En un país en que la
seguridad laboral queda reducida a la Administración, sólo los funcionarios
tienen la certeza de cobrar hoy y mañana un sueldo, y pueden hacer
planes para casarse, tener hijos o adquirir un nido hipotecándose treinta o seiscientos años. De ahí que muchos españoles sueñen con "sacarse" una
oposición, y si es posible de las buenas, así que pasan los mejores años de la juventud con los codos hincados, memorizando temas, bajo la dilecta dirección de sus preparadores.
Las oposiciones no son un sistema perfecto pero resultan sin duda una forma de acceso a la Administración más limpia que el mero dedazo puesto que premian el esfuerzo personal y en particular la memorización de
materias complejas.
Excelencias en excedencia

Hechura
de Fraga es Rajoy -registrador de la propiedad en excedencia-, como lo
son José María Aznar -inspector de Hacienda en excedencia- o Alberto
Ruiz Gallardón -fiscal en excedencia-. Otros destacados personajes del
PP son también funcionarios de carrera que han conseguido plaza por
medio de la correspondiente oposición. Ana Botella y Esperanza Aguirre
pertenecen al Cuerpo de Técnicos de Información y Turismo; Soraya Sáenz
de Santamaría y María Dolores de Cospedal son Abogadas del Estado como
lo es Antonio Hernández Mancha, otro fallido delfín de Fraga; Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, quien también pudo suceder al histórico líder del PP es letrado del Consejo
de Estado, entre otras muchas cosas, y -con Fraga- uno de los siete padres de nuestro engendro constitucional. Hay naturalmente excepciones, como Álvarez- Cascos cuyo perfil profesional es Ingeniero de Caminos, pero el político asturiano ya ni siquiera milita en el PP.
El lado
bueno de que un político tenga un sueldo seguro de la Administración
que no deba a nadie más que a su propio esfuerzo, es que le proporciona
una mínima independencia económica; el funcionario de carrera no
necesita venderse a nadie para vivir. En cambio el político que sólo es
algo en función del dedazo que lo nombró, está sometido a un
tremendo condicionamiento: no se atreve a opinar por sí mismo y
mantendrá respecto de su protector un vasallaje que fácilmente deriva
en acrítico servilismo.
Por otro lado resulta obvio que personas que tienen una formación jurídica y
conocen a fondo una materia y la estructura del Estado por haberlas
estudiado en el marco de una oposición, sin duda pueden hacer un buen
papel en la alta administración, no sólo en aquel campo que estudiaron
sino en general.
Un partido sin empresarios

Ahora mismo
no se me ocurre nadie más ya que Manuel Pizarro fue flor de un día en el partido, un abogado del Estado con una larga carrera técnica en la Administración que tras una trayectoria por el mundo de los mercados -presidió la Bolsa de Madrid- y dirigir Endesa pasó dos años en el mundo político del que rápidamente se decepcionó. ¿Puede un partido sin
empresarios liderar la reconstrucción económica de España?
El empresario que tiene que partir de cero o
de muy poco, tiene, pienso yo, una perspectiva más dinámica de las
cosas. El empresario tampoco es un modelo perfecto: los negocios a veces pringan y resulta difícil ser no sólo honesto sino parecerlo cuando se
maneja dinero, sobre todo hoy día en que están de moda tipos elaborados de
estafa como la llamada ingeniería financiera, etc. ¿Existen empresarios de prestigio sin horizonte penal? Dos banqueros sobrevenidos, Mario Conde -también abogado del Estado- y José María Ruíz Mateos, tuvieron, ambos, tanto su momento de gloria como su etapa carcelaria. El primero quiso entrar en política antes de la intervención de Banesto, el segundo entró en política después de la expropiación.
Por otra parte, las grandes empresas españolas no participan en general del modelo de mercado libre sino que se han beneficiado de protecciones estatales y en cieto modo son estructuras dependientes de la Administración: bancos, antiguos monopolios como Telefónica, las eléctricas, ¿hasta qué punto son empresas de verdad competitivas? Salvo Inditex, El Corte Inglés, la industria bodeguera, las alimentarias, empresas como Lladró, todo el sector turístico y de servicios, ¿cuántas empresas hay en España que puedan decir que no deben sus beneficios a la intervención del poder público? Incluso empresas libres pensadas para un mercado libre como Microsoft, deben buena parte de sus beneficios en España a la protección oficial: el uso de su software cautivo por parte de la Administración.
Variar la ensalada profesional
Si una Institución
a priori tan rancia como la Real Academia de la Lengua optó hace décadas por ampliar el
círculo en el que elige los académicos, que no son ya todos profesores
ni lingüistas, sería sin duda interesante que el PP se planteara variar
el origen de sus cuadros dirigentes.
Desde 1977, España sólo ha tenido gobiernos de UCD, del PSOE y del PP.
En UCD los dos presidentes del gobierno fueron un doctor en derecho con trayectoria en el Movimiento y la administración, Adolfo Suárez, y un ingeniero de caminos, Leopoldo Calvo Sotelo.
En el PSOE sólo han sido presidentes del Gobierno en esta etapa dos licenciados en derecho, ambos profesores ayudantes de Facultad durante un breve tiempo, Felipe González, que fue abogado en ejercicio, y Rodríguez Zapatero, cuya trayectoria vital ha sido esencialmente política.

Españoles que presidieran instituciones internacionales han sido un doctor en económicas, Rodrigo Rato, antecesor del controvertido Strauss Kahn en el FMI; un catedrático en bioquímica Federico Mayor Zaragoza, con una laga trayectoria científica antes de entrar en política, y que ha dirigido la UNESCO; el catedrático de Física del Estado Sólido, Javier Solana, Secretario General de la OTAN.
Echemos un vistazo a Europa y sus grandes líderes del pasado:
Jean Monnet era un comerciante de vinos -nació
en Coñac- que no llegó a terminar el Bachillerato. Robert Schuman era
abogado en ejercicio. Alcide De Gasperi estudió Letras en las universidades austriacas y fue activista y periodista.
El único título profesional de Churchill era el
de oficial de caballería, por Sandhurst. Esa formación, militar era la del General de Gaulle.
Si hablamos de la derecha de la Europa actual, Angela Merkel, es física, doctora en física cuántica. David Cameron, aunque cultiva su vena pija,
en realidad fue un buen estudiante que se tomó la molestia de graduarse en
Oxford con honores de primera clase en Filosofía, Política y Economía, con carrera en la administración y un claro perfil político.

Algo más cercano al modelo español es el francés. Los mandarines franceses salen de escuelas como la ENA, Sciences Po o Polytechnique, caso de Giscard d'Estaing, pero hoy quien manda son políticos profesionales como Sarkozy y su primer ministro Fillon que
tienen estudios de derecho -el primero es licenciado, el segundo doctor y con estudios jurídicos profundos-
pero prácticamente han hecho toda su carrera en el ámbito político. Lo
mismo se puede decir del presidente de turno de la Comisión Europea, Viktor Órban, jefe del gobierno húngaro, becario de la Fundación George Soros, que lleva toda la vida haciendo política. Ninguno de ellos es un funcionario de escalafón en excedencia.
Mi conclusión es que me gustaría ver en la cúpula del PP a gente profesional que no sólo a excelencias en excedencia:
ingenieros de caminos, abogados de verdad –no sólo licenciados en
derecho- médicos, arquitectos, historiadores, traductores, periodistas, escritores, militares y profesionales en general que aporten
ideas y experiencias distintas. Dado el enorme peso del gasto sanitario en los presupuestos, ¿no os llama la atención el escaso número de médicos en nuestra política? Uno fue Pujol, que está ahora retirado, y otro es Llamazares.
Puede leerse aquí un trabajo de Juan Rodríguez Teruel sobre el reclutamiento de los ministros.
Puede leerse aquí un trabajo de Juan Rodríguez Teruel sobre el reclutamiento de los ministros.