Supongo
que se trata de algún mecanismo inconsciente de lo que me queda de
cerebro, que se encarga de formatear el pasado y sus dolores para dejar
limpio y expédito el disco duro. Lo cierto es que cada día tengo menos
memoria y en el fondo, me alegro. Nada hay más estimulante que vivir el
presente, y ayuda mucho a ello la incapacidad de acumular recuerdos, ni
buenos, ni malos. Supongo que es una gran
fortuna, al fin y al cabo por cada gota de miel hay océanos de hiel, la
vida es una pura injusticia, una suma de ocasiones perdidas, así que la
amnesia es un requisito de la felicidad.
Cada día me despierto de mejor
humor, adiós anclas y rémoras pasadas, adiós amores traicionados, adiós
esperanzas incumplidas. El futuro es mío, y no lo compartiré con nadie.
Ajá, querido Luis, has logrado hallar la llave de la felicidad: la ignorancia. Es la lobotomía el paraíso? Se admiten apuestas...
ResponderEliminarPues si no es el paraíso, se le parece mucho.
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