Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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lunes, 29 de julio de 2024

El control de las asociaciones

"la historia de la democracia es, también, la historia de sus enemigos, siendo el primero de todos el desinterés de los votantes, y luego todos los trucos que se despliegan, en el marco asociativo, para subvertir la libertad de elección, como son el sindicato de votantes, la delegación de voto, el acceso asimétrico a la información, o el aprovechamiento de la brecha digital".

El fraude previsto, anunciado y perpetrado en Venezuela, nos recuerda que una cosa es la democracia y otra las apariencias de democracia. Lo que realmente garantiza la fiabilidad de un resultado son cuestiones prácticas que permiten saber cuántas personas, de verdad, han apoyado esta u otra candidatura: cómo se constituyen las candidaturas, cómo se garantiza el recuento, cómo se forman las mesas electorales, cómo se computan los datos, el trato que se da a la oposición y a las minorías, y, por encima de todo, la libertad de información al respecto, que sin libertad de prensa las demás libertades son pura teología.

Pero siguiendo el consejo de Góngora, no vamos a tratar aquí "del gobierno del mundo y sus monarquías", sino de esas pequeñas repúblicas constituidas por las asociaciones culturales o recreativas, llámense casinos, círculos, liceos o ateneos. La vida política es la expresión de la vida social, y en ella tienen un papel importante esas asociaciones, cuya existencia misma descansa sobre la tensión entre gobernabilidad y participación, cabeza y corazón. De una parte, la vida real con sus reuniones, debates, actos culturales, conferencias, concursos, lecturas, exposiciones, juegos, y certámenes; del otro la dirección burocrática y económica que enmarca la vida real, potenciándola o acabando con ella. Obviamente, la actividad social debe estar regida por normas que le den forma, por libérrimas que sean. Las reuniones tienen horarios, hay turnos de palabra, se deben guardar determinadas formas; todo juego tiene sus reglas y el respeto a la norma, ya sea interna o legal, es la base y la esencia de la convivencia. En consecuencia, todas las asociaciones tienen estatutos, una asamblea, unas reglas internas —además de la ley general— y una junta directiva, económica o de gobierno que sirve para gestionar, ordenar y representar la asociación.

En las grandes asociaciones españolas, siempre mandan los mismos
En España la mayor parte de sus asociaciones o clubes tienen a su cabeza a la misma gente, año tras año, porque los asociados no quieren o no pueden inmiscuirse en su dirección. De una parte, eso se debe a que con frecuencia existen personas entusiastas que son el alma de la asociación y el origen de sus iniciativas, y, lógicamente, les dejamos actuar; de otra parte, falta cultura democrática y sobra pereza, así que muchos prefieren dejar hacer y no enterarse de lo que sucede de puertas adentro; y es una pena, porque la vida asociativa es un entrenamiento para la vida pública. Si no eres capaz de exigir que la elección de la junta directiva de tu club o asociación favorita sea mínimamente democrática o razonable, ¿cómo vas a entender siquiera los primeros elementos de la gramática electoral? Porque el liberalismo, entendido como escuela de libertad, más que una doctrina, es un talante y un sentimiento; el espíritu democrático nace y se desarrolla en la vida familiar y social.

Procesos fallidos de renovación
Todas las asociaciones, por peculiares que sean, deben tener formas de renovación de sus juntas directivas inspiradas en el principio democrático. Pero la historia de la democracia es, también, la historia de sus enemigos, siendo el primero de todos el desinterés de los votantes, y luego todos los trucos que se despliegan, en el marco asociativo, para subvertir la libertad de elección, como son el sindicato de votantes, la delegación de voto, el acceso asimétrico a la información o el aprovechamiento de la brecha digital. Vamos a verlo con más detalle.

Abstencionismo
El desinterés de los socios se traduce en su falta de participación.En algunas sociedades culturales y recreativas de importancia se comprueba fácilmente que ejercen su derecho al voto menos del 30% de los socios. A veces la participación no llega al 20%.

Sindicación del voto
Los entornos abstencionistas favorecen algo tan evidente y perfectamente legítimo como la sindicación del voto: una facción de socios puede tomar sistemáticamente el control si se pone de acuerdo en votar siempre lo mismo y a los mismos en las elecciones internas de la institución. Si en una asociación de tres mil socios votan quinientos y el sindicato de votantes mueve trescientos votos, el sindicato controla la asociación. Así, si quieres ser candidato a algo, no tienes que convencer al conjunto de tus consocios sino al sindicato, es decir, a sus responsables, que te pondrán o no en sus listas, listas que, inevitablemente, ganarán. Si te presentas por tu cuenta, serás barrido. La sindicación del voto es a las asociaciones lo que los partidos al Estado, instrumentos de la conquista y el reparto del poder, una forma de organizar la libertad y también de subvertirla. El primer problema que nos plantean esos sindicatos electorales es que son imposibles de erradicar. ¿Cómo puedes evitar que un grupo de socios se ponga de acuerdo? Por otra parte, la existencia de un sindicato de votantes obliga a los posibles competidores a crear el suyo, única forma de desbancar a los primeros. La sindicación, como toda enfermedad nefasta, es contagiosa.

Voto delegado
Otro enemigo principal son las llamadas “delegaciones de voto”, que, en teoría, permiten a un socio delegar en otro, en caso de enfermedad o ausencia. Reuniendo delegaciones de voto, sucede que un grupo se incrusta durante años en el poder a base de pedir a sus adeptos las dichosas delegaciones, hasta el punto de que, en un importante club de Madrid, dos socios llegaron a contabilizar más de cien delegaciones cada uno, ¡más que socios presentes físicamente en la asamblea! La delegación es lo contrario de lo que se busca en una votación democrática y secreta, que cada cual elija sin presión de ningún tipo lo que más le apetece. Puede moralmente aceptarse la delegación de quien, realmente, no puede asistir a una reunión y delega en otro, pero no de forma habitual; pero existe otro tipo de delegación, totalmente inmoral, la de quien, desarrollando alguna actividad en la asociación, quiere mostrar su perruna fidelidad a los que mandan —que pueden potenciar o sabotear su actividad— así que les delega el voto, renunciando a su derecho a votar a cambio de la expectativa de favores o tratando de conjurar futuras represalias. No cabe hablar aquí de delegación sino de prostitución del voto. Además, existe el problema de la comprobación de una delegación de voto y de las cortapisas que se pueden introducir al respecto. Los que certifican la validez de una delegación, ¿apoyan a una candidatura o son neutrales?  Entramos en el pantanoso terreno del fraude.

Acceso asimétrico a la información
Finalmente, tenemos a otro enemigo de la democracia interna en las asociaciones en el acceso asimétrico al votante, que consiste en que los que están al mando les niegan a las candidaturas alternativas el acceso a los datos de los demás socios, con pretexto de proteger su intimidad. La vigente ley de protección de datos se pensó para evitar que las grandes empresas pudieran poner en almoneda nuestros datos personales, pero con frecuencia se utiliza para negar a los socios la posibilidad que la expresada ley les reconoce (art. 14.2) de acceder a la documentación de la asociación, lo que incluye, por ejemplo, la relación actualizada de socios. Mientras que los responsables de las juntas directivas tienen, fuera de las horas de trabajo del personal, acceso libre a ordenadores o ficheros y pueden copiar datos personales de los socios, como son las direcciones, teléfonos o correos electrónicos —que la ley lo prohíba no impide que se haga—, se les niega a sus posibles rivales el acceso a esos mismos datos. Eso les permite a los que mandan ponerse en contacto con la masa social a través de sus teléfonos o correos mientras que los demás candidatos no pueden. Así, las candidaturas cocinadas por una junta directiva suelen ganar, porque disponen, de facto, de una información más completa y práctica que sus competidores, condenados a las tinieblas y al rechinar de dientes.

Aprovechar la brecha digital
Por otra parte, la brecha digital es una realidad. Si los que mandan en una asociación creen que los socios más veteranos no les van a votar, y que no usan corrientemente las herramientas digitales, pueden anunciar a bombo y platillo que en aras de la salvación del planeta renuncian al papel para comunicarse con los socios, privilegiando la comunicación electrónica, manteniendo a los veteranos al margen de la vida asociativa. Se trata de una manifestación más del edadismo, ¡con pretextos ecológicos!

Judicialización y decadencia
Al final, la imposibilidad para los socios de controlar de forma efectiva sus asociaciones se traduce en la judicialización de sus procesos internos o en el abandono de los socios, por puro cansancio. Y el control durante años, lustros o décadas de las instituciones, siempre degenera en corruptelas y en mediocridad: si vas a ser elegido, año tras año, ¿qué aliciente tienes para hacer las cosas bien?

Apunte final
Los países son mucho más que sus Estados y la sociedad civil mucho más que la vida oficial. Por eso, debemos reflexionar sobre esa realidad, el control de grandes e históricas asociaciones culturales o clubes de España por una minoría que se mantiene al frente durante años, sin solución de continuidad, porque la vida asociativa es una escuela de ciudadanía, y la educación, en sentido amplio, es la base del éxito de cualquier sociedad.

lunes, 24 de octubre de 2016

Breve elogio de la democracia

Foto: ABC
Últimamente oigo de personas extraviadas críticas no meditadas a las instituciones democráticas, basándose en la mediocridad de los candidatos, y te ponen como ejemplo las elecciones francesas, las americanas o las españolas. Yo creo que, al contrario, ante el problema real de la mediocridad del gobernante, la democracia siempre resulta la solución más brillante y práctica para decidir quién manda, quién no manda, y quién deja de mandar.
Siempre me parecerá maravilloso que quienes no somos importantes, la gente corriente, podamos cambiar gobiernos por medio de nuestro voto. ¡Qué poder extraordinario! Durante un periodo de nuestra vida mandan unas personas sobre nuestra ciudad, nuestro país, nuestro continente; y al día siguiente de unas elecciones, resulta que mandan otros o que mandan los mismos, si lo han hecho bien o no hay mejor alternativa. ¿No os fascina la idea de que el voto de una monjita puede ser más poderoso que los tanques de la Brunete?
Cuando era más joven era muy demócrata. Pensaba que la gente tenemos derecho a votar por quien merece nuestra confianza. Ahora soy todavía más demócrata, porque tengo más experiencia y pienso que lo más importante en política no estriba tanto en poder poner como en poder quitar; en privar del poder a quien no ha merecido nuestra confianza.
En breve los ciudadanos de EE.UU. votarán entre la candidata menos querida y el candidato más odiado de la historia de las elecciones de esa gran nación. Cualquiera que sea el resultado, sabemos que quien resulte elegido no durará más de ocho años en el cargo, y quizá sólo cuatro si no sale reelegido.
En cambio en Cuba los hermanos Castro llevan 57 años en el poder, y en Corea del Norte la dinastía comunista de los Kim lleva 68 años al mando, sin que los cubanos o los coreanos puedan hacer nada al respecto.

martes, 28 de octubre de 2014

Manifiesto personal

Lo que más me molesta de este asunto es lo contentos que están los antidemócratas de siempre con el tema de la corrupción. Me refiero a todo el rojerío y todo el facherío, la gente que siempre pone una cara displicente y descreída cuando le hablan de las virtudes de la democracia y que nunca ha luchado por ella; gentuza que desprecia a los demás y sólo cree en el ordeno y mando, en Franco o en esas feroces dictaduras que llaman "democracias populares" o "democracias directas", gentuza que añade sonriendo con sorna la palabra "burgués" o "burguesa" a cualquier progreso y a cualquier libertad.
¡Qué gordos se me han puesto todos los chavistas, falangistas, carlistas, blaspiñaristas y marxistas de toda la vida, todos los capullos enemigos de las urnas! ¡Como reluce su abultada tripa al sol de tanta amarguísima noticia! ¡Cómo les brilla el hocico de pura satisfacción!
Los chorizos, las sabandijas y sus jefes -del ex-Rey abajo, que por lo visto eran todos mudos sordos y ciegos, en el supuesto de que no trinquen también, de que no sean los mayores trincones- le han hecho a nuestra patria, a su proyección y a su imagen un daño que con ser gravísimo, no es tan grande como el asesinato de la ilusión de los jóvenes en los que se cifra nuestro futuro, que mientras preparan las maletas para largarse se convencen a sí mismos de que la democracia es sinónimo de corrupción y que España no tiene remedio. Y los que ya no pueden largarse se disponen a entregar su voto y su futuro a quienes montarán la primera dictadura chavista de Europa. Y si no, al tiempo. Yo sólo le digo a todos, ¡Viva España! La mía, la tuya, la nuestra, la de los que vivimos de nuestro trabajo... Viva la España de los patriotas de verdad, los chavales es-tra que estudian y trabajan, los padres que crían y educan y quieren a sus hijos, los hijos que se ocupan de sus padres mayores. ¡Viva España! ¡Viva mi España! Viva la España de los que no colocamos amiguetes y primos en el Consejo de Bankia, de los que seguro que no tenemos un jaguar en el garaje, pero si lo tuviéramos, lo veríamos. ¡Viva España! Y para que España viva tenemos que hacer el vacío a todos los corruptos, del ex-Rey abajo, a todos los ministros que se han callado, a los ex-jefes de gobierno que no tomaron medidas para acabar con esta sangría. El vacío.
Yo no tengo un duro, no tengo cargos y vivo al día; mis únicas armas son mi voto -en las elecciones- mi aprecio -que no regalo a quien no lo merece- y mis amigos.
No quiero que me presenten un solo ministro o consejero de ninguna comunidad. No quiero estrechar la mano repugnante de quien roba o deja robar. No quiero simular por educación o buenos modales mi total y absoluto desprecio por los ladrones del futuro, los saqueadores de la ilusión. Tendrán mi voto, quizá, pero no mi respeto, ni mi admiración.
Y no me callo. Releamos a los clásicos y sea Quevedo nuestro bardo: “No he de callar, por más que con el dedo, / ya tocando la boca o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo. / ¿No ha de haber un espíritu valiente? / ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? / ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?”.

lunes, 2 de junio de 2014

¡Viva Felipe VI!

Don Juan Carlos se ha sumado finalmente a los vientos de renovación en el mundo de las monarquías. Renunció Benito XVI al Papado —la más antigua monarquía del mundo— abdicó la reina de Holanda, abdicó el Rey de los Belgas y, finalmente, ha abdicado don Juan Carlos. Nuevos tiempos, nuevas caras.

Dos periodos de un mismo reinado
Abdicó el 2 de junio de 2014 don Juan Carlos, quien llegó al poder, como sucesor a título de Rey del general Franco, en diciembre de 1975. Su reinado ha superado en el tiempo la larguísima dictadura de su mentor. Don Juan Carlos inició su reinado como gobernante omnímodo, ya que gozaba de todos los poderes heredados del Caudillo, y termina su trayectoria como rey constitucional de un régimen democrático. Tan dilatado reinado se divide por lo tanto en dos periodos, los tres años en que gozó del poder efectivo, hasta diciembre de 1978, y los 36 años siguientes. El papel de don Juan Carlos, desde entonces, es el de un monarca constitucional con poderes de representación y moderación, sin apenas influencia en la vida política al margen de su papel personal en la jornada del 23-F -sobre el que se han vertido tantas falsedades- o de puntuales llamadas al orden y a la cordura cuando eran necesarios.

Normalización de España
El actual sistema democrático del que gozamos en España es obra personal de don Juan Carlos, quien contó con la impagable ayuda de Adolfo Suárez. Quizá no sea casualidad que el recuerdo del Sr. Suárez recientemente fallecido haya inspirado la abdicación de un monarca cuyo papel podría resumirse en la normalización de España. La excepción española ya no existe.
Don Juan Carlos ha sido el monarca con el que España ha dejado de ser una dictadura relativamente aislada y subordinada a la estrategia de los EE.UU. en régimen cuasi-colonial, para convertirse en democracia equiparable a la de otras naciones europeas, integrada en la OTAN en condición de aliada, y en la Unión Europea. En lo bueno y en lo malo España no es extraordinariamente distinta de otras potencias europeas, no goza de una leyenda negra ni de una leyenda dorada: Spain ya no es tan different.
En lo único que sí somos distintos, por desgracia, es que el sistema autonómico no ha servido para solventar el separatismo sino para financiarlo y que hoy por hoy se plantea la desaparición de España como nación


Felipe VI reinará sobre una España distinta
Los defectos y cualidades de la Constitución de 1978 no son atribuibles, ni en lo bueno ni en lo malo al monarca, salvo en lo que se refiere al hecho constitucional en sí mismo, inspirado y alentado por el Rey. Las necesarias reformas constitucionales y políticas de España serán encaradas por su sucesor, Felipe VI, cuyo reinado podrá ser el del renacimiento del poder y de la ilusión española o un remate catastrófico a la obra de su padre. Pero no dependerá de don Felipe sino de los políticos españoles si España, como Nación, se da una oportunidad y pone punto final al desprestigio de las instituciones, a la corrupción y al separatismo, o bien si, lejos de resolver esos problemas, se decide agravarlos con la toma de decisiones sin vuelta atrás.

El papel de la Casa Real
La Casa Real de España moderna es obra de don Juan Carlos. No hubo apenas conexión entre los amigos y cortesanos de Alfonso XIII, el pequeño grupo de fieles al padre del Rey en Estoril y el Príncipe elegido por Franco para sucederle. En su palacete de La Zarzuela don Juan Carlos ha creado casi de la nada una renovada Casa Real, imitando modelos extranjeros. Las tradiciones arcanas no han sido abolidas formalmente sino derogadas por la fuerza de los hechos. La Casa Real no manda ya una carroza a las bodas de los grandes de España —de hecho el Rey se ha despegado de la nobleza con la misma eficacia que doña Sofía de las corridas de toros— y apenas se conservan unos usos seculares. Los príncipes nacidos del fecundo matrimonio de don Juan Carlos y doña Sofía han realizado estudios casi normales en colegios y universidades y se han casado con las personas de su elección. El Rey ha querido reforzar el papel de don Felipe, proporcionándole una formación militar larga y estricta para tratar de hacer durar la institución monárquica en el tiempo. Al Rey nunca le ha hecho gracia la existencia del juancarlismo, es decir, el de personas que acataban su persona pero no la institución monárquica. Ahora con Felipe VI el juancarlismo no tiene ya razón de ser.

La imagen de la Casa Real
La necesaria protección sobre la vida íntima de una familia real sui generis en los momentos en que se trataba de asentar las instituciones en España, ha ido desvaneciéndose lo que ha permitido que noticias sobre la vida íntima o los negocios de miembros de la Familia Real o del propio Rey desdoren la institución.
Que la ahora Reina sea periodista es un indicio claro de la importancia que la comunicación ha tenido y tiene sobre la proyección de la Casa Real en la sociedad española. Papel de don Felipe y doña Leticia, de la ahora Reina Madre y del Rey Padre será devolver a la Institución el prestigio sin el cual la Monarquía carece de sentido en un régimen moderno.

La Sucesión, resuelta
Los problemas sucesorios nacidos de las dudas acerca de la vigencia o no de la Pragmática de Carlos III sobre matrimonios desiguales, la cuestión de los derechos sobre la corona de los hijos naturales o la preferencia del varón sobre la hembra, no han sido formalmente resueltos pero sí allanados por la fuerza de los hechos, que son doctrina más fuerte que todos los tratados de Derecho. Los príncipes se han casado con personas que no forman parte de la realeza, el Príncipe de Asturias va a reinar a pesar de tener hermanas mayores, y ahora tiene sobrados nietos don Juan Carlos como para que nadie se preocupe sobre dudas en cuanto a la sucesión.
Ahora bien, la existencia de un orden de sucesión aparente no es óbice para recordar que existen quizá flecos sueltos en ese hermoso tapiz, la cuestión de los sucesores posibles por la mano izquierda, que quizá hoy no parezca urgente pero convendría solventar.

Especulaciones deshechas
En los últimos años se proyectaron dudas acerca de quién reinaría tras don Juan Carlos. Llegó a plantearse la posibilidad de que se modificara la Constitución, en el sentido de suprimir la primacía del varón sobre la hembra a la hora de suceder, y se especuló con la posibilidad de suprimir la Monarquía como institución.
En los últimos meses, se han podido detectar distintos movimientos de recuperación de la Infanta doña Elena o se han hecho correr rumores sobre la separación de los ahora Reyes, y no parece casual la publicación del libro de doña Pilar Urbano sobre el 23-F…
Lo cierto es que cualesquiera que fueran las intenciones o ilusiones de los especuladores —que no creo que lleguen a conspiradores— el Rey una vez más les ha ganado por la mano. Los que pensaban que Felipe VI no llegaría a reinar tienen que iniciar un trágala personalizado.

lunes, 3 de febrero de 2014

Diferencia entre democracia y dictadura



Mucha gente no tiene ni idea de la diferencia entre preferir y querer, y no entienden el verdadero significado de la democracia. Así que en lugar de asestar un monólogo recurro a la mayéutica que es mucho más digerible.

Agamenón - Querido Sócrates, ¿en qué se diferencia la democracia de la dictadura?
Sócrates - La democracia es el régimen que te que te permite elegir entre distintas opciones. Votas entre quien te saca un ojo o quien te corta una pierna. A una dictadura no le preocupan tus preferencias. Te sacan un ojo o te cortan la pierna, o te mutilan por partida doble sin preguntarte qué piensas al respecto.
Agamenón -Entonces, ¿en democracia no elijo lo que quiero sino lo que prefiero?
Sócrates - Todos podemos soñar con que algún día votaremos por la opción que nos guste de verdad. Pero en los últimos 25 siglos dudo que nadie haya conseguido una identificación perfecta con un partido, un representante o consigo mismo. Lo que prefieres no es lo que quieres, es lo que menos te disgusta. .
Agamenón - Pero entonces, ¿la democracia no es mejor que la dictadura?
Sócrates - Es infinitamente mejor. ¿Te parece poco poder conservar o la pierna o el ojo?
Agamenón - Es muy justo lo que dices, pero entonces ¿por qué en España mucha gente critica la democracia?
Sócrates - Porque no han luchado por ella. Lo que no te has ganado, lo valoras menos...(continuará)

domingo, 21 de julio de 2013

El caso Carromero: un año después

Mañana se cumple un año del caso que evidenció -otro más- la profunda corrupción moral de España y la cobardía intrínseca del Partido Popular no sólo de sus dirigentes actuales sino de su teórico recambio, sus "juventudes". Durante todo el tiempo que permaneció secuestrado por la dictadura cubana Ángel Carromero, ni uno solo de los miembros -escasamente viriles- de  NN.GG. organizó una sola manifestación de apoyo a su compañero preso. Al contrario, se dedicaron a filtrar a la prensa datos que podían perjudicar la imagen del secuestrado.

Los que se retrataron
Políticamente, el caso Carromero mostró que la izquierda nunca condenará el régimen liberticida de Cuba pero que tampoco podíamos contar con la derecha para defender las libertades, ni siquiera la libertad de un ciudadano español secuestrado por una tiranía extranjera.
El caso mostró las vergüenzas de nuestros Colegios de Abogados y activistas de derechos civiles, siempre tan activos cuando se trata de defender los derechos de alguna sabandija etarra, pero que callaron como tumbas en este asunto.
La Prensa Española quedó mucho mejor que los políticos (tampoco era tan difícil). Con la triste excepción de algunos medios, que sirvieron de correa de transmisión de la dictadura cubana, muchos periodistas españoles se portaron bien. Recordemos a Carlos Herrera, Hermann Tertsch, las redacciones de La Razón, ABC, Intereconomía y Onda Cero, que nunca abandonaron a Carromero. Entre los grandes intelectuales españoles comprometidos con la libertad, destacó Amando de Miguel.

El Caso Carromero en este blog
Ese caso me pareció tan escandaloso que le dediqué doce entradas de este blog


sábado, 11 de junio de 2011

Spanich Reboluchion: por una Puerta del Sol Permanente

Mirameba es mucho más listo que los anarcopijos del interminable botellón universitario de Sol.  Desde que lo nombraron ponente de la última reunión del Club Pufoberg, Mirameba no se baja del Rolls. Me dice: "los okupas tienen razón, son como los banqueros, se apoderan de lo que es de otros, es el síndrome de Curro Jiménez. Su fallo es que son cutres, puestos a okupar, escoge un Rolls -no lo pagues-, lleva un traje de alpaca -no lo pagues- y págate un buen restaurante con la Tarjeta de Oro Macizo de una cuenta sin fondos." Hay que subrayar que, desde que se codea con los ricos y poderosos, Mirameba ha descubierto que entre robar y ganarse la vida, la diferencia es sólo una cuestión de perspectiva.

Esta mañana, a la sensación de locura de ver Sol convertido en favela se unió la invasión de mi barrio por naturistas en bicicleta. No sé lo que revindican -tampoco es que me preocupe- pero se han puesto en pelota picada sobre sus bicicletas. El despeloting reivindicativo se une así al Movimiento A Ninguna Parte iniciado el 15 de mayo.

Los partidos tradicionales han muerto.
Recuerdan a ese señor de negro de Mingote, regando el árbol del que se va a ahorcar. Todavía no lo saben, pero su reacción o más bien falta de reacción a lo de Sol, da una idea de su nula capacidad de adaptación. Ningún diputado, alcalde o senador de ningún partido, ni siquiera de la Liga Zubnormal donde milita el Inmarsecible Genio Monclotiva ha tenido la ocurrencia de proponer la celebración de un congreso de ideas para mejorar la sociedad, unas Jornadas de la Imaginación, no impuestas a nadie sino abiertas a todos.
La idea de política que se estila en España es la de establecer lazos feudales de sumisión: yo te coloco a ti tu me obedeces a mí, y punto. Están tan acostumbrados a montar Congresos en que todo está atado y bien atado que la idea de no controlar algo o a alguien les parece como un abismo. Lejos de nosotros, Señor, la funesta manía de pensar...
 
¡Pon tu carpa en internet!
No habiendo sido yo agraciado en la lotería de los cargos -lo que me obligaría a ser discreto y callar, impasible el ademán- puedo permitirme el lujo de montar mi propia carpa. Como soy mucho más respetuoso que los anarcopijos, los okupas universitarios y los naturistas ciclistas, en lugar de imponer mi presencia plantando una tienda en Sol o de exhibir mis feos michelines sobre una pirula acobardada, os invito a uniros a mi proyecto de Spanich Reboluchion (la revoluchion de Lewis Spanich). Ahí va mi primera idea, para salvar a España, a la Democracia y a las ballenas:
   
1) Madrid puerto de mar. Exijo que se desempolve el viejo proyecto de Felipe II de hacer el Tajo navegable hasta Aranjuez. Queremos y exigimos que Aranjuez sea nuestro Rotterdam y hablando de desempolvar, aporto una segunda idea al debate:
 
2) Imponer el servicio sexual obligatorio solidario (S.O.S) a la juventud. ¡Basta de egoísmo esterilizante! Los jóvenes atesoran absurdamente sus encantos en lugar de ponerlos al servicio de la Comunidad. Todo joven y toda joven entre los 18 y los pongamos 23 años no podrá negarse de ningún modo a satisfacer los requerimientos del señor o de la señora que amablemente los solicite, especialmente si el señor o la señora están algo deteriorados. ¡La lorza y el pimiento frito también tienen derecho a sus diez minutos de gloria! Como es justo pagar al que trabaja, se les facilitarán entradas gratuitas a los espectáculos de cantantes, fotos y balones de fútbol dedicados, cerveza a todas horas y demás chorradas que tanto les gustan. Finalmente, estoy a favor de una sola prohibición:

3) Prohibir que se toque la gaita en las proximidades de hospitales y maternidades, por los claros efectos negativos sobre la salud de los enfermos y parturientas.

Sólo son tres sugerencias, ideas justas y razonables que entrego al Mundo, poniendo por testigos a Dios y a la Historia. ¡Espero las vuestras! Hagamos de opinionpublicada.com una Puerta del Sol Permanente.

sábado, 14 de mayo de 2011

Elecciones a la vasca


Mesa electoral en el País Vasco:
Presidente y vocales usan el mismo modelito
No hay  urnas... ¿para qué?
 Cuando decimos que España es una democracia, hay que hacer una importante salvedad: el país vasco. Allí la democracia es una pura entelequia; quizá en Bilbao que es una gran ciudad se asentó algo más el sistema democrático, pero desde luego en la mayor parte de los pueblos del país vasco, no existe nada parecido a mínimos requisitos para que se celebren unos comicios en libertad.
Por eso me ha molestado tanto la sentencia del Tribunal Constitucional que aquí comentaba permitiendo el regreso de ETA a los Ayuntamientos vascos. ¿De verdad era necesario que ETA regresara  a las instituciones? ¿Les parecía poco el perenne acojone que se vive en esas infelices provincias, patria natural del crimen, donde la bajeza humana y la cobardía institucional tienen su natural asiento?

Hace unos días hablaba con mi amigo Paco de su experiencia como apoderado en un pueblo vasco, durante unas elecciones.

- Imagínate el cuadro Luis. Durante horas, yo sentado y calladito en una sala con un par de mesas electorales. Allí no había interventores del PSOE ni del PP -nadie se la juega- sólo apoderados que, como yo, veníamos de Madrid. El colegio estaba custodiado, es un decir, por la erchancha.
En un momento dado quisieron hacer una trampa -nada grave, es que no les salían las cuentas porque eran muy burros- y entonces les hablé claro "si hacéis eso, impugno la mesa". Hubo un grato intercambio de opiniones. Luego uno de los que estaban sentados en la mesa,que llevaba la camiseta de presoak kalera, miembro de la mesa, sacó una cámara de fotos y me hizo una foto. "Ya tengo tu cara".
- Eso asusta... ¿Y tú que hiciste?
- Ya sabes Luis que soy un hombre pacífico y razonable. Así que agarré aquel cabrón por el cuello, le arranqué de la mano su cámara que tiré por la ventana del local, y cuando me disponía a darle un puñetazo, intervino la erchancha.
- ¿Los erchanchos no intervinieron cuando el hijoputarri te amenazó?
- No. Debían tener cosas más importantes que hacer...
- ¿Cómo terminó la cosa?
- Pues terminó con que yo al final estaba en la calle y detrás mío iban una pandilla de ratas insultándome. Ya sabes lo valiente que son esa gente en manada
-Sí, la versión aberzale de las pandillas futboleras. Uno por uno, se acongojan, pero en grupo son todos muy valientes.... ¿Y tú qué hiciste?
-Me reuní con un par de compañeros del partido, y fuimos a cenar. Pero la manada seguia detrás.
- ¿Y los erchanchos?
- Ellos estaban para custodiar el colegio electoral no para custodiarme a mí.
- ¡Ah! ¿Conseguiste cenar?
- Pues no fue facil. Entrábamos en un bar y de la manada decía alguien algo en vasco, vaya usté a saber qué, y el tío del bar nos decía que no nos podían atender... Al final sí encontramos un sitio en el que nos dejaron comer algo. Luego la manada me siguió hasta el coche.
-O sea, que identificaron tu coche...
-Sí. De todos modos una vez en Madrid cambié la matrícula. No hay que dar facilidades... Y ahora tengo otro coche.

Como me lo contaron, lo cuento, y sé que es verdad. Os ahorro mis comentarios. Lo que nunca he entendido es para qué existen una Junta Electoral Central o unos partidos nacionales que llevan treinta años sin impugnar, de un modo sistemático, cualquier proceso electoral que se celebre en semejantes condiciones.