No debemos tirar la piedra sobre los nazi-onanistas en su salsa catalana, vasca, gallega o andaluza. El nazi-onanismo es un fenómeno completamente natural que surge con las dudas de la adolescencia, y una práctica universal entre los estupidos irrecuperables. Pero aceptar la existencia de un hecho no significa avalar su intrínseca inmoralidad. Por ello debemos informar a nuestros hijos de las consecuencias del nazi-onanismo, a saber:
El catalanismo vuelve ciego y te sale pelo en las manos.
El aberzalismo seca la médula.
El galleguismo produce sordera.
A los andalucistas les salen granos y les tiemblan las manos.
¿Cómo saber si un catalán es adepto al catalanismo?
Los signos externos suelen ser de amargura profunda. El catalanista es un infeliz, es un español que sufre mucho por ser español, su identidad jurídica no se ajusta con su vocación espiritual. Además, es un coñazo que todos los onces de septiembre celebra una perversión llamada Diada que consiste en que gente que no tiene ni puta idea de historia se inventa agravios para sufrir un poco más.
Baños de agua fría y la práctica del rosario en familia ayudan algo, pero lo más recomendable es el Sistema Mirameba de Electroshocks aplicados en la punta del órgano afectado. Salvador Dalí le dedicó al Gran Catalanista uno de sus cuadros más famosos.
¿Cómo saber si un vasco es aberzale?
Normalmente lo adivinas en que le sale una seta enorme y negra en la cabeza llamada chapela, tumor maligno que acacaba desarrollándose y tapándole la vista como una cortina. Así se pasan la vida dando palos de ciego.
El aberzale en sus grados superlativos de hijoputez se distingue del catalanista en el hecho de que aplaude a los asesinos de la ETA y cosas así. No sólo es tonto, además es malo. Suele entonces llevar un pendiente y se deja un mechón de pelo para que todos sepamos lo hijoputa que es y lo reconozcamos. Otros se parecen sospechosamente a esos simpáticos animalitos que viven en las alcantarillas o a otros bichitos africanos (ver imagen). Los peores de todo usan sotana o báculo espiscopal.
El tratamiento consiste en la práctica habitual de exorcismos, cantando el himno del Atleti; dicen que servirle de sparring a Mike Thyson ayuda a colocar las ideas (?) en el cerebro (?) pero tenemos dudas al respecto.
¿Cómo reconoces a un galleguista?
Entre los gallegos había buenos, y malos, de derechas y de izquierdas, de Santiago o de la Coruña, los que suben, los que bajan, los guapos, los feos, los que cantan, los que hablan, los que ladran... Pero nunca se conocieron gallegos tontos hasta que hace un poco más de un siglo un grupo de chiflados decidieron que los gallegos eran celtas y que Galicia era territorio foral, ¡toma ya! El galleguista es un tío que ve a gente de Madrid limpiando una playa cubierta de chapapote pero él no hace nada, aparte de gritar "Nunca máis" y de manifestarse tocando gaitas.
Algunos expertos consideran que el galleguismo nace en una ameba que todos los gallegos llevan en en el culo -véase la foto de la ameba galica mentecata- pero que sólo algunos desarrollan la patología, y además a cualquier edad como ese famoso ministro de Franco que se volvió galleguista con el paso de los años y ahora farfulla cosas raras en gallego (antes tampoco se le entendía, pero hablaba en español).
El gallego galleguista es un cambio de paradigma en un entorno de tíos listos, así que el tratamiento debe consistir en privarle de marisco durante diez años y obligarle a traducir al gallego las Obras Completas de Fraga empezando por sus clásicos Cómo convertirse en un demócrata franquista comprándose un bombín y Cómo conseguí que gobernara la izquierda en un país de derechas (con el prólogo "¡Gracias don Manuel!" de Felipe González).
Andalucista en Andalucía es lo que en el resto de España llamamos gilipollas. Para eso no hay cura. Afortunadamente el andalucismo no ha penetrado en la sociedad, es una enfermedad limitada al ámbito político, que se dedica a celebrar a un separatista converso al Islam en la persona de Blas Infante y esas cosas raras que hacen por ahí, que les sacarán pronto del paro y les proporcionarán siglos de prosperidad.