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martes, 29 de diciembre de 2015

El Yunque con nombres y apellidos

Portada de la 1ª ed. (Wikipedia)


Méjico y las sociedades secretas
A mis apacibles amigos masones, cuando quiero chincharles, les digo que para ver el éxito del secreto y la ingeniería social basta con observar lo que han hecho los masones mejicanos con su patria, que lleva doscientos años gobernada por las logias más fanáticas y ha producido organizaciones tan puras y castas como el PRI, engendrado personajes del calado moral de Marcial Maciel y últimamente se honra y distingue con organizaciones tan ejemplares como los cárteles de Tijuana, Sinaloa, Jalisco, Juárez...
En Méjico el anticlericalismo más obcecado pretendió erradicar el catolicismo recurriendo a toda clase de violencias legales e ilegales, superando incluso al Gran Oriente de Francia -el actual y el de principios del siglo XX- que no es moco de pavo a la hora de caracterizar la locura. Esa persecución -y su lado humano- se reflejan en el clásico de Graham Green El poder y la gloria y se puede resumir en que hasta la Guerra Civil española nadie asesinó tantos sacerdotes, ni profanó tantos templos como los anticlericales mejicanos.
El fanatismo del perseguidor estimula la reacción del perseguido -que puede llegar hasta el fanatismo- y la odiosa persecución del catolicismo en la república azteca ha llevado a reacciones como las guerras cristeras y generado toda clase de grupos secretos.

Fuente: Religión Confidencial
El Yunque en España
Precisamente, los Reyes Magos se han adelantado y me han ofrecido un libro titulado El Yunque en España: la sociedad secreta que divide a los católicos. Se trata de un libro importante que relata el origen de la siniestra organización "El Yunque", creada en Méjico a la sombra de las  persecuciones contra los católicos. El fundador, un loco peligroso, copió la insignia de los nazis, lo cual da idea de su estado mental.
El libro de Santiago Mata proporciona toda la información necesaria sobre El Yunque, detallando su origen mejicano así como su implantación en España; también colecciona numerosos testimonios, tanto de personas idetificadas como de otras, todavía anónimas, y refleja artículos de prensa o sentencias judiciales.

Un libro con nombres y apellidos
El Yunque en España está plagado de nombres propios, la mayor parte de personas desconocidas o escasamente relevantes y entre aquellos que menciona sobresale el del antiguo rector de una universidad privada católica (!), o el de algún político. Me he llevado muchas sorpresas, ¡todas desagradables! A nadie le gusta ver a amigos o conocidos pringados por asuntos tan sucios como el Yunque...
Quienes deséen informarse, pueden adquirir el libro aquí o adquirirlo directamente en Amazon aquí.
Creo que es un libro importante que ningún periodista, ningún obispo o ningún responsable de medios católicos debiera dejar de leer. Sobre todo, debieran leerlo los miembros del Yunque, no tanto para buscar afanosamente si sale su apellido sino para informarse acerca de doctrina católica más clásica; Mata se toma la molestia de reproducir páginas y más páginas acerca de lo que pensaban San Agustín o Santo Tomás acerca de la mentira y el secretismo. Hay en las páginas de Mata una indudable bondad: le está ofreciendo a los yunquis la posibilidad de enmendarse, de salir de ese lío tremendo en que les han metido...

El Yunque no es un tema baladí
Creo que el tema del Yunque no es un asunto de escasa importancia o tangencial.  Por eso le he dedicado a esa siniestra organización pseudocatólica cinco entradas:

Gente interesante
Culpa de mi interés por el tema se debe a que personas que admiro y respeto se hayan interesado por el tema del Yunque, y no se trata precisamente de gente ociosa.
Una de ellas es el autor del libro,  Santiago Mata, persona ocupadísima, doctor en historia y periodista que ha publicado en los últimos diez meses una reedición de su antiguo trabajo sobre los submarinos alemanes y una biografía de Óscar Romero. Don Santiago es autor de un clásico sobre la matanza de católicos en la España de la Guerra Civil, Holocausto católico.
No es la primera vez que Mata se refiere a esa siniestra organización, a la que ha dedicado sendos artículos y hasta divertidos vídeos en youtube. Si Santiago Mata ha gastado tanta tinta sobre el Yunque sólo puede ser porque considera que es un tema importante, porque francamente, un hombre tan ocupado tiene otras cosas que hacer.

Fuente: Camino Católico
En la presentación que hizo el Sr. Mata en Madrid hace unos días -puede verse y oírse aquí, aquí, y aquí- le acompañaba nada menos que el catedrático de Historia don Javier Paredes al que debemos numerosísimos artículos y libros de calidad, así como la muy meritoria y siempre ingrata labor de coordinar enormes volúmenes de Historia Contemporánea, alternando su actividad profesional con su faceta de comunicador. Si un intelectual de su talla se ha molestado en hablar del Yunque, sus motivos debe tener, porque no creo que sea precisamente don Javier la libélula vaga de una vaga ilusión...
Santiago Mata utiliza el importantísimo testimonio que sobre el Yunque proporcionó en su día a la Justicia doña Victoria Uroz, persona también muy ocupada que ha tenido hasta ahora tiempo para doctorarse en medicina, sacarse una plaza de forense, organizar la Asociación de Víctimas del Aborto, escribir artículos y libros y, en sus ratos libres, derribar con su testimonio la torre de mentiras yuncosa, iluminando la oscura gruta de tantos silencios cómplices...
Cuando personas inteligentes y currantes dedican horas de su muy escaso tiempo a un tema, puedes pensar que el tema es interesante. Si además resulta que son católicos de verdad, que no ocultan sus convicciones y que el tema en cuestión afecta a su fe, la mía, y quizás la tuya, amigo lector, tenemos que empezar a sospechar que se trata de un tema importante para los católicos, uno de esos temas ante los que no podemos aplicar las habituales técnicas de camuflaje; que ya sabemos lo que hará el Señor con los tibios (Apocalípsis, 3, 15-17)...

sábado, 17 de mayo de 2014

Victoria Uroz y el Yunque

¿Qué es un yunque? Antiguamente, era un artilugio que usaban los herreros -cuando los había- para fabricar cosas. Luego se convirtieron en un objeto metálico y pesado que caía del Cielo sobre la cabeza de ese genio desconocido, el pobre Coyote que quiere pillar al Correcaminos.
De un tiempo a esta parte leo noticias referidas a una peña rarísima llamada "El Yunque". Se trataría de un grupo pseudocatólico que funcionaría como sociedad secreta. Los fines de esa asociación no serían malos per se, puesto que tratarían de defender la Iglesia de tantos enemigos como tiene, que son muchos y reales. Cuando ves que todos los días discriminan a los cristianos, los torturan, persiguen y asesinan, y que no le importa a  nadie, te dices que el Enemigo no descansa, que el Homicida desde el Principio sigue bien despierto y que dado que es el Padre de la Mentira, su propaganda es inagotable y contribuye a crear lo que vengo a llamar "el marco maligno".

 El Catolicismo no necesita yunques (ni hoces ni martillos)
El Catolicismo tiene quien le represente, que son el Papa,  más de cinco mil obispos, medio millón de curas y otro medio millón de monjitas y, sobre todo, mil doscientos millones de fieles, que seremos mejores o peores, idiotas o listísimos, pero somos la Iglesia.
Hubo quien quiso imponer la hoz y el martillo en la Iglesia, con pretextos de liberarla; y ahora nos quieren vender un yunque, con el pretexto de defenderla. El Catolicismo no necesita ninguna sociedad secreta, igual que no necesita curas pederastas ni curas etarras, ni curas guerrilleros. De hecho, el secretismo es incompatible con el Catolicismo, cuyas ceremonias son públicas y cuyos sacramentos se administran públicamente. El único secreto que se reconoce es el de confesión, que afecta a la intimidad, algo tan importante que médicos, abogados, sicólogos y periodistas lo han hecho suyo. Fuera del Sacramento de la Penitencia, el secretismo sólo se justifica en aquellas circunstancias que obligan a los cristianos a practicar su fe de modo clandestino, allí donde por ser cristiano te matan, te torturan o te discriminan. Durante la terrible persecución anticatólica de los primeros meses de la Guerra Civil -puede leerse al respecto el libro de Santiago Mata o consultar su blog- los católicos tuvieron que pasar a la clandestinidad porque los mataban a miles, y los sacramentos tenías que administrarlos a escondidas, o en el marco de alguna Embajada. Hoy día existe una Iglesia del Silencio en los países comunistas o islámicos en que no puedes manifestar tus creencias sin pagar por ellas un precio desorbitado. Dicho esto, hay miles y miles de asociaciones caritativas y de propaganda que se identifican con el catolicismo, algunas las dirigen religiosos y otras son de corte laico. Y no son asociaciones secretas, ni falta que les hace. Están debidamente registradas en los registros de asociaciones, y punto pelota. El mismo Santiago Mata, en otro blog donde se refiere al Yunque (ver aquí), lo dice bien claro, recordando las palabras de Jesucristo: "Yo he hablado públicamente al mundo; siempre enseñé en sinagogas o en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto".(Juan, 18, 20).


Yo no creía en el Yunque
No conozco a nadie que me haya reconocido formar parte de esa secta. De hecho lo del Yunque me parecía todo una invención de algún listillo anticatólico que se había sacado de la manga esa sociedad secreta para dañar a nuestra Iglesia...
Inventarse el Yunque sería una jugada perfecta: te inventas una organización fantasma, y claro, como no se puede demostrar que no existe lo que no existe y además es clandestino, lanzas un descrédito universal sobre cualquier comunicador católico igual que en tiempos de Franco hubo quien se inventó filiaciones masónicas improbables para desacreditar determinadas personalidades. 
El truco -vale la pena contarlo- consistía en que se presentaba Fulano ante el Tribunal de Represión de la Masonería y declaraba que Mengano -que estaba muerto- le había dicho que Perengano era masón. Como Mengano ya estaba tocando el arpa en una nube, era difícil llamarlo a declarar así que la investigación se detenía ahí: a las supuestas palabras de un muerto. Pero a resultas de la referida declaración, ya existía un expediente de supuesta filiación masónica y podías decir que "a Perengano le han abierto un expediente como masón". Y para cierta derecha española, la masonería es una verdadera obsesión. Recuerdo que cuando le conté a un ex-amigo que la Gran Logia de España me había dado un premio por un libro sobre el papel de los franceses en el Camino de Santiago, me miró como a un extraterrestre. Desde ese día yo noto que huelo a azufre para él y que me imagina con cuernos y rabo. ¡Debo estar monísimo! Lo siento por él mucho pero en el fondo me importa tres narices. Si tuviera que escribir pensando en no molestar a nadie, la totalidad de mis trabajos se reduciría a una hoja en blanco. Todavía no he conocido quien se moleste por una hoja en blanco, aunque todo se andará...

Ahora creo en el Yunque
Creía que el Yunque sólo existía en la imaginación interesada de algún periodista mejicano hasta que leí a Victoria Uroz. Conocí a Victoria en casa de un buen amigo y me pareció de todo punto admirable. Las personas que, como Victoria o el doctor Poveda se han involucrado en la lucha contra el aborto me merecen un profundo respeto. Lo fácil es mirar para otro lado; lo fácil es no hacer nada, sumarte al borreguismo, callarte, hacer tuyos los argumentos de los progres; lo difícil es jugarte tu vida a una apuesta, a una carta, decir "soy de Cristo, soy de los suyos, y se tiene que notar". Y para ser de Cristo no hay que usar de subterfugios, ni hacerse de grupos extraños, hay que vivir la vida a la luz de Cristo, y punto, como la viven millones de papás y mamás en este mundo que salen a darse de martillazos con la vida, son currantes y honrados, cuando pueden traen niños al mundo y los quieren y los educan, y se ocupan de sus padres mayores. Vivimos rodeados de santos, millones y millones de santos que no llaman la atención, no son de ningún grupo raro, pero son la base de la sociedad, la sal de la tierra y el futuro de la Humanidad.
El testimonio de Victoria Uroz cambió completamente mi forma de ver las cosas. Porque tengo total fe en lo que Victoria diga o haga porque estar en la verdad es su estado natural. Si a mí Victoria me dice que ha visto un unicornio bajarse de una nave espacial, yo digo que existen los unicornios y las naves espaciales y punto. Tengo un prejuicio favorable para determinados testimonios y testigos. ¿Me explico?
Las palabras de Victoria Uroz no me permiten dudar que exista el Yunque. Y me fastidia que exista esa organización; y me fastidia muchísimo más que su existencia pueda perjudicar a los miles de voluntarios católicos que, en el marco de estupendas organizaciones, luchan todos los días para que el Mal y la locura no dominen Occidente.
Para haceros una idea: en Francia el Ministerio de la Chifladura (antes de Educación Nacional) pedía que los niños -incluido los chavales- fueran ayer al colegio con falda por aquello de la teoría de género -puede verse en la página de la Manif pour Tous la información oficial correspondiente... El satanismo se ha infiltrado en todas las organizaciones internacionales que consideran que trocear niños es, amén de un progreso, un derecho. No necesitamos más enemigos internos que sumar al enemigo externo.

El silencio de nuestro episcopado
Hay que estar siempre con la verdad y no con la mentira. Lamento que nuestro episcopado no tome formalmente cartas en el asunto de forma pública, al margen de alguna actuación privada. Quizá no estén debidamente informados. Si no se espabilan nuestros obispos, lo del Yunque va a acabar desacreditando todos los movimientos sociales de corte católico y confundirán a los mejores. Ya no sabrás si alguien que te habla del bien común es de la secta o sencillamente usa esos términos; ya no sabrás quién controla qué ni a quién. Es algo tremendo. En lo que a mí respecta, y por el enorme respeto que me merece Victoria Uroz, que vive en la verdad y para la verdad, el Yunque es una realidad y hay que enfrentarse a ella. Los que busquen el poder al abrigo de la Iglesia no son Iglesia, sirven al Príncipe de este Mundo, son servidores del Mal Común: no puedes buscar la luz en las Tinieblas.

Adenda del 27 de mayo: una sentencia interesante. Véase aquí