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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

lunes, 2 de junio de 2014

¡Viva Felipe VI!

Don Juan Carlos se ha sumado finalmente a los vientos de renovación en el mundo de las monarquías. Renunció Benito XVI al Papado —la más antigua monarquía del mundo— abdicó la reina de Holanda, abdicó el Rey de los Belgas y, finalmente, ha abdicado don Juan Carlos. Nuevos tiempos, nuevas caras.

Dos periodos de un mismo reinado
Abdicó el 2 de junio de 2014 don Juan Carlos, quien llegó al poder, como sucesor a título de Rey del general Franco, en diciembre de 1975. Su reinado ha superado en el tiempo la larguísima dictadura de su mentor. Don Juan Carlos inició su reinado como gobernante omnímodo, ya que gozaba de todos los poderes heredados del Caudillo, y termina su trayectoria como rey constitucional de un régimen democrático. Tan dilatado reinado se divide por lo tanto en dos periodos, los tres años en que gozó del poder efectivo, hasta diciembre de 1978, y los 36 años siguientes. El papel de don Juan Carlos, desde entonces, es el de un monarca constitucional con poderes de representación y moderación, sin apenas influencia en la vida política al margen de su papel personal en la jornada del 23-F -sobre el que se han vertido tantas falsedades- o de puntuales llamadas al orden y a la cordura cuando eran necesarios.

Normalización de España
El actual sistema democrático del que gozamos en España es obra personal de don Juan Carlos, quien contó con la impagable ayuda de Adolfo Suárez. Quizá no sea casualidad que el recuerdo del Sr. Suárez recientemente fallecido haya inspirado la abdicación de un monarca cuyo papel podría resumirse en la normalización de España. La excepción española ya no existe.
Don Juan Carlos ha sido el monarca con el que España ha dejado de ser una dictadura relativamente aislada y subordinada a la estrategia de los EE.UU. en régimen cuasi-colonial, para convertirse en democracia equiparable a la de otras naciones europeas, integrada en la OTAN en condición de aliada, y en la Unión Europea. En lo bueno y en lo malo España no es extraordinariamente distinta de otras potencias europeas, no goza de una leyenda negra ni de una leyenda dorada: Spain ya no es tan different.
En lo único que sí somos distintos, por desgracia, es que el sistema autonómico no ha servido para solventar el separatismo sino para financiarlo y que hoy por hoy se plantea la desaparición de España como nación


Felipe VI reinará sobre una España distinta
Los defectos y cualidades de la Constitución de 1978 no son atribuibles, ni en lo bueno ni en lo malo al monarca, salvo en lo que se refiere al hecho constitucional en sí mismo, inspirado y alentado por el Rey. Las necesarias reformas constitucionales y políticas de España serán encaradas por su sucesor, Felipe VI, cuyo reinado podrá ser el del renacimiento del poder y de la ilusión española o un remate catastrófico a la obra de su padre. Pero no dependerá de don Felipe sino de los políticos españoles si España, como Nación, se da una oportunidad y pone punto final al desprestigio de las instituciones, a la corrupción y al separatismo, o bien si, lejos de resolver esos problemas, se decide agravarlos con la toma de decisiones sin vuelta atrás.

El papel de la Casa Real
La Casa Real de España moderna es obra de don Juan Carlos. No hubo apenas conexión entre los amigos y cortesanos de Alfonso XIII, el pequeño grupo de fieles al padre del Rey en Estoril y el Príncipe elegido por Franco para sucederle. En su palacete de La Zarzuela don Juan Carlos ha creado casi de la nada una renovada Casa Real, imitando modelos extranjeros. Las tradiciones arcanas no han sido abolidas formalmente sino derogadas por la fuerza de los hechos. La Casa Real no manda ya una carroza a las bodas de los grandes de España —de hecho el Rey se ha despegado de la nobleza con la misma eficacia que doña Sofía de las corridas de toros— y apenas se conservan unos usos seculares. Los príncipes nacidos del fecundo matrimonio de don Juan Carlos y doña Sofía han realizado estudios casi normales en colegios y universidades y se han casado con las personas de su elección. El Rey ha querido reforzar el papel de don Felipe, proporcionándole una formación militar larga y estricta para tratar de hacer durar la institución monárquica en el tiempo. Al Rey nunca le ha hecho gracia la existencia del juancarlismo, es decir, el de personas que acataban su persona pero no la institución monárquica. Ahora con Felipe VI el juancarlismo no tiene ya razón de ser.

La imagen de la Casa Real
La necesaria protección sobre la vida íntima de una familia real sui generis en los momentos en que se trataba de asentar las instituciones en España, ha ido desvaneciéndose lo que ha permitido que noticias sobre la vida íntima o los negocios de miembros de la Familia Real o del propio Rey desdoren la institución.
Que la ahora Reina sea periodista es un indicio claro de la importancia que la comunicación ha tenido y tiene sobre la proyección de la Casa Real en la sociedad española. Papel de don Felipe y doña Leticia, de la ahora Reina Madre y del Rey Padre será devolver a la Institución el prestigio sin el cual la Monarquía carece de sentido en un régimen moderno.

La Sucesión, resuelta
Los problemas sucesorios nacidos de las dudas acerca de la vigencia o no de la Pragmática de Carlos III sobre matrimonios desiguales, la cuestión de los derechos sobre la corona de los hijos naturales o la preferencia del varón sobre la hembra, no han sido formalmente resueltos pero sí allanados por la fuerza de los hechos, que son doctrina más fuerte que todos los tratados de Derecho. Los príncipes se han casado con personas que no forman parte de la realeza, el Príncipe de Asturias va a reinar a pesar de tener hermanas mayores, y ahora tiene sobrados nietos don Juan Carlos como para que nadie se preocupe sobre dudas en cuanto a la sucesión.
Ahora bien, la existencia de un orden de sucesión aparente no es óbice para recordar que existen quizá flecos sueltos en ese hermoso tapiz, la cuestión de los sucesores posibles por la mano izquierda, que quizá hoy no parezca urgente pero convendría solventar.

Especulaciones deshechas
En los últimos años se proyectaron dudas acerca de quién reinaría tras don Juan Carlos. Llegó a plantearse la posibilidad de que se modificara la Constitución, en el sentido de suprimir la primacía del varón sobre la hembra a la hora de suceder, y se especuló con la posibilidad de suprimir la Monarquía como institución.
En los últimos meses, se han podido detectar distintos movimientos de recuperación de la Infanta doña Elena o se han hecho correr rumores sobre la separación de los ahora Reyes, y no parece casual la publicación del libro de doña Pilar Urbano sobre el 23-F…
Lo cierto es que cualesquiera que fueran las intenciones o ilusiones de los especuladores —que no creo que lleguen a conspiradores— el Rey una vez más les ha ganado por la mano. Los que pensaban que Felipe VI no llegaría a reinar tienen que iniciar un trágala personalizado.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con lo que escribe D. Luis. Llega la hora de los verdaderos monárquicos. Sólo me queda una duda: ¿realmente estaba incómodo Don Juan Carlos con el juancarlismo?

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