Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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lunes, 3 de mayo de 2010

Cristo Salvador en Moscú


La Fe siempre derrotará a la Tiranía

Siempre me he negado a tener amigos tontos, porque la estupidez es contagiosa; y sólo frecuento a gente inteligente, por si se me pega algo. Una de las formas más habituales de estupidez es el pesimismo.
El pesimista es, esencialmente, un aburrido que practica la estulticia voluntaria y se niega a ver la realidad. Nuestros medios son pesimistas porque no les interesa la verdad, y los periodistas tampoco dan mucho de sí, y nos organizan esa vergüenza de televisión que tenemos con gente que se insulta y dice palabrotas, programas deleznables para llenar de basura la mente del personal..

El mundo en positivo 
Recuerdo que hace años le propuse a distintos conocidos del mundo mediático -quizá no eran los más adecuados- hacer una serie  de artículos, "España en Positivo" o "El Mundo en Positivo" pero jamás les interesó. ¿Por qué hablar de la Primavera o de la Luz, si tenemos siempre algún Invierno que contar, alguna Noche en la que recrearnos?
Por eso no leo los periódicos, ni me interesa lo más mínimo esa pesadilla a la que otros llaman comunicar. El resultado es que de algunos países no tenemos nunca más que malas noticias, o pesimas. En España no debemos ser más de un puñado -ahora espero que seamos más- los que sabemos algo de la historia del mayor templo ortodoxo, la Catedral de Cristo Salvador en Moscú.
Habiendo terremotos catastróficos y enfermos terminales en que recrearse, ¿para qué contar la historia de la Muerte y Resurección de un templo destruido?
Ese templo, elevado durante el siglo XIX, respondía a la ilusión de los Zares por conmemorar la victoria sobre Napoleón. Lo levantaron delante del Kremlim.
Llega la Revolución de Octubre y con los comunistas en el poder, empieza el desmantelamiento de iglesias -muchas convertidas en museos o Casas del Pueblo- y la persecución de los religiosos.
En 1931 Stalin tomó la decisión de derribar el templo y de elevar, sobre el mismo solar el que iba a ser mayor edificio del mundo, el Palacio de los Soviets. En el colosal proyecto original,  una gigantesca estatua de Lenin remataba el edificio. El despacho de Stalin debía estar dentro de la cabeza dicha estatua... Los propagandistas comunistas, orgullosos de su labor, filmaron el despojo del templo, desnudado de sus mármoles -parte de los cuales fueron usados en el Metro de Moscú- oros, malaquitas e iconos, y luego volado en pedazos.
Podéis ver a continuación algunas imágenes recuperadas de dichas filmaciones:
 

El proceso de construcción sufrió distintos avatares técnicos como la infiltración de aguas subterráneas. Más tarde, la invasión alemana obligó a utilizar el acero originalmente previsto para el Palacio. Así que en lugar de torre monumental, en tiempos de Kruschev se convirtió el solar en piscina al aire libre, la piscina "Moscú".
Pueden leerse algunos detalles en distintos artículos de La Aventura de la Historia.

Resurección del Cristo Salvador (1988-2000)
Tras la caída del muro, la Iglesia Ortodoxa tuvo que afrontar varios desafíos. Refundar su clero, ya que se sospechaba que muchos popes eran agentes del Estado, y reconstruir sus templos. Parte del desafío, muy simbólico, se plasmaba en la voluntad de levantar sobre el solar del antiguo Cristo Salvador una réplica del templo destruido, con toda la exactitud que permitían los planos y fotografías conservados del antiguo edificio. Las obras empezaron en 1994 y como la fe mueve montañas, sobre todo cuando va acompañada de excavadoras, se consagró la nueva Catedral en el año 2000, desafiando el tercer milenio.
En esta filmación de aficionado se puede contemplar el interior del templo, completamente redecorado siguiendo las pautas decimonónicas en lo que representa una admirable labor de recuperación y restauración:

 

La Iglesia Ortodoxa nunca me ha resultado especialmente simpática, porque su anticatolicismo y ultranacionalismo me aburren, así como su incapacidad para renovarse y superar ese islamismo cristiano que no puede ni sabe distinguir entre lo que es del César y lo que es de Dios.
Sin embargo siempre he admirado su capacidad de supervivencia y la moraleja de lo sucedido en Rusia debe infundirnos optimismo: las Puertas del Infierno no prevalecerán.

viernes, 22 de enero de 2010

Zombis contra momias

No es razonable confundir los deseos de renovación interna del Partido Popular con la exigencia de un cambio de modelo constitucional

Una de las razones por las que en España tardan tanto tiempo en cambiar las cosas y somos la patria del concepto de Leyenda Negra son la exageración y el radicalismo con que se expresan los enemigos del statu quo. Y es una pena, porque muchas veces los críticos aciertan en un aspecto de sus diagnósticos, pero el tremendismo los convierte en elementos de risa, en émulos de Fray Gerundio cuyo destino definitivo es la Cacharrería del Ateneo de Madrid, donde todo fracaso tiene su asiento y toda soflama su eco. Esencialmente, las cosas no cambian porque los que hablan de cambios se recrean en un discurso incendiario, perfectamente estéril, que crea más aversión que adhesión. No es ultraderecha ni ultraizquierda, es ultramemez: si quieres intervenir en política, la primera regla que tienes que aceptar es que a la gente normal no le gustan los anormales, y que para llevarte a la cama al público tienes que seducirlo, no espantarlo. Siempre resulta patético ver a señores mayorcitos y vacunados jugar la carta de la provocación infantil: caca, culo pedo, pis… Son versiones castizas de Daniel Cohn-Bendit, encarnación perenne de la impertinencia, al que no le importaría destruir la galaxia para conseguir un escaño.
Hace años que apoyo, y seguiré apoyando, a quienes laboren para democratizar la estructura del PP: le hacen un gran favor al partido y, de rebote, a España. Me gusta la Política con P mayúscula, la de las ideas. Por eso ayer asistí a la presentación de un “Foro del Partido Popular” en el hotel Sanvy, foro que abordaba el tema "Crisis nacional y regeneración del sistema político surgido del pacto de la Transición".
Se habló de todo pero sobre todo se habló demasiado de demasiados temas porque en el fondo aquello era un popurrí de gente muy diversa: los partidarios de la democracia interna, ¡que Alá los bendiga!, y otros señores muy distintos que pretenden modificar España de cabo a rabo y que hoy por hoy son cuatro gatos y España no les hace ni caso porque ni siquiera sabe que existen.
De entrada, los organizadores en su página web nos proponían, para mejorar el partido, cambios constitucionales como acabar con la monarquía, elegir a los fiscales y optar por el régimen provincial en lugar del autonómico. El resultado de ese gazpacho era una sensación de irrealidad. Proponer cambiar España para cambiar el PP es como si para redecorar su boudoir Madame de Pompadour pretendiera arrasar Versalles. Es un concepto neroniano del poder: peguemos fuego a Roma, y así podremos echar a patadas a los gusanos gurtelianos.
Me daba pena que se desperdiciara esa oportunidad porque a lo largo de la farragosa exposición, hubo intervenciones brillantes como la de una diputada del parlamento catalán, Carina Mejías, y entre los asistentes se encontraban gente estupenda cuya trayectoria merece general respeto: políticos que apostaron su futuro a la carta de las elecciones primarias, entendidas como democracia interna, o Jesús Neira, apotegma del valor en todas las acepciones del término.
Me daba pena, también porque entre los organizadores tengo buenos amigos, y por eso les digo lo que pienso, porque amigo es el que te da buen consejo y no el que te anima a lanzarte al vacío.

En general todos los sectores críticos de cualquier tipo de asociación en España son clubs de rebotados; al oso goloso le fastidia que le quiten su jarrita de miel, y llora mucho en los rincones “tengo haaambre, tengoooo sed, sois malooooos, buaaaa”. Qué duda cabe que las estructuras de los partidos en España —y el PP no es ajeno a la regla— se asemejan a la Nueva Guinea del siglo XIX, una isla rodeada de tiburones y poblada de caníbales adeptos al famoso apotegma: de la mar el mero, y de la tierra el misionero. El grado de hijoputez de nuestros Vellidos Golfos hijos de Golfos Vellidos ofrece dimensiones cósmicas. Resulta estremecedor oír a las víctimas de la política con p minúscula relatar su experiencia personal, una historia de traiciones y puñaladas por la espalda con cuchillos cachicuernos.
Pero también es cierto que junto a los corruptos, los sicarios, los miserables correveidiles y clones de Pierre Nodoyuna, en el PP hay gente estupenda que cree en España, en la familia, en la democracia, en la libertad y en el trabajo; gente que espera con ansiedad e ilusión nuevos discursos, una estructuración de la diversidad ideológica de un gran partido en el que se juntan desde franquistas recalcitrantes a liberales y republicanos de derechas, pasando por los democristianos.
La verdad es que la gente que mejor me cae del PP son la base actuante, los chavales ilusionados y los nada jóvenes militantes que embuchan sobres, venden lotería para el partido, hacen de interventores en las elecciones o pegan carteles. Son la mejor gente, gente que se merece líderes limpios, líderes sencillos con ideas claras y creencias firmes que se limiten a pretender gobernar bien, sin estridencias, con justicia e ilusión; es una base siempre disponible, siempre voluntaria y que el partido no se merece.
Resulta ridículo pretender desenterrar cadáveres políticos para enfrentarlos a la embalsamada ejecutiva nacional del PP, no tan embalsamada como se cree, pero si muy calladita. Zombis contra Momias es una película que quizá pueda gustar a los amantes del cine gore, pero a mí personalmente me aburre.
Luis Español Bouché