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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

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domingo, 13 de noviembre de 2016

Las elecciones en EE.UU. y una ley imbécil

Resulta asombroso que una democracia secular y ejemplar como la norteamericana sufra normas electorales tan absurdas como la que permite que entre dos candidatos no salga elegido el más votado por los electores. El sistema que hoy rige, de votos electorales vinculados a los Estados, era lógico en la época de las diligencias, pero ahora es contraproducente. A lo largo   de las dos últimas décadas hemos visto ya en dos ocasiones elegir presidente de Estados Unidos a señores que habían recibido menos sufragios que sus rivales.
Estos son los datos exactos, y los de 2016 no están todavía cerrados y los actualizo regularmente desde la primera publicación de esta entrada:
Año 2000. Al Gore 50.999.897 votos George W. Bush 50.456.002.
Diferencia: 543.895 votos a favor de Gore. Ganador: Bush
Año 2016. Hillary Clinton 65.844.610 votos Donald Trump 62.979.636.
Diferencia:
2.864.974 votos a favor de Clinton. Ganador: Trump. 
Fuente: http://cookpolitical.com/story/10174
 Podemos añadir que el fenómeno ya se había producido tres veces en el siglo XIX, con ocasión de las elecciones presidenciales de 1824, 1876 y 1888. La actual configuración electoral de los Estados y el reparto de la población han permitido que tan indeseable circunstancia se repitiera dos veces en una sola generación, dos veces que sobraban, obviamente. Imbécil, según el Diccionario de la Real Academia Española significa tonto o falto de inteligencia. No entiendo que un país que ha conseguido depurarse de normas en su día tan difíciles de reformar como las que consagraban la esclavitud, la segregación racial o la maldición jurídica de los homosexuales no sea capaz de abordar algo tan sencillo como una reforma técnica de su ley electoral. Si lo que se pretende con una elección es que el que resulte más votado salga elegido, hay que reconocer que la ley actual que rige la elección presidencial norteamericana es una ley que no funciona, es una ley falta de inteligencia, es, literalmente, una ley imbécil. Y es una ley que me afecta a mí, como occidental, porque el Presidente de Estados Unidos no sólo es el jefe de los norteamericanos, es sin ninguna duda el líder de todo Occidente, si es que Occidente significa todavía algo...

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