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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

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lunes, 19 de enero de 2015

Teoría del golpe de estado judicial


No se sabe muy bien qué es y en qué consiste un golpe de Estado.
Para el diccionario de la RAE, se trata de una "Actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes". Esa definición estaría más en la línea de lo que alemán llaman putsh y en español alzamiento. Esa forma de enfocar la cuestión viene avalada por el Código Penal, que sólo castiga, en el ámbito de la rebelión o la subversión, los comportamientos violentos.
Se pueden considerar, obviamente, otro tipo de atentados contra el orden constitucional. Por ejemplo un golpe de estado judicial, una sentencia deliberadamente injusta que, por ejemplo, llegara a modificar el orden de sucesión en la Corona.

Los hechos
El Tribunal Supremo ha rechazado la demanda de paternidad de don Alberto Solá y  aceptado en cambio la de su supuesta hermanastra, doña Ingrid Sartiau. Ya abordé hace quince años el problema de los derechos sobre la corona de los hijos naturales de los monarcas, y no repetiré lo dicho en este mismo blog el 24 de junio pasado.
Supongamos que ambos demandantes son hijos de don Juan Carlos. En el primer caso, se trataría del hijo mayor del pasado Rey; y por lo tanto, con la Constitución en la mano, de su legítimo sucesor como hermanastro mayor de don Felipe, dando pie a una crisis constitucional de mil pares de bigotes. En el segundo caso, el reconocimiento de la paternidad de don Juan Carlos tendría consecuencias privadas para la Familia Real, pero no tendría otro efecto constitucional que sentar un nuevo precedente de nuestra descuajeringación institucional.

Una lectura más allá de lo judicial
Uno, que es avieso, llega a pensar: "¿habrá el Tribunal Supremo considerado estas cuestiones políticas antes de abordar los asuntos planteados? En un tema de la gravedad que nos ocupa, ¿de verdad puede rechazarse un asunto por "defectos de forma"? ¿Se trata sólo de ganar tiempo para permitir a los legisladores alcanzar algún acuerdo sobre el tema constitucional?"
Me encantaría que ni el Sr. Solá ni su supuesta hermanastra sean hijos de don Juan Carlos, porque bastantes problemas tiene ya España con la amenaza separatista y la perspectiva de una llegada al poder de Podemos, como para añadir nuevos lastres a nuestra posible y deseada recuperación.
En cualquier caso, en el irreal supuesto de que los magistrados del Supremo hubieran llegado a pensar que con su decisión estaban salvando el trono de don Felipe, estaríamos ante una nueva modalidad de golpe de estado, un golpe judicial realizado por la cúpula de nuestros tribunales con el fin de vulnerar la legitimidad institucional establecida por la Constitución, pasándose por las narices las normas legales que precisan el mecanismo de sucesión en la jefatura del Estado. Pero eso ni queremos ni lo podemos considerar.

lunes, 5 de marzo de 2012

La milésima parte de un céntimo

En la India existe un templo, el de Karni Mata, "la Madre del Milagro", donde se adora a las ratas. Todos los días a unas ratas les dan de comer su tributo de leche, y los fieles meten los dedos en los cuencos donde las ratas beben, y luego se los lamen, entusiasmados; ¡toma higiene! Así, comulgan con la divinidad. Sería demasiado fácil decir que la bella ciudad de Estrasburgo tiene también un templo de Karni Mata, que se llama Tribunal de Derechos Humanos, que le da en sacrificio su plato de leche a los etarras. Pero a pesar de que en etarra entran todas las letras de rata, no me gusta compararlos. La rata no ha elegido ser rata y es un bicho asqueroso,  pero inocente. El etarra, en cambio, es el producto de una elección, el resultado de una vocación.

Los veinte mil euros más obscenos
Si yo quisiera ganar 20.000 euros tendría que currar ni se sabe cuánto tiempo. Otros, para ganar 20.000 euros, sólo tienen que insultar al Rey.
Si no entendéis por qué lo digo, os informo de que el conjunto de ciudadanos españoles llamado España ha sido condenado a indemnizar con 20.000 euros al etarra Arnaldo Otegui. Entre los españoles condenados estoy yo, estás tú, están los familiares de las víctimas de ETA, gente que también paga impuestos para dotar a Arnaldo Otegui de un buen pellizco. Calculo que de esos 20.000 euros, si tengo en cuenta mis contribuciones al Estado y el conjunto del dinero público, me toca a mí pagarle a Otegui la milésima parte de un céntimo. No es mucho, no; pero me sigue pareciendo demasiado. Nunca la milésima parte de un céntimo me pareció tan cara.

Derecho a insultar
Lo más curioso es el motivo de la sentencia: el Tribunal de Derechos Humanos ampara el derecho de Otegui a insultar razonablemente al Rey y difamar a España. Así, un Tribunal nacido para luchar contra la tortura y los abusos del poder se pone al servicio de la libertad de expresión de los asesinos y de quienes les amparan, protegen y justifican.