Por fin, tras dos meses, una autoridad pública madrileña se ha referido al secuestro político de Ángel Carromero llamando a las cosas por su nombre. Ha sido Esperanza Aguirre, durante el debate del estado de la Región, en Madrid. ¡Ya era hora!
Aguirre le tiene tomada la medida a la izquierda regional: tiende un lazo poniendo carita de inocente, y espera; no hace falta esperar mucho. ¿Quién se metió dentro del lazo esta vez, quién? Pues un tal Gregorio Gordo, que es de Izquierda Hundida de Madrid.
Durante su discurso, Aguirre se refirió a dos madrileños secuestrados, uno Blanca Thiebaut, secuestrada por guerrilleros somalíes, y el otro, Ángel Carromero, secuestrado por la dictadura castrista.
Y naturalmente el Sr. Gordo, como buen comunista, no podía dejar pasar la ocasión de lucirse y recriminó a Esperanza Aguirre sus palabras (ver aquí). Gordo, igual que el ministro García Margallo, (ver aquí) es de los que asumen que lo que dice el régimen de la Habana es cierto; y si es cierto, entonces ¡Carromero es culpable! Según esa interesante teoría la muerte de Oswaldo Payá se debió a la impericia de nuestro compatriota, mira tú qué bien. Los Sres. Gordo y García-Margallo son de los que deben creer que Cuba es una gran democracia ejemplar, etc.
Cuando veo ese espectáculo me digo que la derecha en España tiene muchas décadas de poder por delante. Ni el escándalo de Cajamadrid, ni Eurovegas, ni siquiera Rajadoy y su gobierno de tamagochis van a conseguir que nuestra subnormal izquierda huela el poder. Y si por casualidad volvieran, algún Tamayo se encargaría de deshacerlos.