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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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jueves, 4 de agosto de 2011

Vencer a Franco


Retirado en la paz de estos desiertos
Con pocos pero doctos libros juntos
Vivo en conversación con los difuntos
Oyendo con los ojos  a los muertos

Quien muere sólo desaparece de verdad el día en que ya nadie lo recuerda; por eso muchos cuyos restos son cenizas o humilde gusanera, todavía viven en nuestros corazones, y no sólo los que quisimos, nuestra entraña viva, nuestros parientes y amigos; también siguen vivos en nuestra memoria los autores de los libros que leemos -gracias don Francisco, por esos versos- o los protagonistas de la Historia vivida o inventada. Precisamente, una de las gracias de Rodríguez Zapatero y sus mariachis ha sido la de resucitar a Franco, a base de hablar de él, de una parte, y de tratar de aplicarle la damnato memoriae. Ese extraño complejo le ha llevado a elegir el 20 de noviembre como fecha de su adiós, una última payasada antes de la voltereta final. No contentos con resucitar a Franco, con su inmenso fracaso le han regalado al Dictador una nueva victoria, una victoria que, desde luego, el Caudillo no merecía.

El éxito final de Franco
Si Franco hubiese muerto en 1939, 1945 o 1955, sin duda no existiría el franquismo sociológico. Sólo se recordaría del siniestro general su gran obra guerracivilista, los años de represión y la España gris cemento con el Invicto disfrazado de cruzado... que hace falta no tener sentido del ridículo. Pero es que Franco -preciso por si me lee algún magistrado de moda- no murió en 1939, ni en 1945, ni en 1955. Al general le permitieron morir el 20 de noviembre de 1975.
Antes de los años sesenta, el franquismo es la larga, larguísima, interminable historia de un fracaso que se resume en que con el pretexto de salvar y redimir un país primero lo destruyes y luego lo reconstruyes. En 1956 se habían alcanzado los niveles de desarrollo de 1936, es decir, España habá perdido no sólo mucha sangre sino mucho tiempo, veinte años para ser exactos.
Sin embargo existe un franquismo sociológico y el éxito inicial de series como Cuéntame con su familia Alcantara recrea una España próspera que todos los que vivieron recuerdan con cariño. ¿Por qué? Por su éxito final. Los sesenta fueron espectaculares, tanto en España como en otros países europeos y occidentales. Al impresionante crecimiento de los sesenta algunos fanáticos analistas para no llamarlo desarrollo, preferían llamarlo desarrollismo, mira tú qué bien. Con el sueldo de dos años podías comprarte un piso, había pleno empleo y el país creció tanto que pudieron regresar los millones de emigrantes económicos.
A finales de los sesenta España era considerada como un paraíso por muchos extranjeros que disfrutaban de la tranquilidad de una sociedad ordenada -la delincuencia era residual- y se habían conseguido objetivos que hoy nos parecen sencillamente inimaginables: pleno empleo y ¡contratos indefinidos tras un mes a prueba! Era una sociedad alegre, llena de niños y que bailaba al ritmo del Dúo Dinámico. Y una sociedad joven a la par que estudiosa, sólo puede ser creativa: marea pensar en la cantidad de autores en todos los ámbitos que fructificaron durante esos años...

Recoger el guante
Ese éxito es un desafío para la España de hoy, libre y democrática pero con grandes problemas. No podemos dejar de recoger el guante que nos echa Franco desde el Infierno; no podemos rehuír nuestras responsabilidades, cada uno de nosotros debe optar entre ser un Cyrano o ser un gusano.
Podrán los neoantifranquistas -normalmente hijos de significados azules- desmantelar el Valle de los Caídos, quemar los restos de Franco, zombificarlo, hacer flautas con sus huesos o dispersar sus cenizas al viento, pero ese calculado y nada espontáneo aborrecimiento no es más que el síntoma de su extraordinario fracaso.
La historia no la podemos desmantelar, ni la verdad, por mucho que nos engañemos: o los españoles demócratas podemos hacerlo mejor que la España dictatorial, o menudo ejemplo para nuestros hijos.

Hemos perdido más de tres décadas
Lo peor del franquismo crepuscular, aparte del propio Dictador, son sus dirigentes políticos, los mismos que se vestían con la camisa azul en 1975 se convirtieron en demócratas sobrevenidos en 1977 y confeccionaron una Constitución manfiestamente mejorable que desestructuró España y que con el pretexto de asegurar la libertad y la democracia nos hundió en una crisis de sociedad que ya viene durando treinta años con la feliz excepción de los gobiernos de Aznar, que supusieron un cambio de paradigma, aunque no un retorno a lo mejor de los sesenta.

La excepcion Aznar
Con Aznar hubo crecimiento y modernización, España se convirtió en la octava economía del mundo, y de país de emigrantes devino en destino de inmigrantes. Se plantaron árboles, se levantaron millones de viviendas nuevas, se modernizaron las estructuras.
Fueron gobiernos entusiastas que se estrenaron consiguiendo cumplir en pocos meses con las condiciones impuestas para entrar en el euro, los famosos "criterios de convergencia" fijados en Maastrich, capaces de acorralar a las sabandijas de la ETA, con una brillante política internacional, gobiernos que retomaron Perejil, fortalecieron las relaciones con EE. UU. e impusieron excelentes condiciones para España en los tratados europeos. Nunca habíamos alcanzado tan altas cotas de convergencia con la Europa más próspera: hoy vamos pidiendo limosna y de aquí a noviembre podemos encontrarnos con España fuera del euro.
Las sombras fueron el precio de la vivienda, una ciega política inmigratoria que no tuvo en cuenta quién se puede integrar y quien no, el peaje pagado a los separatistas, el fomento del aborto y el envejecimiento de la población: desde Felipe González, es mucho más fácil abortar en España que encontrar una guardería; Aznar tampoco quiso o no consiguió moficicar la Constitución para acabar con el caos autonómico; la educación no se reformó, y el código penal siguió facilitando las formas legales de pederastia.

El desastre Zapatero
Zapatero ha fracasado en todos y cada uno de los puntos de su política puesto que los problemas que Aznar no resolvió, siguieron agravándose con el Z, pero sin ninguno de los inapelables éxitos de su predecesor. Hoy la vivienda sigue siendo inasequible, pero tenemos cinco millones de parados, hemos pasado de ser la octava potencia mundial a la decimocuarta y cada día perdemos algún derecho nuevo; amparándonos en la globalización, nos vamos chinificando. El futuro a medio plazo de un trabajador español, sin formación, es la esclavitud. Como en la película Stico, aquella genial fábula de Armiñán, los españoles acabarán vendiéndose como esclavos a cambio de comida y de techo seguro.

El saqueo es impresionante; en Barcelona vende ya la Generalidad edificios históricos para obtener liquidez hoy, a cambio de deudas mañana; en breve veremos hermosas torres sobre un Retiro privatizado y las mejores obras del Museo del Prado rematadas en Sotheby's. La zetagente deja el poder con el peor de los balances, y una nueva fuga de cerebros y talentos, largándose de España buscándo fuera algo mejor. Debieran reeditar el clásico de Gómez Gil, Cerebros Españoles en USA. Zapa nos ha devuelto a los cincuenta.
El único éxito de Z ha consistido en silenciar por unos meses a los etarras, al precio de darles el poder: los ha legalizado y tras la victoria de Bildu los etarras controlan ayuntamientos y provincias; también nos ha dejado en la calle a un grupo de activistas de no se sabe qué al servicio de no se sabe quién, los quincemeneros, que desprecian el poder salido de las urnas e imponen su presencia en la plaza pública.

Un Nuevo Trato para España
El próximo gobierno cuenta con una baza histórica: la zetagente ha sido tan mentecata que los que vengan sólo pueden hacerlo mejor; en tábula rasa se construye muy bien.
Pero el futuro gobierno del PP, si es que Rajoy gana, si es que quiere de verdad ganar, debe ser capaz de generar millones de puestos de trabajo y de reducir el precio de la vivienda al menos un 400%; tiene que ser capaz de crear un entorno laboral eficaz, rentable y seguro; tiene que enfrentarse a la desestructuración constitucional creando un marco legal nuevo que sustituya la actual chifladura territorial y la persecución de la lengua española; tiene que reformar de arriba a abajo la Educación, empezando por nuestras corruptísimas y nepóticas facultades para que España tenga al menos alguna universidad entre las cien primeras del mundo, que no es mucho pedir; tiene que llenar el país de guarderías, además de pisos baratos, para que las parejas jóvenes puedan trabajar y tener niños, y disciplinar los colegios devolviendo a la educación pública el prestigio que le han quitado locos y demagogos. Tiene que poner el sistema de crédito al servicio de la sociedad y no la sociedad al servicio de los banqueros. Tiene que crear un marco estable para la familia, alfa y omega de toda civilización.
Todas esas reformas se las ha puesto fáciles el inmenso fracaso de Zapatero verdadero destructor de la izquierda española. Rajoy tiene que alcanzar un nuevo pacto con la sociedad española, un new deal en el sentido más roosveltiano; y nadie alcanza esos objetivos si carece de ambición, si no es capaz de hacer un discurso asertivo, positivo y creador.

No debemos elegir entre prosperidad y libertad
Debemos ser ambiciosos; o lo ambicionamos todo, o perderemos lo poco que nos queda, que son la democracia y la libertad, esos tesoros que gozamos todavía y que tantos estúpidos desprecian. Se equivocan mucho quienes hacen de menos los bienes del presente pensando en tesoros futurizos y ya dice el sabio, "no escupas en tu pozo, volverás para beber en él".
Los fachas e izquierdosos que constituyen la base ideológica quincemenera siempre le sacan defectos a nuestra democracia, que ya sabemos que no es perfecta, pero es mil veces mejor que no tenerla. Desprecian la libertad porque, en el fondo, no han hecho nada para ganársela.
Democracia y la libertad son nuestro patrimonio, lo único que nos queda después del Demenciato. Y si no aprendemos a valorarlas, nos las quitarán y sólo nos quedarán los ojos para llorar. No debemos poner a la gente ante el dilema de elegir entre prosperidad y libertad. Debemos ambicionar la mayor prosperidad sin renunciar a la libertad. Vencer a Franco no consiste en quitar estatuas del dictador; consiste en demostrar que se puede ser una democracia y conseguir altas cotas de prosperidad y desarrollo. Debemos vencer a Franco de verdad, y para siempre.

domingo, 28 de noviembre de 2010

El saqueo que viene

Después del latrocinio, viene el saqueo

Para sufrir el síndrome de Stendhal, no hace falta viajar a Florencia, basta con echar un vistazo a la Pedriza o a algunos rincones del Retiro, belleza en estado puro y duro.
España es una gran desconocida, como sabía bien Labordeta que se pasó tantos años pateando nuestro país con su mochila. Si os dais algún garbeo por la piel de toro, observaréis pronto que la España más vistosa, la más interesante desde cualquier punto de vista, suele haber sido descubierta por hombres de Dios que buscaban entre roquedales esa unión del Hombre con la Naturaleza que permite rendir pleitesía al Creador a través de su Creación. Hace unos días, y siguiendo el consejo de Paco Cantó -el tío que más sabe de Naturaleza en España, colaborador habitual del blog Desde la Sierra- gocé de la visión extraordinaria de la Ermita de San Frutos, sobre las Hoces del Duratón.

La Desamortización de Mendizábal
Hoy de San Frutos no queda gran cosa, apenas un esqueleto de lo que fuera en su día un importante priorato benedictino. Cuando se contempla el remanente de San Frutos, surge la pregunta: ¿fueron acaso estas ruinas producto de las incontables bestialidades perpetradas por las tropas de Napoleón? ¿Ardería San Frutos en el 34 o en el 36? Pues no. Siendo muchas las depredaciones sufridas por nuestro patrimonio durante la francesada -véase  un artículo estupendo de Arturo Colorado- o a consecuencia de nuestra demencia incivil, hay que reconocer que la mayor agresión experimentada por nuestras artes fue la Desamortización de Mendizábal que pretendió y consiguió salvar a los gobiernos isabelinos de la quiebra y sufragar los gastos de la guerra provocada por la sublevación carlista.
De aquella Desamortización vinieron tantas ruinas pintorescas; algunas joyas se salvaron, como el Monasterio de Piedra adquirido por el Sr. Muntadas, o se transformaron, como la Cartuja de Sevilla que pasó a ser de los Pickman. Otras fueron literalmente arrasadas. También hay que reconocer que le debemos a esa Desamortización -y a las siguientes- la constitución de los primeros museos provinciales, algunas piezas de primer orden de las colecciones públicas así como minuciosos inventarios. Pero al lado de ese lado positivo, ¡qué saqueo, señoras y señores!
Si algún día os preguntáis de donde salen la mayor parte de los zurbaranes, grecos y murillos que hay en Europa, o en colecciones privadas españolas, la respuesta la tenéis en los bienes desamortizados y siempre que documentas algún cuadro te encuentras el mismo rollo: que estaba colgado en la capilla o el refectorio del Monasterio de San Francisco Mirameba que en Sevilla tenían los Padres Somascos o la Orden Jerónima; que luego lo compró por 2000 reales el Sr. López en pública subasta; que se lo vendió por 3000 al Marqués de Palorreal -coleccionista, erudito y poeta cordobés. De allí pasó por herencia a su nieto el Conde de Bergalegre, famoso calavera que se fundió las fincas de la familia entre las cocottes de Paris; el cuadro acabó por tanto en manos de un usurero local, Monsieur Dumordisque, que se lo vendió al banquero y filántropo Judá Silverstein y ahora está colgado en el Silverstein Museum de Nueva York. Cuánto viajan los cuadros, entre pared y pared...
A los bienes culturales dispersos o aniquilados, unid la increíble destrucción de tesoros naturales; bosques enteros fueron carboneados o talados para mayor gloria de algún bolsillo ansioso de recuperar y multiplicar los reales invertidos.
Resumiendo, la Desamortización de Mendizábal sirvió a su propósito -salvar el Estado de la agresión carlista- pero sólo benefició a los usureros y a los ricos por su casa, es decir, la gran nobleza propietaria y la burguesía. Cuando os invite algún amigo a visitar su finca, preguntadle por su origen y seguro que acabáis abriendo algún viejo cartapacio donde os aguarda la respuesta: algo que era colectivo -de todos o de una Orden religiosa- se convirtió en propiedad de uno solo.

La nueva Desamortización
¿Por qué os hablo de la Desamortización de Mendizábal? Porque dado el grado de ruina en que nuestros Venerados Amos han dejados las cuentas públicas, en breve se subastará la Casa de Campo como solar o se venderá la fuente de la Cibeles que quedará chanchipiruli en Marbella, en el jardín de algún mafioso.
Nuestros dirigentes -por llamar de alguna forma a esas mentes eminentes, a esos genios inmarcesibles, a esos Dioses inaccesibles- han conseguido quebrar todas las cajas y secar todas las fuentes. No queda un euro, y como no se plantean en absoluto acabar con el Estado Autonómico que ha multiplicado por 17 la locura presupuestaria y no van a prescindir de uno solo de esos imprescindibles chupópteros que han vivido del país, no les queda otra que liquidar todo lo público, privatizar el agua, el aire, el sol y ponerle alcabalas al viento. Así, lo que era de todos, pasará a ser de unos pocos.

¿Cómo conseguir que lo de todos pase a ser de uno?
Para averiguarlo basta echar un vistazo a lo sucedido en aquellas naciones que disfrutaron del maravilloso régimen comunista. Primero, realizas una gran expropiación, para que lo de todos y lo de algunos pase a ser del Estado (colectivización). Luego te cargas el Estado y lo público pasa a ser de unos pocos (privatización). A veces no es necesario cargarse nada. Podríamos hablar de RUMASA, del escándalo de su expropiación y del escandalazo de su privatización. La broma le costó un billón de pesetas al erario público (de pesetas de los años ochenta).
Cargarse las arcas públicas, incluso el Estado enterito, es relativamente fácil, como saben bien los peronistas. Basta con gastar más de lo que ingresas. Mucho más. Puedes hacerlo por medio del latrocinio -modelo habitual- o bien por medio de gastos militares -sistema clásico europeo- o bien creándole al Estado obligaciones sin límite -por ejemplo con el sistema del PER o de las pensiones no contributivas (felipismo) o subvencionando coches eléctricos y energía eólica -esa política de nuestro Gran Inquisidor que ha llenado España de preciosos molinos que no tienen Quijote que los tumbe (sebastianismo). En nombre de la limitación de recursos naturales se agotan los recursos economicos llenando los bolsillos de las grandes corporaciones...
El resultado de esa política se llama déficit que es la palabra chic para expresar ruina.
Una vez arruinado lo que administrabas, ya puedes proceder a la liquidación final. Es decir, vender lo público, ceder lo colectivo, privatizarlo todo. Y, por cierto, ¿quién tiene dinero para comprar? Una pista: los mismos que se beneficiaron del gran latrocinio, ¿estarán forrados, no?

El modelo español: el Alcaldeuda y ZP
En España tenemos dos ejemplos característicos de ese modelo cataclísmico de gestión, tanto a nivel local como nacional, y de partidos distintos.
Ya sabéis a quién me refiero: a nivel local, el arquetipo es el  faraón del Ayuntamiento de Madrid, el ínclito Ruiztankhamón I el Rumboso, el Alcaldeuda que ha conseguido descapitalizar a la capital.
Símbolo e ilustración de su hábil y prudente política es el Palacio Megalón, en su día sede de Correos, desde cuya torre más alta puede contemplar el Alcaldeuda las dimensiones de su admirable gestión. Qué bonita perspectiva, la de otear una por una cada casa de Madrid y pensar que el gallarpufo supera los 2.200 euros por madrileño, o sea, unos nueve mil euros por familia...
Se han fundido cien mil millones de las antiguas pesetas, es decir, 600 millones de euros de vellón para darle a Ruiz-el-Gastón la modesta choza que convenía a su Profunda Dignidad. Yo no sé cómo es posible derrochar tanto dinero: ¿han usado oro macizo para los grifos? La pintura de las paredes ¿viene firmada por Barceló?
A nivel nacional, tenemos el caso de ZP.
Heredó de Aznar una caja rebosante y la ha saqueado, vaciado, dilapidado. Como su paranoia anticatólica va agravándose con el tiempo supongo que el próximo paso será convertir el Valle de los Caídos en parque temático -la Disney puede aportar un dinerito y montar un Túnel del Terror con los huesos del Invicto-  subastar en Sotheby's el Museo del Prado, siguiendo el modelo cubano, o perfeccionar su política panislamista vendiendo a los potentados del Golfo nuestras iglesias, parroquias y cementerios para que monten unas mezquitas en condiciones. Confesad que para celebrar dignamente los 1300 años de Islam en España, sería una fórmula original, que el petróleo está carísimo y por fin alcanzaríamos la Fusión de las Civilizaciones, que no una mera Alianza. ¡Todos a la Meca! Ya me imagino a la Pajín con su burka, monísima, oye.
La capacidad de los socialistas para llevar un país al garete no llama la atención, es casi una condición natural del socialismo. Lo que resulta más chocante es que el PP que pretende ganar unas elecciones a estos chiflados haya conseguido que las dos capitales más endeudadas de España, Madrid y Valencia, sean precisamente las que gobierna el PP. ¡Toma coherencia! ¡Chúpate esa ejemplaridad! Y eso os explica también algunas de las claves de la fusión entre sus respectivas cajas de ahorro a las que tratarán, supongo de saquear en el más breve plazo para pagar los megapufos acumulados.
En conclusión, os recomiendo a todos que aprovechéis que hoy, a pesar del frío siberiano, brilla el sol; daros un paseíto por el Retiro, que en breve pasará a ser solar de la lujosa Urbanización Gran Retiro donde tendrán sus villas y fabulosas mansiones los jeques y potentados que por fin podrán disfrutar de las motos acuáticas en el Estanque. Disfrutemos de lo que todavía es nuestro mientras podamos. Incluso del Palacio Megalón, que verás que al final, y con lo que ha costado, se lo comprará por cuatro duros Florentino Pérez para celebrar en la Cibeles misma los triunfos del Madrid. Como decía aquel reloj, ¡tiempo al tiempo!