Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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miércoles, 5 de febrero de 2014

La sonrisa de un niño

Me entero hoy de que la ONU ha dicho que está mal que los niños vean corridas de toros. Bueno, puedo entenderlo, a mí no me gustan los toros. Pero pienso tambien, ¿no tienen nada mejor que hacer en la ONU? Cuándo sabes la increíble cantidad de violencia que sufren los niños, los que trocean antes de nacer, las niñas asesinadas en Asia por haberse atrevido a ser del sexo inadecuado, los que usan en la prostitución, los niños aleccionados para ser guerreros de ejércitos improbables o usados para correr en campos de minas para detectarlas, volando en pedazos, ¿no hay nada más urgente que hablar del espectáculo de las corridas de toros?
A mí me parece más urgente el hecho de que millones de niños vivan literalmente entre la basura. Esta foto de J. MacIntosh me gusta mucho porque representa lo que es de verdad la infancia, la capacidad para sonreír ante lo peor y lo más triste. La sonrisa de un niño que ha encontrado restos de una muñeca entre un montón de basura en Jakarta. El niño sonríe.
La sonrisa de ese niño es una absolución general, es Cristo sonriendonos a todos, limpiándonos de nuestros pecados, los propios y los colectivos.Y es una invitación a la revolución, a la verdadera revolución, la de los carcas que creemos en el viejísimo mensaje de un tío al que crucificaron hace veinte siglos: "por que tuve hambre y me disteis de comer..."

sábado, 7 de mayo de 2011

Saber creer

Madrid amaneció hoy castigado sin su cielo azul. Ayer decían los sabios que iba a llover mucho, muchísimo. No se han colado del todo, sólo han errado en la hora: a las siete la ciudad se desperezaba bajo un cielo blanco y sucio y hace media hora que empezó el prometido diluvio. En mañanas como esta es cuando vienen los nubarrones íntimos a perturbar la luz interior, y durante unos segundos te da por pensar, manía funestísima de la que siempre es preferible huír.

Aprender a creer
Cuando éramos niños, Papá y Mamá tenían las respuestas, y lo sabían todo; más tarde, para las dudas, estaban los Profesores. Luego creces, la vida se lleva por delante cualquier tipo de seguridad y te das cuenta de que el mar es muy grande, tu barquita muy pequeña y que hace ya mucho tiempo que te quedaste sin anclas. De repente ya no sabes creer. La vida es muda, Dios no contesta. Frotas todas las lámparas buscando genios consejeros, agotas las plegarias, esperas milagros... Pero estás solo, o crees que estás solo.
Desde San Anselmo, cuántos no habrán  reflexionado acerca del Salmo 14,1: Piensa el necio en su interior: "No hay Dios". Bueno, se puede ser muy sensato y muy ateo. Pero en realidad el sensato es el que sabe que la creencia en las cosas importantes -no digamos en Dios- exige un acto de fe, es un triple salto mortal en el vacío.

La ceguera que ilumina
Si te ennovias y te casas, tienes que tener fe en ella o en él, tienes que tener fe en la familia en la capacidad para superar los malos ratos y los tragos amargos. Si inicias unos estudios, si te preparas para una profesión, tienes que tener fe en el sistema económico y en que habrá un futuro para ti. También sabes que puedes llevarte una decepción; pero te arriesgas.
Todo lo importante es cuestión de fe,  la fe es un motorcito que nos permite levantarnos por la mañana y salir a currar o a estudiar porque nos imponemos una obligación: sobrevivir, pagar las facturas. Sin fe en el futuro, no hay presente posible, y la ceguera de la fe nos permite sobrevivir a la realidad, y, además, cambiarla.

El pesimismo es la puerta del fracaso
Os voy a confesar algo: soy un tío raro. Por lo menos en España. Y digo que soy un tío raro porque me confieso demócrata y liberal -debemos quedar tres o cuatro- lo cual no me obliga a gran cosa como no sea pensar que no sólo los demás existen sino que también tienen derecho a existir. ¡Fijatee! Eso significa que creo que la gente es capaz de lo mejor -no solo de lo peor- y que se pueden cambiar las cosas ¡e incluso mejorarlas! Vamos, un revolucionario para lo que se estila hoy día.
El espíritu democrático nace del optimismo, y el optimismo es esencialmente cristiano y por lo tanto occidental; en cambio el fatalismo y el pesimismo son las dos caras de una misma moneda llamada fracaso. El fracaso tiene muchos nombres: socialismo, integrismo, conservadurismo, prohibicionismo; son las doctrinas del miedo. No existe mejor forma de fracasar que renunciar al éxito, que pensar que el fracaso es nuestro destino. Todos los que interiorizan leyendas negras, los que se creen la propaganda negativa, acaban poniéndose ellos mismos la zancadilla, como los eternos perdedores de su provia vida que se obstinan en decir "no podré" y... ¡acaban dándose la razón!
Eso ocurre en el amor: hoy día muchas parejas creen -porque se lo han dicho y lo han interiorizado- que la ruptura y la disolución del amor están en la naturaleza de las cosas. La verdad, es que cuando te lo repiten un número suficiente de veces supongo que te crees cualquier cosa: la base de cualquier creencia, positiva, negativa o del Atleti es la repetición y la autoargumentación. La conclusión del pesimismo es la muerte: los niños troceados en la barriga de sus madres, un país de solteros y amargados, plagado de viejos; un país sin esperanza.
 
El enemigo del espejo
Apuestas por tu vida, por tu amor, por tu fe o bien apuestas contra tu vida, contra tu amor, contra tu fe. Todo es irreal pero lo convertimos en real en virtud de nuestras creencias, hasta el punto de que no resulta difícil incurrir en el solipsismo y pensar que nada existe fuera de uno mismo. Y el solipsismo es un error. La vida es lucha, luego no estamos solos. Al final debes pelear, a muerte; si quieres ver a tu adversario, búscate un espejo.