Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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martes, 18 de noviembre de 2014

Los otros otros

No tengo prácticamente fotos de mí. De los últimos treinta años no creo que tenga más de un par de docenas de fotos, si llega. Y lo terrorífico no es ver cómo cambia uno sino cómo cambian los demás. Los demás ¡que son otros! ¡Son otros otros! Ves esa chavala que te gustaba o aquel amigo con el que cerrabas aquel café, y que hace lustros o décadas que ya no ves... Y piensas en la gente que ves ahora y no hay ni  uno solo de los que veías antes. Y de repente, sientes miedo. Miedo de verdad...

jueves, 20 de febrero de 2014

Facilitar la adopción del inmigrante

Estoy cansado de ver las playas de Europa convertidas en camposantos de desgraciados que se ahogan al intentar llegar al paraíso. Y más cansado todavía de oír sermones por parte de quien menos derecho tiene a darlos. En españa la expresión "soy un hipócrita" la podríamos conjugar a todos los tiempos: presente, pasado, futuro, condicional, subjuntivo y sobre todo al incondicional progresivo, que es el tiempo verbal en el que viven los progres, que sin haber dado nunca ejemplo de nada a nadie pretenden darnos lecciones a todos.
El drama de la inmigración ilegal sólo se puede resolver con una mezcla de palo y de mano tendida.
El palo para todos los ilegales. No sólo el palo literal para los que intentan entrar sino el palo legal: el mensaje debe ser clarísimo: si entras ilegalmente en la Comunidad, NUNCA serás un ciudadano europeo, NUNCA tendrás derecho a la asistencia sanitaria, a la educación ni a nada. Tu destino y el de tus hijos será el de ser un paria, esconderte hasta que te echemos el guante encima y te expulsemos del paraíso.
Luego está la política de mano tendida. Se puede permitir la inmigración pero siempre supervisada. Las leyes de Roma permitían la adopción de adultos. Me parecería bien que la ley permitiera que un español adoptara a emigrantes adultos, una adopción si se quiere, menor; que sea temporal, por ejemplo con una duración de diez años, que no implique derechos sobre la herencia o cambios de apellidos. El adoptante se responsabilizaría de los actos del adoptado como si de un hijo se tratara.  Le enseñaría a leer y escribir nuestro idioma, a arreglárselas en la gran ciudad, le buscaría un trabajo, una ocupación, le pagaría una asistencia sanitaria. Al cabo de diez años, si el adoptado no ha conseguido integrarse, un trabajo, etc. podría renovarse el compromiso.
Lo que no es de recibo es pretender que toda África y media Asia se instalen en España o el resto de Europa. Permitir la inmigración ilegal supone que un día, en la casa de todos que es la calle, que es la Seguridad Social, se nos instala gente que no sabe hacer nada, que no aporta nada, tíos que acabarán de gorrillas y molestando.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Lo que queda de nosotros

Somos prescindibles y compendiables.
Cuando nos incineran lo que queda de nuestro cuerpo no abulta mucho, cabe de sobra en el bote normal de colacao. Mejor dispersar nuestras cenizas en algún lugar bonito que guardarlas en una despensa porque si no te puedes equivocar un día, recién despierto, y vas y te haces un café con los restos del abuelo...
La vida entera de una persona la puedes meter en un sobre. Certificado de nacimiento, matrimonio (el que se casa) y defunción.
Luego, hay papeles de trayectoria como un título profesional o un diploma universitario o escolar que demuestran que sabes o supiste hacer cosas, por humildes que sean.
Luego los papeles bordes: los de Hacienda, los bancarios, los médicos y notariales... O los del divorcio, en su caso.
En un sobre puedes meter tarjetas y papeles de identidad: pasaportes, dni, libro de familia, tarjeta de transporte, tarjetas de clubs, de academias, comerciales, de gimnasios.
¿Se me olvida algo? Ah, sí, las gafas y las prótesis dentales; las pipas que hemos fumado, algún bastón o muleta.
Y luego hay otros papeles, los que hablan de nosotros. unas líneas de un amor perdido, unas fotos, una flor seca, pequeños objetos que tenían significado para nosotros, por la fecha, por el lugar... Y la vaga esperanza de que alguien nos recordará. Pero no por mucho tiempo.

sábado, 5 de febrero de 2011

La muerte de Cyrano

J'ai décidé d'être admirable,
 en tout et pour tout.

Estoy harto de mencionar en este humilde blog a gente repulsiva e insignificante; políticos mediocres que no tengo el disgusto de conocer, por no hablar de verdugos como Franco, Bolívar, o los sátrapas de la China, que en el fondo carecen de cualquier interés y cuyo poder se puede medir en hectólitros de sangre. Así que voy a cambiar de tercio y escribir sobre aquello y  aquellos que conmueven, elevan y entretienen nuestras avejentadas almas; ya he dedicado alguna entrada a jóvenes valientes y a reyes santos, a los pies de Madre Teresa o a la extraordinaria reconstrucción de la catedral de Cristo Salvador en el corazón de Moscú. Toca hablar ahora de personajes de ficción que son modelos absolutos de grandeza.
Por ejemplo, se cumple el próximo día 20 el vigésimo aniversario del estreno de la versión española de Cyrano de Bergerac, quizá la mejor película francesa de su generación. La obra de Rostand ofrece en sí misma la perfección de la obra clásica, cuyos versos repiten de memoria los aficionados; pero es que los actores y la ambientación son tan maravillosos que esa ingeniosa patraña nacida en la mente del dramaturgo se convierte en aparente realidad histórica.
El personaje literario de Cyrano -no viene a cuento aquí hablar del Cyrano que existió, el de verdad- ofrece varios rasgos, alguno tan  negativo como su esterilizador complejo de feo o tan antipático como su agresiva chulería de castigador, que lo asemeja a un vulgar matón; y junto a estos defectos, un torrente de virtudes: su ingenio, su valor, su extraordinaria delicadeza enfundada en su corpachón de guerrero y esa generosa locura que fluye del amor absoluto, verdadero, tan auténtico como desesperado que le lleva a ayudar a Christian a seducir a Roxanne, la mujer que Cyrano ama por encima de todo, su dulce prima; y es que para Cyrano, es más importante la felicidad de su amada que la suya propia.
Cyrano destroza su vida, hombre que pudo serlo todo y acaba convertido en nada. Es consciente en todo momento de su decadencia, de su absurda existencia, de su catastrófica trayectoria.
Sin embargo, el público está con él. Millones de corazones en el mundo se han enternecido con la última escena de Cyrano, cuya  muerte supone un último fracaso: "J'aurais tout raté, même ma mort". No fallece con las armas en la mano defendiendo su honor o el de su Rey sino a consecuencia de un cobarde atentado, de un leñazo traidor que le propinan unos lacayos. Justo antes del inminente final, desenvaina su espadón para encontrarse con la Muerte; la agonía le hace adivinar entre las sombras la maligna presencia de sus viejos enemigos: la mentira, los compromisos, la cobardía, la estupidez... Y se enfrenta a ellos: "Je me bats, je me bats, je me bats". Lucha inútil y admirable: "Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès. Non! Non! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile". La traducción inglesa que acompaña a las imágenes es pésima; mejor no entender bien el texto francés que entenderlo mal.




Y tras ver la película me pregunto si también yo sería capaz de asumir como programa vital esa voluntad de ser admirable. "J'ai décidé d'être admirable, en tout et pour tout". ¡Qué programa para una vida! ¡Qué envidia me da! Incluso Marco Aurelio hubiese sonreído...