En estos momentos un multimillonario saudí goza
contemplando las imágenes de la guerra en Palestina. A su lado tiene a
una de sus siete mujeres, la más jovencita, la que sólo tiene diez
años a la que esta mañana enseñó cómo hay que dar de correazos a los
criados filipinos, que amén de pobres son cristianos, azotables y
exterminables. La niña no quería, no le gustaba la idea de pegar a la
pobre Jenny, pero al final descargó su correazo sobre la espalda de la
esclava.... Buenas chicas, cada una en su papel, ¡y él es el director
de escena!
El Saudí observa con sumo placer el cacao que han montado sus amigos de Hamas. Secuestrar y asesinar a tres chicos no es nada, lo bueno es lo de los cohetes. Cincuenta
millones de dólares tienen la culpa de los nuevos ataques de Hamas
sobre Israel. Cincuenta millones que son la humilde aportación del
saudí. Un diez por ciento de sus beneficios del año -¡Alá se lo
recompensará con creces!- Total, ya no puede comprar más casas, ni más
coches, ni más nada... Es tan rico que ha llegado a conocer ya todas
las dimensiones del aburrimiento.
Hay que reconocer que los
chicos de Hamás son honestos. No se han quedado con la pasta, hasta el
último dólar lo han gastado en comprar a través de Teherán los
magníficos cohetes chinos que bombardean Israel... Una pena que no
acertaran al reactor de Dimona, imagínate la catástrofe radiactiva... Y
los primeros irradiados, los propios palestinos de Gaza, todo el sur
de Israel y el Oeste de Jordania, una verdadera pena.
Pero esto
es sólo el apertivo. El Saudí ha pagado otros cinco millones para diez voluntarios palestinos que ya están vestidos de blanco. Se van a
volar en distintos mercados, autobuses y universidades israelíes. Ya
están depilados, y han realizado las rituales abluciones... Algunos tienen sus dudas, lo de volarte en pedazos
no tiene mucho futuro, pero el mulá de turno se encarga de repetirle
las chorradas habituales, que sí, hombre que sí, que en el momento
mismo en que revientes, te acogerán en sus brazos setecientas huríes y
te bañarás en ríos de leche y miel, chaval, y a tu familia no le va a
faltar de ná...
Dentro de unos días el saudí volará no en
pedazos -una pena- sino en avión privado hasta Sotogrande a su
fabuloso palacio donde dará fastuosas fiestas en honor de príncipes
españoles y británicos a los que en el fondo desprecia profundamente.
El saudí es coleccionista: durante un tiempo se interesó por los
coches de lujo, las villas romanas y toscanas, hoteles en París y
cosas así, pero últimamente le divierten los bufones, como a Felipe
IV. No hay nada más gracioso que un rey destronado o un príncipe
europeo genuflexo ante el petrodólar. Un día de estos tiene que hacer
saltar al príncipe Klaus o al Archiduque Fritz por un aro o vestirlos
de bailarina con tutú...
Al
Saudí le gusta acariciar las nalgas de la niña mientras ve la
televisión...observa a los desesperados palestinos, huyendo de los
bombarderos... Buena propaganda para la gente de Hamás, ahora los
judíos resulta que son los malos...¡Qué divertido! Y mientras se
recrea ante la imagen de los inocentes corriendo, el Saudi experimenta una oleada de placer...