Vuelvo a ocuparme de mi blog

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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

martes, 17 de agosto de 2010

Judicial no viene de Judas, pero...

Quienes crucificaron al Hijo del Hombre matan hoy a los hijos de los hombres..

El bien perseguido y difamado
El relato de la pasión de Cristo debe ser la verdad pura, porque suena demasiado auténtico para ser falso. Si Cristo fuera un personaje de cuento, se habría casado con la Princesa Frambuesa o retirado a la isla de Avalon; si fuera una leyenda más o menos bienintencionada, tras dar la vista a un ciego o devolver la movilidad a un paralítico, Jesús habría acabado sacándose una pasta curando los achaques de los ricos y habría envejecido cubierto de honores a la sombra del Emperador, en un chalé en las afueras de Roma con enanitos en el jardín y un jacuzzi en la terraza.
Pero la realidad que traducen los evangelios es demasiado sencilla para no ser veraz: viene uno que proclama la Buena Nueva, la remisión de los pecados, limpia los leprosos, multiplica los panes, los peces y los milagros, camina sobre las aguas, nos promete la Vida Eterna, proclama las Bienaventuranzas y resucita a los muertos. Resultado: acaba clavado en un madero. ¡Como la vida misma!
A los mejores, a los más nobles, siempre los clavamos en una cruz y recuerdo perfectamente las campañas amarillas de la prensa británica contra Teresa de Calcuta; y es que todo acto bueno genera la envidia y el aborrecimiento de los malos, incapaces de imitar o siquiera de admirar el talento, la bondad o la belleza; les hablas de Kipling, y te salen con que era "imperialista"; ponderas una película de la Disney y sólo se les ocurre comentar que el tío Walt era "racista"; admiras a Verdi y te dicen que su música es vulgar, les hablas de tu última excursión a Canencia y sólo se fijan en el barro de las botas, y así todo. Son los grises, los mediocres, la inmensa escuadra del fracaso, los carentes de talento pero sobrados de malicia que acaban sus vidas sentenciando pleitos imaginarios en los desvencijados sillones de la Cacharrería del Ateneo.

Fueron jueces quienes condenaron a Cristo
Hablando de sentencias, los cristianos sensatos deben mantener una prudencial distancia de la ley y un moderado entusiasmo por jueces y magistrados porque tienen que recordar que Jesús no fue crucificado por una pandilla de hinchas a la salida de un partido de fútbol, sino que fue juzgado por los sabios de su tiempo y lugar. El Sanedrín era un órgano judicial respetable y respetado, muy semejante a lo que son hoy día -en todas partes- esos tribunales de sabiondos especialistas en la llamada ciencia del Derecho, cómplices necesarios de toda injusticia.
Porque un abuso, para convertirse en verdadera injusticia, necesita de una sentencia judicial.
Jueces fueron los que condenaron al más Inocente: le hicieron flagelar, le hincaron una corona de espinas y lo clavaron en una cruz. Ni siquiera tuvieron el valor de hacer ellos mismos el trabajo sucio; se limitaron a remitirlo a otros, para no mancharse las manos, como hacían los señores Inquisidores cuando "relajaban" sus víctimas al "brazo secular", que los malos, por definición, son cobardes.
Sus émulos, hoy, gozan de escolta, pensión vitalicia e imparten cursos de verano en Nueva York o en la Magdalena. Caifás Fernández de las Mismísimas o Vellido Dolfos, hijo de de Dolfos Vellido, no se bajan del Opel Senator más que para pisar espesas alfombras. Hacen lo que les mandan ministros y banqueros como fieles mamporreros de los poderosos, de quienes les confirieron sus magistraturas o les pagan millones por conferencias improbables, y ¡viva mi señorito que me ha colocao! Me encantan al respecto las esculturas de Arellano y en particular la que dedica a los jueces: sobre cada juez hay otro individuo que susurra intereses al oído...

El concepto mismo de alevosía
Si consideramos que quienes condenaron Dios a muerte eran un tribunal y además eclesiástico, para más Inri -nunca mejor traído lo de Inri- la injusticia cometida con el Hijo del Hombre ilumina las atrocidades que se cometen hoy con los hijos de los hombres para impedirles nacer.
¿Y es que puede imaginarse algo más inocente que el niño dormido en su cálido sueño fetal, cuando no ha despertado todavía a la vida? ¿Puede concebirse mayor alevosía que la de romper el nido materno para despedazar al chiquito por nacer? No tiene todavía pulmones para gritar de terror, no se da cuenta de lo que le hacen, está dormido, es vulnerable, y cuando es tan pequeño como una lenteja, no puede siquiera sentir nada porque ni nervios tiene; ¿es imaginable algo más cobarde y más ruin que cortar en pedazos a esa personita en gestación? ¿Acaso hemos olvidado de dónde venimos? ¿Hemos olvidado que fuimos un día exactamente como él, como ese minúsculo embrión o ese feto más desarrollado? Yo y tú y todos hemos pasado exactamente por las mismas etapas, todos los nacidos fuimos antes zigoto embrión y feto antes de ser bebé, niño y adolescente. Son etapas de la vida y nadie puede decir en qué etapa nos convertimos o dejamos de ser humanos. Igual que esos que matamos, que dejamos matar, que renunciamos a defender. Pero los razonamientos son inútiles: la ética siempre será vencida por la estética, la esencia por la apariencia y el fondo por la forma.

La iniquidad judicial
Un tribunal eclesiástico condenó a Juana de Arco por brujería y otro a Giordano Bruno por herejía; jueces alemanes se pusieron al servicio del hitlerismo y mandaban castrar o ejecutar a los untermensh, en nombre del Reich; Stalin tuvo sus jueces, igual que Franco a los suyos; podrían haber intercambiado horrores como hacen los niños con los cromos: te cambio mi Miranda de Ebro por tu Lubianka. Yo tengo repe Paracuellos y Buchenwald, ¿tiene alguien un Auschwitz II? ¡Yo, yo! Pero a cambio quiero el de Armenia, el de Darfur y el de Ruanda.
Hoy en China, un estado caníbal, se utilizan los trozos de las víctimas de la opresión -sus riñones y cristalinos- para transplantárselos a algún jefazo el día de su cumple o vendérselos a los ricos; y los jueces colaboran siempre -¡señor, sí señor!- mecanismo necesario, digo más, ¡indispensable! de la estructura diabólica. Y es que a los tiranos, cuando se aburren, les da la manía de pretender legitimarse, y no sólo quieren ser lo que son sino además tener razón, y como eso es imposible al final se conforman exigiendo que se la den. Siempre encuentran algún magistrado bendiciendo y legitimando desde su poltrona la más ilegítima y maldita de las opresiones.
Recordemos que en el tinglado estatal el juez ni pretende ni se pretende que sea justo o que haga justicia sino que adopte el papel de dócil herramienta al servicio de la coherencia del propio conjunto. Se supone que los jueces deben ser buenos lectores y buenos lógicos. Si una ley dice que puedo comerme asados los niños rubios pero que a los morenos hay que hervirlos, los jueces dedicarán largos considerandos a dictaminar cómo se deben cocinar los pelirrojos, los improbables calvos o los castaños; y tras muchos años de praxis magistral una contradictoria jurisprudencia reflejará sentencias abordando el tema de los niños teñidos o la nutritiva cuestión de determinar a partir de qué edad se es niño y cuándo se deja de serlo...
Pero no es su papel resolver nada sobre la maldad intrínseca de la Ley; ser justo no es una de sus atribuciones, ni siquiera de sus íntimas aspiraciones, que sólo tienen devoción por el tándem de santos preferidos del ente funcionario: San Sueldo y Santa Pensión, ora pro nobis.

Doce apóstoles de la Muerte
Doce apóstoles de la Muerte interinaron la Ley del Aborto de 1985, y han costado ya un millón y medio de vidas, un millón y medio de españolitos que no han nacido porque los han cortado a cachos, aspirado o triturado; y si os preguntáis por qué estamos tan viejos y hay tan poca gente joven en la calle, tenéis una respuesta en esa cultura del genocidio que sostienen los falsos profetas del Progreso y sus fieles lacayos de la magistratura.
Si un puñado de hombres y mujeres permitieron hace un cuarto de siglos que se contraviniera el derecho a la vida, otro puñado de hombres y mujeres dieron hace dos meses una nueva vuelta de tuerca al esquema del horror negándose a suspender la ley Aído mientras no se resuelva. Por un solo voto salió adelante el negocio de los abortorios.
Qué duda cabe que necesitamos magistrados profesionales, que entre tanto miserable servidor de la injusticia siempre habrá algún juez puro y sencillo que se servirá de la Ley para proteger aquel valor absoluto que no permite ningún tipo de relativismo: la vida humana; qué duda cabe que tanto en 1985 como en 2010 algunos miembros del Sanedrín Constitucional votaron en contra de la injusticia y dictaron sendos votos particulares; qué duda cabe que la responsabilidad de la aplicación de una ley injusta es fundamentalmente del legislador. Pero cuando contemplo la dimensión del mal infligido, cuando pienso en los cien millones de mujeres asesinadas en la tripa de sus madres por no haber sabido tener el sexo adecuado -véase la portada de The Economist- me pregunto asombrado quién puede todavía tener fe en la Justicia y recuerdo que, en mi crasa ignorancia, durante mucho tiempo pensé que judicial se derivaba de Judas.

6 comentarios:

  1. " la primera de todas las fuerzas quedirigen el mundo, es la MENTIRA ."

    POR ESO TIENES TANTO MÉRITO, AMIGO DON LUIS ....

    NO ES FÁCIL TENER LA VERDAD POR BANDERA
    UN ABRAZO

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  2. Muy interesante tu articulo estoy de acuerdo contigo.Es terrible que casi siempre la estetica venza a la etica,la apariencia a la esencia y la forma al fondo. Un saludo y hasta pronto,cuando nos veamos hablaremos del tema,Juan Antonio Devlet

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  3. En mi vida había visto tanto despropósito ante la justicia. Usar a Dios para justificar ciertos actos es aberrante. ¿Pero qué dios? ¿El cristiano? ¿Por qué no el de los Judíos? ¿O el de los mususlmanes? Usar las "leyes de dios" solo justifica lo injustificable, porque entonces el atentado de Madrid del 11M está jusficadísimo. El cristianismo nos meterá en la tercera guerra mundial

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  4. Recordado Luis,

    Interesante boleto como siempre. Pero tal vez resultaría interesante preguntarnos como ayudar a estas mujeres que consideran el aborto.

    El debate en Norte-America consiste en dos campos: los “pro life” (en contra del aborto) y los “pro choice” (a favor del aborto).

    Este último término resulta muy engañoso: ¿es la opción de dar vida o la de matar?

    Unas medidas sencillas pueden ayudar a la mujer que considera un aborto:

    - Un apoyo sicológico a la madre, cuando los médicos han hecho firmar a la madre un compromiso de aborto antes de los exámenes en caso de posibles problemas con el niño;
    - Un apoyo sicológico a la madre, cuando los médicos han declarado el niño invalido en caso y hacen presión a la madre para que aborte;
    - Una ayuda a la selección des médicos que siguen fieles a la jura de Hipócrates, para evitar que se planteen los casos de eugenismo antes presentados
    - Un escáner de ultra-sonidos para que la madre descubra que en su vientre vive un ser pequeñito y frágil;
    - Un club de mujeres para que la futura mamá no se sienta sola y tenga ayuda cuando lo necesite.

    No son medidas espectaculares, no requieren leyes y debates en la Cámara, pero todos podemos contribuir. Una vecina, una permanencia en la parroquia, …

    En su última edición, la revista Zenit http://zenit.org/0?l=spanish (gratuita) publicó un interesante artículo sobre este tema.

    Olivier

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  5. Sí, siempre los mejores son los que se llevan la peor parte. Fíjate en Tomás Moro, ejemplo de jurista íntegro y como acabó!!! Espero que exista la justicia en el más allá porque lo que es en el de acá... Bueno, me alegra leerte y que estés bien (imagino).

    Fdo: la que te llama guapo

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  6. La acción de un incansable trol bolivariano y de otros desocupados censores de blogs me ha obligado -lamentándolo mucho- a activar la moderación de los comentarios que dejéis, que sólo aparecerán tras pasar mi previa censura. Es una lata, pero una medida higiénica y necesaria para no alimentar al trol.

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