató y hasta se habló de una venganza de Gadafi.
Medio mundo sabe ahora que la policía ha detenido a un rubio sospechoso noruego y que no se llama Mohammed sino que es cristiano, masón y ultraderechista -él se define como conservador- aunque no sería el típico antisemita sino un filosionista, mira tú qué bien. La conservación de su registro de Facebook les permite a los grandes genios de la Humanidad deducir cosas sobre las inclinaciones del detenido, ya confeso. Si algún día me da por asesinar gente, procuraré antes borrar mi perfil.
 
Siempre le hacemos el juego al asesino
La actitud de los medios y singularmente la red, que sirve de inmediato y universal amplificador, redunda en focalizar el interés global sobre el asesino y su gesto. Esto es consecuencia directa de la imperiosa necesidad de ser los primeros en informar y en explicar; la gente quiere saberlo todo, al detalle, el qué, el cómo, y los porqués. Los gobiernos responden ante la opinión pública, electoralmente, y ante la opinión publicada de un modo inmediato.
Consecuencia de todo ello, es el éxito por partida doble del asesino, como sucede siempre en estos casos y como de nuevo, ha sucedido ahora. El criminal no sólo ha obtenido el resultado de dolor y sangre que perseguía, sino que ha conseguido la inmortalidad de una fama infame. Ya está en la lista de los monstruos, de los mayores asesinos en serie. ¡Prueba superada! Y ya veréis que al asesino noruego le saldrán novias y le escribirán chiflados. La fama atrae, por siniestra que sea, y hay clubes de admiradores del doctor Lécter que le escriben, "Doctor, le amo, ¡cómame!"Lo más triste del asunto de la matanza en Noruega es que reaccionamos como siempre, incurriendo en los mismos errores ante quien busca una fama infame.

Manipulaciones
Además, al hacer publicidad acerca del asesino, se publicitan también sus motivos, de haber alguna más allá de la pura maldad, quedando esas razones afectadas cuando no directamente manchadas por el recuerdo de la matanza. En este blog hemos tratado ya de las mentiras por la red, y de las citas falsas. Pero también hay manipulaciones en papel que merecen ser recordadas.
Fijaros en cómo los medios ajustan sus sesudos análisis a sus particulares obsesiones. Los anticristianos insisten en que el asesino es cristiano, los neocarlistas en que es masón, etc. El diario Público, por ejemplo, titulaba la noticia de la detención como "Un fundamentalista cristiano, detenido como presunto autor",  y publicaba una foto del sospechoso tomada de su perfil en Facebook. Lo curioso es que en la foto original del asesino ya confeso, aparecía revestido de sus insignias masónicas, ¡que en la foto de Público aparecen recortadas! Juanjo Romero se dio cuenta y lo publicó en su blog. Luego numerosos medios que carecen de simpatía por Público o por la Masonería no han dejado de subrayar tan notable recorte...

¿Es culpable la Masturbación Internacional?
Como lo han capturado vivo, cuando llegue el correspondiente juicio no quiero imaginar el circo mediático que va a organizar ese miserable, y asistiremos a deprimentes manifestaciones de maquillaje judicial.
Imaginaros que el tío dice que se le aparece San Olaf ordenándole exterminar el Pecado de Noruega. Al día siguiente, tendremos mil titulares: "derivas del cristianismo", "Cristo también mata", etc. El asesino puede decidir también que le trae cuenta revelar que se le apareció Mahoma ordenándole castigar a Noruega por aquellas viñetas. Al día siguiente, titulares: “Atentado islámico” “se sospechan vínculos con Al-Quaeda”, "Gadafi detrás del atentado". Si fuera socio del Atlético de Madrid, ya tenemos los titulares“Furia colchonera" "Neptuno avergonzado", y cuando nuestros geniales analistas averigüen que el rubio asesino se mataba a pajas mirándose al espejo dirán que la responsabilidad de la matanza recae en la Masturbación Internacional…
Es más, ¿quién nos dice que el criminal no va a poner precio a sus declaraciones? Si yo fuera Zapatero al abogado del asesino le ofrecería un trato a cambio de que su represantado dijera que mató a 93 personas por odio personal al socialismo y que la persona que más admira es Rajoy, a ver si así lo hunde. Y es que a partir del momento en que convertimos al criminal en fuente de veracidad y de noticias, le otorgamos poder y por tanto dinero en potencia.

Medidas prácticas
Resulta obvio que el problema de otorgar fama a los criminales viene de antiguo. ¿Podemos hacer algo al respecto?
A) Centrar la información sobre las víctimas y no sobre los verdugos. De los verdugos no debiéramos saber ni el nombre, ni los gustos, ni las inclinaciones. Son gente que mata, que no crea nada y no sirve para nada; no ofrecen interés alguno, no merecen ser famosos. En cambio, debemos imperativamente personalizar a las víctimas. Lo único que hemos aprendido a lo largo de los años en el ámbito criminal, es que el verdugo ve menos fácil matar o torturar si ve a su víctima potencial como un ser humano, una persona, y no un animal sacrificable, una cosa prescindible. En cambio al verdugo le debiéramos poner matrícula, para no recordar siquiera su nombre y apellido, llamarlo asesino J9LK3 en lugar de Fulanito o Menganito.
B) Ignorar sus motivaciones supuestas o reales.  Al publicitar los fines del verdugo, hacemos publicidad a los propios fines. Publicidad que al asesino le parecerá estupenda pero que en realidad contribuye a difamar su "causa". Es una forma de antipublicidad. A los muertos y heridos de los atentados de ETA, involuntarios corderos sacrificados en la siniestra epifanía del nazionanismo vasco, hay que añadir más víctimas, como la totalidad de lo vasco y de los vascos: nadie puede pensar en el País Vasco sin pensar en bombas, zulos, bildus y goma dos. ¿De verdad era ese el resultado que buscaban los criminales? ¿Y es justo asociar un apacible pescador de Fuenterrabía con los etarras y sus compinches abertzales?
Estas dos medidas son sencillísimas, pero difíciles de adoptar de modo sistemático porque exigirían de nuestras autoridades, de nuestros ayatolás mediáticos y, a la postre, de nosotros mismos, cierta actividad neuronal, del todo improbable... Pero sí podemos asumirlas en nuestra vida privAda.
En lo que a mí respecta, ni voy a reproducir el nombre del asesino, ni su foto, ni falta que hace. La única autocensura que vale es aquella en la que se persigue no dar más alas al mal.

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