Vuelvo a ocuparme de mi blog

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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

martes, 14 de febrero de 2012

Hace mucho que te quiero, nunca te olvidaré


La misma persona, pongamos que un menda, puede interpretar el día de San Valentín de una forma muy distinta y escribir dos entradas ligeramente contradictorias, ¡Muera San Valentín! un once de febrero (de hace un año) y ¡Viva San Valentín! dos dias después. No quiero que penséis sólo en extraer conclusiones precipitadas acerca de mi lamentable estado mental, no; ¡hay más!

¿Qué pueden hacer los desparejados?
Resulta comprensible que el 14 de febrero quienes estén anoviados, desnoviados o novipateados experimenten cierta tentación melancólica. ¿Qué hacer? ¿Llorar por el Paraíso perdido? ¿Compadecerse de uno mismo, toi solito/a, buaaaa, o salir a conquistar cielos nuevos? Gran dificultad. Porque apostar por lo nuevo es una forma de decidir que lo pasado ha muerto. Y lo pasado, cuando es amor de verdad y no un capricho, tiene raíces profundas, y no te apetece verlo como muerto.
Reconstruir una vida es posible, aunque no siempre fácil ni apetecible, cuando el pasado es ineluctable, definitivo, cuando el amor ha sido sentenciado en el Tribunal del tiempo. Eso le pasa a los viudas y viudas: no han elegido la soledad, se la ha impuesto ese monstruo que llamamos Vida.

La Némesis del amor
Pero claro, cuando la persona amada está viva, cuando has imaginado tu vida con ella, puedes llegar a atormentarte con la idea del regreso, de que todo se va a arreglar y colorín colorado... Nos han criado con cuentos y es lógico que nos refugiemos en la esperanza. A todos los niños cuyos padres se divorcian -hablo de padres normales, no de monstruos- les ocurre exactamente lo mismo: quieren imaginar que Papá y Mamá se volverán a juntar, pobriños. En su inocencia, no saben que, básicamente, la gente es idiota y si les das a elegir entre la felicidad y el fracaso prefieren ser infelices, porque desde que los alemanes impusieron su locura werteriana en el siglo XIX, toda nuestra cultura está dominada por el complejo de muerte. Quien abandonó a un amor, abandonará al siguiente, y al otro; no hay exorcista que pueda sacarnos ese demonio de fatalismo, la Némesis interna que tantos millones de personas llevan pegada al alma...
Quien fue abandonado regresa a la infancia y también practica ese deporte masoquista de creer que algún día su amor recapacitará, que se dará cuenta de su error... No hay caja por vacía que esté que no conserve en el fondo algo de esperanza. Pero esa esperanza es peligrosa porque mientras imaginas regresos improbables, tu vida queda en suspenso, no dependes de ti sino de otro y eso nunca es bueno, y el reloj de la vida hace tic-tac y de repente recuerdas la copla y observas "cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte, tan callando".

La Claire Fontaine y su famoso estribillo
La música y las canciones siempre me han parecido una forma práctica de conjurar lo irracional. Por ejemplo, la magnífica A LA CLAIRE FONTAINE, que es más antigua que la tos. Existen por lo tanto versiones a patadas y entre ellas unas versiones masculinas y otras femeninas, según quién las cante. La  historia de alguien que se baña en la fuente y después, mientras se seca, recuerda un amor perdido con el magnífico estribillo "Hace mucho que te quiero; nunca te olvidaré". El amor perdido a veces se llama Pierre,  según la variante.
En algunas versiones castas, Pierre ha dejado a su chica por que ella rechazó su ramo de rosas y él se enfadó; en otras porque ella le negó a Pierre su "bouton de rose" -el famoso rosebud que era la última palabra pronunciada por el Ciudadano Kane- es decir la más íntima flor de una mujer, esa misma que se complacen en mulitar los bárbaros del Sur. Y en las versiones más desengañadas, porque, al contrario, ella se apresuró demasiado en brindarle sus encantos al cabronazo de Pierre.
Naturalmente, esta canción por su sencillez y belleza es ideal para que la canten los niños que no se coscan en absoluto de qué va realmente el asunto. Casi todas las canciones "para niños" de Francia son canciones más verdes que los pastos de Irlanda pero la intencionalidad no es percibida por los chiquillos. Ni falta que hace. La mayor parte de las versiones que ofrece Youtube son pésimas, cursis o del peor gusta. Esta no está mal, está sacada del final de "The Painted Veil", una película que dicen que es super-romántica pero como acaba mal yo no la he visto nunca porque voy al cine a pasarlo bien y dime tú, Carballeira, qué ganamos sufriendo aposta... El responsable del conjunto de la música es Alexandre Desplat.



Transcripción estándar
 En general el texto común es el que sigue, y la variante femenina la pongo en rosa y las variantes masculinas en azul, como a los niños. La belleza espectacular del estribillo "Hace mucho que te quiero; nunca te olvidaré" reside en su sencillez y es una perfecta declaración para un 14 de febrero, aunque sea para recordar un amor perdido.

À la claire fontaine / M’en allant promener / J’ai trouvé l’eau si belle / Que je m’y suis baigné
Il y a longtemps que je t’aime, / Jamais je ne t’oublierai.
Sous les feuilles d’un chêne, / Je me suis fait sécher. / Sur la plus haute branche, /  Un rossignol chantait.
Il y a longtemps que je t’aime, / Jamais je ne t’oublierai.
Chante, rossignol, chante, / Toi qui as le cœur gai. / Tu as le cœur à rire… / Moi je l’ai à pleurer.
Il y a longtemps que je t’aime, / Jamais je ne t’oublierai.
V. 1 J'ai perdu mon ami / Sans l'avoir mérité. / Pour un bouquet de roses / Que je lui refusai.
V. 2 J'ai perdu mon ami / Sans l'avoir mérité. / Pour un bouton de rose / Que je lui refusai.
V. 3 C'est pour mon ami Pierre / qui ne veut plus m'aimer /pour un bouton de rose / que trop tôt lui donnai.
 V. 4 C'est pour mon ami Pierre / qui ne veut plus m'aimer /pour un bouton de rose / Que je lui refusai.

J'ai perdu mon amie / Sans l'avoir mérité. / Pour un bouquet de roses / Que je lui refusai.
Il y a longtemps que je t’aime, / Jamais je ne t’oublierai. 
Je voudrais que la rose / Fût encore au rosier / Et que mon doux ami / Fût encore à m'aimer.
V. 1 Je voudrais que la rose / Fût encore au rosier /Et que ma douce amie / Fût encore à m'aimer.
V. 2 Je voudrais que la rose / Fût encore au rosier /Et que le rosier même/ Fût encore à planter.
Il y a longtemps que je t’aime, / Jamais je ne t’oublierai.

2 comentarios:

  1. Hablando de flores, amor y canciones, he recordado una canción mexicana llamada "La feria de las flores" que, en mi opinión, guarda varias joyitas nada escondidas entre su letra. Se cumple en todo el arquetipo del "macho" mexicano y la "lupita" bobalicona que le espera.

    En una estrofa determinada el "macho" canta algo que no tiene desperdicio: "En mi caballo retinto, he venido desde lejos, y traigo pistola al cinto, y con ella doy consejos". Con un par, sí señor. A chulo le ganan pocos.

    Y a la "lupita" se le hace referencia cuando el "macho" sigue cantando: "Atravesé la montaña, pa venir a ver las flores, aquí hay una rosa huraña, que es la flor de mis amores. Yo la he de ver trasplantada, en el huerto de mi casa y si tiene jardinero, pos a ver, a ver qué pasa". Con otro par. Justo aquí acaba la canción con el mariachi sacando pecho y retando al posible jardinero. Lamentablemente no sabemos si existe ese jardinero y cómo acaba el asunto.

    La canción es una oda al amor tierno y romántico... de alguna manera. Ya te pondré un enlace a algún vídeo de youtube cuando esté en otro ordenador, desde este no puedo.

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  2. Se puede oír aquí la canción que te gusta, que algunos titulan La Feria de las Flores.
    Pelín machista, no le pregunta a la rosa uraña si le apetece o no que la trasplanten, y habla de la pistola para dar consejo, suponemos que al jardinero.
    Hay dos mejicanismos en la canción: el cuaco es el caballo y atorar, en Méjico es dejar de funcionar. Entre corchetes pongo algunas variaciones según distintos intérpretes.

    Me gusta cantarle al viento,
    porque vuelan mis cantares,
    y digo lo que yo siento,
    por toditos los lugares.

    Aquí vine, porque vine
    a la feria de las flores,
    no hay cerro que se me empine
    ni cuaco que se me atore.

    En mi caballo retinto,
    he venido de muy lejos,
    y traigo pistola al cinto,
    y con ella doy consejo.

    a través de la montaña,
    pa venir a ver las flores.
    Aquí [porque] hay una rosa uraña,
    que es la flor de mis amores.

    Y aunque otro quera cortarla,
    yo la devisé primero,
    y juro que he de arrancarla [robarla],
    aunque tenga jardinero;

    yo la he de ver trasplantada,
    en el huerto de mi casa
    y si sale el jardinero,
    pos a ver, a ver qué pasa.

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