Gracias a un viejo número de Le Figaro Magazine, de 31 de enero de 2014, me entero de que un chico listo, el Dr. Smotrich, ha montado un criadero de niños -él prefiere llamarlo clínica- en La Joya (California).
El Dr. Smotrich, un tío atlético que se parece algo a
John Travolta, presume de judío y te recita pedazos de la Biblia. Te
cobra una evangélica pastita en el fondo
bastante razonable para generar un niño con tus propios genes. A cambio
de 150.000 dólares -108.000 euros al cambio actual- ese santo varón te fabrica un hijo recurriendo a
mujeres que venden sus ovocitos y a madres portadoras sin derecho alguno
sobre los productos. La madre portadora cobra unos 30.000 dólares, que
no está mal como complemento por nueve meses de un curro relativamente
tranquilo. Así, barrigas negras o hispanas permiten generar hijos para ricos que compran también ovocitos intachables a vendientes que no
donantes de óvulos. Si eres un japonés que no toleraría tener hijos que
no sean japoneses al cien por cien, compras óvulos japoneses, y el niño
producido será 100 por cien nipón, pudiendo ser la madre portadora de
cualquier raza.
Lo que se han perdido los nazis, con una tecnología así en lugar de asesinar a las judías las hubieran convertido en portadoras de arios...
El precio es francamente razonable, sobre todo para los pudientes. Por el importe de un buen buga, por 3250.000 euros, te compras tres niños con el mejor pedigrí -el tuyo- sin enfermedades ni nada. De acuerdo que es más caro que comprarte un Beagle o un Shar Pei, pero el sistema ofrece muchas ventajas y un niño siempre será una mejor compañía que un hámster o un perro, por afectuoso que sea y te permite jugar a ser papá.
Lo que se han perdido los nazis, con una tecnología así en lugar de asesinar a las judías las hubieran convertido en portadoras de arios...
El precio es francamente razonable, sobre todo para los pudientes. Por el importe de un buen buga, por 3250.000 euros, te compras tres niños con el mejor pedigrí -el tuyo- sin enfermedades ni nada. De acuerdo que es más caro que comprarte un Beagle o un Shar Pei, pero el sistema ofrece muchas ventajas y un niño siempre será una mejor compañía que un hámster o un perro, por afectuoso que sea y te permite jugar a ser papá.
Los gays pueden ser padres
Más de un 30 por ciento de los clientes del Dr.
Smotrich son homosexuales emparejados. Supongo que sólo uno de ellos es el papá,
aunque el certificado de nacimiento se establece a nombre de ambos. No
sé si el Dr. Smotrich ha conseguido producir niños que incorporen genes
de ambos padres. Todo se andará. La foto de la familia feliz de la derecha la tomo del blog homoprotestantes.
El ocaso de las brujas
Gracias al Dr. Smotrich, las tías
son prescindibles. Si tienes pasta en el banco, puedes pasar
completamente de las brujas que usan a los inocentes niños para someter
al chantaje habitual al generador de pasta.
Leo en el citado artículo que un millonario sudamericano se pagó cinco niños con sus propios genes, encargándolos a la Granja Smotrich. Sus declaraciones no tienen desperdicio: "Quisiera tener hijos antes de casarme, porque si me divorcio perderé quizás la mitad de mi fortuna, pero, al menos, conservaré a mis hijos".
Desde luego, gracias al Dr. Smotrich no hace falta pasarse años buscando al Gran Amor de tu Vida. Te vas al criadero, encargas los niños que te den la gana, pagas, esperas cosa de un año y a las tías que les den mucho por donde amargan los pepinos.
No deja de tener su gracia que gracias al pensamiento progre por fin las tías asuman una condición social y laboral idéntica a la de las putas: la utilización del propio cuerpo no ya para saciar líbidos ansiosas sino para producirles hijos a los ricos. Quitarle a la hembra productora cualquier derecho sobre su prole es algo que ni siquiera el Islam o Confucio se habían atrevido a proclamar...
En el fondo, la consecuencia directa del pensamiento progre es que los ricos hagan lo que les sale de los wonflis, que ya encontrarán un pobre para facilitarles la labor. Detrás de todo pensamiento progre están los beneficios de los neoliberales, ¡viva el pensamiento progre! Lo único que necesito, ahora, es hacerme rico. Yo también quiero jugar a ser papá...
Leo en el citado artículo que un millonario sudamericano se pagó cinco niños con sus propios genes, encargándolos a la Granja Smotrich. Sus declaraciones no tienen desperdicio: "Quisiera tener hijos antes de casarme, porque si me divorcio perderé quizás la mitad de mi fortuna, pero, al menos, conservaré a mis hijos".
Desde luego, gracias al Dr. Smotrich no hace falta pasarse años buscando al Gran Amor de tu Vida. Te vas al criadero, encargas los niños que te den la gana, pagas, esperas cosa de un año y a las tías que les den mucho por donde amargan los pepinos.
No deja de tener su gracia que gracias al pensamiento progre por fin las tías asuman una condición social y laboral idéntica a la de las putas: la utilización del propio cuerpo no ya para saciar líbidos ansiosas sino para producirles hijos a los ricos. Quitarle a la hembra productora cualquier derecho sobre su prole es algo que ni siquiera el Islam o Confucio se habían atrevido a proclamar...
En el fondo, la consecuencia directa del pensamiento progre es que los ricos hagan lo que les sale de los wonflis, que ya encontrarán un pobre para facilitarles la labor. Detrás de todo pensamiento progre están los beneficios de los neoliberales, ¡viva el pensamiento progre! Lo único que necesito, ahora, es hacerme rico. Yo también quiero jugar a ser papá...
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