El cruel programa ateológico ha fracasado
Sumergirse en Marx
Encabeza este blog una serie de márximas, perdón, de máximas, entre las cuales una muy marxista, me refiero a la de Groucho Marx, el del bigote pintado, que siempre me ha gustado más que el otro Marx, el de la auténtica barbaza.
Hace unos días me sumergí en puro marxismo, en el sentido más literal que puede darse a un bautismo. Marx es uno de los viales de la Universidad Autónoma de Madrid, y allí -o para ser más exactos, en Freud casi esquina con Marx- está la piscina de verano. Es una piscina algo triste,
sin árboles, pero la piscina misma es excelente y fresquita.
Quizá esta entrada es consecuencia de aquel chapuzón en honor de quien inspiró una doctrina tan humana como la comunista, con sus cien millones de muertos; digo humana porque si matar es humano, me reconoceréis que el comunismo y el marxismo todo han sido humanísimos... Y sorprende menos que el ex-rector de la UAM y actual ministro de Educación hiciera doctor honoris causa al
Sr. Carrillo. Humano, muy humano...
El callejero de la UAM
Naturalmente la calle de Marx fue
aprobada por el Ayuntamiento de Madrid donde manda el Partido Popular, siempre tan coherente en sus manifestaciones, junto a otros nombres de filósofos y científicos, entre los cuales sólo se incluyeron los nombre de tres españoles: la mejicana Sor Juana Inés de la Cruz y dos antiguos profesores de la Autónoma, el científico Nicolás Cabrera -tío de la ministra- y el jurista Francisco Tomás y Valiente, asesinado por la ETA. Y es que Cajal o Severo Ochoa eran poca cosa, pienso, para la Autónoma, habiendo un Nicolás Cabrera. Y en el campo del derecho, el padre Vitoria o Gumersindo de Azcárate merecían ser olvidados... Podeís ver
aquí el mapa del referido callejero.
Como somos así de listos, los genios de la Autónoma no dieron calle a San Agustín o Santo Tomás, ni a Ortega, ni a Marías, ni a Mariana, ni a Unamuno, pero sí a Confucio que ha tenido un papel tan importante en la cultura occidental -sobre todo en la española- y cuya visión de la mujer era tan moderna y esclarecedora: "Tal es la estupidez del carácter de la mujer que en todas las cuestiones le incumbe desconfiar de sí misma y obedecer al marido". San Pablo, al lado de Confucio, era un liberal... Para compensar, mujeres hay otras dos, además de Sor Juana Inés, que son Marie Curie, la descubridora del Radio, y Safo, la inspiradora de toda clase de sabrosas tortillas y ricos bollos. No hay ninguna otra española, aparte de la monja mejicana: Pardo Bazán o Clara Campoamor debían parecer demasiado burguesas.
La fe como consuelo y elemento vertebrador
Volviendo a Marx, me gustaría reflexionar acerca del fracaso espectacular del marxismo en su obsesión por desterrar la religión y la superstición.
No sé cuál será vuestra visión de la religión; la mía -no me refiero a mi fe y a mis vivencias personales- es la de un fenómeno humano digno del máximo respeto, que da esperanza a la gente, que permite educar a los niños y estructurar la sociedad. Todos los chiquitos del mundo necesitan cariño, besos, abrazos, un par de azotes, y algo de fe sin la cual resulta difícil enfrentarse a una vida dura, breve y que acaba peor que fatal.
Un mundo sin fe es un mundo sin esperanza y allí donde los sicópatas han impuesto el ateísmo oficial, la gente no ha sido más feliz, y la sociedad se ha desvertebrado.
Ya decía en este sentido el muy cleroclasta Voltaire en una epístola famosa "
Si Dios no exitiera, habría que inventarlo" y ponía a caldo al autor o autores anónimos de un clásico del ateísmo,
Los Tres Impostores, reeditado y refundido por el barón de Holbach, autor de
El Cristianismo desvelado. Holbach, como tantos otros hijos de las Luces pensaba ser original y chanchipiruli con su ateísmo para minorías y en el prefacio de su obra, tras expresar su más profundo desprecio por el pueblo ignorante, escribe con ejemplar candidez: (no hace falta traducción):
Ne sont-ce pas des idées religieuses et surnaturelles qui firent regarder les souverains comme des dieux ? C’est donc la religion qui fit éclore les despotes et les tyrans
Así que según el iluminado Holbach sería la Religión la responsable de la tiranía y la divinización de los reyes. Pues mira tú qué cosas, en el orbe marxista ocurrió exactamente al revés: se rindió culto a los mayores tiranos, monstruos que mataron millones en nombre del ateísmo. Así que le podríamos decir a Holbach, nada científicamente, "Tas colao con el carrito del helao". El error de Holbach es semejante al de los que decían que el Real Madrid era "el equipo del Régimen". Era exactamente al revés: el Régimen se volvió madridista cuando el Madrid empezó a ganar Copas de Europa. Pues ocurre lo mismo con la política y la fe; son los Tiranos los que han utilizado la fe, no al revés.
El corazón de un mundo sin corazón
Karl Marx -cristiano de la Iglesia luterana- reconocía que la religión es el corazón de un mundo sin corazón, aunque él abogaba por suprimirla en un texto famoso de su
Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Como mis conocimientos de la lengua de Goethe no me permiten ni pedir un par de huevos fritos con arroz, uso la siguiente
traducción de la Dr. Angélica Mendoza -a partir de la versión italiana- publicada por la Editorial Claridad de Buenos Aires.
La miseria religiosa es, al mismo tiempo, la expresión de la miseria real y la protesta contra ella. La religión es el sollozo de la criatura oprimida, es el significado real del mundo sin corazón, así como es el espíritu de una época privada de espíritu. Es el opio del pueblo.
La eliminación de la religión como ilusoria felicidad del pueblo, es la condición para su felicidad real. [...] La crítica de la religión desengaña al hombre, el cual piensa, obra, compone su ser real como hombre despojado de ilusiones, que ha abierto los ojos de la mente; que se mueve en torno de sí mismo y así en tomo de su sol real. La religión es meramente el sol ilusorio que gira alrededor del hombre hasta que éste no gire en torno de sí mismo.
La tarea de la historia, por lo tanto, es establecer la verdad del acá, después que haya sido disipada la verdad del allá. Ante todo, el deber de la filosofía, que está al servicio de la historia, es el de desenmascarar la aniquilación de la persona humana en su aspecto profano, luego de haber sido desenmascarada la forma sagrada de la negación de la persona humana. La crítica del cielo se cambia así en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del derecho, la crítica de la teología en la crítica de la política.
El texto de Marx es original -aunque se remontara a pensadores del siglo XVIII- e interesante, como todo lo que escribía (en este blog reproduzco su filípica contra
Simón Bolívar que extraigo del formidable portal
marxists.org). No entiendo por qué hay gente que se sorprende de que personas de formación o simpatías marxistas quieran acabar con los sentimientos religiosos. ¡Pues claro que quieren! ¡Si lo decía su Santo Patrón! ¡Si estaba en el programa! Habría que saber, claro está, en qué sentido empleaba Marx el término
eliminar al referirse a la religión.
El fracaso del programa ateológico
El siglo XX vio el alfa y el omega de ese programa ateológico de Marx. Sus seguidores llevaron a la práctica los deseos del maestro -o lo que ellos creyeron ser tal- a base de destruir templos y aniquilar vidas (La foto es de la iglesia de Santa María, en
Villena). Hoy el marxismo no es más que un nombre más para una antiquísima y proterva institución: la Tiranía. Marxistas son los sátrapas de China que han implantado el comunismo capitalista, sistema que ignora los derechos del hombre y del trabajador y donde reina el más absoluto
desprecio por la vida; marxista es el régimen de Corea del Norte, donde todos los recursos de la nación están al servicio de los caprichos de una
dinastía familiar. El socialismo fascista y el socialismo marxista tienen el raro y no sé si envidiable privilegio de constituir los movimientos más homicidas creados por el hombre. No sé si Marx, de volver a nacer, vería complacido u horrorizado la influencia de su obra, que yo no puedo ver más que como semillero de injusticias.
En ese sentido, los marxistas estuvieron a punto de solucionar los problemas del mundo sin corazón, arrancándoselo de cuajo, por medio del exterminio: nadie negará el valor epistemológico del genocidio: ¡muerta la Humanidad desaparecen sus problemas! De haber vivido Stalin unos años más el Imperio Soviético hubiese regresado a un estado primigenio y preterantrópico, 22 millones de kilómetros cuadrados sin un solo habitante, el paraíso de todos los ecologistas: pajaritos haciendo pío pío, castores, osos y tigres siberianos.
La adoración de estatuas y momias, contradicción del marxismo
Marx no quiso aceptar que adorar e idolatrar son condiciones humanas, que si le quitas Dios al hombre buscará dioses en otros hombres, ya sean futbolistas, actrices, modelos de alta costura o tiranos. Todavía hay quien hace cola en Moscú para desfilar ante el momificado fiambre de Lenin y tributar su homenaje ante el asesino de cientos de miles; una pena que no exhiban ya a Stalin, asesino de millones, en su propia pirámide.
En Corea del Norte, todo está al servicio del Ungido, el Querido Líder Kimg Zong Il, hijo del Estimado Líder Kim Il Sung. En
Mansudae podéis contemplar el puro producto del marxismo a la salsa coreana. Una estatua gigantesca de Kim Il Sung bañada en oro ante la que se inclinan los coreanos...
Estados ateos que convirtieron en Dioses a hombres cuyo currículum puede resumirse y medirse en miles de metros cúbicos de sangre derramada, en decibelios de alaridos de los torturados...
Como la sangre de los mártires es semilla de cristianos, la reconstrucción de Rusia tras la pesadilla comunista ha ido pareja con el
renacimiento de la fe ortodoxa y en toda la Europa mártir la gente abarrota las iglesias que están vacías de jóvenes en España. Y es que no hay nada como una temporada sumergido en el marxismo para volverse cristiano de veras. En cambio, en España el nacionalcatolicismo sólo produjo curas comunistas y obispos etarras.
Sic transit etc.