Vuelvo a ocuparme de mi blog

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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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viernes, 6 de mayo de 2011

¿Cuánto valen las reliquias de Osama?


¿Encontrarán los cazatesoros las reliquias del famoso terrorista?

La verdad es que llama la atención el silencio de los ecologistas: ¿a nadie le molesta que echen a Ben Laden, o Bin Laden o Ladin o como se llame al mar? Aparte del problema de salud medioambiental, lo que realmente me inquieta es la falta de modernidad de quienes piensan que el Mar es el gran cementerio de la Nada, el Basurero Universal, y que lo que tiras allí nadie lo va a encontrar.
El mar lo conserva todo. Echas una bolsa de plástico y al cabo de diez años allí sigue. Eso no se lo ha explicado nadie a don Barak.
Se ve que los geniales asesores del gobierno norteamericano ignoran que existen empresas de cazatesoros capaces por dinero de reventar cualquier pecio histórico. Si les pagas, ellos te buscan lo que haga falta. Y a gente que ha destrozado nuestro patrimonio sumergido, nadie la va a controlar....
Imaginemos que un multimillonario saudí averigua la localización exacta del portaviones americano en el Golfo Pérsico en el momento en que se lanzaron los restos del bondadoso Osama -no es difícil; los barcos tienen cuadernos de bitácora y su posicion la determinan los satélites con una precisión de milímetros-. Pensaréis que los tiburones y los demás bichos del mar se han comido el fiambre del famoso terrorista. Pues os equivocáis. Un tiburón no come cualquier cosa; y aunque algo se zampara, e incluso lo rebañara bien, dejará algunos restos.
Sigamos en el campo de las suposiciones, nuestro hipotético multimillonario saudí -un familiar de Osama, por ejemplo- contrata a una empresa cazatesoros o sencillamente pone un premio de no sé cuántos millones de euros a quien localice y rescate lo que para muchísimos moros constituyen las reliquias de un héroe. Cosas más raras se han visto; y una vez rescatado el fiambre entero o en cómodos plazos le organizan un mausoleo y un Parque Temático que para qué te quiero contar: ¡Osamalandia! Si de verdad querían destruir las pruebas del asesinato del famoso terrorista, que lo hubieran incinerado, y punto. Puestos a contaminar... Y a lo mejor no tienen que buscar las reliquias en el fondo del mar, vaya Vd. a saber si no conservan algún recuerdo de la autopsia en un bote con formol, a lo mejor la bala que lo mató. ¿Cuánto vale esa bala? Incluso una foto del cadáver bajo el mar -no te digo un vídeo- valdría su buena pasta.

sábado, 12 de marzo de 2011

Salvemos la Historia sumergida

El caso Odyssey
Hace algo más de tres años en el Colegio de Abogados de Madrid se celebraron unas jornadas acerca del  patrimonio histórico sumergido y su necesaria defensa.
Intervine en esas jornadas con mi habitual entusiasmo y cierta agresividad porque nadie podía mostrarse moderado, blandito y conciliador ante el escandalazo que suponía y todavía supone la evidencia de que un barco de la empresa Odyssey -especializada en obtener beneficios a partir de restos arqueológicos- recalase durante varios años en nuestros puertos sin que nuestras Autoridades -por llamarlas de algún modo- mostraran el menor interés al respecto...
A ese escándalo se sumaba la tentativa de Odyssey, con la complicidad de un New York Times más amarillista que nunca, de involucrar al Perú, Gibraltar y el Reino Unido en un contencioso con España para alargar los procedimientos y dilatar ad nauseam la devolución de las monedas rapiñadas entre los restos históricos de un pecio, que ellos declararon ser La Mercedes, barco hundido el 5 de octubre de 1804 tras un alevoso ataque británico sin declaración de guerra, en lo que Agustín Rodríguez González calificó como "otro día de la infamia." Naturalmente, nadie salvo los responsables de la propia empresa cazatesoros sabe exáctamente de dónde se extrajeron aquellas monedas ni cuáles fueron los daños infligidos a los correspondientes yacimientos.
Algunos oscuros funcionarios y otros no tan oscuros políticos han contraído con España una ilimitada responsabilidad al no tomar las medidas oportunas para evitar precisamente lo que ocurrió, lo que no podía menos que ocurrir si no se intervenía.
El organizador de las jornadas era el abogado José María Lancho quien tuvo en el caso Odyssey una destacadísima actitud, proporcionando información crucial para la defensa de los intereses de España ante los tribunales de Florida -lo que contribuyó poderosamente a la victoria de nuestros representantes- y llevando la causa penal contra Odyssey abierta en los juzgados de la Línea de la Concepción.

Un manifiesto
Lo sucedido con Odyssey no es más que la punta de un gigantesco iceberg: el sistemático saqueo del patrimonio subacuático. Es un tema sobre el que ya me pronuncié hace años en un viejo artículo.
El pasado 9 de marzo se presentó en Marbella el Manifiesto por la Integridad de la Memoria Sumergida. En su proemio, el manifiesto subraya que la tecnología permite hoy detectar pecios seculares con el consiguiente peligro de que los neovándalos de las empresas cazatesoros destruyan inestimables restos arqueológicos con el solo fin de extraer algo de oro y plata. Es una atrocidad idéntica a la que supondría demoler a golpe de barreno la Gran Pirámide para ver si encontramos algún tesoro oculto... De hecho, esa atrocidad se llevó a efecto a principios del siglo XX cuando depredadores disfrazados de arqueólogos volaron con dinamita pirámides mayas buscando algún objeto qué vender... Sólo me queda desear que ese tipo de manifiestos llamen la atención, lo suficiente para que las autoridades salgan de su habitual estado de pasmación.