Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

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sábado, 11 de febrero de 2012

Contador y Garzón: reacciones paralelas y para lelos

Si nuestros políticos hicieran una ley que obligara a andar en cueros y con un nabo metido en semejante parte, me pregunto cuántos españoles se rebelarían y cuántos, dócilmente, irían a buscar vaselina a la farmacia primero y luego a la frutería a averiguar a cuánto van los nabos.

Un país de acomplejados
En España los únicos valientes llevan faldas, como las señoras que montaron la AVT o como María San Gil. También hay héroes del sexo feo como el Dr. Poveda, capaz de enfrentarse a la Máquina, pero son muy poquitos los que hacen bueno el verso de Miguel Hernández, una gota de pura valentía, vale más que un océano cobarde. Pienso en Nacho Saavedra, mi amigo Paco o Santi Abascal, gente que se enfrentó solita a los malos en un momento en que todos miraban para otra parte. Y lo más cobarde de todo, la España Oficial, ese atajo de memos encorbatados.
El resto de los españoles somos eminentemente dóciles y nuestro símbolo nacional no es el Toro de Osborne sino el dulce Platero, aquel burrito amable que era pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.
Viene una ministra y nos quita el tabaco. Nos cuadramos, y repetimos como en las pelis americanas "señor, sí señor".  Y durante el Demenciato, otra ministra quiso quitarle a los niños los tigretones. Y no hubiera pasado nada... Otros  capullos oficiales le quitan su descanso dominical a los comerciantes y los comerciantes, como un sólo imbécil, gritan que "viva mi señorito" y "viva quien mande". Y no os digo ya nada de la Tierra Negra de Mordor donde todo miserable tiene su asiento y te explica que los policías y los etarras son lo mismo.
Nuestras tragaderas son algo infinito, somos avestruces cósmicas, agujeros negros que se jalan una galaxia entera sin bicarbonato. En lugar de seguir el noble ejemplo islandés y meter gobiernos y banqueros en chirona aquí seguimos como el borrico de noria dando vueltas, día tras día, año tras año y sacando agua para nuestros amos.
Pero claro, el acomplejado tiene que sacar por alguna parte su capacidad para el pataleo, todos los pueblos sometidos siempre han necesitado linchar al negro o echar cristianos a los leones para sentirse mejor, para olvidarse de su propia nulidad. ¡Pan y fúrbol! Seamos plebe y no nos preocupemos de cómo nos chulea el César de turno...
Y los Medios, como siempre, alimentan un fuego que permite entretener a la masa y vender un par de periódicos más. Cuando la asociación Diálogo le dio su V premio a Fernando Alonso, eso no tenía interés. Cuando la gente, en París, aplaudía a Nadal puesta en pie, eso no era noticia... Franceses malos, putos gabachos, que nos odian y nos envidian...

Lo de Contador y Nadal
En Canal Plus Francia se han choteado de Alberto Contador a raíz de la condena a dos años que acaba de sufrir y, lo que es más grave, se han permitido insinuar claramente que un tipo magnífico como Rafael Nadal y otros deportistas españoles deben sus éxitos al dopaje. Podéis ver la falta absoluta de gracia y de buen gusto del vídeo de Canal Plus aquí mismo (a partir del minuto 3:34). El mensaje final es "¿Los deportistas españoles? No ganan por azar". Y ponen los emblemas oficiales de nuestras federaciones deportivas.

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Lo más triste del asunto son las reacciones. Lo lógico sería que Rafael Nadal, la Federación Española de Tenis y las demás federaciones cuyos logos se han utilizado le aticen una demanda de cincuenta millones de euros a Canal Plus. Imputar un delito se llama difamar, y la libertad de opinar no cubre la difamación. Espero que Nadal y los demás afectados plantéen la demanda y que la ganen y que con la pasta de la indemnización se compren el hotel Crillon y la compañía de Bateaux-Mouches y me inviten a mí a una buena mariscada. No olvidemos que los medios de comunicación comerciales son absolutamente amorales, que lo que les afecta es que les saques cuartos, no cuestiones de ética profesional -¿ezoquehé?- que se pasan por las narices.

Pero es tal nuestro acomplejamiento que tíos que no saben francés, no ven la tele en Francia e ignoran el rating más bien modesto de Canal Plus en el panorama mediático francés se preocupan muchísimo de  lo que dicen unos guiñoles de esa cadena que ha incurrido en delito de lesapatria. ¡Duro al gabacho! Y es que la gente acomplejada suele ser excesiva en sus manifestaciones, como esos pobres moros que para olvidarse de que no son nada y que no inventan nada necesitan quemar banderas (en la foto) y luego le dan de palos a su mujer para sentirse reyes de la creación, ¡Allahu Akbar! ¡Digullimus a lus infielis!
Cuando no te atreves a meterte con el tío que te está chuleando te inventas un adversario lejano: los curas a los que hay que dar Garrote , los masones o los hinchas del Atleti. ¡Odiemos al franchute que nos despresia y henbidia nuestros ésitos sientíficos y deportivos! ¡Brigitte Bardot está fea y arrugada, mientras que Belén Esteban es la Princesa del Pueblo! En breve haremos un boicot al camembert... Eso sí, en España puedes rodar una peli y decir, en boca de Torrente, que qué pena no poder mandar un misil sobre Francia, y te quedas tan ancho. Los cristófobos de la Sexta pueden contar chistes de ingleses, que no importa. Por lo menos no veo que en Inglaterra haya manifestaciones...

Lo de Garzón
Lo de Contador es no sólo coetáneo sino paralelo a lo de Baltasar Garzón. Hay gente que se dedica a insultar a los magistrados del Supremo por condenar a Garzón sin entrar a valorar los hechos probados. Todo se resume en que ¡Rusia es culpable! Y los argumentos dan exactamente igual porque no se trata de usar la cabeza para pensar sino para embestir.
Que un juez se cisque en el derecho a la defensa, no les molesta porque los garzonistas quieren a "su" campeón, su ídolo, su dios verdadero. Y no te digo por dónde se pasan las acusaciones de cohecho por el tema de las conferencias y el dinero de Botín. Todo da igual. Mañana podría salir Garzón comiéndose un niño a la plancha con cachelos o podría salir Contador inyectándose Cristasol en vena o haciéndose lavativas de coca-cola; al final sus fans seguirían creyendo en ellos, igual que Mario Conde, Jesús Gil o Ruiz Mateos tuvieron abogados defensores en gentes de buena voluntad, pobres capullos que imaginaban conspiraciones judeomasónicas contra sus admirados financieros... Y los cínicos, aplaudiendo con las orejas.
La gente que decidió que Contador era inocente de las acusaciones de dopaje seguirá creyendo que es una blanca paloma incapaz de tomarse siquiera una micebrina; y la gente que decidió que Garzón hiciera lo que hiciera, o cómo lo hiciera, es una pura vestal, pues ídem de ídem. Son actitudes radicales y raciales que tienen más que ver con la testosterona que con la neurona.

Wert, ese genio
Lo que más le gusta a la gente es que la manejen, tenemos complejo de títere y vivimos felices siendo imbéciles.
Lo inquietante es que los titiriteros bajen al ruedo y me ha llamado la atención que el Excmo. Sr. Ministro de Incultura entrara al trapo. Ayer viernes los medios españoles traían sus inteligentísimas declaraciones del jueves pasado: "después de todos los años que llevan los franceses sin ganar Roland Garros y el Tour de Francia de alguna forma habrá que echarle la culpa al empedrado". ¡Cuánto ingenio, señor! O sea, que un MINISTRO español hace suya la idea de que si condenan a un señor y si un medio de comunicación tiene el mal gusto de chotearse del deporte español, es porque una nación entera, no sé cuántos millones de franceses, desde Flandes hasta la Polinesia, se levantan todos los días pensando en que los deportistas españoles se dopan, mira tú. Por lo visto lo que opine un programa de un canal de televisión en Francia es un asunto de Estado. Cada día nos parecemos más a Marruecos donde si un periódico como ABC publica una noticia sobre el Sátrapa, la gente se echa a la calle y el Sátrapa llama a su embajador en Madrid a consultas.
Ayer viernes el luminoso genio Wert rectificó y dio por zanjada la "polémica con Francia" reconociendo que "no se puede culpar a Francia como tal". ¡Se le apareció la Virgen de Lourdes!
En lugar de perder el tiempo haría mejor el Sr. Ministro en cesar al director del Teatro Real, un tal Gérard Mortier -preciso que se trata de un belga y barón para más señas a los galófobos furiosos- mantenido en su bien remunerado cargo a pesar de su ninguneo a los cantantes españoles. En su día todo el mundo profesional del canto en España se sublevó pero la pandilla basurilla que llamamos España Oficial -los ministros de antes y los de ahora- decidieron que Mortier se quedaba y se sonaron con el manifiesto en defensa de los cantantes españoles, que no sirvió para nada. Pero claro, es que el canto es menos interesante que el ciclismo...

García-Margallo, otra lumbrera
¿Y qué me decís del ministro de la cosa Exterior, García Margallo? Obliga a Carlos Bastarreche, nuestro embajador en París, a hacer el papelón de mandar una carta de protesta a Canal Plus. Pero por lo menos el ministro de Exteriores se ha limitado a hablar de la marca España, menos cerril que el menestro de la cosa cultural... Es otro tono e incluso se puede defender. Ahora bien esa carta debiera firmarla el Consejo Superior de Deportes y dirigirla al medio ofensor y no al Ministerio de la cosa deportiva francés que nada tiene que cortar en lo que opinan los gilipollas de Canal Plus Francia. ¿O es que vamos a pedir la censura previa a los medios franceses? Desde luego, la ley Fraga ha calado profundamente en los nuevos caudillos de nuestra infortunada patria...

Dos soluciones posibles
Deseoso de agradar a todos, y de solucionar estos molestos asuntos, propongo dos soluciones, una para el problema del dopaje en el ciclismo, y otra para evitar polémicas con el tema de los abogados.

A) Dopemos las bicicletas. Dada la cantidad de basura que se meten los ciclistas para mejorar sus marcas, sería más inteligente dopar directamente la bicicleta. ¿Y cómo dopas una bicicleta? Pues te olvidas de esos aparatos carísimos a base de titanio, vanadio y dieciocho marchas distintas, y sencillamente le pones a la bicicleta un motorcito de cincuenta centímetros cúbicos, que basta y sobra para conseguir subir el puerto del Escudo. Si quieres ir más deprisa o si estás muy gordo -que es mi caso- le pones a la burra un motor de 250 cc pero como es mucho motor para tan poca bici, lo mejor es adquirir directamente una moto. Y como las motos tienen un equilibrio inestable, las dopamos un poquito más poniéndoles cuatro ruedas. Y finalmente, la consecuencia de dopar bicicletas es que consigues coches comodísimos y te dejas de zarandajas.
B) Suprimamos los abogados, cuyas funciones asumirán los fiscales Es tan grande mi estulticia que durante años creí en esas majaderías del derecho a la defensa, en que los abogados, los médicos y los confesores están obligados a callarse lo que por ti saben de tu intimidad, bla, bla, bla. Mi estupidez natural es incapaz de asimilar que el Sr. Garzón y sus amigos tienen derecho de pernada permanente sobre la Ley. La Ley es para otros, no para los jueces estrella, ahora estrellados.
Los abogados son en el fondo unos díscolos enemigos de la Verdad y la Razón, custodiadas por nuestros Dioses. Ya decía el eximio poeta: Dios es suprema bondad / y si jodidos nos tiene / será porque nos conviene / hágase su voluntad. Pues suprimamos los abogados, cáspita.
Nuestro modelo debiera ser la República Popular China donde si el Sr. Fiscal dice que el amigo Chung es culpable, el amigo Chung es culpable, que para eso el Fiscal es Fiscal y sabe muchísimo. ¡Qué bueno es el Sr. Fiscal! ¡Y qué malo el Sr. Chung!
Y si el reo pretende usar abogado, se le incrimina y punto. Pero bueno, Sr. Chung, ¿cómo se atreve a negar las acusaciones? Por cierto, que los Colegios de Abogados no se hayan personado en la querella contra Garzón por el tema de las escuchas a los letrados es un ejemplo más de indignidad y una demostración espectacular de que la España oficial es básicamente inútil, cobarde y parasitaria.

viernes, 12 de agosto de 2011

A los papanatas no les gusta el Papa

 
De verdad, se me han hinchado tanto las narices, que no consigo sentarme.
Fíjate que yo no soy de grandes reuniones multitudinarias y la fe que tengo en Jesús, mi Dios cercano, nada tiene que ver con los circos mediáticos. Además, nunca he sido especialmente papólatra y rehuyo las multitudes.
Por ser verano y tener cosas más interesantes que hacer, no pensaba asistir a la Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebra en Madrid. Pero el odio desplegado contra esa exhibición de fe y juventud, ha conseguido irritarme. Hasta he tenido que interrumpir mi vacación bloguera. ¡Ya vale!
Te comentaba hace unos días, en una entrada dedicada a la senilidad anticlerical, la cristofobia de José Luis Sampedro, ese portentoso genio convencido de que la fe es incompatible con la inteligencia. Jaleados por los medios anticristianos, una serie de mezquinos HDP han desplegado todo su odio y toda su mediocridad contra las JMJ, contra el papa Benito, contra el cristianismo en general y el catolicismo en particular.

Un chivo expiatorio
El fenómeno no es nuevo. Es una característica del pensamiento irracional tratar de buscar chivos expiatorios para justificar el propio fracaso. Viene de antiguo la costumbre de sacrificar inocentes: los antiguos mexicá, cuando no llovía, mataban niños y niñas en los altares del Dios de la Lluvia, pensando que sus lágrimas propiciarían magníficas cosechas. En la Edad Media, cuando había una peste, alguien le echaba la culpa a los judíos y Lutero se imaginaba que los problemas de la Cristiandad eran responsabilidad directa del pueblo de Israel. ¿Quién no recuerda aquella magnífica película, Matar al Ruiseñor, en que a un tío lo juzgan por imaginarios abusos, y de paso lo matan cuando intenta escapar? La víctima en este caso sólo era culpable de un delito por lo visto abominable: ser negro.

Pensar es muy cansino
En el fondo la identidad de la víctima es lo de menos, que sea negro, judío o católico, masón, homosexual o chino, lo importante no es la etiqueta que le pongamos a la víctima sino su función: servir de desahogo a los mediocres. Si a un chico carlista su novia le da calabazas, acabará por echarle la culpa a los masones. Si a un tío con talento lo nombran Director de algo será que es maricón; si me presento a las elecciones y no me vota ni el Tato, la culpa es de los Medios o del Sistema. En eso coinciden todos los capullos de la tierra, en echarle la culpa a otro para no tener que molestarse en pensar...
Y así funcionamos todos en general, echando balones fuera, sin querer asumir nuestras responsabilidades, en estado de perpetua adolescencia; y así funcionan los anticlericales, los casposos de toda la vida, proyectos de nada multiplicados por cero, ladillas de ateneo que han encontrado un culpable para la crisis del Teatro, la tuberculosis y la deforestación de los Trópicos: los culpables son el Papa Benito y las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Perdonar no es tan fácil
Como pagano asilvestrado con apenas un barniz de Cristianismo -barniz muy fino, pero al que estoy apegado- siempre he respetado a los buenos cristianos que se tragan su orgullo, que son capaces de perdonar a sus enemigos. A mí perdonar y olvidar se me hace muy cuesta arriba y por eso admiro muy sinceramente a toda esa gente que responde con bien al mal y no atiende a las provocaciones de la ralea.
Admiro todavía más a aquellos que intentan sinceramente ver en el Otro, por asquerosito que sea, una imagen de Cristo. Yo no puedo, de verdad, es superior a  mis fuerzas. Cuando miro a un capullo, sólo consigo ver a un capullo; y mira que me concentro... Lo siento mucho, no soy de los que ponen la otra mejilla, no soy una de esas monjas admirables que dedican toda su vida al cuidado de los demás, que lavan viejos a los que su familia ha abandonado, que se preocupan entre Proyecto Hombre y Cotolengos de aquellos de los que nadie se ocupa, para que luego se burlen de ellas. ¡Que se burlan! ¡Que hubo malnacidos que se choteaban de Teresa de Calcuta!
Mi cristianismo es totalmente futbolero y reactivo; no me gusta que se metan con mi equipo, con mi gente, con la fe de mis mayores; ¡estoy harto! ¡Hasta los mismísimos!
Así que si por casualidad os parecen mal las JMJ, os cae mal el papa Benito, os molestan las procesiones, las misas, dos mil años de cristianismo en España, etc. pues lo único que espero es que vuestro odio os haga sufrir mucho, que vuestro odio os produzca severas indigestiones y úlceras pépticas; que por culpa de vuestro odio, os salgan almorranas en el cerebro y sabañones en el culo, y he querido plasmar esos delicados pensamientos, esas perfumadas volutas de mis renacentistas médulas en la eficaz fórmula ¿Te molesta la JMJ? Pues JDT. Que ya está bien. Acompaño estas letras de desahogo con una bella imagen diseñada por Guillermo Orazal.

martes, 12 de octubre de 2010

Pitada repugnante

España, patria del activismo hortera

Hay lugares en los que no se hace política, los Circos y las Escuelas, que son el templo de la Infancia, la Iglesia, que es la Casa de Dios, y todos aquellos lugares y ocasiones en que se rinde culto a la Patria, la Nación y la Sociedad. Uno de esos lugares y ocasiones es el de un desfile militar del 12 de octubre. Hasta el propio Rey lo ha tenido que comentar, y eso que no está -dicen- para muchos trotes y que maldita la gracia que tiene que hacerle echar un capote al todavía presidente del Gobierno.
Hace falta mal gusto, hace falta ser subnormal y canalla para escoger el desfile de nuestra fiesta nacional -la de verdad, no la de los toros- y aprovechar el toque a difuntos y la memoria de nuestros militares fallecidos cumpliendo con su deber para pitar y abuchear al Sr. Zapatero y a su gobierno.


¿Cuál será el próximo paso? ¿Ponerle pegatinas de un partido político al Divino Cautivo el día de su procesión?
En nuestra tierra de Caín, los vivos no tienen respeto por los muertos; recuerdo aquellos fachas que insultaban al Rey o gritaban "Tarancón al paredón" cada vez que se enterraba a nuestros militares, policías o guardias civiles asesinados por la ETA o el GRAPO.
Recuerdo también aquella canalla que hizo política con el recuerdo del 11 de marzo, gente asquerosa que llevaba cartelitos de "Aznar asesino" el día en que se conmemoraba la mayor matanza terrorista de nuestra historia. Son la misma gente que se dedica a reventar las conferencias del ex-presidente del Gobierno.
En todos los casos, se trata como siempre de "movilizaciones" de organizados espontáneos que siendo incapaces de convocar una mani grande y exitosa se cuelan en los actos multitudinarios: da igual que sea un partido de fútbol, una boda, un entierro o un desfile. Ellos siguen su consigna y ya está. Espero que por lo menos les inviten a un bocata, treinta monedas sería demasiado.
El día de nuestra fiesta nacional es un día para todos, para llevar los niños a ver desfilar soldados, tanques y caballos; que se fijen en las mascotas de los distintos regimientos, en la bandera, los escudos, los uniformes distintos, y que aprendan desde niños a gritar "Viva España", no sólo en el fútbol. Lo que desde luego no es, es el lugar ni la ocasión para trasladar nuestras peculiares obsesiones políticas. El que no lo entienda per sé, no hace falta molestarse en explicárselo, porque no lo entenderá en su vida; no os gastéis unos euros para regalarle el libro de André Glucksmann: no sabe leer.
Y el que quiera meterse con Zapatero, y pedir su dimisión, que convoque una manifestación como es debido y en su tiempo y forma. Allí iré yo el primero a gritar "Elecciones, ya". Lo de hoy es bochornoso para quien tenga un ápice de vergüenza, aunque sea ajena.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Odiar en nombre de Cristo

El cristianismo degenerado y sus matanzas

El principio de degenaración lo gobierna todo
Todo lo humano consiste en la lucha a muerte -literalmente- contra la degeneración, no sólo la de nuestro organismo que va reconstruyéndose cada día para mantenerse vivo -hasta que ya no puede y colapsa- sino la de nuestras ideas.
Coges una buena idea, una idea santa, y al cabo de un tiempo, degenera. Degeneran los principios, las personas, las amistades y las cosas, mueren los amores, se agota todo lo humano y el hamster, cansado de correr en su rueda, un día ya no abre los ojos.
Por eso las instituciones que atraviesan los siglos tienen algún tipo de símbolo central, de acto fundamental para reconstruir desde dentro el castillo de naipes. Cada día se celebran en el mundo un millón de Misas. A todas horas, el cristiano se acerca a la Santa Mesa, y se renueva. Si no fuera por esa constante renovación, el cristianismo no habría pasado del siglo I.
Los pobres capullos que se obsesionan contra el enemigo externo del Cristianismo se inventan todos los días un coco distinto, antes eran el Moro, los Judíos y los Masones, luego vino el Comunismo, ahora los malos de moda son de nuevo el Islam y el Laicismo feroz, pero, independientemente de que existan -y es cierto que existen- enemigos jurados de la fe y especialmente del catolicismo, los pobres capullos se olvidan de que el enemigo siempre es interno, soy yo, eres tú, son nuestras debilidades.
¿Nunca os ha sorprendido la cantidad de gente -religiosos incluidos- que ha matado en nombre de Cristo? Siempre que paso por la calle Francisco Silvela me cruzo con la pequeña vía dedicada al primer obispo específicamente madrileño, Narciso Martínez Izquierdo, que fue asesinado por un sacerdote. Y cuando me paseo por Guipuzcoa o Navarra recuerdo las hazañas del cura Santa Cruz, aquella famosa bestia que herraba vivos a los prisioneros liberales y los fusilaba sin confesión para "asegurarse de su eterna condena".

El Continente cristiano y sus permanentes guerras
Si aceptamos que las raíces de Europa son cristianas -y quien no lo admita anda bien ciego- debemos aceptar también que los innumerables conflictos del continente algo tendrían de cristianos. Millones han sido degollados en nombre de Iglesias cristianas Únicas y Verdaderas y detrás de muchos conflictos aparentemente laicos subsisten raices religiosas. Ese es el Gran Misterio del cristianismo: cómo han conseguido ponerle a Jesús armaduras medievales o las kalachnikov de los curas guerrilleros.

El fanatismo español
Empecemos por casa, por España, donde tras la expulsión de los moriscos, hace cuatro siglos, costó Dios y ayuda aceptar otras religiones que no fueran la católica, hasta el punto de que la Constitución gaditana, generalmente considerada como liberal, prohibía otra religión que no fuera la de Roma.
Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohibe el ejercicio de cualquiera otra.
A pesar de que lentamente se aprobaron leyes que autorizaban la predicación de otras religiones, a los primeros misioneros protestantes los echaban de los pueblos, les quemaban sus biblias o les cantaban aquellos de "Fuera fuera protestantes, fuera fuera de la nación, que queremos ser amantes del Sagrado Corazón". Me enseñó entre carcajadas ese dudoso cántico Guillermo Oncíns, amigo anglicano y masón que iluminaba mis domingos con su buen humor y su profunda fe cristiana.
En cuanto a la relación con religiones no cristianas tenemos la expulsión de los judíos en 1492 -atenuada tras la asunción por Felipe II de la corona portuguesa y agravada tras la pérdida de aquella Corona- y la ya mencionada expulsión de los moriscos.

El fanatismo europeo
La historia de Europa consiste en la lenta construcción de un espacio de libertad en un continente que se caracterizó por el fanatismo religioso. Al contrario de los Estados Unidos, en Europa hemos batido todas las marcas de intolerancia, en especial durante la lucha entre los hijos de Roma y los de la Reforma. El caso español no es ni más ni menos llamativo que lo sucedido en las demás naciones de Europa; resulta incluso más moderado: todas las víctimas de la Inquisición constituyen un minúscula fracción de las matanzas de las Guerras de Religión que asolaron la Cristiandad.
Montaigne en su ensayo sobre los caníbales comparaba favorablemente el canibalismo de los tupinamba brasileños -que al fin y al cabo sólo se comían a los muertos- con las bestialidades que él mismo llegó a conocer en la Francia de las guerras de Religión, durante las cuales se entregaron personas a los cerdos para ser devoradas vivas. Pensemos en la aniquilación de la cultura monástica en toda la Europa protestante, el patrimonio cultural entregado a las llamas, las estatuas rotas o fundidas... Recordemos la Irlanda martirizada por el terror anglicano: los católicos reducidos a la categoría de ciudadanos de segunda, despojados de todo, reducidos a la inanición; un pueblo que había evangelizado a Europa en los siglos obscuros, lo perdió todo.
En el Reino Unido la discriminación oficial de los católicos tuvo que esperar el gobierno de Wellington, en 1829, para desaparecer. En Suiza, la última discriminación anticatólica sólo concluyó en 1973 cuando un referéndum, por 790.799 votos contra 648.959 suprimió los artículos de la Constitución helvética que prohibían las actividades de los jesuitas y la fundación de conventos en aquella república.
Además del eterno conflicto entre las iglesias reformadas y el catolicismo, debemos considerar la obsesión anticatólica de las iglesias ortodoxas -pensemos en el viejo Taras Bulba de Gogol- o las salvajadas rusas en Polonia, en el siglo XVIII. Se conservan grabados de aquella época en que aparecen ahorcados un perro, un judío y un católico y debajo la leyenda: "Son lo mismo".
Hablando de judíos, recordemos que Lutero fue el autor de un ensayo profundamente antijudío, Sobre los judíos y sus mentiras, y que el nazismo no es más que la expresión laica del luterano odio al judío a las órdenes de un católico como Adolfo Hitler.

La religión anticristiana del laicismo radical
La obsesión anticristiana del laicismo revolucionario participa del elemento religioso que se supone que quiere extirpar de raíz, porque religioso y muy fanático es el sometimiento a la Diosa Razón; en otra entrada consideramos la idolatría que se practica en las naciones sometidas a la tiranía marxista, donde se adoran momias y estatuas de los caudillos muertos.
La obsesión anticatólica no es el monopolio de la Francia revolucionaria; la mayor matanza de curas y monjas católicos en el siglo XX fue obra de españoles y en España A Javier Pruszyński, que llegó a ser embajador de la Polonia comunista en los Países Bajos, le llamó la atención la persecución antirreligiosa en la zona republicana y sentenció: “Las principales víctimas de la Revolución francesa fueron los aristócratas y cortesanos; las de la Revolución rusa, los terratenientes y las de la revolución española, los curas”. El fusilamiento del monumento al Corazón de Jesús es algo tan increíble que si no existieran fotografías, nadie se lo tragaría.
Notemos también que el genocidio anticatólico en zona roja tiene un siniestro paralelo en zona nacional donde se asesinó a un pastor protestante como Atilano Coco o se trató de exterminar a los masones, comunistas y demás rojos.
Y es que el enfrentamiento entre rojos y azules no se puede desligar del todo del conflicto entre catolicismo y protestantismo, pero en una versión simétrica negativa: anticatolicismo en los rojos y antiprotestantismo en los azules. Notemos que los rojos que mataban curas, habían recibido el Bautismo y eran, nominalmente, cristianos.

Las luchas entre distintas confesiones protestantes
Añadamos las seculares persecuciones entre los distintos cristianos no-católicos: luteranos contra anabaptistas (el grabado de la izquierda es del clásico menonita Martyrs Mirror) y anglicanos contra puritanos...
Así, a las distintas Inquisiciones católicas se suman las instituciones equivalentes en el mundo protestante como la que permitió a Calvino asesinar a Miguel Servet recurriendo a ese arma de destrucción masiva del pensamiento y la libertad que han sido los tribunales eclesiásticos, y vale la pena recordar que los peregrinos del Mayflower huían de la Inglaterra anglicana.

El suicidio de la cristiandad oriental
Saliendo de Europa, pero no de la Cristiandad, pensemos en las tremendas convulsiones vividas por el imperio bizantino, por la cuestión monofisita o la iconoclastia...
Resulta asombroso comprobar cómo los cristianos se han despanzurrado durante siglos en nombre de un Dios de amor por un filioque allá estas pajas. Cuando uno piensa en la situación de los cristianos en Tierra Santa, se asombra de que todavía tengan ganas de currarse entre ellos como no hace mucho en Belén, el día de Navidad, sacerdotes griegos ortodoxos se dieron de escobazos y bofetadas con sacerdotes cristianos armenios en plena basílica de la Natividad y tuvieron que separarlos los policías israelíes.
Se atribuye al Islam la desaparición de los cristianos de Oriente, simbolizada por esos cuatro minaretes junto a Santa Sofía; es en gran parte cierto, pero nunca Mahoma y sus huestes hubieran podido llegar tan lejos de no estar irremediablemente divididos los propios cristianos en distintas iglesias que se aborrecen con secular profesionalidad.

El caso irlandés
Me diréis con razón que el conflicto religioso intercristiano es una reliquia del pasado. Sí, y no.
En España, sin ir más lejos, la Conferencia Episcopal siempre defendió a los obispos etarras hasta  que por fin, a partir de Rouco, los obispos se pudieron del lado de las víctimas y no de los verdugos. Recordemos que la Conferencia Episcopal, accionista de la COPE, quiso echar a Alfonso Ussía por aquel villancico suyo "En el portal de Belén  / ya no tocan la zambomba / porque un hijo de Setién / dicen que ha puesto una bomba".
El caso irlandés es todavía más espectacular porque allí se ha vivido algo muy parecido a una guerra civil religiosa cuyos rescoldos, todavía tibios, pueden volver a incendiar el Ulster. Hasta hace veinte años Irlanda del Norte era una suerte de Beirut con los asesinos y batasunos del Sinn Fein llamados también "republicanos" de un lado y del otro a la Orden de Orange y los escuadrones de la muerte "unionistas". El Sinn Fein son católicos y los unionistas y orangistas protestantes. Ambos son cristianos y debieran creer en el amor etc.  bla, bla, bla...
Recuerdo entre las innumerables bestialidades aquella singular hazaña que consistió en que unos unionistas (protestantes), trasl apalear al joven Harry McCartan (católico), le clavaron las manos a una valla en un remedo de crucifixión. Y esa bestialidad no es nada al lado de los cientos de personas asesinadas a golpe de bomba, y los miles de apaleados y humillados en nombre de Jesucristo (!).
El árbol del odio sólo produce frutos degenerados como el reverendo Paisley, el pastor protestante que interrumpía a Juan Pablo II en el Parlamento Europeo y lo llamaba "Anticristo". A Paisley, por cierto, la Reina Isabel II, Defensora de la Fe y cabeza de la Iglesia Anglicana,  y el gobierno británico del Sr. Cameron lo han nombrado hace dos meses barón de Bannside (!) El ayatollah Paisley está tan chiflado que recuerda a esos discípulos españoles de monseñor Lefebvre que piensan que Franco es la cuarta persona de la Trinidad o que intentan asesinar al Papa para "salvar el catolicismo".

El odio descentra
Vistos los hechos podríamos preguntarnos por la causa que los impulsa. ¿Cómo se puede vestir a Jesucristo con trabuco y boina roja? ¿Qué clase de patología nos permite degenerar tanto?
Así como el amor y la caridad nos permite centrarnos en nosotros mismos y en la realidad, el odio, esencialmente, descentra. En lugar de examinar mi propia conducta para tratar de ser mejor, me entretengo en aborrecer a otros. En este sentido recuerdo cómo Hulk cuando se enfadaba se convertía en un tío desagradable de color verde...
Mientras la jerarquía católica irlandesa se preocupaba de bendecir a los terroristas del Sinn Fein, se olvidó de la situación de los niños sometidos a abusos. En este sentido la carta del Papa Benito a la Iglesia de Irlanda no tiene sólo la virtud de permitir aflorar la verdad -la verdad es profundamente sanadora- sino que le ha dado a la jerarquía católica la opotunidad de recentrarse, concentrándose en una labor positiva: escuchar a las víctimas y hacer justicia, en lugar de despeñarse en la demencia nacional-religiosa.
En conclusión, si los cristianos hemos convertido a través de los siglos el mensaje de amor de Cristo en pretexto de guerras y matanzas ¿qué cabe esperar de otras creencias cuya visión del amor es el sometimiento y cuyos profetas son ante todo jefes militares?