Fuente New York Post |
Hace veinte años, en 1994, se celebraba medio siglo del Desembarco de Normandía. Todo lo que Europa contaba como personalidades, y los políticos de EE.UU. y Canadá, se dieron cita para homenajear a los valientes del día D. Le escribí al entonces ministro de Exteriores,
Sr. Solana, para quejarme de que no ondeara la bandera española en
Normandía cuando tantos españoles habían muerto para liberar Europa de
los nazis, y muchos hacían parte de la 2DB del general Leclerc. Solana,
hombre educado, me contestó con una carta amabilísima, que en parte reproduzco en una entrada que dediqué a los españoles en Mauthausen, porque honra a quien la firma.
Han pasado veinte
años, y sigue sin ondear la bandera española en Normandía. Cierto es
que los españoles no iban con bandera propia -ni la de siempre ni la
tricolor- porque estaban integrados en otros ejércitos, pero me parece
repugnante que no tengamos representación oficial española para homenajear a los Pepes y a los
Manolos que también se dejaron el pellejo en las costas francesas, y no sólo el día D sino los meses siguientes...
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