Escribió Philipón de Abdera, hace casi dos mil años, tras madura reflexión: "la vida es corta y acaba mal" pero como lo dijo en griego clásico pocos se enteraron.
No conozco a nadie que no esté lleno de problemas, y lo que a.p.t.c.
precisamente, cuando sales, es dejar los problemas en casa y pasar un
buen rato y hacer tonterías o a lo mejor cosas nuevas y distintas. Pero
eso hay gente que no lo entiende.
Pasión por uno mismo
Hay personas que consiguen calcinar cualquier tipo de ilusión o de alegría: están los sicópatas, los amargados y sobre todo los pelmazos, los que necesitan hablar de sus enfermedades, de sus problemas domésticos y laborales, de sus pequeñas tragedias íntimas, de sus frustraciones, de sus quiero y no puedo, de su apasionante pasado, de su inmarcesible futuro y lo suyo no es hablar, es más bien un derramarse, una catarata interminable y nada castálida que surge del pozo ilimitado de su ombligo.
Fíjate que yo soy charlatán y me enrollo como una persiana, pero procuro hablar de temas variados. Esos verdaderos y auténticos peñazos sólo tienen un tema favorito, una letanía, un motivo recurrente una y otra vez repetido: yo, yo, yo, yo, yo... Son el yo-yo que viaja en egoleta. Su tema favorito son ellos mismos, su único tema, más bien, y como dice Rodríguez Cañada todas las noches hacen el amor con su ego. Onfálicos perdidos.
Una interminable danza del vientre
![](http://4.bp.blogspot.com/-u4FgrB79vWs/T740diKQWoI/AAAAAAAAClY/jkoVvF4mTPg/s200/danza+del+vientre.jpg)
Mientras tanto el tío sigue ofreciendo sus palabras al mundo, es decir, vertiéndolas sin piedad sobre ti y tú, educadamente, sigues moviendo la cabeza en signo de asentimiento y de vez en cuando emites algún tipo de ruido como "Sí", "Claro". "Qué barbaridad". "Pobrecito" . "Me alegro". "Bien". Cuando el rollo es excesivo, te impacientas, quieres huír, largarte, o morirte de una vez para dejar de sufrir y piensas espantado: "Dios mío, le he dado mi teléfono´móvil, ¿me llamará otra vez?". Y es que me han enseñado a perdonar, pero cada día me cuesta más disculpar a los que me hacen perder el tiempo.
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