Se suponía que hoy empezaba la farsa judicial contra Ángel Carromero. Pero naturalmente, en una monarquía comunista como Castrolandia con su concepto kafkiano-orwelliano de justicia, los condenados, quiero decir los acusados, no tienen derecho ni a saber la fecha de su sacrificio judicial. A Carromero le juzgarán cuando toque, es decir, le salga de las narices al Sr. Ministro de la Verdad, y entonces lo llevarán ante el camarada magistrado, quien informado por los camaradas maderos, el camarada fiscal y los camaradas testigos, condenará al Sr. Carromero a lo que le mande el camarada Ministro que es el que sabe de estas cosas, por la Gracia de Fidel-Raúl.
Da igual lo que diga Carromero, quien lleva una mes a la merced de los sicarios fidelianos,
semper fidelis a sí mismos cuando se trata de torturar o condicionar al acusado: ¡verdaderos maestros! Recuerdo que Soljenitsin le dedicaba páginas y más páginas a la forma en que los comunistas conseguían condicionar a sus víctimas. Tres días sin dormir y algo de electricidad bien aplicada pueden convencerte a ti mismo de que tu padre se llamaba Jorel y que vienes del planeta Kripton. Y no veas con las drogas de las que se dispone hoy, en un par de días ves a Papá Pitufo montado en un unicornio rosa.
Supongo que tras el oportuno tratamiento Carromero confesará que fue él quien mató a Manolete y a Kennedy y que de niño se comía las tizas en el colegio... En realidad, puede confesar lo que quiera, este juicio no va con él. Hemos dedicado al caso Payá, cuatro entradas,
I,
II,
III y
IV basándonos en datos fehacientes. Ahora vamos a ejercer la imaginación y elaborar sin ningún tipo de pruebas un posible escenario, que no sé si será muy creíble pero yo veo incluso probable.
Un cuento sin final feliz
Este cuento no va de hadas y elfos saltarines, sino de Excrecencias comunistas y de cómo se amaña la justicia en Castrolandia.
Erase que se era un joven político español llamado Ángel Carromero, vicepresidente de las Nuevas Generaciones del PP madrileño. Y un buen día don Ángel se subió a un avión y se fue a Cuba con la misión de ponerse en contacto con los héroes de la oposición a la monarquía comunista. Iba a ver a don Oswaldo Payá, líder del principal movimiento cristiano pacífico de oposición a la mierda castrista.
A Carromero lo ficharon desde que compró el billete de avión para la isla. No se complicaron mucho la vida, bastaba con hacer una busca de dos segundos en internet. También volaba para Cuba un sueco, Aron Modig, líder de las juventudes del partido democristiano sueco.
Con el sueco Modig pasó lo mismo. Los sicarios sabían muy bien quién era. Pretender que dos miembros de partidos democráticos europeos vayan a Cuba y que no los sigan desde el primer día es un interesante ejercicio de fantasía... Desde el aeropuerto cada uno de ellos fue sometido a una discreta vigilancia que una de las pocas cosas que funciona en Cuba es la pasma política.
Si hubieran pensado que pudiera resultar útil para chantajes futuros, incluso se habrían molestado en tenderles alguna amorosa trampa con mulatos o mulatas -lo mismo da- o les hubieran metido droga en el equipaje. Pero por su estatus de políticos, a Modig y Carromero no les podían dar una somanta de palos, había que seguirlos pero no desaparecerlos.
La pasma que sigue 24 horas al día a la familia de Oswaldo Payá y a los principales dirigentes de la oposición democrática pertenece a otro equipo que los que seguían a Modig y Carrromero. Pero todos trabajan para la misma casa, el Ministerio de la Verdad.
El 22 de julio de 2012 los maderos alucinaron en colores. No se creían lo que veían: unos jóvenes lobeznos de las hitlerjugen castristas se divertían acosando el coche donde viajaban Angel Carromero, Modig y los dos heroicos opositores a la monarquía comunista Oswaldo Payá y Haroldo El coche derrapó, y los dos opositores murieron. Quedó descabezado el principal movimiento pacífico democrático de la satrapía caribeña.
Aquello era una gran metedura de pata. Una cosa era asustar a Payá y otra liquidarlo sin recibir la orden pertinente. Y además, muchos castristas saben que por muy severo que sea Dios, algún día reventarán los hermanos Castro y habrá que pensar en el futuro. En el fondo Payá era el hombre del futuro, de la posibilidad de una transición pacífica de la dictadura a la democracia. Esa transición permitiría que los sátrapas comunistas conservaran las propiedades que saquearon a lo largo de 53 años de dictadura. Si desaparece con Payá la posibilidad de una transición pacífica, y vence una línea rupturista, los castristas tienen más que perder.
Así que los pretorianos se llevaron un disgusto: aquellos imbéciles se habían excedido. Nadie les había ordenado nada, pero eso es lo que pasa cuando tienes a cientos de miles de hitlerjugencitos comunistas entusiastas formados en el odio a la libertad, que un día apalean a un tio y otro día le rompen los cristales y otro día lo persiguen con el coche, hasta que se mata. El habitual acoso sufrido por Oswaldo Payá y su amigo Haroldo Cepeda se les había ido de las manos. ¿Y cómo arreglamos el lío?´
Llamada a su Excrecencia
Los policías llamaron a sus respectivos jefes que llamaron a los suyos, que llamaron al patrón del Ministerio de la Verdad. Su Excrecencia estaba furiosa:
- "¡Huevones! ¿Me quieren decir que han matado a esos dos gusanos delante de testigos europeos? ¿Saben ustedes la que se va a organizar?"
A los lobeznos castristas los detuvieron aquella misma tarde y les explicaron con argumentos contundentes que por el bien del país debían desaparecer y callarse. Esos payasetes sanguinarios no tienen importancia, pueden incluso desaparecer para siempre. Nadie los echará en falta...
El Servicio de Escucha había detectado y grabado las llamadas de los móviles de Carromero y Modig tras el accidente. Ya había gente que sabía la verdad... Era imposible ocultar la muerte de Payá más tiempo. Así que su Excrecencia tomó una decisión, y le dijo a su consejero áulico, la Hiena del Son:
- Bien, esta va a ser nuestra versión. Fue un accidente. No había persecución.
La Hiena le advirtió:
- ¡Pero Excrecencia, los testigos europeos, ¿qué hacemos con ellos?"
- Sí. Ese es un problema... ¿Podemos desaparecerlos?
- No es posible, Excrecencia.
- Bueno, de entrada los detenemos. Los acusamos de algo, de lo habitual: no sé, conspiración contra el Estado, terrorismo, pedofilia, tráfico de drogas... ¿Tenemos a alguna menor disponible en el Departamento de Testigos?
- Nadie se lo creería. Mejor algo sencillo, Excrecencia, por ejemplo un accidente de tráfico. ¡Qué idea! Y le cargamos los muertos al conductor, al español.
- ¡No es mala la ocurrencia! Unos años de trena... Los gusanos de fuera deben saber que quien venga a Cuba se la juega. ¿Y con el sueco que hacemos?
- Ya se nos ocurrirá algo. Pero después de cinco días en Villa Gritos, dirá lo que queramos que nos diga. Lo que es muy importante es que no se pongan en contacto con nadie de sus embajadas. Filtramos las visitas. Y cuando llegue el momento, ya negociaremos con los suecos y los españoles. Ya veremos cómo se ponen y cuanto sacamos por cada uno de los arrestados...
El oportuno sueño del sueco
Cuando por fin, tras una semana, los diplomáticos suecos pudieron ver a Modig y comunicarse con él, se lo explicaron muy clarito:
- Aron, estabas dormido. DOR-MI-DO" No sabes nada. No viste nada. Eres la Bella Durmiente del Bosque...
- Pero si se supone que Ángel conducía a trescientos por hora en una carretera llena de baches, ¿quién se va a creer que yo estaba dormido? Además yo recuerdo perfectamente que...
- Tú no recuerdas nada. Tú estabas dormido porque te lo digo yo que sé más que tú. ¿Quieres salir de aquí o quedarte toda la vida? Y mucho ojo, Aron, cuando estés en Suecia, nada de declaraciones. Estamos negociando para sacarte de aquí pero nos han puesto esa condición.
- Pero cómo vamos a dejar al español en la estacada...
- Aron, el español ya está condenado. No podemos hacer nada...
Volvamos a la realidad...
Dejemos el cuento, que valdrá lo que valga. Todo el resto de la historia ya es conocida. La campaña contra la credibilidad de Carromero, hábilmente secundada por El País y El Mundo, y todas las webs del inframundo comunista vomitando sus heces contra el preso español. Que si conduce mal, que si recibe un trato de favor, etc. que si tienes problemas con Hacienda o si tiró alguna vez un papel al suelo. ¡Hasta investigaron sus multas de tráfico!
Si el gobierno de España no estuviera presidido por Zapajoy, Carromero hubiera tenido alguna posibilidad pero el campeón de la rendición preventiva no está para líos con Cuba; no le puedes pedir a un tío que libera etarras que se preocupe por las víctimas de los Castro Brothers. Si Carromero se hubiera apellidado Fernández de Gonorrea y Ramírez del Bote y fuera socio de Puerta de Hierro quizá la Comunidad de Madrid se hubiera esmerado; si las juventudes del Pepé no fueran un infecto sumidero, quizá una buena campaña contra el turismo cubano hubiese abreviado la estancia de Carromero en la isla. ¿Qué mejor momento para boicotear el turismo a Cuba que el mes de agosto? Pero no se le pueden pedir peras al olmo, ni valor al cobarde, ni coherencia al demente ni solidaridad al egoísta. Así nos va.