Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

Mostrando entradas con la etiqueta cristianismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cristianismo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 1 de enero de 2014

Año 2014 de la Era Cristiana

Ya han conseguido que nos olvidemos de QUIÉN es aquel cuya Natividad celebramos hace unos días. Y os recuerdo que es EL MISMO cuyo nacimiento volvemos a celebrar al dar la bienvenida al nuevo año. No son 2014 años del nacimiento de ningún emperador, ni contamos por Olimpiadas ni por la caída de un meteorito ni por la primera ecografía de Belén Esteban.
Cuando decimos 2014 nos referimos a la fecha -sin lugar a dudas errónea- del nacimiento de Cristo. A los cristófobos les fastidiaba tener que vivir en la Era Cristiana. Por eso la Revolución Francesa pretendió contar el tiempo de un modo distinto y se inventaron el calendario revolucionario. No lo consiguieron y Napoleón lo suprimió. Y lo más divertido del asunto es que el cómputo ideado por Dionisio el Exiguo es, además, erróneo; y que Cristo nació antes de Cristo...

martes, 26 de noviembre de 2013

No hay progresismo fuera del catolicismo

Me diréis que las palabras caracen hoy de significado, que izquierda, derecha o progreso no significan ya nada.
Pues vamos a suponer que significan algo. Que derecha sea la actitud del alérgico al cambio porque la situación le conviene. Que izquierda sea la actitud del que quiere cambiar algo porque le conviene o le conviene a muchos. Entonces, ¿qué sería el progresismo? ¿En qué consistiría?
Durante siglo y medio la palabra "progresismo" estuvo asociada al progreso del ser humano y al progreso personal de las personas. Era mejor estudiar que ser ignorante, mejor trabajar en buenas condiciones que en malas condiciones, mejor la libertad que la esclavitud.
Hoy la situación ha cambiado. Los satanistas que controlan la totalidad de la izquierda y de la derecha políticas, hace mucho tiempo que dejaron de ser progresistas, pero se han apropiado del término, inviertiendo los valores del progreso.
Resulta cuanto menos interesante que el progresismo auténtico -la protección al débil, a la vida del no nacido y al anciano- se haya tenido que refugiar en la Iglesia Católica durante tanto tiempo tenida como territorio carca. Hoy los autoproclamados "progresistas" de la cuchilla y el jeringazo han expulsado de sus filas el pensamiento social. Organizaciones como la ONU y gobiernos enteros están en manos de los peores reaccionarios del mundo, los que cosifican a las personas y las convierten en basura con valor económico. Los ricos de Dickens, los esclavistas y los nazis estaban todos de acuerdo con la idea de eliminar al que no es rentable, de liquidar al débil. Hoy la totalidad de los movimientos socialistas están en manos de la ultraderecha ultracapitalista: para acabar con la pobreza, matemos a los pobres, para acabar con el sufrimiento de los ancianos, matemos a los viejos. Y sobre una inmensa montaña de cadáveres estableceremos el templo de Baal.

viernes, 12 de agosto de 2011

A los papanatas no les gusta el Papa

 
De verdad, se me han hinchado tanto las narices, que no consigo sentarme.
Fíjate que yo no soy de grandes reuniones multitudinarias y la fe que tengo en Jesús, mi Dios cercano, nada tiene que ver con los circos mediáticos. Además, nunca he sido especialmente papólatra y rehuyo las multitudes.
Por ser verano y tener cosas más interesantes que hacer, no pensaba asistir a la Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebra en Madrid. Pero el odio desplegado contra esa exhibición de fe y juventud, ha conseguido irritarme. Hasta he tenido que interrumpir mi vacación bloguera. ¡Ya vale!
Te comentaba hace unos días, en una entrada dedicada a la senilidad anticlerical, la cristofobia de José Luis Sampedro, ese portentoso genio convencido de que la fe es incompatible con la inteligencia. Jaleados por los medios anticristianos, una serie de mezquinos HDP han desplegado todo su odio y toda su mediocridad contra las JMJ, contra el papa Benito, contra el cristianismo en general y el catolicismo en particular.

Un chivo expiatorio
El fenómeno no es nuevo. Es una característica del pensamiento irracional tratar de buscar chivos expiatorios para justificar el propio fracaso. Viene de antiguo la costumbre de sacrificar inocentes: los antiguos mexicá, cuando no llovía, mataban niños y niñas en los altares del Dios de la Lluvia, pensando que sus lágrimas propiciarían magníficas cosechas. En la Edad Media, cuando había una peste, alguien le echaba la culpa a los judíos y Lutero se imaginaba que los problemas de la Cristiandad eran responsabilidad directa del pueblo de Israel. ¿Quién no recuerda aquella magnífica película, Matar al Ruiseñor, en que a un tío lo juzgan por imaginarios abusos, y de paso lo matan cuando intenta escapar? La víctima en este caso sólo era culpable de un delito por lo visto abominable: ser negro.

Pensar es muy cansino
En el fondo la identidad de la víctima es lo de menos, que sea negro, judío o católico, masón, homosexual o chino, lo importante no es la etiqueta que le pongamos a la víctima sino su función: servir de desahogo a los mediocres. Si a un chico carlista su novia le da calabazas, acabará por echarle la culpa a los masones. Si a un tío con talento lo nombran Director de algo será que es maricón; si me presento a las elecciones y no me vota ni el Tato, la culpa es de los Medios o del Sistema. En eso coinciden todos los capullos de la tierra, en echarle la culpa a otro para no tener que molestarse en pensar...
Y así funcionamos todos en general, echando balones fuera, sin querer asumir nuestras responsabilidades, en estado de perpetua adolescencia; y así funcionan los anticlericales, los casposos de toda la vida, proyectos de nada multiplicados por cero, ladillas de ateneo que han encontrado un culpable para la crisis del Teatro, la tuberculosis y la deforestación de los Trópicos: los culpables son el Papa Benito y las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Perdonar no es tan fácil
Como pagano asilvestrado con apenas un barniz de Cristianismo -barniz muy fino, pero al que estoy apegado- siempre he respetado a los buenos cristianos que se tragan su orgullo, que son capaces de perdonar a sus enemigos. A mí perdonar y olvidar se me hace muy cuesta arriba y por eso admiro muy sinceramente a toda esa gente que responde con bien al mal y no atiende a las provocaciones de la ralea.
Admiro todavía más a aquellos que intentan sinceramente ver en el Otro, por asquerosito que sea, una imagen de Cristo. Yo no puedo, de verdad, es superior a  mis fuerzas. Cuando miro a un capullo, sólo consigo ver a un capullo; y mira que me concentro... Lo siento mucho, no soy de los que ponen la otra mejilla, no soy una de esas monjas admirables que dedican toda su vida al cuidado de los demás, que lavan viejos a los que su familia ha abandonado, que se preocupan entre Proyecto Hombre y Cotolengos de aquellos de los que nadie se ocupa, para que luego se burlen de ellas. ¡Que se burlan! ¡Que hubo malnacidos que se choteaban de Teresa de Calcuta!
Mi cristianismo es totalmente futbolero y reactivo; no me gusta que se metan con mi equipo, con mi gente, con la fe de mis mayores; ¡estoy harto! ¡Hasta los mismísimos!
Así que si por casualidad os parecen mal las JMJ, os cae mal el papa Benito, os molestan las procesiones, las misas, dos mil años de cristianismo en España, etc. pues lo único que espero es que vuestro odio os haga sufrir mucho, que vuestro odio os produzca severas indigestiones y úlceras pépticas; que por culpa de vuestro odio, os salgan almorranas en el cerebro y sabañones en el culo, y he querido plasmar esos delicados pensamientos, esas perfumadas volutas de mis renacentistas médulas en la eficaz fórmula ¿Te molesta la JMJ? Pues JDT. Que ya está bien. Acompaño estas letras de desahogo con una bella imagen diseñada por Guillermo Orazal.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Odiar en nombre de Cristo

El cristianismo degenerado y sus matanzas

El principio de degenaración lo gobierna todo
Todo lo humano consiste en la lucha a muerte -literalmente- contra la degeneración, no sólo la de nuestro organismo que va reconstruyéndose cada día para mantenerse vivo -hasta que ya no puede y colapsa- sino la de nuestras ideas.
Coges una buena idea, una idea santa, y al cabo de un tiempo, degenera. Degeneran los principios, las personas, las amistades y las cosas, mueren los amores, se agota todo lo humano y el hamster, cansado de correr en su rueda, un día ya no abre los ojos.
Por eso las instituciones que atraviesan los siglos tienen algún tipo de símbolo central, de acto fundamental para reconstruir desde dentro el castillo de naipes. Cada día se celebran en el mundo un millón de Misas. A todas horas, el cristiano se acerca a la Santa Mesa, y se renueva. Si no fuera por esa constante renovación, el cristianismo no habría pasado del siglo I.
Los pobres capullos que se obsesionan contra el enemigo externo del Cristianismo se inventan todos los días un coco distinto, antes eran el Moro, los Judíos y los Masones, luego vino el Comunismo, ahora los malos de moda son de nuevo el Islam y el Laicismo feroz, pero, independientemente de que existan -y es cierto que existen- enemigos jurados de la fe y especialmente del catolicismo, los pobres capullos se olvidan de que el enemigo siempre es interno, soy yo, eres tú, son nuestras debilidades.
¿Nunca os ha sorprendido la cantidad de gente -religiosos incluidos- que ha matado en nombre de Cristo? Siempre que paso por la calle Francisco Silvela me cruzo con la pequeña vía dedicada al primer obispo específicamente madrileño, Narciso Martínez Izquierdo, que fue asesinado por un sacerdote. Y cuando me paseo por Guipuzcoa o Navarra recuerdo las hazañas del cura Santa Cruz, aquella famosa bestia que herraba vivos a los prisioneros liberales y los fusilaba sin confesión para "asegurarse de su eterna condena".

El Continente cristiano y sus permanentes guerras
Si aceptamos que las raíces de Europa son cristianas -y quien no lo admita anda bien ciego- debemos aceptar también que los innumerables conflictos del continente algo tendrían de cristianos. Millones han sido degollados en nombre de Iglesias cristianas Únicas y Verdaderas y detrás de muchos conflictos aparentemente laicos subsisten raices religiosas. Ese es el Gran Misterio del cristianismo: cómo han conseguido ponerle a Jesús armaduras medievales o las kalachnikov de los curas guerrilleros.

El fanatismo español
Empecemos por casa, por España, donde tras la expulsión de los moriscos, hace cuatro siglos, costó Dios y ayuda aceptar otras religiones que no fueran la católica, hasta el punto de que la Constitución gaditana, generalmente considerada como liberal, prohibía otra religión que no fuera la de Roma.
Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohibe el ejercicio de cualquiera otra.
A pesar de que lentamente se aprobaron leyes que autorizaban la predicación de otras religiones, a los primeros misioneros protestantes los echaban de los pueblos, les quemaban sus biblias o les cantaban aquellos de "Fuera fuera protestantes, fuera fuera de la nación, que queremos ser amantes del Sagrado Corazón". Me enseñó entre carcajadas ese dudoso cántico Guillermo Oncíns, amigo anglicano y masón que iluminaba mis domingos con su buen humor y su profunda fe cristiana.
En cuanto a la relación con religiones no cristianas tenemos la expulsión de los judíos en 1492 -atenuada tras la asunción por Felipe II de la corona portuguesa y agravada tras la pérdida de aquella Corona- y la ya mencionada expulsión de los moriscos.

El fanatismo europeo
La historia de Europa consiste en la lenta construcción de un espacio de libertad en un continente que se caracterizó por el fanatismo religioso. Al contrario de los Estados Unidos, en Europa hemos batido todas las marcas de intolerancia, en especial durante la lucha entre los hijos de Roma y los de la Reforma. El caso español no es ni más ni menos llamativo que lo sucedido en las demás naciones de Europa; resulta incluso más moderado: todas las víctimas de la Inquisición constituyen un minúscula fracción de las matanzas de las Guerras de Religión que asolaron la Cristiandad.
Montaigne en su ensayo sobre los caníbales comparaba favorablemente el canibalismo de los tupinamba brasileños -que al fin y al cabo sólo se comían a los muertos- con las bestialidades que él mismo llegó a conocer en la Francia de las guerras de Religión, durante las cuales se entregaron personas a los cerdos para ser devoradas vivas. Pensemos en la aniquilación de la cultura monástica en toda la Europa protestante, el patrimonio cultural entregado a las llamas, las estatuas rotas o fundidas... Recordemos la Irlanda martirizada por el terror anglicano: los católicos reducidos a la categoría de ciudadanos de segunda, despojados de todo, reducidos a la inanición; un pueblo que había evangelizado a Europa en los siglos obscuros, lo perdió todo.
En el Reino Unido la discriminación oficial de los católicos tuvo que esperar el gobierno de Wellington, en 1829, para desaparecer. En Suiza, la última discriminación anticatólica sólo concluyó en 1973 cuando un referéndum, por 790.799 votos contra 648.959 suprimió los artículos de la Constitución helvética que prohibían las actividades de los jesuitas y la fundación de conventos en aquella república.
Además del eterno conflicto entre las iglesias reformadas y el catolicismo, debemos considerar la obsesión anticatólica de las iglesias ortodoxas -pensemos en el viejo Taras Bulba de Gogol- o las salvajadas rusas en Polonia, en el siglo XVIII. Se conservan grabados de aquella época en que aparecen ahorcados un perro, un judío y un católico y debajo la leyenda: "Son lo mismo".
Hablando de judíos, recordemos que Lutero fue el autor de un ensayo profundamente antijudío, Sobre los judíos y sus mentiras, y que el nazismo no es más que la expresión laica del luterano odio al judío a las órdenes de un católico como Adolfo Hitler.

La religión anticristiana del laicismo radical
La obsesión anticristiana del laicismo revolucionario participa del elemento religioso que se supone que quiere extirpar de raíz, porque religioso y muy fanático es el sometimiento a la Diosa Razón; en otra entrada consideramos la idolatría que se practica en las naciones sometidas a la tiranía marxista, donde se adoran momias y estatuas de los caudillos muertos.
La obsesión anticatólica no es el monopolio de la Francia revolucionaria; la mayor matanza de curas y monjas católicos en el siglo XX fue obra de españoles y en España A Javier Pruszyński, que llegó a ser embajador de la Polonia comunista en los Países Bajos, le llamó la atención la persecución antirreligiosa en la zona republicana y sentenció: “Las principales víctimas de la Revolución francesa fueron los aristócratas y cortesanos; las de la Revolución rusa, los terratenientes y las de la revolución española, los curas”. El fusilamiento del monumento al Corazón de Jesús es algo tan increíble que si no existieran fotografías, nadie se lo tragaría.
Notemos también que el genocidio anticatólico en zona roja tiene un siniestro paralelo en zona nacional donde se asesinó a un pastor protestante como Atilano Coco o se trató de exterminar a los masones, comunistas y demás rojos.
Y es que el enfrentamiento entre rojos y azules no se puede desligar del todo del conflicto entre catolicismo y protestantismo, pero en una versión simétrica negativa: anticatolicismo en los rojos y antiprotestantismo en los azules. Notemos que los rojos que mataban curas, habían recibido el Bautismo y eran, nominalmente, cristianos.

Las luchas entre distintas confesiones protestantes
Añadamos las seculares persecuciones entre los distintos cristianos no-católicos: luteranos contra anabaptistas (el grabado de la izquierda es del clásico menonita Martyrs Mirror) y anglicanos contra puritanos...
Así, a las distintas Inquisiciones católicas se suman las instituciones equivalentes en el mundo protestante como la que permitió a Calvino asesinar a Miguel Servet recurriendo a ese arma de destrucción masiva del pensamiento y la libertad que han sido los tribunales eclesiásticos, y vale la pena recordar que los peregrinos del Mayflower huían de la Inglaterra anglicana.

El suicidio de la cristiandad oriental
Saliendo de Europa, pero no de la Cristiandad, pensemos en las tremendas convulsiones vividas por el imperio bizantino, por la cuestión monofisita o la iconoclastia...
Resulta asombroso comprobar cómo los cristianos se han despanzurrado durante siglos en nombre de un Dios de amor por un filioque allá estas pajas. Cuando uno piensa en la situación de los cristianos en Tierra Santa, se asombra de que todavía tengan ganas de currarse entre ellos como no hace mucho en Belén, el día de Navidad, sacerdotes griegos ortodoxos se dieron de escobazos y bofetadas con sacerdotes cristianos armenios en plena basílica de la Natividad y tuvieron que separarlos los policías israelíes.
Se atribuye al Islam la desaparición de los cristianos de Oriente, simbolizada por esos cuatro minaretes junto a Santa Sofía; es en gran parte cierto, pero nunca Mahoma y sus huestes hubieran podido llegar tan lejos de no estar irremediablemente divididos los propios cristianos en distintas iglesias que se aborrecen con secular profesionalidad.

El caso irlandés
Me diréis con razón que el conflicto religioso intercristiano es una reliquia del pasado. Sí, y no.
En España, sin ir más lejos, la Conferencia Episcopal siempre defendió a los obispos etarras hasta  que por fin, a partir de Rouco, los obispos se pudieron del lado de las víctimas y no de los verdugos. Recordemos que la Conferencia Episcopal, accionista de la COPE, quiso echar a Alfonso Ussía por aquel villancico suyo "En el portal de Belén  / ya no tocan la zambomba / porque un hijo de Setién / dicen que ha puesto una bomba".
El caso irlandés es todavía más espectacular porque allí se ha vivido algo muy parecido a una guerra civil religiosa cuyos rescoldos, todavía tibios, pueden volver a incendiar el Ulster. Hasta hace veinte años Irlanda del Norte era una suerte de Beirut con los asesinos y batasunos del Sinn Fein llamados también "republicanos" de un lado y del otro a la Orden de Orange y los escuadrones de la muerte "unionistas". El Sinn Fein son católicos y los unionistas y orangistas protestantes. Ambos son cristianos y debieran creer en el amor etc.  bla, bla, bla...
Recuerdo entre las innumerables bestialidades aquella singular hazaña que consistió en que unos unionistas (protestantes), trasl apalear al joven Harry McCartan (católico), le clavaron las manos a una valla en un remedo de crucifixión. Y esa bestialidad no es nada al lado de los cientos de personas asesinadas a golpe de bomba, y los miles de apaleados y humillados en nombre de Jesucristo (!).
El árbol del odio sólo produce frutos degenerados como el reverendo Paisley, el pastor protestante que interrumpía a Juan Pablo II en el Parlamento Europeo y lo llamaba "Anticristo". A Paisley, por cierto, la Reina Isabel II, Defensora de la Fe y cabeza de la Iglesia Anglicana,  y el gobierno británico del Sr. Cameron lo han nombrado hace dos meses barón de Bannside (!) El ayatollah Paisley está tan chiflado que recuerda a esos discípulos españoles de monseñor Lefebvre que piensan que Franco es la cuarta persona de la Trinidad o que intentan asesinar al Papa para "salvar el catolicismo".

El odio descentra
Vistos los hechos podríamos preguntarnos por la causa que los impulsa. ¿Cómo se puede vestir a Jesucristo con trabuco y boina roja? ¿Qué clase de patología nos permite degenerar tanto?
Así como el amor y la caridad nos permite centrarnos en nosotros mismos y en la realidad, el odio, esencialmente, descentra. En lugar de examinar mi propia conducta para tratar de ser mejor, me entretengo en aborrecer a otros. En este sentido recuerdo cómo Hulk cuando se enfadaba se convertía en un tío desagradable de color verde...
Mientras la jerarquía católica irlandesa se preocupaba de bendecir a los terroristas del Sinn Fein, se olvidó de la situación de los niños sometidos a abusos. En este sentido la carta del Papa Benito a la Iglesia de Irlanda no tiene sólo la virtud de permitir aflorar la verdad -la verdad es profundamente sanadora- sino que le ha dado a la jerarquía católica la opotunidad de recentrarse, concentrándose en una labor positiva: escuchar a las víctimas y hacer justicia, en lugar de despeñarse en la demencia nacional-religiosa.
En conclusión, si los cristianos hemos convertido a través de los siglos el mensaje de amor de Cristo en pretexto de guerras y matanzas ¿qué cabe esperar de otras creencias cuya visión del amor es el sometimiento y cuyos profetas son ante todo jefes militares?

jueves, 26 de agosto de 2010

Los pies de Madre Teresa

Esos pies deformados por los años son los de Teresa de Calcuta

Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Teresa de Calcuta, para mi gusto la gran renovadora del discurso de la caridad, que siempre es algo personal, de una persona a otra persona y la base de todo el cristianismo. Sin caridad el cristianismo no es más que la versión más popular del judaísmo, y un lío de teólogos que para qué te quiero contar.
Sujetar la mano del moribundo es más útil que hacerle leer promesas siempre incumplidas de supuestos milagros médicos. Todos -incluyendo los multimillonarios que se gastan una pasta en la Clinica Mayo- acabaremos en una cajita o en un cenicero y lo único que espero al respecto es que cuando me toque a mí -cuanto más tarde mejor- alguien sujete mi mano y que la agonía sea breve.
Creo que al enfermo terminal le sienta mejor que le hablen del amor de Dios, o que le digan "te quiero" y le acaricien, a que le cuenten que la Nada le acogerá con sus eternos brazos de olvido.
Nunca le agradeceré bastante a Dominique Lapierre haber escrito La Ciudad de la Alegría, aquella magna obra dedicada a lo más importante que tenemos las personas, la dignidad y la esperanza. En ese libro estupendo aprendí a descubrir la labor de la albanesa que fundó las Misioneras de la Caridad.
Teresa de Calcuta, como todos los santos de verdad, tuvo enemigos implacables, sobre todo los mediocres, los que siempre se burlarán de todo aquello que son incapaces de concebir o realizar. "Mejor mofarse que arrepentirse" es su lema, y prefieren usar la cabeza para embestir y no tener que pensar.
Madre Teresa fue una luchadora magnífica contra el aborto. Su lema, "No los matéis, dádmelos a mí" lo han llevado a la práctica sus hijas Misioneras. Son muchos miles hoy los adultos que un día fueron bebés acogidos por unas monjitas paupérrimas.

"Madre", un tributo fotográfico de Mario Podestá
En su día me conmovió una bellísima exhibición fotográfica en la Biblioteca Nacional que exponía el trabajo de Mario Podestá, un gran profesional que murió, como tantos otros, haciendo su trabajo en Irak. La imagen de los pies de Teresa es de esa exposición.
Podéis observar algunas de las fotografías de ese gran artista AQUÍ Se trata de la misma exposición, en la Biblioteca Nacional Argentina. En Podestá no existe el menor atisbo de esa cursilería o pesadez que con frecuencia deforma las mejores intenciones de los propagandistas bienintencionados.

La fama no empañará su obra
A la Madre Teresa muchos quisieron utilizarla. Desde los Papas hasta Lady Diana pasando por toda clase de sacamuelas de la política, todos querían hacerse una foto con ella. Hasta le dieron un Premio Nobel de la Paz, que es un premio normalmente reservado para terroristas o hipócritas consumados.
Ya muerta, a esa mujer sencilla le tributaron funerales de estado en la India -su patria de adopción- y en Albania, su patria chica, le han puesto su nombre al aeropuerto de Tirana. En realidad, a Madre Teresa los premios y alabanzas le debían tocar un pie y el dedo gordo del otro. Que quisieran convertirla en un icono vivo nada quita ni añade a su admirable labor. Esos pies no sólo están viejos sino muy trabajados, son pies de currante, pies que uno admira y quisiera besar.