Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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lunes, 12 de abril de 2021

Nuestra deuda con la II República


En breve, se cumplen noventa años de la proclamación de la II República. Albergo un inmenso respeto por quienes quisieron ver en la II República una esperanza de cambio. Y desde luego que hubo un cambio: cinco años y medio después de proclamarse, estallaba la más traumática de las guerras civiles. Un fracaso inmenso, que no permitían presagiar el talento y la energía de quienes, como Clara Campoamor, quisieron construir una república liberal y libre.
Hace unos años, vísperas de otro 14 de abril, tuve el honor de acompañar en el plató de la Hora Cultural a Carmen Martínez Pineda, autora del más extraordinario estudio sobre la Censura durante la II República, y resumí la verdadera aportación de aquel régimen a nuestro acervo político: nos enseñó lo que NO había que hacer y, en ese sentido, iluminó a los padres de la Transición.
Durante la II República:
-no hubo libertad de prensa.
-no hubo limpieza electoral.
-algunos partidos políticos estaban armados hasta los dientes, y la violencia "política" más sanguinaria no tuvo una respuesta adecuada.
No pensé en añadir que, además, no existió la libertad de culto; que se persiguió la religión católica durante la "revolución de Asturias" y que a raíz de la nada clara victoria del Frente Popular, se asesinaba a curas y monjas o se pegaba fuego a iglesias y conventos. El resultado de todo ello fueron la guerra civil y la interminable dictadura del general Franco.
Durante la Transición se garantizaron la libertad de culto, la libertad de prensa, la limpieza electoral -no creo que existan muchos países con más limpieza electoral que España- y los únicos violentos que tuvimos desde 1978 han sido los terroristas de Grapo y de la ETA -el FRAP se autodisolvió antes- unos grupúsculos de extrema derecha responsables de asesinatos como la matanza de Atocha y que se multiplicaron por cero tras el fracasado 23-F y otros grupos terroristas menores de corte nazionanista y de extrema izquierda como Terra Lliure o Resistenza Galega.
En consecuencia, podemos afirmar que debemos a la II República el habernos vacunado contra el extremismo y la violencia, contra la ausencia de libertad de prensa, contra los pucherazos electorales, contra la falta de libertad religiosa, contra la impunidad de los asesinos... El tiempo dirá si esa vacuna nos inmuniza para siempre.

martes, 17 de junio de 2014

Imagínate a Julián Marías



Imagínate un español tan objetivo que sirviera lealmente al bando republicano durante la Guerra Civil pero que hiciera todo lo posible para contar la verdad, entonces y después; alguien capaz de inventar la fórmula "los que merecieron perder y los que no merecían ganar"; alguien capaz de mirar hacia atrás sin ira para mirar para adelante con esperanza.
Imagínate a uno que fue víctima del franquismo pero que nunca fue de víctima; que habiendo estado encarcelado durante meses y represaliado a lo largo de toda la dictadura, sin la menor posibilidad de gozar de cátedras, cargos públicos, prebendas y sinecuras del Régimen, era, sin embargo, tan discreto y tan modesto que jamás alardeó de su condición.
Imagínate al más brillante estudiante de su generación, al que por orden superior le suspendieron la Tesis en el mismo tribunal, caso único en la historia de nuestra Universidad.
Imagínate la excelencia: una persona que domina las lenguas clásicas y las modernas, lector infatigable y con curiosidad universal, con asombrosa capacidad para asimilar y comprender lo ajeno.
Imagínate el valor de un joven que fue a ver a su amigo el anciano Julián Besteiro para que no estuviera solo en el momento en que lo hacían prisionero los nacionales, y fue a verlo convencido de que, a su vez, lo harían prisionero a él también..
Imagínate a alguien tan veraz y tan auténtico, que no se pueda concebir que pudiera mentir en ninguna ocasión ni expresar un sentimiento que no albergaba; un hombre que siempre dijo lo que quería decir y lo que le parecía que debía decir cuando había que decirlo, a pesar de las presiones y de las amenazas.
Imagínate a un hombre honrado, sin cargos públicos, sin canonjías, que vivió toda su vida de su trabajo, de sus libros, de sus conferencias.
Imagínate a un católico abierto a la verdad, instalado en una visión de la fe tan sólida, moderna y personal, que, décadas antes del Concilio, nunca claudicó ante el miedo a la libertad del pensamiento tradicional; un católico discípulo del descreído Ortega, capaz de conjugar el catolicismo de Zubiri y de García Morente con las dudas de Unamuno, capaz de vivir su fe con ejemplar sencillez y veracidad.
Imagínate a un filósofo español que nada debe a la corriente marxista o estructuralista, un amigo de los EE.UU. en una época en que se edificaba la leyenda negra antiamericana, un filósofo completamente ajeno al fanatismo, al odio y a los prejuicios, un hombre de la Escuela de Madrid que siguió su propio camino, capaz de acuñar una Antropología metafísica, capaz de dedicar un espacio específico a la mujer en la visión del ser humano, capaz de centrarse en esa misteriosa realidad que llamamos persona, un hombre que rechazó de plano la visión deplorable que quiere reducir las personas al estado de meros animales o de cosas.
Imagínate a un historiador fascinado por la historia de España, por la forma de ser de los españoles, que se atrevió a dar un argumento de nuestra Historia, una España inteligible, un hombre que no participó de ninguna moda historicista, de ninguna visión negrolegendaria de nuestra realidad.
Imagínate a un escritor y conferenciante capaz de expresar las ideas más complejas del modo más sencillo y claro.
Imagínate a un hombre que vivió su siglo, y que comprendió que el Cine era un vehículo excepcional de miradas y de historias, otra forma de expresar la realidad y de inventarla, un señor miembro de varias Academias que hacía de crítico de cine...
Imagínate a un hombre recto y justo, permanentemente difamado por la ralea falangista y la caterva marxista, envidiado por los mediocres y los cobardes, sobre el que se hicieron circular bulos monstruosos porque siendo irreprochable y limpia su trayectoria, había que desacreditarlo como fuera...
Imagínate a un hombre entusiasmado por la Transición, que siendo designado Senador por el Rey, fue una de las pocas y sensatas voces que se elevaron contra la estupidez de nuestras Autonomías y que defendió la libertad de los centros educativos.
Imagínate a un hombre radicalmente enamorado de su esposa.
Imagínate a un liberal, casado con la libertad, alguien capaz de ser libre cuando nadie lo es y de elegir como divisa por mí que no quede.
Imagínate, el valor, la rectitud, la veracidad, la responsabilidad, la honestidad, la pulcritud, el sentido del humor, el cristianismo y el patriotismo, todo junto en forma de señor educado, con traje y corbata, un par de gafas y una frente despejada.

Te acabas de imaginar a Julián Marías. Nació hoy hace cien años en Valladolid.

miércoles, 11 de enero de 2012

Memoria Histórica


El primer deber hacia las víctimas consiste en no olvidarlas. Los españoles necesitan asimilar su Historia, sin maquillarla, para encarar con optimismo el futuro. 

Muchos españoles creen todavía que no ser rojo implica ser azul o que no ser azul implica ser rojo. Las dos Españas, igual de imbéciles, de sanguinarias y de ruines se necesitan mutuamente y la tercera España, la de los liberales, sabe bien lo que le espera: no me hago al respecto ninguna ilusión.

Una historia sin digerir

A mí no me gusta hablar de la Guerra Civil, porque la historia moderna de España no consiste sólo en dolor, fusilamientos, torturas y atentados; también hay una historia de progreso, de prosperidad, de inteligencia y de largos momentos de paz y libertad. España no es sólo, ni debiera consistir sólo en la Guerra Civil. Tampoco debemos esconder lo negativo debajo de una espesa alfombra; como pueblo hemos vivido momentos terribles. No hemos digerido esa parte de nuestro pasado y de nuestro presente, y por no haberla asimilado, nos obsesionamos con ella y no extraemos las necesarias conclusiones. Ese es el motivo de que haya dedicado varios años de mi vida a intentar estudiar y contar de una forma objetiva y no sesgada algunos aspectos de nuestro gran drama nacional. Sin duda he fracasado en mis objetivos, como cualquiera puede comprobar al abrir el periódico.

La memoria de los perdedores

La tan cacareada Memoria Histórica podía haber dado lugar a algo positivo: no se trataba, en principio, más que de rememorar a los perdedores de la Guerra que no fueron objeto de recuerdo —no digamos de justicia— y sobre los que pesaron el olvido o bien la infamia de sentencias condenatorias y nunca anuladas. De algunos ni siquiera sabemos el nombre: son cuerpos anónimos en una fosa común. Los trabajos de Mirta Núñez, los de Eduardo Pons Prades, los relatos de Eduardo de Guzmán o las memorias de Julián Marías dan idea de los niveles de sadismo y de maldad de algunos de los vencedores ensañándose con algunos de los vencidos. Nada más justo que recordarlo; ya el pobre Job se sublevaba contra el olvido del sufrimiento: “¡Tierra, no cubras tú mi sangre, y no quede en secreto mi clamor!” (Job, 16,18)

Exaltación de los verdugos

Lo malo del asunto estriba en que nuestro Gobierno, a quien tanto preocupa la memoria de quienes fueron martirizados por un bando, no parece mirar con idénticos ojos a quienes fueron las víctimas del otro. Resulta asombroso que el mismo día en que se retiraba la estatua de Franco de los Nuevos Ministerios, nuestro Presidente participara en un homenaje a quien se tiene por máximo responsable de la matanza de Paracuellos.

Ahora resulta que quieren borrar del callejero de Madrid los nombres ilustres de Muñoz Seca y de Rufino Blanco, —un gran escritor y un extraordinario pedagogo— por el sólo hecho de haber sido asesinados. Ser víctima por lo visto es un demérito capaz de eclipsar cualquier mérito. Repugna la idea de que se castigue la memoria de unas víctimas asimilándola a la de unos verdugos.

La inteligencia amancebada con el odio

El fanatismo español no es cosa de hoy, ni su naturaleza es estrictamente política, también es culpa de quienes no hemos sabido construir un pensamiento alternativo. Julien Benda ya denunció hace décadas la traición de los intelectuales, que ante las carnicerías de la Historia no han evitado prostituirse, justificando y glorificando a los peores verdugos que conocieron los siglos. Todavía peor, muchos que se llaman historiadores y que por su oficio debieran cultivar la objetividad, sólo son repugnantes propagandistas que cuando abordan nuestro descomunal tragedia se dedican a jalear a alguno de los dos bandos, justificándolos.
A ningún miembro de la derecha democrática francesa o alemana se le pasaría por la cabeza identificarse con el régimen de Pétain o el de Hitler, Sin embargo muchos españoles de la derecha democrática no condenan el régimen de Franco, y hasta lo defienden. Igualmente, son demasiado escasos los miembros de la izquierda democrática española que condenan las matanzas del lado republicano. Me dolió especialmente, hace un mes, comprobar que se presentaba la conmemoración de unas víctimas —los 498 religiosos beatificados— como una victoria del franquismo, cuando en realidad se trata de una victoria de la memoria sobre el olvido. A mí no se me pasaría por la cabeza considerar que el libro sobre las Trece Rosas es una victoria del estalinismo.

Una guerra de exterminio

¿A qué se debe esta situación? Sin duda al carácter de guerra de exterminio que por momentos revistió un conflicto tan largo. Recuerdo ahora mismo un titular a dos páginas del diario Claridad, órgano caballerista del PSOE: “Hay que exterminar a todos los fascistas, a los que se han sublevado y a los que no se han sublevado” o las proclamas del propio Franco: “Sabed, madrileños, que cuanto mayor sea el obstáculo, más duro será por nuestra parte el castigo [...] ¡¡Madrileños!! El día de vuestra libertad está muy próximo. Si queréis salvar la vida y evitaros perjuicios irreparables, entregaos sin condiciones, a nuestra generosidad”. Ya sabemos en qué consistió esa generosidad.

Sí, nuestra guerra fue algo espantoso y quizá convenga hablar de ello, porque la palabra es curativa, diluye los traumas y ayuda a exorcizar nuestros grandes demonios interiores.

Igualdad de las víctimas

Nos sobra mucha estupidez y nos falta mucha caridad. Veinte siglos de cristianismo no han conseguido enseñar a los españoles a pedir perdón. Para mí todas las víctimas son idénticas, son mis compatriotas, son mis hermanos

De los cientos de miles de muertos de la guerra, de la represión de guerra y de posguerra, sólo me fijaré en algunos pocos:

Los 927 hombres, mujeres y niños españoles abandonados por los franquistas a manos de los nazis y deportados a Mauthausen, donde fueron exterminados, son mis hermanos.
Los miles de personas asesinadas en Paracuellos en noviembre de 1936, son mis hermanos.
Las 13 mujeres y jovencitas fusiladas por ser "comunistas" al final de la Guerra Civil y que recordamos como las Treces Rosas, son mis hermanas.
Los 498 mártires, asesinados por su fe, y elevados hace bien poco a los altares, son mis hermanos.

A la víctima, ¿qué más le da el color de la bala? ¿qué más le dan las ideas u obsesiones del verdugo? ¿Tan difícil es de entender? ¿Tan duros son nuestro corazón y nuestro cerebro?

Algún día, las 13 rosas, los 498 beatos, los miles de Paracuellos, los 927 del tren a Mauthausen, y todos los demás mártires de nuestra guerra serán mirados con la misma caridad, con la misma solidaridad, con el mismo amor que debemos tributar a quienes se lo han arrebatado todo, por pensar distinto o por ser distintos que sus verdugos.

Mi amigo Guillermo Oncíns, que era protestante, me enseñó a leer los Salmos, ese antiquísimo concentrado de sabiduría. Uno de los más impresionantes es el de la víctima que no entiende qué provecho puede tener su dolor para el Altísimo: "¿Qué ganancia en mi sangre, en que baje a la fosa? ¿Puede alabarte el polvo, anunciar tu verdad?" (Ps, 30, 16). Y es que ante el sufrimiento, no tenemos respuestas, sólo la perplejidad que suscita la inutilidad del mal. Sin embargo Tertuliano recalcaba que la sangre de los mártires es semilla de cristianos; y es que más allá de la fe, hay que aprender a convertir el mal en bien, escuchando las voces de nuestros hermanos muertos, sacando lecciones provechosas de las peores tragedias, superando el veneno del rencor con el antídoto de la caridad.
Algún día dejaremos de usar el dolor y la Historia como armas arrojadizas.
Algún día miraremos hacia atrás sin ira, para poder mirar hacia adelante con esperanza.

Luis Español Bouché
Publicado el 29.11.2007 en Asturias Liberal

miércoles, 13 de julio de 2011

En memoria caben las cuatro letras de memo

75 años del asesinato
de José Calvo Sotelo

Hoy es el aniversario del asesinato de José Calvo Sotelo entre cuyos asesinos se contaron militantes del PSOE y, como es natural, muchos de los que están hasta las narices del guerracivilismo del Z y sus mariachis realizarán su propio ejercicio de memoria histórica.

Los ejercicios mnemónicos, en España, suelen ser ridículos porque se derivan de comportamientos y análisis esquizoides, y es que a la postre en memoria caben las cuatro letras de memo... Así que voy a desdoblarme como la chica fea de la foto e incurrir en la misma esquizofrenia dialogando conmigo mismo; luego tomaré hora con mi psiquiatra .

- Vamos a ver, Luis. No entiendo que dado el papel siniestro del PSOE durante la II República, al refundarse el socialismo español tras la guerra civil eligieran esas siglas en lugar de fundar algo nuevo. Fíjate que entre los asesinos más destacados de Calvo Sotelo, muchos tenían carné del PSOE...

- Que razón tienes, Luisito -me contesto con cariño- pero también eran católicos, ¿no? No iban a misa los domingos pero habían sido bautizados. Y como nuestra Santa Iglesia reclama el bautizo de los niños y considera suyos a los bautizados, pues ha de asumir que quienes quemaban conventos y asesinaban curas y monjas eran católicos, no practicantes, sin duda, pero católicos. Unos católicos asesinaron al católico Calvo Sotelo... Me dirás que los asesinos probablemente se hubieran carcajeado si les hubieran llamado católicos...

- Cáspita, Luis, mira que eres raro, a quien se le ocurre...

- No, si no se me ocurre a mí. Es un problema estructural de la Iglesia. Quiere representar al mayor número posible y por eso te bautizan sin pedirte la opinión, por aquello de salvarte a pesar tuyo. El Sr. Zapatero por ejemplo, bajo cuyo luminoso imperio hemos conseguido tan altas cotas de prosperidad y cordura, es católico puesto que lo han bautizado. Hizo su primera comunión y su confirmación. Se casó "por la Iglesia" cuando ya existía el matrimonio civil. Es un católico que hace leyes abortistas, leyes que suceden a las del católico Felipe González, leyes que no quitó el católico señor Aznar y ten la seguridad que no las quitará el católico Sr. Rajoy.

- A mí me encanta un reportaje gráfico que publicó Público en que ves fotos de Z en familia (se puede ver aquí e incluye la foto de la izquierda). El padre con su bigote, la madre, la abuela, el traje de primera comunión... Fotos de familia como conservamos todos en alguna caja de galletas. Fotos de una familia burguesa española de la España de Franco. Pero sigue con tu rollo, no quería interrumpirte...

- La Iglesia sufre una particular esquizofrenia -casi tan grave como la mía- y es que no quiere asumir que sus peores enemigos son sus propios y muchas veces involuntarios hijos. De una parte, la Iglesia es remisa a darte de baja, es decir, excomulgarte, y luego si tú quieres darte de baja, es decir, hacer tu apostasía, tampoco te dan facilidades. ¡Quieren conservarte con ellos, aunque te comas niños crudos o aparques en doble fila!

- Y en el redil meten a todos y de todo, ovejas negras, ovejas blancas, ovejas rosas, el mayor corral posible.

-El resultado es que los nazis eran católicos, y los que no eran católicos eran cristianos de otras confesiones. El propio Hítler era católico. Fue bautizado hizo la primera comunión y la confirmación (Pentecostés de 1904). Y los nazis eran en su totalidad cristianos, o católicos o protestantes, pero cristianos, tan cristianos como Karl Marx, que era luterano, o José Stalin que fue seminarista de la Iglesia Ortodoxa... Y lo más tremendo es cuando a los cristianos les da por matar en nombre de Cristo, que es como darle una vuelta de tuerca más a la maldad, la invesión total de valores, satanismo puro.

- En esa línea puedes decir que en la Guerra Civil española los responsables de ambos bandos eran católicos. Con la excepción de algún judío totalmente minoritario como Margarita Nelken, que por cierto, no practicaba su fe, todas las víctimas de la guerra y sus verdugos eran católicos o algún protestante como Atilano Coco (en la foto).

-Mais oui, mon petit Louis, lo has entendido. Por cierto, a Nelken la incluiste en el Parque de los Verdugos, y era una gran amiga de Fernando Condés, el responsable mayor del asesinato de Calvo Sotelo.

- Veo que vuelves al asesinato de Calvo Sotelo, ¿es culpable el PSOE de hoy de lo que hicieran los dirigentes del PSOE en el pasado?

-Digo más, ¿Es culpable el PSOE de ahora de la sublevación del 34, la quema de conventos, el asesinato de Calvo Sotelo, la milicianización de la zona republicana? ¿Es culpable el PSOE de ahora de Paracuellos, matanza ejecutada bajo el socialista Largo Caballero y atribuida a Carrillo, de las Juventudes Socialistas Unificadas?

- Hombre, si asumen las siglas, han de asumir la historia, ¿no? Fue un error, repito, lo de adoptar aquellas siglas.

- ¿Y por qué habrían de ser los únicos en asumir la historia o la responsabilidad? ¿La han asumido los otros, los herederos del bando nacional, los herederos de Franco?

- Pero Luisito mío de mis entretelas, ¿quiénes son los herederos de los nacionales? ¡Si somos todos los españoles! La España de 2011 es la heredera de la de Franco; la de Franco era heredera de la II República; la II República era la heredera de la monarquía de Alfonso XIII... Y no sólo me refiero a la continuidad de la nación, de las montañas y de los ríos, me refiero incluso a las familias. Tú busca y analiza quienes eran los papás de los actuales ministros socialistas y luego me lo cuentas. Ya tratamos el asunto cuando hablamos del abuelismo español. El PSOE es heredero del juancarlismo y de la Transición, como lo es Izquierda Unida o el PNV porque todos los partidos actuales -incluso los que se reclaman de un pasado anterior a 1936- se han constituido e inscrito en el registro de asociaciones durante la Transición y dentro de la legalidad entonces vigente que es, por cierto, la misma de ahora. Y la España de hoy es la de don Juan Carlos, que es el sucesor del Caudillo.

- Tu razonamiento me indigna, si aplicamos esa regla de tres, el Tercer Reich es el heredero de la República de Weimar y la Alemania actual heredera del III Reich.


- Pues claro. El pasado es inamovible. No lo puedes cambiar. Podrás criticar al testador, pero no puedes rechazar esa herencia que es tu propio país, esa herencia que eres tú mismo...

- Pero el Partido Popular, ¿no es acaso el heredero de la derecha franquista?

- No es más franquista que cualquier institución nacida durante la Transición. El PP se formó de nuevas con gente de viejas. Pero fueron más listos, no llamaron CEDA a su partido, ni lo llamaron Renovación Española, lo llamaron Alianza Popular y se refundó más tarde como Partido Popular. No le deben nada a la Guerra Civil por una cuestión de calendario.

- No me fastidies, Luis, en la gente del PP hay mucho franquista de corazón, empezando por el Sr. Fraga que fue ministro del Régimen y el ministro favorito del Caudillo durante años.

- Tabía peor, tocayo, candidato al Senado de AP por Madrid fue el carnicerito de Málaga, el ínclito Arias Navarro...

- ¿Ves lo que te decía? Si es que no hay por donde coger nada...

- Si hay por donde coger, se llama cristianismo. Consiste en entregarse a Jesús, en perdonar y en perdonarse, en reconocer la verdad y reparar, en romper la cadena siniestra del mal para hacer el bien, en no permitir que nos gobierne el hombre viejo, el hombre muerto, que somos nosotros mismos, tú y yo... La peor memoria histórica es la de uno mismo, todo ese inmenso depósito de basura que constituye nuestro pasado personal...

 - No pidas peras al olmo, España no es una nación cristiana. Las llamadas confesiones cristianas, ya sean católicas  o de otras salsas, ¿que tienen que ver con Jesucristo?

- Bueno, en realidad tienen que ver mucho: Dios es la meta, y cada uno se acerca como puede, a trancas y barrancas, y a veces crees que te alejas y estás más cerca, y otras veces es al revés... Y lo más divertido del asunto es que no sabemos si Dios existe o no, pero alimentamos nuestra fe con la esperanza... No sé a quién se le ocurrió lo de homo sapiens sapiens, más bien homo delirens chiflatens.

- Cambio de tercio. La gente de a pie es más interesante, siempre, que los dirigentes, no podemos atribuirle los pecados de los jefes. Los nueve millones de personas que han votado por el PSOE hace un mes no han asesinado a Calvo Sotelo. Ni lo asesinaron los miles y miles de militantes que tenía el 13 de julio de 1936.

- Según esa misma regla de tres, tampoco los votantes de Bildu han asesinado Gregorio Ordóñez ni a Miguel Ángel Blanco.

- ¿Ves lo que te decía?  Si es que no hay por donde cogerlo...

- Hombre, está la cuestión de la actitud. Lo grave del asesinato de Calvo Sotelo -además del asesinato en sí, que a una persona la arrancas de su casa, de su familia y la matas y le quitas todo lo que es y lo que podría ser- es que cuando días más tarde se produjo el Alzamiento, a Fernando Condés lo convirtieron en héroe en la zona republicana. Y cuando murió, le dedicaron su nombre a un colegio...

- Sí, lo grave del asesinato de Calvo Sotelo no es que a un señor lo asesinen, aunque sea un importante político, es la responsabilidad de los dirigentes del Frente Popular -incluidos los del PSOE- por no condenar e investigar el asesinato como se debía... El hecho de que los asesinos fueran Guardias de Asalto, es decir, funcionarios del Estado, obligaba todavía mas a tomar medidas urgentes y demoledoras. ¿Te imaginas que hoy llegara a casa de Rajoy, Rosa Díez o Artur Más un furgón de la policía, que se los llevaran no se sabe a título de qué y les pegaran un par de tiros en la cabeza? Eso exactamente fue lo que ocurrió.
- Bueno, Franco decía que Calvo Sotelo fue asesinado por el Gobierno. Lo dijo mil veces y lo repitió cuando Juan Carlos de Borbón se convirtió en su sucesor... Si quieres te leo el discurso, lo tengo fotocopiado. Y se quedó tan ancho.

- Franco y su pandilla eran unos desalmados, gente que mataba españoles o los dejaba matar por Hitler, en Mauhtausen, ya acabada la guerra civil.  Lo que dijera me da igual. Además, no es cierto que el asesinato de Calvo Sotelo se planificara en instancias gubernamentales. Lo grave fue que no se detuviera a los responsables. Y tampoco es cierto lo que algunos dicen que ese crimen desató la Guerra Civil. Sabemos que la sublevación se planificó desde mucho antes, se conservan los papeles de Mola al respecto...

- Oye, te recuerdo que tú estás loco y yo también, ¿qué logroño hago hablando conmigo mismo en lugar de tomarme un café? Que ya es tarde. Además me aburre hablar del pasado y especialmente de la Guerra Civil. Como decías tú en aquella preciosa conferencia que diste en La Coruña y que nadie recuerda, "Si quiere llegar a ser algo más que una vociferante nulidad, España debe mirar hacia atrás sin odio para poder mirar hacia adelante con esperanza".

- Por cierto, autoplagiario sin escrúpulos, eso también lo escribiste en Asturias Liberal en tu artículo sobre Memoria Histórica. Allí decías: "Algún día dejaremos de usar el dolor y la Historia como armas arrojadizas. Algún día miraremos hacia atrás sin ira, para poder mirar hacia adelante con esperanza".

- ¡Es verdad! Mecachis, ¡qué bien hablo, qué bien escribo, que bien me plagio! ¡Dame un abrazo, Luis! ¡Hazme el amor! ¡Poséeme!

- Te recuerdo que yo soy tú y tú eres yo. ¿Cuál es el más tonto de los dos? Anda, déjate de tonterías, y vente conmigo a dar una vuelta...

domingo, 12 de septiembre de 2010

Odiar en nombre de Cristo

El cristianismo degenerado y sus matanzas

El principio de degenaración lo gobierna todo
Todo lo humano consiste en la lucha a muerte -literalmente- contra la degeneración, no sólo la de nuestro organismo que va reconstruyéndose cada día para mantenerse vivo -hasta que ya no puede y colapsa- sino la de nuestras ideas.
Coges una buena idea, una idea santa, y al cabo de un tiempo, degenera. Degeneran los principios, las personas, las amistades y las cosas, mueren los amores, se agota todo lo humano y el hamster, cansado de correr en su rueda, un día ya no abre los ojos.
Por eso las instituciones que atraviesan los siglos tienen algún tipo de símbolo central, de acto fundamental para reconstruir desde dentro el castillo de naipes. Cada día se celebran en el mundo un millón de Misas. A todas horas, el cristiano se acerca a la Santa Mesa, y se renueva. Si no fuera por esa constante renovación, el cristianismo no habría pasado del siglo I.
Los pobres capullos que se obsesionan contra el enemigo externo del Cristianismo se inventan todos los días un coco distinto, antes eran el Moro, los Judíos y los Masones, luego vino el Comunismo, ahora los malos de moda son de nuevo el Islam y el Laicismo feroz, pero, independientemente de que existan -y es cierto que existen- enemigos jurados de la fe y especialmente del catolicismo, los pobres capullos se olvidan de que el enemigo siempre es interno, soy yo, eres tú, son nuestras debilidades.
¿Nunca os ha sorprendido la cantidad de gente -religiosos incluidos- que ha matado en nombre de Cristo? Siempre que paso por la calle Francisco Silvela me cruzo con la pequeña vía dedicada al primer obispo específicamente madrileño, Narciso Martínez Izquierdo, que fue asesinado por un sacerdote. Y cuando me paseo por Guipuzcoa o Navarra recuerdo las hazañas del cura Santa Cruz, aquella famosa bestia que herraba vivos a los prisioneros liberales y los fusilaba sin confesión para "asegurarse de su eterna condena".

El Continente cristiano y sus permanentes guerras
Si aceptamos que las raíces de Europa son cristianas -y quien no lo admita anda bien ciego- debemos aceptar también que los innumerables conflictos del continente algo tendrían de cristianos. Millones han sido degollados en nombre de Iglesias cristianas Únicas y Verdaderas y detrás de muchos conflictos aparentemente laicos subsisten raices religiosas. Ese es el Gran Misterio del cristianismo: cómo han conseguido ponerle a Jesús armaduras medievales o las kalachnikov de los curas guerrilleros.

El fanatismo español
Empecemos por casa, por España, donde tras la expulsión de los moriscos, hace cuatro siglos, costó Dios y ayuda aceptar otras religiones que no fueran la católica, hasta el punto de que la Constitución gaditana, generalmente considerada como liberal, prohibía otra religión que no fuera la de Roma.
Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohibe el ejercicio de cualquiera otra.
A pesar de que lentamente se aprobaron leyes que autorizaban la predicación de otras religiones, a los primeros misioneros protestantes los echaban de los pueblos, les quemaban sus biblias o les cantaban aquellos de "Fuera fuera protestantes, fuera fuera de la nación, que queremos ser amantes del Sagrado Corazón". Me enseñó entre carcajadas ese dudoso cántico Guillermo Oncíns, amigo anglicano y masón que iluminaba mis domingos con su buen humor y su profunda fe cristiana.
En cuanto a la relación con religiones no cristianas tenemos la expulsión de los judíos en 1492 -atenuada tras la asunción por Felipe II de la corona portuguesa y agravada tras la pérdida de aquella Corona- y la ya mencionada expulsión de los moriscos.

El fanatismo europeo
La historia de Europa consiste en la lenta construcción de un espacio de libertad en un continente que se caracterizó por el fanatismo religioso. Al contrario de los Estados Unidos, en Europa hemos batido todas las marcas de intolerancia, en especial durante la lucha entre los hijos de Roma y los de la Reforma. El caso español no es ni más ni menos llamativo que lo sucedido en las demás naciones de Europa; resulta incluso más moderado: todas las víctimas de la Inquisición constituyen un minúscula fracción de las matanzas de las Guerras de Religión que asolaron la Cristiandad.
Montaigne en su ensayo sobre los caníbales comparaba favorablemente el canibalismo de los tupinamba brasileños -que al fin y al cabo sólo se comían a los muertos- con las bestialidades que él mismo llegó a conocer en la Francia de las guerras de Religión, durante las cuales se entregaron personas a los cerdos para ser devoradas vivas. Pensemos en la aniquilación de la cultura monástica en toda la Europa protestante, el patrimonio cultural entregado a las llamas, las estatuas rotas o fundidas... Recordemos la Irlanda martirizada por el terror anglicano: los católicos reducidos a la categoría de ciudadanos de segunda, despojados de todo, reducidos a la inanición; un pueblo que había evangelizado a Europa en los siglos obscuros, lo perdió todo.
En el Reino Unido la discriminación oficial de los católicos tuvo que esperar el gobierno de Wellington, en 1829, para desaparecer. En Suiza, la última discriminación anticatólica sólo concluyó en 1973 cuando un referéndum, por 790.799 votos contra 648.959 suprimió los artículos de la Constitución helvética que prohibían las actividades de los jesuitas y la fundación de conventos en aquella república.
Además del eterno conflicto entre las iglesias reformadas y el catolicismo, debemos considerar la obsesión anticatólica de las iglesias ortodoxas -pensemos en el viejo Taras Bulba de Gogol- o las salvajadas rusas en Polonia, en el siglo XVIII. Se conservan grabados de aquella época en que aparecen ahorcados un perro, un judío y un católico y debajo la leyenda: "Son lo mismo".
Hablando de judíos, recordemos que Lutero fue el autor de un ensayo profundamente antijudío, Sobre los judíos y sus mentiras, y que el nazismo no es más que la expresión laica del luterano odio al judío a las órdenes de un católico como Adolfo Hitler.

La religión anticristiana del laicismo radical
La obsesión anticristiana del laicismo revolucionario participa del elemento religioso que se supone que quiere extirpar de raíz, porque religioso y muy fanático es el sometimiento a la Diosa Razón; en otra entrada consideramos la idolatría que se practica en las naciones sometidas a la tiranía marxista, donde se adoran momias y estatuas de los caudillos muertos.
La obsesión anticatólica no es el monopolio de la Francia revolucionaria; la mayor matanza de curas y monjas católicos en el siglo XX fue obra de españoles y en España A Javier Pruszyński, que llegó a ser embajador de la Polonia comunista en los Países Bajos, le llamó la atención la persecución antirreligiosa en la zona republicana y sentenció: “Las principales víctimas de la Revolución francesa fueron los aristócratas y cortesanos; las de la Revolución rusa, los terratenientes y las de la revolución española, los curas”. El fusilamiento del monumento al Corazón de Jesús es algo tan increíble que si no existieran fotografías, nadie se lo tragaría.
Notemos también que el genocidio anticatólico en zona roja tiene un siniestro paralelo en zona nacional donde se asesinó a un pastor protestante como Atilano Coco o se trató de exterminar a los masones, comunistas y demás rojos.
Y es que el enfrentamiento entre rojos y azules no se puede desligar del todo del conflicto entre catolicismo y protestantismo, pero en una versión simétrica negativa: anticatolicismo en los rojos y antiprotestantismo en los azules. Notemos que los rojos que mataban curas, habían recibido el Bautismo y eran, nominalmente, cristianos.

Las luchas entre distintas confesiones protestantes
Añadamos las seculares persecuciones entre los distintos cristianos no-católicos: luteranos contra anabaptistas (el grabado de la izquierda es del clásico menonita Martyrs Mirror) y anglicanos contra puritanos...
Así, a las distintas Inquisiciones católicas se suman las instituciones equivalentes en el mundo protestante como la que permitió a Calvino asesinar a Miguel Servet recurriendo a ese arma de destrucción masiva del pensamiento y la libertad que han sido los tribunales eclesiásticos, y vale la pena recordar que los peregrinos del Mayflower huían de la Inglaterra anglicana.

El suicidio de la cristiandad oriental
Saliendo de Europa, pero no de la Cristiandad, pensemos en las tremendas convulsiones vividas por el imperio bizantino, por la cuestión monofisita o la iconoclastia...
Resulta asombroso comprobar cómo los cristianos se han despanzurrado durante siglos en nombre de un Dios de amor por un filioque allá estas pajas. Cuando uno piensa en la situación de los cristianos en Tierra Santa, se asombra de que todavía tengan ganas de currarse entre ellos como no hace mucho en Belén, el día de Navidad, sacerdotes griegos ortodoxos se dieron de escobazos y bofetadas con sacerdotes cristianos armenios en plena basílica de la Natividad y tuvieron que separarlos los policías israelíes.
Se atribuye al Islam la desaparición de los cristianos de Oriente, simbolizada por esos cuatro minaretes junto a Santa Sofía; es en gran parte cierto, pero nunca Mahoma y sus huestes hubieran podido llegar tan lejos de no estar irremediablemente divididos los propios cristianos en distintas iglesias que se aborrecen con secular profesionalidad.

El caso irlandés
Me diréis con razón que el conflicto religioso intercristiano es una reliquia del pasado. Sí, y no.
En España, sin ir más lejos, la Conferencia Episcopal siempre defendió a los obispos etarras hasta  que por fin, a partir de Rouco, los obispos se pudieron del lado de las víctimas y no de los verdugos. Recordemos que la Conferencia Episcopal, accionista de la COPE, quiso echar a Alfonso Ussía por aquel villancico suyo "En el portal de Belén  / ya no tocan la zambomba / porque un hijo de Setién / dicen que ha puesto una bomba".
El caso irlandés es todavía más espectacular porque allí se ha vivido algo muy parecido a una guerra civil religiosa cuyos rescoldos, todavía tibios, pueden volver a incendiar el Ulster. Hasta hace veinte años Irlanda del Norte era una suerte de Beirut con los asesinos y batasunos del Sinn Fein llamados también "republicanos" de un lado y del otro a la Orden de Orange y los escuadrones de la muerte "unionistas". El Sinn Fein son católicos y los unionistas y orangistas protestantes. Ambos son cristianos y debieran creer en el amor etc.  bla, bla, bla...
Recuerdo entre las innumerables bestialidades aquella singular hazaña que consistió en que unos unionistas (protestantes), trasl apalear al joven Harry McCartan (católico), le clavaron las manos a una valla en un remedo de crucifixión. Y esa bestialidad no es nada al lado de los cientos de personas asesinadas a golpe de bomba, y los miles de apaleados y humillados en nombre de Jesucristo (!).
El árbol del odio sólo produce frutos degenerados como el reverendo Paisley, el pastor protestante que interrumpía a Juan Pablo II en el Parlamento Europeo y lo llamaba "Anticristo". A Paisley, por cierto, la Reina Isabel II, Defensora de la Fe y cabeza de la Iglesia Anglicana,  y el gobierno británico del Sr. Cameron lo han nombrado hace dos meses barón de Bannside (!) El ayatollah Paisley está tan chiflado que recuerda a esos discípulos españoles de monseñor Lefebvre que piensan que Franco es la cuarta persona de la Trinidad o que intentan asesinar al Papa para "salvar el catolicismo".

El odio descentra
Vistos los hechos podríamos preguntarnos por la causa que los impulsa. ¿Cómo se puede vestir a Jesucristo con trabuco y boina roja? ¿Qué clase de patología nos permite degenerar tanto?
Así como el amor y la caridad nos permite centrarnos en nosotros mismos y en la realidad, el odio, esencialmente, descentra. En lugar de examinar mi propia conducta para tratar de ser mejor, me entretengo en aborrecer a otros. En este sentido recuerdo cómo Hulk cuando se enfadaba se convertía en un tío desagradable de color verde...
Mientras la jerarquía católica irlandesa se preocupaba de bendecir a los terroristas del Sinn Fein, se olvidó de la situación de los niños sometidos a abusos. En este sentido la carta del Papa Benito a la Iglesia de Irlanda no tiene sólo la virtud de permitir aflorar la verdad -la verdad es profundamente sanadora- sino que le ha dado a la jerarquía católica la opotunidad de recentrarse, concentrándose en una labor positiva: escuchar a las víctimas y hacer justicia, en lugar de despeñarse en la demencia nacional-religiosa.
En conclusión, si los cristianos hemos convertido a través de los siglos el mensaje de amor de Cristo en pretexto de guerras y matanzas ¿qué cabe esperar de otras creencias cuya visión del amor es el sometimiento y cuyos profetas son ante todo jefes militares?

lunes, 10 de mayo de 2010

Mauthausen

En Mauthausen, con la complicidad de Franco, miles de españoles fueron asesinados por los nazis

Voy a hacer algo histórico, único, especial e irrepetible. ¡Voy a decir algo agradable de Zapatero! Sí, incluso Zapatero tiene alguna cualidad; hay alguna luz, en esa oscuridad... Me refiero al hecho de que bajo nuestro actual mandatario, por primera vez un gobierno de España se ha preocupado por la memoria de los miles de españoles exterminados en Mauthausen, -que llevaron ese triangulito azul con la S de Spanien- algo que no hicieron ni los gobiernos de UCD, ni los de Felipe González ni los de Aznar.
Me fastidia que el mismo Zapatero que se preocupa de la memoria de los exterminados en Mauthausen sea el mismo que tributa homenajes a Carrillo o que prostituye algo tan noble como la Memoria Histórica, como si le importaran tres narices las víctimas del otro bando. Pero no repetiré aquí lo que ya escribí en otro artículo, que la repetición es un síntoma de senilidad, y bastantes canas y arrugas me avejentan ya...

Exterminados con la complicidad de Franco
Como la liberación del campo de exterminio de Mauthausen se realizó el 5 de mayo de 1945, ayer pasaron por la dos de TVE un oportunísimo especial -obra de Alfonso Domingo, el biógrafo de Melchor Rodríguez- recordando a los miles de españoles asesinados por los nazis con la necesaria complicidad de las autoridades franquistas.
En aquella época, Franco era el aliado vergonzante de Hitler, y miles de españoles encuadrados en la División Azul luchaban "contra el comunismo" con uniforme alemán en las estepas de Rusia. Sin embargo, mientras unos españoles morían luchando por la victoria de Hitler, otros españoles eran congelados y hervidos vivos -así como suena- en el marco de las experiencias de los "médicos" del mismo Hitler.
Nunca en la historia se ha visto que un país permita a su aliado exterminar a sus compatriotas; precisamente el crimen original del franquismo consiste en considerar que los "rojos" no eran españoles y que por tanto en España no había Guerra Civil. [La primera vez que he encontrado la expresión es en un artículo de Antonio Olmedo Delgado, director durante años del ABC de Sevilla]. En la misma línea, Hitler consideraba que los judíos no eran alemanes.
Siempre me ha asombrado que un régimen como el de Franco que salvó a miles de judíos en Hungría del exterminio nazi, sin embargo aplaudiera el exterminio de su propia gente por extranjeros, pudiéndolo hacer él mismo. Recordemos que, asesorado por sus amigos alemanes, Franco convirtió algún campo de concentración en virtual campo de exterminio, aunque aquí no llegamos a estrenar cámaras de gas. El siniestro campo de Miranda de Ebro se llevó por delante a mucha gente, y entre otros a racimos de franceses enemigos de Vichy que cruzaban la frontera ilegalmente y se hacían pasar por "canadienses".
En eso consistía el patriotismo de Franco, el cristianísimo Cruzado que ponía banderas con la cruz gamada junto a la Virgen, sin considerar que Jesús y su Madre eran judíos...[Esa  extraordinaria foto de arriba la saqué de aquí]. El mismo patriota cinismo que emplearon en condenar por "auxilio a la rebelión " a los que no se alzaron; el mismo cinismo de la Ley de Responsabilidades Políticas, que te imputaba en 1939 lo que era perfectamente legal en 1936; el mismo cinismo con el que Franco, con su peculiar sentido del humor, imitaba a Fernando VII y le conmutaba a un reo dos de las tres condenas a muerte. Nunca he comprendido como no se han hecho más novelas o películas sobre ese monstruo, tomando chocolatito con picatostes, mientras firmaba penas y más penas de muerte...
Gracias a las hemerotecas digitales y blogs como "Todos los rostros" se van difundiendo fotografías extrarordinarias que investigadores como Javier Rodrigo, Mirta Núñez y tantos más van sacando de las cajas y colecciones públicas.

Mi historia personal con Mauthausen
Hace casi veinte años me conmovió mucho la lectura de la obra de Mariano Constante y Eduardo Pons Prades, Los Cerdos del Comandante, que ofrece interesantísimos detalles sobre el exterminio de miles de españoles, no sólo en Mauthausen sino en las islas anglonormandas. Los turistas que visitan Jersey o Guernesey ignoran que en el cemento de las construcciones dejadas por los nazis, están incorporados los huesos de cientos de españoles. Por lo visto los huesos hacen buen mortero, por lo del calcio.
Hace 18 años quise -como siempre sin éxito- que en Madrid hubiese una placa en memoria de los españoles asesinados en Mauthausen con la complicidad necesaria de Franco. También pedí -no hace falta añadir que sin éxito- un monumento en memoria de las vícitmas de ETA que por fin, con doce años de retraso se inauguró en República Dominicana a iniciativa de DENAES. También planteé -por pedir que no quede- la necesidad de un museo de la Guerra Civil como los que tienen los americanos. Naturalmente, no me hicieron caso. Nunca he sabido moverme bien con la gente de arriba, esos genios universales que adoctrinan el mundo con su talento inmarcesible. Será que tanta luz e inteligencia reunidas acaban por deslumbrarme.

INCISO Os  confesaré un secretillo: lo de escribir a concejales de cultura y tal no surte efecto. Sólo si vas acompañado de Fulano o Mengano te hacen caso, y las cosas funcionan así y no asá. Fijaros que hace cinco años que pedí una plaquita en memoria de Julián Juderías; que me expresó su apoyó la Real Academia de la Historia; que me molesté en molestar a distintos responsables y... no he vuelto a tener noticias. Yo con el Ayuntamiento de Madrid, sus pompas y sus obras, estoy gafado. Voy a dedicarme a escribir cartas al Alcalde "Excmo. Sr. sobre todo NO dedique una calle a Julián Juderías; NO se le ocurra recordar su natalicio en la calle de Goya; BAJO NINGÚN CONCEPTO recuerde con otra placa la casa de la calle Preciados en que entregó su alma a Dios". A ver si así consigo que me hagan caso. FIN DEL INCISO


Pero volvamos a 1995; el que sí me hizo caso fue Antonio Herrero, que en paz descanse. La COPE, el 5 de mayo de 1995, recordó a los españoles exterminados allá, en la lejana Austria. Pero fracasé rotundamente respecto del Ayuntamiento; tambien sugerí en aquel año a la Biblioteca Nacional que hiciera una exposición sobre libros relacionados con el tema de Mauthausen; ocioso será añadir que no me hicieron caso.
En aquella lejana época gobernaba España el Partido Socialista de Felipe González que no quería abrir el famoso melón de la Memoria Histórica. En el ayuntamiento de Madrid gobernaba el PP. Era el primer mandato de  Álvarez del Manzano.
En el fondo mi titanic personal no era más que el reflejo de mi indudable fracaso en la pretensión de escribir una historia de España que no esté alineada con los hunos y los hotros. En España a la gente lo que le gusta es leer que su abuelo tenía razón, y punto; hay que escribir para alguno de los dos bandos, en caso contrario, no vendes.

1994: medio siglo de Normandía y una carta de Solana
Inasequible al desaliento, poco después, cuando se conmemoró el L aniversario del Desembarco de Normandía,  me indignó que nada se hiciera para recordar a los españoles que liberaron París. Toda Europa estaba en las playas normandas, en junio de 1994,  pero de todas las banderas faltaba la española a pesar del enorme peso de los soldados españoles entre las fuerzas aliadas. Escribí a don Javier Solana —a la sazón Ministro de Asuntos Exteriores— rogándole que se hiciera algún acto en memoria de aquellos hechos. Me contestó el Sr. Solana el 16.6.1994 con una amabilísima misiva que no creo indiscreto reproducir a continuación, porque honra más a quien la escribe que a quien la recibe: “Estimado amigo: Pocas cartas en mi ya larga vida política me han conmovido como la que usted me dirige. La rapidez con la que se sucede la historia nos hace arrinconar en la memoria algunos de los momentos mas emocionantes que hemos vivido, y entre ellos la contribución anónima de muchos españoles que dieron su vida por liberar a Europa de la ocupación nazi con la esperanza de que con ello luchaban por su patria. Cuando el 14 de julio desfilen las tropas españolas en París, esta vez bajo nuestra bandera, en mi mente y en la del Presidente del Gobierno estarán los héroes españoles de la División Leclerc, y a ellos se les estará rindiendo merecido homenaje. Javier Solana”. Aludía el ministro al hecho de que en el tradicional desfile del 14 de julio de aquel año, desfiló un destacamento español junto a las tropas francesas. Diez años después, en 2004, se realizó un homenaje a los españoles de la 2ª División Blindada, pero no lo hacía el gobierno de González, ni el de Aznar, sino el de Zapatero.

El Partido Popular y la Historia
Llama la atención que un partido como el Popular que, contrariamente al PC, al PNV o al PSOE no participó en la Guerra Civil -entre otros detalles sin importancia porque en aquel entonces no existía- tenga tantos problemas para aceptar la Historia en su conjunto y evitar caer en provocaciones facilonas de sus rivales.
No entiendo por qué en Madrid seguimos sin Museo de la Guerra Civil, donde podría haber una sala dedicada a los fusilamientos y garrotes de los hunos y a los paracuellos de los hotros. No lo entiendo, y no lo entenderé en la vida.
Me diréis, con razón: "Bueno, pero es que hay mucho peposo hijo o sobrino de gente que estuvo con el bando nacional, por no hablar de nuestro presidente histórico el Sr. Fraga". Yo contesto que Fraga franquista será -hasta las cachas- pero no estuvo en la Guerra Civil, como sí estuvo Carrillo, por una cuestión de edad. Y el más franquista de todos, el sucesor de Franco que Dios guarde muchos años. Y franquistas en España han sido muchos, y sus retoños están ahora en todos los partidos de España, incluido claro está el PSOE de la (des)Memoria. La España de don Juan Carlos es la España de Franco, tras la Transición, igual que la España de Franco es también la de la II República, tras la Guerra, y la España de la II República era la de Alfonso XIII. Os confesaré un secreto masónico de grado 69: España sigue donde estaba, al sur de los Pirineos, ¡asombraros! Como en 1900, en 1492, en el 711... Es lo que tiene la puñetera geografía.
La victoria final de la Tercera España
Lo curioso del tema es que la Tercera España, la que no se identifica con las dos Españas terribles, la que perdió la guerra por partida doble -la España de Clara Campoamor-  sin embargo ha ganado la paz. Hoy el 99,99% de los españoles constituyen la Tercera España, no se identifican con los chequistas de un bando ni los pelotones de ejecución del otro. Entonces, ¿por qué esa apacible España está fuera de los medios de comunicación o del mundo editorial? Quizá algún día esa España nueva se desprenderá del lastre de sus complejos históricos, de esos retazos de España nueva y tratará de crearse un futuro asumiendo el pasado. Pero no sé si lo verán mis ojos... En cualquier caso, haría bien el Partido Popular en recuperar la expresión "tercera España" si no quiere que Rosa Díez se le adelante. Claro que ni siquiera Darwin podría contestar a la pregunta de si hay vida en Génova...
Luis Español Bouché

Las tropas aliadas en el campo de Mauthausen (5.5.1945)
Se puede apreciar la larga pancarta de bienvenida en español

lunes, 18 de enero de 2010

El verdadero escándalo de Paracuellos

Los muertos no tienen bando ya que sus nietos se despreocupan de la suerte que corrieron sus abuelos

Juan de Mairena acuñó un pareado muy revelador: “La derecha de España, ¡tan mezquina y tacaña!”. Soy enemigo de generalizaciones, pero algo cierto hay en el aforismo machadiano: los mismos que se gastan la hijuela en una boda o en un coche deportivo, antes se comen a sus hijos que soltar un euro en memoria de los muertos, se trate de muertos anónimos o de sus propios muertos, de su propia gente. Así, los que acusan, no sin razón, al Gobierno de politizar la Memoria Histórica, es decir, la memoria de los “otros”, tampoco se preocupan de la memoria de los que identifican como “suyos”.
No vayais a pensar que se trata de un alarde de generosidad, de caridad cristiana, de elogiable inclinación por el perdón. No, en absoluto: se trata de egoísmo puro y duro, que podríamos traducir por "dejemos a los muertos en el hoyo, que todavía quedan muchos bollos".

Los muertos de Paracuellos

Cojamos, por ejemplo, el caso de las matanzas de Paracuellos del Jarama. En el cementerio de dicho pueblo reposan miles de cadáveres de los que fueron sacados de la cárcel y luego asesinados a partir de los primeros días de noviembre de 1936. Algunas de las víctimas de Paracuellos, las menos, son padres, tíos o abuelos de personas hoy día relevantes y que gozan de medios importantes. Pero no parecen tener el menor interés en buscar culpables de la matanza.


Carrillo ¿culpable?

Muchos acusan a Santiago Carrillo de haber tenido un papel relevante en las matanzas pero parecen incapaces de llevar esas acusaciones más allá de una tertulia de bar. Si piensan que, realmente, Carrillo es culpable, ¿por qué no lo han llevado ante los tribunales? Y no me refiero sólo a los tribunales españoles, cuya sensibilidad política ha quedado tan acreditada como desacreditadas sus resoluciones; lo de Paracuellos entra en la tipología del genocidio y por lo tanto puede aplicársele, en tribunales extranjeros, la misma doctrina expuesta una y otra vez por la Audiencia Nacional, que pretende entender de los crímenes de sátrapas chilenos o africanos. Si Carrillo es culpable, y hay fuertes presunciones al respecto, ¿por qué no lo demandan en un tribunal de Bruselas o Nueva York? Los mismos grupos de comunicación como Libertad Digital que se ceban con Carrillo y lo (des)califican como "doctor horroris causa" mueven muchos millones de euros, ¿no pueden gastarse unos pocos miles en contratar un buen abogado? Sería un buen titular: "Un tribunal belga encausa a Santiago Carrillo por la matanza de Paracuellos"; sólo en publicidad cubrirían gastos a los veinte minutos, qué digo, a los veinte segundos...

¿Quién hará justicia a esas víctimas?

Una de dos, o Carrillo es inocente o es culpable. En el primer caso los que lo acusan son unos difamadores; en el segundo caso los que, teniendo motivos, medios e interés legítimo no hacen nada por la memoria de las víctimas, de sus deudos, son, como mínimo, unos mezquinos. En eso consiste el verdadero escándalo de Paracuellos, que quien puede hacer algo, quien tiene recursos y legitimación para actuar, no hace nada.
Si ni Carrillo ni nadie es culpable, habrá que pensar que los miles de muertos de Paracuellos no fueron asesinados, sino que después de atarse ellos mismos de pies y manos supieron ametrallarse y, una vez muertos, enterrarse sin ninguna ayuda, lo cual, me concederéis que no deja de tener cierto mérito... España, tierra fecunda y asombrosa donde tiene su asiento todo milagro...¿Quién iba a decirnos que un día un ministro de Franco iba a unirse al Sr. Carrillo para encarrilar nuestra democracia?
Luis Español Bouché