La Fe siempre derrotará a la Tiranía
Siempre me he negado a tener amigos tontos, porque la estupidez es contagiosa; y sólo frecuento a gente inteligente, por si se me pega algo. Una de las formas más habituales de estupidez es el pesimismo.
El pesimista es, esencialmente, un aburrido que practica la estulticia voluntaria y se niega a ver la realidad. Nuestros medios son pesimistas porque no les interesa la verdad, y los periodistas tampoco dan mucho de sí, y nos organizan esa vergüenza de televisión que tenemos con gente que se insulta y dice palabrotas, programas deleznables para llenar de basura la mente del personal..
El mundo en positivo
Recuerdo que hace años le propuse a distintos conocidos del mundo mediático -quizá no eran los más adecuados- hacer una serie de artículos, "España en Positivo" o "El Mundo en Positivo" pero jamás les interesó. ¿Por qué hablar de la Primavera o de la Luz, si tenemos siempre algún Invierno que contar, alguna Noche en la que recrearnos?
Por eso no leo los periódicos, ni me interesa lo más mínimo esa pesadilla a la que otros llaman comunicar. El resultado es que de algunos países no tenemos nunca más que malas noticias, o pesimas. En España no debemos ser más de un puñado -ahora espero que seamos más- los que sabemos algo de la historia del mayor templo ortodoxo, la Catedral de Cristo Salvador en Moscú.
Habiendo terremotos catastróficos y enfermos terminales en que recrearse, ¿para qué contar la historia de la Muerte y Resurección de un templo destruido?
Ese templo, elevado durante el siglo XIX, respondía a la ilusión de los Zares por conmemorar la victoria sobre Napoleón. Lo levantaron delante del Kremlim.
Llega la Revolución de Octubre y con los comunistas en el poder, empieza el desmantelamiento de iglesias -muchas convertidas en museos o Casas del Pueblo- y la persecución de los religiosos.
En 1931 Stalin tomó la decisión de derribar el templo y de elevar, sobre el mismo solar el que iba a ser mayor edificio del mundo, el Palacio de los Soviets. En el colosal proyecto original, una gigantesca estatua de Lenin remataba el edificio. El despacho de Stalin debía estar dentro de la cabeza dicha estatua... Los propagandistas comunistas, orgullosos de su labor, filmaron el despojo del templo, desnudado de sus mármoles -parte de los cuales fueron usados en el Metro de Moscú- oros, malaquitas e iconos, y luego volado en pedazos.
Podéis ver a continuación algunas imágenes recuperadas de dichas filmaciones:
El proceso de construcción sufrió distintos avatares técnicos como la infiltración de aguas subterráneas. Más tarde, la invasión alemana obligó a utilizar el acero originalmente previsto para el Palacio. Así que en lugar de torre monumental, en tiempos de Kruschev se convirtió el solar en piscina al aire libre, la piscina "Moscú".
Podéis ver a continuación algunas imágenes recuperadas de dichas filmaciones:
El proceso de construcción sufrió distintos avatares técnicos como la infiltración de aguas subterráneas. Más tarde, la invasión alemana obligó a utilizar el acero originalmente previsto para el Palacio. Así que en lugar de torre monumental, en tiempos de Kruschev se convirtió el solar en piscina al aire libre, la piscina "Moscú".
Pueden leerse algunos detalles en distintos artículos de La Aventura de la Historia.
Resurección del Cristo Salvador (1988-2000)
Tras la caída del muro, la Iglesia Ortodoxa tuvo que afrontar varios desafíos. Refundar su clero, ya que se sospechaba que muchos popes eran agentes del Estado, y reconstruir sus templos. Parte del desafío, muy simbólico, se plasmaba en la voluntad de levantar sobre el solar del antiguo Cristo Salvador una réplica del templo destruido, con toda la exactitud que permitían los planos y fotografías conservados del antiguo edificio. Las obras empezaron en 1994 y como la fe mueve montañas, sobre todo cuando va acompañada de excavadoras, se consagró la nueva Catedral en el año 2000, desafiando el tercer milenio.
En esta filmación de aficionado se puede contemplar el interior del templo, completamente redecorado siguiendo las pautas decimonónicas en lo que representa una admirable labor de recuperación y restauración:
La Iglesia Ortodoxa nunca me ha resultado especialmente simpática, porque su anticatolicismo y ultranacionalismo me aburren, así como su incapacidad para renovarse y superar ese islamismo cristiano que no puede ni sabe distinguir entre lo que es del César y lo que es de Dios.
Sin embargo siempre he admirado su capacidad de supervivencia y la moraleja de lo sucedido en Rusia debe infundirnos optimismo: las Puertas del Infierno no prevalecerán.