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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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domingo, 16 de octubre de 2011

Los virtuosos carniceros

Me he pasado la semana pasada leyendo y releyendo las Meditaciones de Marco Aurelio. ¡Qué mente! ¡Qué luminosas consideraciones! Hay en Marco Aurelio una versión pagana de la caridad y un elogio constante de la paciencia. Muchas debieron ser las virtudes de aquel emperador, admirablemente educado primero como joven patricio y luego como heredero del Imperio.
Y sin embargo, fue durante su imperio cuando los primeros cristianos de las Galias, recibieron el martirio. En el año 177, para ser más exactos -Marco moriría en el 180- los Mártires de Lyon conocieron en su pobre y sufrida carne cuánto dolor podían infligir el emperador filósofo y sus secuaces a quienes no comulgaban con lo oficial. Resulta conmovedora la lectura de la Carta de los Mártires que reprodujo mucho tiempo después Eusebio (puede leerse aquí una versión francesa bilingûe con el original griego).

Hablamos del año 177 como podríamos hablar del 2011 en que la fe cristiana es perseguida en tantas naciones. Durante toda la semana hemos recibido noticias del martirio de los coptos egipcios entregados a la fiera islamista. El progreso es una farsa y la historia una interminable repetición.



Pienso también en Maximilien de Robespierre, aquel jurista cuyo apellido ha quedado para siempre ligado al Terror. Y sin embargo, recibió en vida los títulos de Virtuoso e Incorruptible. Para saber, más allá de la propaganda, lo que pensaba ese individuo, basta con leer su Informe sobre los principios del Gobierno Revolucionario, discurso claro, contundente y florido que pronunció un día de Navidad, para más Inri. Ah, perdón, no, que la Revolución abolió la Navidad, era el día 5 del mes de Nivose del año II de la Revolución...
Es curioso como Satanás siempre ha sabido revestirse de virtud. Virtuosos filósofos, virtuosos emperadores, virtuosos pontífices, virtuosos políticos, virtuosos caudillos, todos ejemplares carniceros. Calvino, Lutero o los Papas que combatieron, ¿qué enseñaron si no es a matar y odiar en nombre de Cristo? ¿Qué lecciones pueden darnos los fanáticos popes de las iglesias ortodoxas?
Y los virtuosos laicos, los grandes socialistas que han perseguido hasta la muerte todo aquello que diferencia el hombre de la bestia, su espíritu, su fe, su esperanza, su libertad, su arte, ¿qué lecciones nos pueden dar?
Afortunadamente, la testaruda vitalidad de la fe resucita aquello que se pensaba exterminar y erradicar para siempre, y comentamos aquí la reconstrucción íntegra de la catedral del Cristo Salvador en Moscú.
Y pronto, de aquellos virtuosos carniceros sólo podremos repetir la lapidaria sentencia de Séneca: [...] muy pronto se habrá olvidado todo lo de sus verdugos, hasta sus crímenes, que fue lo único que les conquistó fama (Consolación a Marcia).

lunes, 18 de enero de 2010

El verdadero escándalo de Paracuellos

Los muertos no tienen bando ya que sus nietos se despreocupan de la suerte que corrieron sus abuelos

Juan de Mairena acuñó un pareado muy revelador: “La derecha de España, ¡tan mezquina y tacaña!”. Soy enemigo de generalizaciones, pero algo cierto hay en el aforismo machadiano: los mismos que se gastan la hijuela en una boda o en un coche deportivo, antes se comen a sus hijos que soltar un euro en memoria de los muertos, se trate de muertos anónimos o de sus propios muertos, de su propia gente. Así, los que acusan, no sin razón, al Gobierno de politizar la Memoria Histórica, es decir, la memoria de los “otros”, tampoco se preocupan de la memoria de los que identifican como “suyos”.
No vayais a pensar que se trata de un alarde de generosidad, de caridad cristiana, de elogiable inclinación por el perdón. No, en absoluto: se trata de egoísmo puro y duro, que podríamos traducir por "dejemos a los muertos en el hoyo, que todavía quedan muchos bollos".

Los muertos de Paracuellos

Cojamos, por ejemplo, el caso de las matanzas de Paracuellos del Jarama. En el cementerio de dicho pueblo reposan miles de cadáveres de los que fueron sacados de la cárcel y luego asesinados a partir de los primeros días de noviembre de 1936. Algunas de las víctimas de Paracuellos, las menos, son padres, tíos o abuelos de personas hoy día relevantes y que gozan de medios importantes. Pero no parecen tener el menor interés en buscar culpables de la matanza.


Carrillo ¿culpable?

Muchos acusan a Santiago Carrillo de haber tenido un papel relevante en las matanzas pero parecen incapaces de llevar esas acusaciones más allá de una tertulia de bar. Si piensan que, realmente, Carrillo es culpable, ¿por qué no lo han llevado ante los tribunales? Y no me refiero sólo a los tribunales españoles, cuya sensibilidad política ha quedado tan acreditada como desacreditadas sus resoluciones; lo de Paracuellos entra en la tipología del genocidio y por lo tanto puede aplicársele, en tribunales extranjeros, la misma doctrina expuesta una y otra vez por la Audiencia Nacional, que pretende entender de los crímenes de sátrapas chilenos o africanos. Si Carrillo es culpable, y hay fuertes presunciones al respecto, ¿por qué no lo demandan en un tribunal de Bruselas o Nueva York? Los mismos grupos de comunicación como Libertad Digital que se ceban con Carrillo y lo (des)califican como "doctor horroris causa" mueven muchos millones de euros, ¿no pueden gastarse unos pocos miles en contratar un buen abogado? Sería un buen titular: "Un tribunal belga encausa a Santiago Carrillo por la matanza de Paracuellos"; sólo en publicidad cubrirían gastos a los veinte minutos, qué digo, a los veinte segundos...

¿Quién hará justicia a esas víctimas?

Una de dos, o Carrillo es inocente o es culpable. En el primer caso los que lo acusan son unos difamadores; en el segundo caso los que, teniendo motivos, medios e interés legítimo no hacen nada por la memoria de las víctimas, de sus deudos, son, como mínimo, unos mezquinos. En eso consiste el verdadero escándalo de Paracuellos, que quien puede hacer algo, quien tiene recursos y legitimación para actuar, no hace nada.
Si ni Carrillo ni nadie es culpable, habrá que pensar que los miles de muertos de Paracuellos no fueron asesinados, sino que después de atarse ellos mismos de pies y manos supieron ametrallarse y, una vez muertos, enterrarse sin ninguna ayuda, lo cual, me concederéis que no deja de tener cierto mérito... España, tierra fecunda y asombrosa donde tiene su asiento todo milagro...¿Quién iba a decirnos que un día un ministro de Franco iba a unirse al Sr. Carrillo para encarrilar nuestra democracia?
Luis Español Bouché