Leo hoy en feisbuc un comentario de Santiago Abascal que me ha
encantado: su abuelo, de 91 años, que estuvo con los nacionales, le hace
llevarle al funeral de un amigo suyo de 94 que estuvo con los
republicanos.
La amistad vence el Pasado
En el ejemplo del abuelo de Abascal, vemos que la amistad, esa forma tan púdica del amor, rompe las cadenas del pasado. Y eso es algo más importante de lo que creemos. La Historia toda está cuajada de ejemplos.
Por
ejemplo, la familia de Francisco Jasso, el que conocemos como Francisco Javier, luchó, en Navarra, en el bando
agramontés por la dinastía de los Albret, mientras que Iñigo López -de
Loyola- luchó por sus castellanos reyes. A lo mejor la bola que le
quebró la pierna a San Ignacio durante el sitio de Pamplona, la disparó
uno de los hermanos de San Francisco Javier. Ignacio y Francisco se
conocieron siete años después de ese sitio, en 1528, en la Universidad
de París y se hicieron amigos, y con otros compañeros fundaron la
Compañía de Jesús. Pertenecían a bandos distintos pero supieron reducir a cenizas las raíces del odio para abonar el árbol de la amistad.
En esa misma línea, Benito 16 y su predecesor, un
alemán y un polaco, lucharon en bandos distintos y se apreciaban
muchísimo. El primero perteneció a las Juventudes Hitlerianas y luego sirvió en
las fuerzas antiaéreas del Reich, y el segundo curró en una cantera mientras los nazis acababan con sus amigos de infancia judíos, con sus profesores de la
Universidad, con sus compañeros de teatro.
Una cosa es reconocer la injusticia, honrar a los muertos y a las
víctimas en general, y otra muy distinta permitir que el odio se salga
con la suya.
"Si el odio responde al odio, ¿cuándo el odio acabará?"
Esta máxima atribuida a Buda y de la que tengo alguna referencia india y
japonesa, es un buen planteamiento del desafío que el pasado le hace al
futuro.
La respuesta a la pregunta del Buda la dio Jesucristo, hace dos mil años, lo
cual no ha impedido que los cristianos nos hayamos odiado durante siglos en Su nombre. Afortunadamente, Jesús tiene seguidores como Antón Luli, para demostrar cada día que nuestra fe no se reduce a las paparruchas de los teólogos, a un mero ejercicio del poder y de la jerarquía.
Luchar contra el poder de los muertos
Hablando de poder, hace mucho tiempo que sabemos que el mundo lo
gobiernan los muertos, y el pasado es como una hipoteca sub-prime: un
montón de basura que a la primera de cambio te arruina para siempre.
Para vivir, debemos luchar contra los muertos. No se trata de mentir, de cambiar el pasado -del pasado no podemos cambiar ni una coma- sino de negarnos a hipotecar el futuro a golpe de memoria. Y eso es cierto en todos los ámbitos de la vida: no podemos clavarnos en la cruz de la memoria. Te quedas sin trabajo, te quedas sin casa o todavía peor, mueren los tuyos o te quedas sin tu amor, desarbolado, hundido, náufrago de ti mismo. Puedes recrearte en la suerte o tirar palante. Que se trate de tu vida o de la mía, o de la vida de las naciones, de la Historia misma. En
otras entradas de este blog, planteaba los términos humanos de una
verdadera memoria histórica, que desarrollaba al comentar el asesinato de Calvo Sotelo o los escándalos de Mauthausen y Paracuellos. Al final, todo se reduce a tirar palante.
Fijaros en que el Tirano y el Amor son incompatibles. El Tirano le tiene pánico al Amor; a todos los tipos de amor. Desde la pasión más carnal a la más espiritual de las amistades. Porque nadie
puede controlar los sentimientos de nadie, ni siquiera los propios. El Deseo es algo salvaje. ¡Hay que enjaularlo y castrarlo! ¡Control, control! En Irán ahorcan a los homosexuales, y su triste versión del árbol de Navidad son tíos colgados de unas gruas. No estamos tan lejos de los iraníes, en España hace cuarenta años, les aplicaban la Ley de Vagos y Maleantes y hace poco el Z hablaba de alianza de laz zivilizacionez... En China te prohiben tener más de un hijo. En casi todo el mundo supuestamente civilizado puedes matar a tus niños antes de que nazcan y en breve podrás matar a tus padres, para hacerles un favor. El Tirano sabe muy bien lo que hace.
El Amor es invencible, implica una adhesión inquebrantable que el Tirano quiere quebrar.
Al Tirano, lo que le gusta, es controlarlo todo y para controlar las personas hay que reducirlas al estado de cosas. Arráncale a la gente su esperanza, pisotea sus creencias, dile que nada tiene sentido puesto que todo está prometido a la Nada; acaba con sus sentimientos paternales, prostituye la amistad convirtiendo al amigo en espía, dile a las mujeres que la mejor forma de realizarse como mujer es cortando sus hijos a cachos... ¡Ese es el mensaje del Tirano, ese es el cebo con el que nos quiere pescar! En España somos tan listos que nos hemos tragado el cebo, el anzuelo, el sedal y la caña. Por muy poco no nos tragamos la barca...
Nos hemos olvidado de que por el amor se lucha, y nosotros no queremos luchar. Por eso somos un pueblo estéril. Las españolitas y los españolitos tienen grandes problemas para amarse, para procrear. No reconocen el amor cuando lo encuentran; y lo pisotean, tienen miedo al compromiso, miedo al futuro, miedo a todo: así nos va... País de sicólogos de pacotilla y de masturbadores crónicos, nación sin hijos y sin esperanza, se nos pasa la vida con el temor a vivirla y el temor a equivocarnos y a no "realizarnos". El Tirano ha vencido. Y me diréis, ¿quién es ese Tirano? Para verlo con tus propios ojos, búscate un espejo.
Tú mismo das una lección de blanco y negro en tu artículo. Hablas del Tirano y sin embargo pones de ejemplo al abuelo de Santi Abascal o a Ratzinger y Wojtyla. Si todos fuéramos Tiranos todo este tinglado ya se habría ido por el desagüe hace mucho tiempo. Pero no. El Amor, en sus más variadas facetas, sobrevive gracias a millones de amantes anónimos. Aunque no sin cicatrices y hasta bajas en las filas.
ResponderEliminarTal vez sólo dependa de verlo desde el otro lado de la barrera, de haberse levantado con el pie derecho o de ver siempre la botella medio llena. Y de saber encontrar cada día algo entre la basura que brille lo suficiente.
Un abrazo, amigo.
Me encanta tu invento "Amantes anónimos", debiéramos hacer reuniones....
ResponderEliminar"Hola me llamo Fulano y soy Amante".
"Hola Fulano"
Eres maaaaaalo. Y perverso.
ResponderEliminarSi hablamos de amor y no empezamos por el principio, l'amour de soi, el amor propio, dificilmente avanzaremos.
ResponderEliminarCuando te miras en el espejo y reconoces a tu único ser posible, el que no tiene banquillo, reserva, recambio, decides si te quieres o te odias.
That's all mates.
Ahí empieza tu aventura desconocida, arriesgada, enrriquecedora; la que te hará sentirte miembro contribuyente de un orden evolutivo de apariencia absurda que no conduce a ningún sitio. Ni falta que hace.
O bien... escoges a qué líder, profeta, duce, mollah, fürher, o miserable caudillo quieres someter tus alforjas vacías de deseos para que sea él quien corra con los riesgos de las decisiones. Las tuyas y las de los demás seres sin atributos.
¿Cómo vas a querer a nadie si no has aprendido el significado de ese impulso, reconociéndolo en tí mismo?
¿Buscarás también a un "asesor" para que te venda un manual de uso a cambio de tu incómoda libertad, y matas dos pájaros de un tiro?
¿No sería mejor para todos que te pegases ese tiro tú mismo?
Me encanta lo de "alforjas vacías de deseos". Mejor que un asesor me vendría bien un ascensor, alguien que me nombre en un puesto tan alto, tan alto, tan alto que todo lo que diga sea estudiado como las runas de los vikingos. Oh, el Maestro ha dicho que le gustan las lentejas, ¡qué humildad! ¿A qué se refiere por lentejas? Un contenido gastronómico o un continente placentero. Es la lenteja el epifenómeno de un petit salé o es el petit salé el epifenómeno de las lentejas... Ante la duda de qué secta seguir, quizá la única fórmula razonable sea la de proclarmarme yo Dios Vivo, pero no sé si os convenceré de quemar incenso ante mi imagen...
ResponderEliminarAsí que autoproclamarte Dios Vivo ¿eh?
ResponderEliminarJe, je¡ ...vas aprendiendo. ¡Ya lo creo!