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LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

domingo, 29 de noviembre de 2009

El Museo del Ejército, en Toledo

El Alcázar de Toledo alberga un museo de excepcional calidad

Por la calidad de su personal y colecciones así como el incomparable marco del Alcázar, el Museo del Ejército promete afianzarse como uno de los grandes museos españoles
Herodoto, padre de la Historia, justificaba su larga indagación en el pasado con los siguientes motivos: “Para que no se desvanezcan en el tiempo los hechos de los hombres, y para que no queden sin gloria grandes y maravillosas obras, así de los griegos como de los bárbaros, y sobre todo, la causa por la que se hicieron la guerra”. Naturalmente, la historia hoy día ya no se reduce al estudio de los antiguos imperios y sus batallas, hay muchos otros enfoques de la ciencia histórica pero qué duda cabe que la primera aproximación de un niño a la historia son las películas bélicas.

Un patrimonio maltrecho pero riquísimo

Siendo España el más antiguo de los imperios globales, y el que más tiempo duró -la friolera de tres siglos- sería lógico que en nuestros museos se acumulara un patrimonio inimaginable. Sin embargo a lo largo del tiempo se han perdido piezas notables.
El saqueo napoleónico de las colecciones españolas fue atroz -véanse al respecto los trabajos de Díaz Padrón y Leopoldo Colorado- y más tarde la Desamortización y la desidia administrativa permitieron que monasterios enteros fueran despedazados y salieran desmontados de España para adornar las fincas de algún millonario extranjero. Con todo, lo poquísimo que queda de lo mucho que hubo es tan importante y valioso que las colecciones españolas descuellan por su extraordinaria calidad.

Un polémico traslado

El Museo del Ejército fue objeto de un polémico traslado decidido por el gobierno Aznar: se cerraba el encantador palacio que fuera su sede -el antiguo Salón de Reinos del Buen Retiro- y se le otorgaba al Museo un espacio considerable en el enorme Alcázar de Toledo, que ya acoge la biblioteca regional de Castilla la Mancha.

Ese traslado no fue el primero. Anteriormente estuvo el Museo de Artillería e Ingenieros emplazado en el Palacio de Buenavista. Siempre resulta arriesgado cambiar la sede de una colección: las piezas pueden dañarse, extraviarse o desaparecer; el principio conservador por excelencia viene a ser “si algo funciona, no lo cambies”. Los cambios sólo se justifican cuando lo anterior ya no funciona o puede funcionar sensiblemente mejor. Trasladado al ámbito de los museos podemos decir que un traslado sólo se justifica si supone una mejora sustancial,
En este campo como en otros muchos, el éxito conlleva la absolución; y desde luego, el nuevo Museo del Ejército amenaza con convertirse en un sonado éxito. Aunque todavía no esté abierto al público, la amplitud y la calidad de sus instalaciones permiten augurar que sin duda se convertirá en breve en el referente mundial de su especialidad.

Unas colecciones únicas

Las colecciones son fabulosas: a lo mucho y bueno del antiguo Museo de Artillería se sumaron adquisiciones como la colección de armaduras de los duques de Medinaceli, la colección Sobejano o la de Romero Ortiz. Los que saben de armas, afirman con serenidad que el Alcázar atesora una de las mejores colecciones del mundo, si no la mejor.
Posee espadas y armas blancas de todas clases; antiguos estandartes, guiones y enseñas medievales; bombardas, cañones, obuses, mosquetes, culebrinas y otros artefactos inventados por el hombre para acabar con su prójimo; maquetas, planos de batallas, condecoraciones...
El Alcázar ofrece una variedad y riqueza difícilmente superable. Sus colecciones incluyen piezas tan curiosas como el coche de caballos en que fue asesinado el general Prim, la Tienda llamada de Carlos I o la llamada espada de Boabdil, pieza de gran belleza que se une a una gran colección de piezas nazaríes, girones de estandartes que usaron los hombres de Cortés en Méjico o armaduras japonesas adquiridas por el general Weyler.
Resulta fascinante asistir a la apertura de uno de los armarios compactos, modernas cavernas de Ali Babá. Se alinea en un estante el microscopio de Ramón y Cajal, el Premio Nobel que era médico militar, junto a mil y un bronces para todos los gustos y tendencias o porcelanas de Sèvres... Cada fracción de los enormes depósitos constituye el sueño de cualquier anticuario.

Restauración, conservación y documentación

Más valioso todavía que las colecciones, es la calidad del personal de esa institución. El corazón del Museo se oculta en las plantas amplísimas y bien aireadas donde residen sus gabinetes de restauración y sus depósitos. Los restauradores son los héroes de la lucha del hombre contra el olvido, ese maligno embajador de la Nada que pretende sepultar las vidas pretéritas más allá de la memoria.
A la luz de un potente microscopio, una restauradora recupera una condecoración; entre sus enguantados dedos se produce, una vez más, el milagro de la resurrección de la plata, brillante fénix que escapa a la negra pátina de las joyas seculares. Otro equipo se encarga de restaurar tejidos: con sutiles hilos de seda y benedictina paciencia las discípulas de Aracne dan una segunda oportunidad a la antigua bandera de un regimiento americano del siglo XVIII o restauran el uniforme que llevaba el Marqués del Duero cuando lo mató una bala perdida.
Otro equipo le hace un lifting a un lienzo bisecular que representa una antigua ciudad americana. La larga cicatriz que lo demedia testifica que fue doblado en su día, sin duda para que ocupara menos espacio en algún depósito; las restauradoras van reforzando la estructura añadiendo, con infinito cuidado, papel japonés en los huecos y grietas.
Trabajo meticuloso y no exento de riesgos: una ducha de emergencia nos recuerda que los restauradores trabajan con productos peligrosos, disolventes y líquidos que irritan la piel y los ojos. Por todas partes se ven extractores de gases.
Finalmente el personal que se ocupa de la identificación de las piezas estudia el origen de todas y cada una de ellas con el fin de comprobar su autenticidad y la exactitud de los datos registrados, a partir de la documentación existente.
Finalmente añadiremos que el AVE pone Toledo a media hora de Madrid y que la obligada visita al Alcázar se suma a otras curiosidades de la ciudad imperial.
 
Artículo publicado originalmente en el desaparecido portal suite101.org el 28 de noviembre de 2009 y recuperado el 3 de diciembre de 2016
Puede leerse aquí en archive.org

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La Navidad en España

El periodo de celebraciones es el más largo de Occidente

Las navidades españolas están cargadas de tradiciones y se prolongan desde el 22 de diciembre hasta el día de Reyes, 6 de enero.
En España no se emplea sólo el término Navidad -con mayúscula- al referirse al 25 de diciembre, sino que se usa todavía más el plural navidades -con minúscula- y se desean también felices Pascuas. ¿Por qué un plural? Sin duda porque en un largo periodo que va del 22 de diciembre al 6 de enero, esas fiestas españolas duran nada menos que 16 días, lo que las convierte en las más largas de Occidente.

Sorteo del Gordo

Las navidades empiezan el 22 de diciembre con el sorteo del Gordo de la Lotería Nacional. A medida que los niños del Colegio de San Ildefonso van desgranando números y premios, varios miles de millones de euros cambian de manos, alimentando con anécdotas la prensa del día siguiente.

Nochebuena y Navidad

El día 24 es Nochebuena, una fiesta esencialmente familiar, la única ocasión en que tratan de juntarse miembros de la misma familia dispersos por todo el país o en el extranjero. Muchos católicos participan en la Misa del Gallo; los que prefieren cenar opíparamente, no esperan a volver de Misa sino que asisten a los oficios del día siguiente.
A las nueve de la noche las televisiones públicas y privadas emiten la felicitación de S. M. el Rey. Es el único día del año en que el Rey se dirige a la nación.
La cena suele ser pantagruélica: el pavo es un clásico pero existen alternativas como el capón, la pularda, el besugo o la merluza rellena. Los langostinos no suelen faltar, ni tampoco una serie de postres seculares: peladillas y turrones, mazapanes, polvorones, alfajores, roscos de vino, regados de cava o sidra. Se cantan villancicos; quien no se sabe ninguno, tararea el "llinguenbels" o pone discos.
Al día siguiente, Navidad, se vuelve a comer bien, pero con más moderación, y se aprovechan las cuantiosas sobras de la cena de Nochebuena. Muchos católicos siguen, por televisión, la bendición "urbi et orbi" del Papa.

Pesebres, nacimientos y otros adornos

En las casas cristianas suele haber un belén, pesebre o nacimiento, costumbre napolitana que, dicen, trajo a España Carlos III, quien antes reinó sobre las Dos Sicilias. También se ponen árboles de Navidad -generalmente un pequeño abeto- o algo de acebo, por imitación de costumbres nórdicas.

Santos Inocentes, Nochevieja y Año Nuevo

El día 28 se conmemoran los Santos Inocentes y se gastan inocentadas, bromas de mejor o peor gusto. Algún periódico anuncia que han robado la fuente de la Cibeles o denuncia la presencia de cocodrilos en el estanque del Retiro.
El día 31 es Nochevieja. A medianoche, toda España frente al televisor, cuenta cada una de las campanadas del reloj de la Puerta del Sol y engulle una uva con cada campanada. Las uvas se toman en familia y el país entero se empieza mover justo después; los jovenzuelos se despiden de los padres y salen "de marcha". Las chicas sufren una asombrosa metamorfosis: las que habitualmente gastan vaqueros se disfrazan de princesas, ¡y sin hada madrina!
Esa madrugada del día primero, quien más, quien menos, se acuesta tarde y se levanta todavía más tarde. La televisión pública pone el concierto de Año Nuevo desde Viena, o los saltos de esquí desde Garmisch-Partenkirchen. A la hora de comer sólo los niños conservan intacto su apetito; losmayores comen poco y beben mucha agua porque el hígado ya va resintiéndose de los días de festejo.

Noche de Reyes

Lo mejor de las navidades españolas queda para el final: Reyes. Mientras que en toda Europa los regalos de Navidad los trae en Nochebuena Papa Noel, o Santa Claus, en España son cosa de los Reyes Magos. Los niños, días antes, con el interesado asesoramiento de sus padres, confeccionan una “Carta a los Reyes” donde registran sus pretensiones, puro reflejo de un constante bombardeo publicitario. Reservar los regalos para el final ayuda a los padres a tener controlados a los chiquillos, sometidos al regio chantaje: como no se porten bien, los Reyes pueden tomar represalias...
La tarde del día 5 es víspera de la Epifanía. Se celebran en todo el país cabalgatas más o menos fastuosas, que consisten en desfiles de carrozas que cuentan con la presencia estelar de SS.MM. Melchor, Gaspar y Baltasar, recién llegados de Oriente. También se come roscón, un bollo adornado de fruta escarchada y almendras que oculta en su interior una sorpresa, modestísima figurita de vidrio, plástico o cerámica.
Esa noche es la de Reyes, noche de ilusión en que todos los niños de España cierran los ojillos bien cerrados para que los Reyes no los pillen despiertos. Previamente, han dejado sus zapatos frente a la ventana, y algunos tienen el detalle de añadir comida y bebida para los camellos.
El día 6, recién despiertos, los más peques se precipitan a ver qué les han traído los Reyes. A los que se han portado mal a veces les dejan carbón dulce. La mañana de Reyes suele ser fría pero seca en la Península, así que la chiquillería puede salir: quien tiene una bicicleta, la estrena, el que recibió un cochecito lo arrastra.
Se celebra también ese día el Sorteo del Niño. Los que ganaron un reintegro en el Sorteo de Navidad lo perderán con el Niño, pero mantienen intacta su ilusión: ¡ya tocará otro año!

Dietas y gimnasios

El día 7 empieza un nuevo periodo, que es el de las dietas. El objetivo de perder algún kilo es la determinación más habitual de Año Nuevo, tras dos semanas de imparable engorde. Los gimnasios no dan abasto a partir del día 7; al cabo de unos días los buenos propósitos van decayendo.
Naturalmente, esto no son más que los hitos principales de las fiestas. Otras tradiciones son las discusiones familiares o salir de cena y comida con los amigos, antiguos compañeros y socios: el año pasado, en plena crisis económica, los españoles quemaban sus últimos euros copeando.
Y es que la paga extra y la llamada cuesta de enero son también parte de las tradiciones navideñas.

Artículo publicado originalmente en el desaparecido portal suite101.org el 17 de noviembre de 2009 y recuperado el 28 de noviembre de 2016
Puede leerse aquí en archive.org

Charles Lummis, hispanista e hispanófilo

En su honor la ciudad de Los Ángeles celebra el Lummis Day


Mientras que hoy día se contrapone el indigenismo político con la cultura española, en la obra de Lummis se encuentra una idéntica exaltación de indios y españoles.

Se pueden encontrar en suite101 sendos artículos dedicados al mundo del hispanismo francés, el Liceo Francés de Madrid, Maurice Legendre o la Casa Velázquez.
Además del hispanismo galo, existen otros hispanismos e hispanistas, como los norteamericanos, entre los que sobresale Charles Lummis (1859-1928).

Hispanista, hispanófilo e indigenista

Cuando nació Charles Lummis, en 1859, y durante las primeras décadas de su existencia, se produjo en los Estados Unidos la destrucción de los pueblos indios. El genocidio no hubiera sido posible de no existir un total desprecio por la cultura de los llamados pieles rojas. Por otra parte la visión de España y de lo español quedaba condicionada por la Leyenda Negra, que envenenaba las mentes más preclaras del mundo anglosajón.
Lummis fue, al respecto, una brillante excepción: le debemos una riquísima colección de artículos y fotografías del sudoeste de los Estados Unidos y estudios sobre distintas culturas indias; fue también un apasionado hispanista e hispanófilo.
En su honor se celebra hoy día en San Francisco el Lummis Day, festival de la muticulturalidad, concepto éste algo vago pero no precisamente desagradable. El personaje merece nuestra atención.

Elementos biográficos

Charles Fletcher Lummis era un wasp de la costa Este. Recibió la mejor educación posible, en Harvard. En aquellos días publicó, con gran éxito, sus primeros poemas y fue compañero de promoción de Teodoro Roosevelt. Pero rápidamente dejó de asistir a clase, se casó y se hizo periodista, en Cincinatti.
En 1884 recibió una oferta de Los Angeles Times, periódico de la gran urbe californiana que en aquel tiempo sólo tenía 12.000 vecinos. Lummis cubrió a pie las 3500 millas a lo largo de 143 días de caminata invernal particularmente dura bajo las copiosas nevadas de Nuevo México. A pesar de romperse un brazo, empezó allí su pasión por el mundo indio y español. Publicó el relato de su deambular en 1892, con el título A Tramp Across the Continent.
Durante las décadas posteriores, se convirtió en el gran estudioso de los indios Pueblo y el infatigable defensor de los Hopi; también fundó el Landmarks Club of Southern California, asociación que se empeñó en preservar las misiones españolas creadas por Fray Junípero Serra. Fue durante varios años bibliotecario municipal de la ciudad de Los Ángeles, estableció el Southwest Museum que abrió sus puertas en 1914 y su casa de El Alisal acabó siendo la sede de la Historical Society of Southern California.

Los pioneros españoles

Hoy día apenas se menciona la existencia del libro de Lummis, The Spanish Pioneers, verdadero canto de amor a la empresa española en América, obra empapada con la idea de heroísmo de Carlyle. Lummis admiraba de la cultura española la escasa importancia que reviste en ella el racismo, tan inherente al mundo anglosajón de su tiempo. Así, el prefacio de Lummis empieza con estas líneas:
"Porque creo que todo joven sajón-americano ama la justicia y admira el heroísmo como yo, me he dedicado a escribir este libro. La razón de que no hayamos hecho justicia a los exploradores españoles es, sencillamente, porque hemos sido mal informados. Su historia no tiene paralelo; pero nuestros libros de texto no han reconocido esta verdad, si bien ahora ya no se atreven a disputarla. Gracias a la nueva escuela de historia americana vamos ya aprendiendo esa verdad, que se gozará en conocer todo americano de sentimientos varoniles. En este país de hombres libres y valientes, el prejuicio de la raza, la más supina de todas las ignorancias humanas, debe desaparecer [...]".
Fue Juan Cebrián el responsable de financiar la traducción, por Arturo Cuyás, de The Spanish Pioneers que no se ha vuelto a editar en los Estados Unidos desde 1963.
Para más detalles véase el trabajo del autor de este artículo Leyendas Negras y la obra de Mark Thompson American Character.

 Publicado originalmente en el desaparecido portal suite101.net, el 17 de noviembre de 2009 y recuperado el 28 de noviembre de 2016.
Puede leerse aquí una copia en archive.org

viernes, 13 de noviembre de 2009

Maurice Legendre, un hispanista en Madrid

Un francés apasionado por las Hurdes y la Peña de Francia

Maurice Legendre fue el arquetipo del hispanismo francés más conservador, enamorado de la España tradicional. Dirigió la Casa Velázquez durante los años de guerra.
La pasión de los franceses por España es tan grande, que tienen en Madrid a su principal Liceo, y su mayor centro de investigación en el extranjero, la Casa de Velázquez. Director de ese centro fue Maurice Legendre, que los madrileños conocen por la calle "Mauricio Legendre" sin saber a ciencia cierta quién pudo ser ese señor. La pasión de Maurice Legendre por España y por lo español, unida a su rigor científico, lo convierten en arquetipo del hispanismo. Merece que se le dediquen unas líneas refiriendo algunos elementos biográficos.

Un amigo de Unamuno

Nace Legendre en París el 30 de junio de 1878 en el seno de una familia de comerciantes de bordados y mantelerías. Estudiante en los liceos Michelet y Henri IV, le atrajo la historia y fue alumno de la prestigiosa École Normale Supérieure a partir de 1899. Tras un año de servicio militar pasa tres años más en la École Normale (1900-1903), donde se hace amigo de Jacques Chevalier y donde obtiene el título de agregé en Historia que le faculta para enseñar esa disciplina. Sin embargo, durante diez años Legendre renunció a cualquier puesto en la enseñanza y se dedicó a estudios personales de religión, filosofía, sociología e historia. Ejercen sobre él una profunda influencia el Padre Pouget —al que Jean Guitton dedicó un libro en 1941— y su amigo Chevalier; admira a Bergson. Durante varios años Legendre estudiará bajo la dirección de Pouget las Santas Escrituras y la historia de la Iglesia. Su primera obra la firma con su gran amigo Jacques Chevalier, Le catholicisme et la société, con prefacio del R. P. Laberthonnière, (1907). En 1909 viaja a España para conocer a Unamuno, con el que mantiene correspondencia acerca de la obra de Ganivet Idearium español. En 1913 viaja a la Peña de Francia en compañía de Chevalier y de Unamuno.
De 1914 a 1918 se bate en los frentes de la I Guerra Mundial, terminando con el grado de capitán y con la Cruz de Caballero de la Legión de Honor por méritos de guerra. Durante la guerra, el gobierno francés le retiró durante un mes del frente para que acompañara en su viaje a España a Bergson, Lamy, Perrier, Imbart de la Tour y Widor.

Con Pierre Paris

Ya comentamos en el artículo correspondiente, que ese viaje será el origen de la Casa de Velázquez. En aquella ocasión conoció Legendre a Pierre Paris, director y fundador de la École des Hautes Études Hispaniques y más tarde se convirtió en su brazo derecho. A partir de 1919 regresa a España, donde pasará casi toda su vida. Al acompañar a Pierre Paris en sus inspecciones de las escuelas francesas en España, viaja mucho, pero la Alberca es la región que más le atrae y realiza una gran investigación geográfica y sociológica de las Hurdes: en 1927 defiende su tesis de doctorado sobre esa comarca en la Universidad de Burdeos; en el tribunal está Gregorio Marañón. Durante esos años publica Portrait de l’Espagne, Littérature catholique espagnole, Sainte Thérèse d’Avila y Greco. Tras la muerte de Pierre Paris, en 1931, Legendre será director adjunto de la Casa de Velázquez. Cinco años después el edificio de la Casa es destruido y su personal emigra a Marruecos. El tesón de Legendre permitió, tras 19 años, la reconstrucción de la Casa de Velázquez, que él no llegó a ver concluida. Fallece durante las primeras horas del 12 de junio de 1955 en el Hospital de San Luis de los Franceses de Madrid, a consecuencia de una crisis cardiaca.

Un francés en la Alberca

Legendre amó tan apasionadamente España que está enterrado en la Peña de Francia. No es casualidad: Legendre, en su primer trabajo sobre las Hurdes, se preguntó acerca del origen de esa curiosa denominación de “Sierra de Francia” para las estribaciones que separan Salamanca de Extremadura. Consideró en primer lugar don Mauricio las leyendas sobre posibles orígenes carolingios y recordaba que en los confines de las Hurdes y de la Sierra de Gata, al pie de la Bolilla, todavía mana una Fuente de Roldán. Pero dejando las leyendas de lado, entra Legendre en materia, y siguiendo a J. M. Quadrado subraya que Salamanca, arruinada tras largas guerras, fue repoblada por franceses a partir de 1102. En 1434 un predecesor de Legendre fue el francés Simón, también atraído por la curiosidad hacia aquella Sierra de Francia, de tan singular nombre. Simón descubriría la estatua de Nuestra Señora llamada desde entonces de la Peña de Francia que recibió culto en España, Portugal y las Américas, y fue patrona en Orán y Filipinas. Explica la leyenda que como la Virgen le ordenó velar al francés se le llamó Simón Vela.

Católico, filofranquista, anticomunista y antinazi

A esta breve biografía debemos añadir que Legendre es un caso típico de católico conservador francés cuyo anticomunismo llevó a defender públicamente el franquismo. Esa actitud resultó muy útil para las relaciones con el Régimen, tras la guerra. Por otra parte Legendre era un patriota abrumado por la Ocupación de Francia y el colaboracionismo; mantuvo discretos contactos con la Francia Libre y Londres. Se implicó en la red de encubrimiento y alojamiento de los franceses que huían de Pétain y sus socios nazis. Su entrentamiento con Vichy le llevó a dimitir temporalmente de su cargo de Director de la Casa Velázquez.
Para más detalles, puede consultarse "Franceses en el Camino" y el número 8 de la revista "Madrid Histórico".

Publicado originalmente en el desaparecido portal suite101.net, el 12 de noviembre de 2009, y recuperado el 28 de noviembre de 2016
Puede leerse aquí una copia en archive.org

La Casa de Velázquez, capital del hispanimo

Allí han trabajado y convivido los principales hispanistas

La Casa de Velázquez, en Madrid, es la institución más importante del hispanismo francés y uno de los mayores centros de investigación de Francia en un país extranjero.

En Madrid, a 300 metros del Arco de Moncloa, se encuentra una institución cuyo nombre exacto es Casa de Velázquez pero quienes la conocen bien suelen decir “Casa Velázquez” o “la Casa” pronunciado a la francesa “lacazá”, con una z más suave que la española.

Origen de la Casa de Velázquez

El origen de esa institución se debe a dos universitarios franceses, dos hispanistas, Pierre Paris, de la Universidad de Burdeos, y Ernest Mérimée, de la de Toulouse, los cuales fundaron respectivamente en 1909 la École des Hautes Études Hispaniques y la Union des Etudiants Espagnols et Français. En el primer caso se trataba de una institución científica, una Escuela basada en las también francesas Escuelas de Roma y de Atenas y en el segundo de una institución de carácter pedagógico que pretendía enseñar el español a los franceses y el francés a los españoles.
Ambas instituciones fueron reunidas en el Instituto Francés, inaugurado en 1913 en la calle del Marqués de la Ensenada, junto al Liceo Francés.
Tres años después la I Guerra Mundial hacía políticamente útil el refuerzo de los lazos entre España y Francia así que cinco miembros del Institut de France —el órgano que reúne a las diferentes Academias de ese país— llegaron a España con la misión de “reavivar la amistad” entre las dos naciones: nada menos que el filósofo Henri Bergson y otros cuatro académicos: el político y escritor Etienne Lamy, secretario perpetuo de la Academia Francesa; el biólogo Edmond Perrier, de la Academia de las Ciencias; Pierre Imbart de la Tour, de la Academia de ciencias morales y políticas; y el músico Charles Marie Widor, secretario perpetuo de la Academia de Bellas Artes. Este último expresó durante una charla en el Ateneo de Madrid el deseo de que los jóvenes artistas franceses viniesen a completar su formación en España, como hacían desde hacía tiempo en Italia.
Aquella sugerencia de Widor fue transmitida a don Alfonso XIII, quien al día siguiente le dijo en persona al primero que aprobaba la idea, que la hacía suya y que él mismo se ocuparía de encontrar un terreno. Pierre Paris acogió con entusiasmo el proyecto puesto que barajaba también la idea de unir en España a las promesas del arte francés con los estudiantes hispanizantes. El Rey consiguió dos hectáreas en el corazón de lo que luego sería la Ciudad Universitaria, allí mismo donde, según se contaba, gustaba de instalarse para pintar Diego Velázquez; de ahí le viene el nombre a la institución.

Construcción y destrucción

El 22 de mayo de 1920 el Rey ponía la primera piedra de la Casa Velázquez cuya inauguración oficial tuvo lugar ocho años más tarde, en noviembre de 1928. Entre otras personalidades, la reunión contó con la asistencia del músico Maurice Ravel, francés universal hijo de una española, que dio un recital.
Nombrado director Pierre Paris, moriría en 1931 cuando empezaba la segunda parte de las obras y le sucedió François Dumas con Maurice Legendre de director adjunto. En 1935 el presidente Alcalá Zamora inauguró la ampliación del edificio y en 1936 el ya presidente Manuel Azaña abría la exposición anual de artistas. La Casa parecía prometida a un gran futuro. Pero 1936 es el triste año en que todos los futuros de España se vieron condicionados y truncados por la Guerra Civil. Situado en el frente de Madrid, el edificio de la Casa fue bombardeado e incendiado. Se conserva todavía la orden de Buenaventura Durruti dando la orden de volar la Casa.

Reconstrucción

Desaparecieron sus mobiliarios, archivo y biblioteca. Se perdieron para siempre las colecciones arqueológicas donadas por Pierre Paris; sin embargo, la institución sobrevivió y se trasladó a Fez en Marruecos, regresando a España al término de la Guerra Civil. Empieza entonces la II Guerra Mundial y sólo la voluntad de Maurice Legendre consiguió reabrirla en un hotelito particular, el número 73 de la calle Serrano, donde permanecería durante 19 años, con un piso y un chalé en el Viso como anejos.
La reconstrucción del edificio de Moncloa se inicia en 1954 y fallece entonces Legendre, sucediéndole Henri Terrasse. La inauguración oficial tiene lugar en 1959. Entre aquel año y 1964 distintas directivas otorgaron a la Casa una personalidad civil y una autonomía financiera. Un Consejo artístico se encargaba de seleccionar a los artistas y un Consejo Científico a los miembros científicos que venían a sustituir la École des Hautes Études Hispaniques.

Una importante actividad

La Casa no solo ofrece residencia y medios a los estudiantes seleccionados, sino que dirige iniciativas como las excavaciones de Baelo Claudia, junto a la playa de Bolonia, aldea de Tarifa, importantísimo yacimiento que en su día ya explorara el propio Pierre Paris. También se destaca la Casa de otros prestigiosos centros franceses en el extranjero por el hecho de que en España se unen en una misma institución la labor científica y la artística que en Italia, por ejemplo, realizan centros separados como la Escuela Francesa de Roma y la Villa Medicis. Añadamos que la Casa tiene sus propias publicaciones y aunque la integración europea y el programa Erasmus han disminuido su importancia relativa, puesto que se han visto extraordinariamente facilitados los viajes de estudio al extranjero y los intercambios de estudiantes, la importancia absoluta de la Casa no ha dejado de crecer.

Integración de generaciones

Una circunstancia curiosa es que varios de los antiguos “pensionados” de la Casa regresaron a Madrid como directores de esa sabia institución. Este es el caso de François Chevalier, de Didier Ozanam, de Jean Canavaggio, de Gérard Chastagnaret y del actual director, Jean Pierre Étienvre. La única excepción a esa “regla” vigente desde 1957 fue el nombramiento como Director de otro distinguido hispanista: Joseph Perez.
Eso demuestra que el palacete de Moncloa ha servido para que se concatenen las nuevas generaciones con las antiguas, en una institución originalísima que no tiene parangón con ninguna otra institución cultural extranjera en España o española en el extranjero.

Artículo originalmente publicado en el desaparecido portal suite101.net el 12 de noviembre de 2009, recuperado el 28 de noviembre de 2016.
Puede leerse aquí una copia en archive.org

jueves, 12 de noviembre de 2009

Hispanistas e hispanismo

El estudio científico de España y de lo español nació en Francia

Francia es sin duda el país más intrínsecamente hispanófilo de Europa. El término "hispanista" es probablemente de origen francés.

España ha sido desde antiguo foco de atención para viajeros y estudiosos. Pocos países y pocas civilizaciones pueden preciarse de haber constituido una categoría propia como objeto de estudio. A finales del siglo XIX se consolidaron distintas voces para expresar ese interés por la lengua, la cultura y las cosas de España, siendo las principales hispanista e hispanismo así como hispanizante, hispanófilo y su contrario hispanófobo.

El término hispanista

Una de las acepciones de hispanista en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua es “persona que profesa el estudio de lenguas, literaturas o cultura hispánicas, o está versada en ellas”. Esta definición no dice que la persona en cuestión tenga que ser forzosamente extranjera, lo que explica que en la Asociación Internacional de Hispanistas sean numerosos los españoles. Por otra parte, el término "estudio" de tan diáfana definición nos permite sospechar que hispanista nació entre estudiosos. Y así es. Hasta ahora se pensaba que la introducción de hispanista en español se debería nada menos que a don Marcelino Menéndez Pelayo, quien en sus "Ensayos de Crítica Filosófica", publicados en 1892, se refirió al “docto hispanista y muy querido amigo mío Morel-Fatio”.
El término francés, hispaniste, sería algo anterior. Antonio Niño descubrió el término francés hispaniste también en un artículo de Alfred Morel-Fatio de 1879, y Jean Lemartinel también notó la presencia de hispaniste en una carta del poeta francés José María de Heredia a Morel-Fatio, ese mismo año.
La Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España permite comprobar en pocos segundos que hispanista, en este sentido, aparece también en 1879, un trece de enero, en un artículo de Felipe Benicio Navarro publicado en Los Lunes del Imparcial, y hablando del mismo Morel-Fatio y difundiendo en el periódico la "Sátira contra el sitio del Escorial" que había divulgado dicho investigador en L'Espagne au XVIème et au XVIIème siècles. Es, por lo tanto, no sólo posible sino muy probable que sea en la obra del erudito francés, en su entorno inmediato o en sus correspondientes donde tengamos que buscar el origen de la acepción del término, que se debió acuñar en 1879, o poco antes.

Hispanistas distintos, miradas diferentes

El interés por España es, desde luego, anterior a Morel-Fatio, y el hispanismo tiene antecedentes más lejanos, como la hispanofilia de determinados literatos: pienso en autores también franceses como Alexandre Dumas y Téophile Gautier, creadores de sendas obras acerca de sus viajes a España que alimentaron una renovación de la visión de España y de lo español, en la línea romántica -sin duda- pero siempre diferenciada.

Hoy día, como ayer, la etiqueta hispanista recubre muy distintas personalidades y vocaciones, pero el nexo común es lo español y España, siendo lo de menos la óptica particular. Se entiende también que no hay por lo tanto una específica mirada francesa o extranjera sobre España sino que hay tantas miradas como hispanistas; los mismos españoles son los primeros hispanistas: ven las cosas con distintas perspectivas en función de sus creencias y de la formación que recibieron; no hay una única mirada española sobre España, hay tantas como españoles que se molesten en mirar.
Entre los españoles se incluye, claro está, a todos aquellos que pertenecen a naciones con lazos tan profundos con España que cuesta considerarlos "extranjeros": hispanoamericanos, filipinos, portugueses y brasileños, judíos sefardíes, etc.; y es que el concepto de Hispanidad es vastísimo y supera cualquier tentativa de circunscribir lo español y lo hispánico a una serie de fronteras físicas.

Hispanistas en Madrid

Como ejemplo de hispanistas distintos y de miradas diferentes, se pueden dar unos pocos nombres de los notabilísimos hispanistas que han pasado por la madrileña Casa de Velázquez: Marcel Bataillon, Georges Bataille, François Chevalier, Robert Ricard, Jean Sarrailh, Pierre Vilar, Didier Ozanam, Guy Beaujouan, René Quatrefages, Jean Pierre Etienvre, Dominique de Courcelles, François Chevalier, Jacques Lafaye, Agustín Redondo, Henry Kamen, Henri Terrasse, Jean Canavaggio y el recientemente fallecido Pierre Chaunu.
Se añaden a estos nombres los de los pioneros del hispanismo francés: Pierre Paris, Maurice Legendre, Ernest Mérimée y el ya citado Alfred Morel-Fatio. Difícil será encontrar un elenco más brillante y de personalidades más diferenciadas en su forma de entender y de estudiar la cultura española.

Otros hispanismos, otros hispanistas

Además del francés, se tiene que tener en cuenta la existencia de un hispanismo de larga tradición científica en los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Italia, Holanda, Japón, Corea y -cada vez más- en China. Entre los estudiosos de lo hispánico se pueden subrayar la profunda identificación de algunos con España, hasta el punto de haber adquirido nuestra nacionalidad, como Ian Gibson o Gabriel Jackson. Ambos nuevos compatriotas, de respectivo origen irlandés y norteamericano, brindan una visión más bien favorable al bando perdedor de la Guerra Civil; en cambio, Legendre no ocultaba sus preferencias por los vencedores, por poner un ejemplo. Otros hispanistas de lengua inglesa como el clásico Charles Lummis o el también norteamericano Stanley Payne difícilemente se amoldarán a ese tipo de etiquetas.
De ahí lo absurdo que resulta hablar de hispanismo en términos absolutos: existen hispanistas, y cada uno de ellos tiene su propia visión de las cosas, que refleja su personalidad.

Artículo originalmente publicado en el desaparecido portal suite101.net el 11 de noviembre de 2009 y recuperado el 28 de noviembre de 2016.
Puede leerse aquí una copia en archive.org

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El liceo francés de Madrid, breve cronología

El prestigioso centro celebrará varios aniversarios en 2009 y 2010 

Hace 125 años se fundó la Escuela de la Sociedad Francesa de Beneficencia, origen del más amplio de los liceos que Francia mantiene en el mundo, y el más afamado

Hace dos semanas hablábamos del Colegio General Mola, en breve Colegio Reina Victoria, centenaria escuela de Madrid. Hoy quisiéramos dedicar algunas líneas al Liceo Francés (visita virtual)

Un cumpleaños deseado

El pasado 3 de octubre se dieron cita unos cuantos ex-alumnos en el Salón de Actos del Liceo cuyo Provisor, el amable Sr. Mondoloni pretende celebrar por todo lo alto el cumpleaños del centro. Son 125 años, ¡nada menos! Bueno, en realidad los 125 años del Liceo ya pasaron. Su origen fue una escuela fundada el 9 de marzo de 1884, así que estamos inmersos en el año 126. Pero la fecha de elección para el cumpleaños del viejo Liceo madrileño resulta acertada porque se corresponde, efectivamente, al 125 aniversario del primer curso completo. Para no alargarnos, proporcionaremos algunas fechas de esos 125 años, que serán útiles a los que participen en los previstos eventos y estudien la historia del centro. Esta cronología se debe al trabajo de Christian Carenco, de 1984, con algunas acotaciones nuestras.

Los primeros años

  • 9 de marzo de 1884. La Sociedad Francesa de Beneficencia aprueba la creación de su Escuela.
  • 3 de mayo de 1884. Autorización del Gobernador Civil de Madrid.
  • 18 de mayo de 1884. La escuela abre en el número 4, bajo, de la calle Isabel la Católica, con sólo cuatro alumnos. En junio eran 9 los alumnos.
  • Marzo de 1885. La Escuela tiene ya 36 alumnos.
  • Septiembre 1885 Traslado al número 20 de la calle del Prado. Pasa a llamarse Colegio. En el número 2 de la calle Victoria se establecerá pronto el Colegio Francés de Señoritas. Cada vez son más los alumnos y para ahorrar alquileres se piensa en la posibilidad de adquirir un edificio propio.
  • 12 de noviembre de 1893. Inauguración de la nueve sede del Colegio en el número 3 de la calle de San Miguel, donde pudo albergar a sus 120 alumnos, siendo ya casi cien los españoles. Los alumnos pasarían de 135 en 1894 a 361 en 1904. ¡Ya no cabía uno más!

Marqués de la Ensenada (1910)

  • Febrero de 1905. La construcción de la Gran Vía prevé la expropiación del Colegio. Rápidamente, se adquirió un solar a los herederos de los marqueses de Linares, en lo que sería el número 12 de la calle Marqués de la Ensenada.
  • 26 de octubre de 1905. El Presidente de la República Francesa, Émile Loubet, colocó la primera piedra del nuevo edificio durante su visita oficial a España.
  • 9 de octubre de 1910. Inauguración del edificio del 12 de Marqués dela Ensenada.
  • 26 de marzo de 1913. Inauguración del Instituto Francés en el vecino número 10 de Marqués de la Ensenada.
  • 9 de octubre de 1913. El presidente Poincaré visitará el Instituto y el Colegio.
  • 1914-1918. El Colegio y el Instituto son la Embajada cultural de Francia en España. Consigue el Colegio funcionar durante toda la I Guerra Mundial a pesar de que algunos de sus profesores y antiguos alumnos luchan y mueren en los frentes. Su último curso como Collège fue el de 1918-1919. Durante todos esos años, las autoridades españolas y francesas no consiguieron llegar a un acuerdo de reconocimiento de titulaciones y los chicos que quisieran concluir el bachillerato francés tenían que ir a Francia -a Toulouse o Burdeos por lo general- para acabar sus estudios. La búsqueda de alianzas para la Francia de la Guerra Mundial le obliga a mejorar su proyección en España: se decide edificar la Casa de Velázquez y lanzar un Liceo en España.

Liceo oficial (1919)

  • 10 de octubre de 1919. El Colegio pasa a ser oficialmente Liceo Francés de Madrid —antes se le daba a veces oficiosamente ese título— y, por primera vez, ofrece la posibilidad de estudiar los bachilleratos francés y español en Madrid.
  • 29 de diciembre de 1919. La Sociedad Francesa de Beneficencia cede sus instalaciones al Estado Francés.
  • 1919-1936. El Liceo se desarrolla y expande, al mismo ritmo que toda la educación en España,, inmersa en la Edad de Plata. El Liceo se vuelve mixto.
  • Diciembre de 1932. Una subvención estatal le permite a la Sociedad Francesa adquirir el número 8 de Marqués de la Ensenada, que se une a los edificios de los número 10 y 12, para ampliar las instalaciones.
  • Octubre de 1934. El Liceo tiene ya 894 alumnos.

Guerra Civil y Guerra Mundial

  • Julio de 1936. Guerra Civil. Paseos y checas en Madrid. Diez mil madrileños amenazados buscan refugio en Embajadas y consulados. Varios miles se amparan bajo la bandera francesa en los edificios de Marqués de la Ensenada y otros pisos adquiridos o alquilados por el gobierno francés. En 1937, los franceses evacuarán a los refugiados y asilados del Liceo.
  • 19 de octubre de 1939. Reapertura del Liceo, con 539 alumnos.
  • 1940-1945. II Guerra Mundial. Franceses huyendo la ocupación alemana y muchas familias madrileñas que buscan una alternativa a la educación nacional, mandan sus hijos al Liceo. En el profesorado, excelente, hay partidarios de Vichy y De Gaulle. Se triplican los alumnos: son ya 1.750 en 1944.

Expansión de posguerra

  • 1945-1969. Los 1.800 alumnos de 1946 ascendían a 2.329 en 1966. Las instalaciones de Marqués de la Ensenada no daban ya abasto. La familia Cavero, accionista mayoritaria de la Inmobiliaria El Coto, donó diez hectáreas para un gran centro educativo en el Parque Conde de Orgaz.
  • 7 de diciembre de 1967. Primera piedra del nuevo Liceo.
  • 1969-70. Parte de las clases se trasladan al nuevo edificio.
  • 1970-71. Todas las clases se imparten ya en Conde de Orgaz.
  • 26 de noviembre de 1971. Tardía inauguración oficial.
  • 1984. Se alcanzan los 3690 alumnos.
  • 2009-2010. El Liceo conmemora los 125 años de su primer curso, los 90 años de su condición de Liceo oficial y 100 años de la inauguración del edificio del número 12 de Marqués de la Ensenada donde se encuentran hoy el Instituto Francés (en el número 10 se alojan ahora los servicios cultural y económico de la Embajada y el Consulado; el edificio del número 8 se vendió).

    Artículo publicado originalmente en el desaparecido portal suite101.net, el 10 de noviembre de 2009, y recuperado el 28 de noviembre de 2016.
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martes, 10 de noviembre de 2009

Juan Cebrián, España en los Estados Unidos

El madrileño que construyó ferrocarriles en EE.UU.

 Dos ingenieros españoles, el madrileño Juan Cebrián Cervera (John C. Cebrian) y su socio y amigo el catalán Eusebio Molera, impulsaron la imagen de España en Norteamérica

Juan Cebrián Cervera nació en Madrid en tiempos de Isabel II, un 24 de agosto de 1848 y murió en la misma ciudad un 20 de febrero de 1935, durante la II República. Podríamos pensar que su vida transcurrió en la tórrida capital de las Españas; pues no, la mitad de su vida la pasó en los Estados Unidos donde fue el principal pilar del hispanismo. Ingresó en 1863 en la Academia de Ingenieros Militares de Guadalajara. Terminó sus estudios en 1868 siendo promovido a teniente de dicho cuerpo. Llega la revolución de septiembre de ese año, y en 1869 Cebrián obtiene la licencia absoluta al mismo tiempo que su compañero de academia, Eusebio Molera, un catalán de Vic al que le unirá una entrañable amistad hasta el final de sus días. Salieron juntos de España, rumbo a Nueva York, con la ambición de prosperar con su talento. Y vaya si lo consiguieron.

Cebrián, ingeniero

En 1870 se trasladará Cebrián a San Francisco, California, donde se empleará como ingeniero de la Dirección de Faros de la Costa del Pacífico, y de 1871 a 1873 Cebrián, por encargo de la Compañía del Ferrocarril Transcontinental del Norte del Pacífico (Northern Pacific Railroad Co.) se ocupó del trazado de su extremo occidental desde las Montañas Rocosas hasta Portland y Seattle. A partir de 1888 dirigirá importantes empresas industriales, estableciendo su propio despacho de ingeniería. En los EE. UU. empezó a utilizar el “Juan C. Cebrián”, anteponiendo, a la moda americana, su primer apellido la inicial del segundo.
Molera y Cebrián patentarán en España, entre 1879 y 1883 mejoras en motores, mejoras en el alumbrado por la electricidad, un sistema de impresión microscópica y los aparatos para leer dichas impresiones,así como calderas solares para aprovechar el calor del sol con el fin de generar vapores de tensión aplicables como fuerza motriz.
Traumatizado por la guerra entre España y los EE.UU., sus dos patrias, financió proyectos que favorecieran la imagen de España en el país norteamericano. Trató sin éxito de implicar en ello a Juan Valera. Sólo en 1914, con la aparición de la obra "La leyenda negra" de Julián Juderías verá satisfecho su deseo. Hizo traducir al español y regaló a bibliotecas e individuos la famosa obra de Charles Lummis The Spanish Pioneers, y financió también la reedición de 1917 del libro de Juderías, que supone una gran ampliación sobre el original de 1914.

Cebrián, mecenas del hispanismo

El papel de Cebrián fue fundamental a la hora de aproximar las universidades de Berkeley y la Central, hoy Complutense, así como en proporcionar una base económica a las actividades de los hispanistas norteamericanos. Cebrián donó numerosas y valiosas obras españolas a las bibliotecas de las universidades de Berkeley y Stanford, a la del Metropolitan Museum de Nueva York, la del Art Institute de Chicago y también a la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura de Madrid donde su donativo de 4.000 obras se considera el origen de la divulgación en España de las tipologías constructivas internacionales del primer tercio del siglo XX.
También aportó Cebrián su ayuda financiera a la edición de las obras completas de Cervantes, que acometieron Rudolph Schevill y Adolfo Bonilla San Martín. Permitió igualmente la generosidad de Cebrián, Archer Huttington y Rafael Fabián que se publicara la Grande general Estoria de Alfonso X por parte de Antonio García Solalinde.

Principal mecenas de la Hispanic American Historical Review, fue Cebrián copresidente, junto con Archer Huntington, de la American Association of Theachers of Spanish. Cebrián es con Juderías y Lummis uno de los tres grandes propagandistas de la imagen de España en el primer tercio del siglo XX.

Mecenas de San Francisco

En unión de su amigo Molera, costeó Cebrián el monumento a Cervantes en el Parque Golden Gate de San Francisco, obra del escultor hispanoamericano José Joaquín Mora y erigió la primera iglesia española en aquella ciudad, desde los tiempos de las Misiones de San Junípero Serra. Precisamente, en 1932, tres años antes de morir y a pesar de que habían mermado sus caudales compró Cebrián la casa mallorquina donde naciera el padre Junipero y la regaló a la ciudad de San Francisco en California.

Latino versus hispano

Fue Cebrián el primero en hacer campaña contra la absurda expresión "América Latina", campaña a la que se sumarían Ramón Menéndez Pidal y el ya citado Bonilla San Martín. Entre otras iniciativas suyas subrayemos la propuesta de cambiar el nombre de la Península Ibérica por Península Hispánica. El caso de Molera y Cebrián, un madrileño y un catalán, socios, amigos y colegas, desmiente también la fanática visión del catalanismo, presentando lo catalán como contraposición de lo español, o la nueva locura que pretende enfrentar a los estadounidenses de origen hispano con los de origen anglosajón. La trayectoria de Cebrián infunde un mensaje de esperanza: la inteligencia siempre derrotará a los degenerados frutos de la ignorancia.

 Artículo publicado originalmente en el desaparecido portal suite101.net, el 9 de noviembre de 2009 y recuperado el 28 de noviembre de 2016.
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jueves, 22 de octubre de 2009

Memoria histórica del colegio Reina Victoria

Un siglo de enseñanza en Madrid

El Ayuntamiento de Madrid quiere devolver su primer nombre a la centenaria escuela Reina Victoria, hoy Colegio Público General Mola.

El Distrito de Salamanca ha iniciado los trámites para devolver su nombre al centenario colegio Reina Victoria, memoria viva de un siglo de evolución pedagógica, vicisitudes políticas y progreso social. No se trata tanto de aplicar las disposiciones de la Ley de Memoria Histórica como de rescatar del olvido los albores de la enseñanza pública en la capital.

Origen de un colegio

El origen remoto de ese centro -cuya historia contamos en una obra todavía inédita- se encuentra en la voluntad de la reina María Cristina. La Regente quiso conmemorar la mayoría de edad de don Alfonso XIII con una obra digna y fructífera: la inauguración de diez colegios públicos en Madrid. Consiguió convencer al Alcalde de la capital, entonces Alberto Aguilera, y al primer teniente de Alcalde, Eduardo Vincenti, que se adhirieron al proyecto con entusiasmo. No fue fácil vencer las inercias esterilizadoras: de todos los colegios proyectados salieron adelante sólo tres, y uno ellos el sito en el hoy número 61 de Príncipe de Vergara, cuya primera piedra se puso a las seis de la tarde del 13 de mayo de 1902, con toda solemnidad.
La inauguración del colegio, hasta entonces innominado, previsto para 288 niños y 100 adultos en clases nocturnas, rubricó las fiestas conmemorativas del matrimonio de Alfonso XIII, y se le puso entonces el nombre de la real consorte. No fue fácil reunir los fondos; el donativo más importante fue el de los terrenos, valorados en 40.000 pesetas -de las de entonces- que hizo Eugenio Esteban y Fernández del Pozo, segundo marqués de Torrelaguna. Los vecinos más pudientes de Madrid y del Distrito no llegaron a reunir ni 39.000 ptas. y la Real Casa aportó también su óbolo, 12.500 ptas. Lo que permitió coronar la labor fueron las casi cien mil pesetas aportadas por el Ayuntamiento. Una década más tarde el colegio dejó de depender de la junta de fundadores y del distrito de Buenavista -hoy Salamanca-, pasando bajo directo control municipal.

Cambios de nombre

Escuela Reina Victoria o Grupo Escolar Reina Victoria -y no Reina Victoria Eugenia, como algunos creen- se llamó el colegio durante 25 años de Monarquía, hasta que el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República. Dos días antes, a la sede del colegio acudían a votar los electores, entre los cuales prohombres del nuevo régimen como el Sr. Azaña, vecino de la calle de Hermosilla, o Miguel Maura.
Meses después el centro fue rebautizado con el nombre del ilustre humanista republicano Eduardo Benot (1822-1907). El cambio de nombre le trajo mal fario: unas prolongadas obras cerraron las instalaciones durante el año escolar 1933-1934. Apenas concluidas las obras, estalló la Guerra Civil, y el espacio otrora destinado a los niños se convirtió en sanatorio. En la posguerra se instalaron en él las oficinas del Juzgado Especial de Prisiones Militares. En 1949 regresa a manos municipales y como la calle Príncipe de Vergara se llamaba a la sazón General Mola, pasó el colegio a tomar el nombre que ha sido el suyo durante seis décadas.

Recuperando un siglo de historia

No se trata ahora de borrar esos sesenta años, sino de recordar y asumir la integridad de un siglo. La historia de la escuela Reina Victoria es la historia de la enseñanza en Madrid y también la de la utilización pública de unas instalaciones. Fue no sólo escuela de niños, niñas y párvulos, pero también de adultos y aula de conferenciantes ilustres . Finalmente, hay una intrahistoria de este centro como colegio electoral desde los albores del siglo XX, hasta la actualidad.
Entre los distinguidos pedagogos que pasaron por este ilustre colegio, mencionemos a su directora, durante décadas, Dolores García Tapia -hermana del célebre otorrinolaringólogo- y a Ángel Llorca.

Una oportunidad contra la pobreza

El Reina Victoria respondía a los desafíos de la cuestión social que se planteaban los distintos gobiernos y personalidades del regeneracionismo.
En el paupérrimo Madrid de principios del siglo XX, donde las necesidades eran muchas y los recursos escasos, a una educación deficitaria o nula, se sumaban las carencias nutricionales e higiénicas. En el Reina Victoria se introdujeron las Cantinas Escolares organizadas por Carmen Rojo e instituciones como los Desayunos Escolares amparados por la generosidad de Jacinto Benavente. Un tazón de leche y un bollo mejoraban sustancialmente la dieta de los pequeños, y no todos podían disfrutarlos: ¡había lista de espera!
Fue escuela modélica donde se lavaba a los niños y niñas, proporcionándoles la higiene de la que carecían en sus hogares. Allí aprendieron las primeras letras y también un oficio con el que ganarse la vida. Por las tardes, cuando los niños estaban en casa, venían los mayores a instruirse por medio de conferencias o a aprender mecano-taquigrafía, corte y confección o francés.

Apuesta por la modernidad

Hoy dicho grupo escolar es un colegio más de los de Madrid pero en su día representó una apuesta por la modernidad en el sentido de educar a las mujeres y de proporcionar a los menos favorecidos los beneficios de la educación. Cuando en 1931 las españolas obtenían el derecho al sufragio, se consagraban décadas de esfuerzo pedagógico.
Fue también de los primeros centros de España en introducir la educación graduada, es decir, la educación tal y como la conocemos ahora. Antes los profesores tenían que atender en la misma clase o aula las necesidades de niños de distintas edades y niveles.
Fue, igualmente, un centro experimental técnico y pedagógico; allí hicieron sus primeras armas profesores de la Escuela Normal y en 1928, se efectuó en sus instalaciones la primera captación de emisoras de radio extranjeras llevada a cabo en un colegio madrileño.
Donde hace décadas hubo un gallinero para ilustración de los niños, ahora llegan Internet y la educación bilingüe; el colegio Reina Victoria representa la integración del pasado en el presente, un presente que fabrica el futuro en las mentes de los niños, que son nuestro porvenir.

Artículo publicado originalmente en el desaparecido portal suite101.net el 21 de octubre de 2009 y recuperado el 28 de noviembre de 2016.
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martes, 14 de octubre de 2008

Liberales sí, franquistas no

Criticar una postura no significa elogiar la contraria

No quisiera tener que repetir lo que ya expresé en un artículo sobre la Memoria Histórica. Precisamente, lo que menos le perdono al actual gobierno, además de su desprecio por la vida de los no-nacidos, es su morbosa tendencia a evocar la España del 36 en lugar de  resolver los problemas de la del 2008, dando alas a aquellos que viven en el pasado o del pasado.

Dos Españas igual de mentirosas

El revisionismo que nos pinta una II República celestial y una izquierda inocente de toda culpa, ha despertado a los revisionistas azules, a los propagandistas de Franco, de sus pompas y de sus obras, que le ponen cuernos y rabo a los republicanos. Ambos revisionismos son igualmente mentirosos y fanáticos, y cada cual tiene su hinchada, su público y sus lectores

Franquistas de razón, de corazón y sociológicos
Así, en España quedan todavía millones de personas con sentimientos franquistas. Se trata de gente que realmente cree que Franco hizo cosas bien, que nos salvó del comunismo internacional y tal. Muchos de ellos han vivido en directo o a través de los relatos de sus familiares las atrocidades cometidas en la “zona republicana” —en particular la persecución anticlerical— y recuerdan conmovidos el momento en que se acabó aquel terror y empezó el otro, el que no les afectó a ellos, sino a los vencidos.
La gran mayoría de los franquistas en España son franquistas de corazón. Se suman a ellos un puñado de franquistas de razón, empezando por los más respetables que son los bien nacidos, es decir, los agradecidos: de todos los que hicieron buenos negocios gracias al Régimen, algunos, demasiado pocos, tienen el pudor de no hablar mal de quien les hizo ricos. Finalmente existen numerosos franquistas sociológicos: los últimos quince años del Régimen, merced a los gobiernos tecnócratas, fueron prósperos. España creció, se asentó la Seguridad Social, se consolidó una clase media y pudieron regresar los millones de emigrantes que el primer franquismo, el de la autarquía, había condenado al exilio económico.
En aquella época el trabajo era seguro, el paro mínimo, no existía la delincuencia callejera y se podía uno comprar un piso con el sueldo de dos o tres años, mientras que ahora es imposible, como patentiza la actual crisis. Resulta lógico que ese periodo sea recordado con simpatía por muchos de quienes lo vivieron, simpatía a la que no es ajena la nostalgia por la juventud perdida, con sus playas, sus moças de corpo dourado y las mejores canciones de toda la historia. Para la mayoría, los sesenta fueron años alegres

La España de hoy también es la España de Franco
Los sentimientos pertenecen al ámbito privado, pero los artículos de opinión no. Nuestro compañero en liberalismo, Pedro López Arriba, se quejaba del tufo profranquista de un artículo publicado en Asturias Liberal. Leído el artículo de marras la verdad es que me molesta más que se llame cobardes a los vencidos en la Guerra Civil que la exaltación de un personaje como Franco, dado que la España de hoy es la España de Franco, nuestro Rey es su sucesor y la estructura económica y social de nuestro país es en gran parte la que heredamos de 37 años de dictadura que son 37 años de historia de España, nos guste o no.
La Transición no fue una ruptura con el franquismo, fue un cambio a otra cosa desde el franquismo oficial. La genialidad de la Transición consistió en que un ex-ministro de la dictadura como  el Sr. Fraga se compraba un bombín en Londres y se nos convertía en demócrata, mira tú qué bien; en que el marqués de Paracuellos se volvía jovial y simpático y en que el carnicerito de Málaga, siempre tan sensible, dejaba caer una lagrimita al anunciar la muerte del dictador. Reconozcámoslo: la Transición fue una comedia estupenda, un milagro permanente que deja corto al de Santo Domingo de la Calzada, cuando cantó la gallina después de asada. Lo fascinante de la Transición es que si hubiera que repetirla, probablemente habría que seguir los mismos pasos, esa mezcla de cinismo y de amnesia, pero sobre todo de inteligencia, que permitió traer el sin duda mejorable pero nunca bastante alabado régimen de libertades que todavía disfrutamos.

El facherío que se presenta como liberal

Uno de los fenómenos más preocupantes del liberalismo español es la cantidad de fachas que, para hacerse con algún tipo de tarjeta de visita presentable, no dudan en presentarse como liberales. Como el facherío ha sido incapaz de crearse una base política sólida —hay tantas Falanges como falangistas, ni se sabe cuántos partidos carlistas y luego un buen montón de gente rara que pega voces— los fachas se apuntan a lo que encuentran y se infiltran donde les dejan. Debiera ser obvio que no se puede ser franquista y liberal al mismo tiempo. No existe un fascismo liberal igual que no existe un socialismo liberal, ni un comunismo liberal, ni un carlismo liberal. Los estatalismos y los integrismos sólo a regañadientes toleran la libertad. Ya he recordado aquí el aborrecimiento de los “nacionales” por los liberales y cómo acuñaron aquel horrible mostrenco, demoliberal, que siguen utilizando algunos catedráticos de derecho político españoles, no precisamente ilustrados.

Antifranquistas... después de Franco

Escribir contra Franco en el 2008 suena a exhibición de Capitán Araña. Antifranquista había que serlo en 1938, 1948, 1958, 1968 y si me apuráis, incluso en 1978. Pero el artículo dominical de Pedro López Arriba —que, por cierto, fue antifranquista en tiempos de Franco y tuvo el honor de ser procesado por el TOP en el 75— nos recuerda que si Franco ha muerto, su club de fans sigue vivo y que los liberales tenemos la obligación de marcar posiciones si no queremos que un anti-izquierdismo global acabe asimilándonos con el facherío.



El peculiar patriotismo de Franco
En primer lugar, nunca he comprendido que personas patriotas y leídas alaben el patriotismo de Franco, y no me refiero sólo a la gran traición que supuso el Glorioso Alzamiento Nacional. Franco fue un general que utilizó cuerpos de élite de nuestro ejército como Legionarios y Regulares para matar españoles, que organizó una Cruzada a base de tropas moras, que instauró una interminable represión y que acabó con la Edad de Plata de la cultura española; Franco fue un africanista que no dudó en ceder el Rif a Marruecos —incluido el Gurugú, regado de sangre española— dejando inermes a Ceuta y Melilla, y que para hacerse aceptable no dudó en ofrecer a los Estados Unidos un montón de Gibraltares en forma de bases americanas. La España franquista ocultó la guerra de Ifni, fue incapaz de conservar el Sahara con sus valiosísimos fosfatos y regaló al ínclito Macías y a su familia la más rica provincia de África.
El patriota Franco ganó su guerra contra los otros españoles, pero perdió la totalidad de sus aventuras exteriores, empezando por la invasión de Rusia como socio vergonzante de Hitler, siguiendo por el ya referido Ifni y acabando con el Sahara, cuando ya no era más que un espectro pero gobernaba en su nombre Arias Navarro. Trituró el ejército peor que cualquier Azaña, humillándolo, convirtiéndolo en una especie de gran policía armada, sin recursos ni medios.
Esa brillante política impidió que España ingresara entonces en una alianza entre iguales como la OTAN, así que tuvimos que subordinarnos a un mero papel de comparsa de los EE.UU. Dicho vasallaje fue incapaz de conseguir para nuestra patria ayudas equiparables a las del plan Marshall, y España tuvo que esperar a que transcurrieran veinte años de autarquía para recuperar el nivel económico del que gozaba en 1936.

Algo bueno hizo Franco, y es que su régimen salvó más judíos que cualquier otro país de Europa y acogió a miles de pieds noirs huidos de la saturnal argelina, como subraya Gastón Segura en un libro estupendo. No deja de resultar asombroso que el mismo régimen que amparó a miles de hebreos en Hungría, entregara sin embargo a miles de republicanos españoles —mujeres y niños incluidos— a los hornos de Mauthausen. Hasta allí llegó el patriotismo de Franco: no sólo exterminó él mismo a millares de españoles sino que toleró que una nación aliada y amiga, la Alemania de Hitler, acabara con la vida de miles de compatriotas en sus campos de exterminio… Con patriotas como Franco, ¿quién necesita traidores?



Franquistas y chaqueteros

Añadiremos que el análisis del franquismo permite decir que lo peor de Franco no fue, con todo, el propio Franco sino el franquismo oficial, esa gusanera de camisas azules que evolucionaron en demócratas y que fueron los padres de la Transición. Los que despedazaron España en nombre del principio autonómico eran los mismos de la España Una, chaquetas viejas que supieron renovar el vestuario, afeitarse el bigote y dejarse la barba progre…
Para concluir esta larga diatriba, afirmo que condenar el franquismo no significa ensalzar al régimen derribado por la Guerra Civil ni aplaudir a ningún chequista. Condenar las matanzas y asesinatos llevados a cabo en la “zona republicana” tampoco significa extender una patente de inocencia a los franquistas.
Pero eso resulta difícil de entender en España: corazones duros y molleras de granito.
Luis Español Bouché
Publicado el 14.10.2008 en Asturias Liberal

lunes, 7 de julio de 2008

La libertad como sensibilidad: Guillermo Oncíns

El liberalismo es ante todo la expresión política de una libertad personal.

El confuso significado del término "liberal"
La palabra liberal la usan hoy día franquistas impenitentes, sicópatas austriacos, constructores marbellíes o la infecta ralea que defiende la prostitución infantil o la venta de órganos humanos en nombre del libre mercado. Liberales se consideran los que amparan a la dictadura china en nombre del progreso económico, hay esclavistas liberales, explotadores liberales, criminales liberales, para los cuales el dinero es el alfa y el omega de cualquier ética y de cualquier moral; y me han dicho que Hannibal Lecter estaba pensando en crear un partido liberal.
También se autonombran liberales los medios que confunden la crítica de la izquierda con el elogio de la ultraderecha. Los liberales de verdad, en España, somos muy pocos, cuatro gatos y pare Vd. de contar. A nivel mundial el liberalismo ha muerto, es un significante con demasiados significados y para mí ya sólo es un sentimiento, una sensibilidad, una forma de abrirse a un mundo que brinda generosos racimos, un mundo lleno de libros que leer y de quesos por probar, un mundo en el que caben las blancas playas tailandesas y los campanarios toscanos, un mundo de amores y de sabores, lejos, muy lejos, de la gris uniformidad de nuestros gulags culturales. No sé si existirá una estética liberal pero uno de los grandes maestros del liberalismo, Edmund Burke, indagó acerca de lo sublime y de lo bello; y lo que parece claro es que el eclecticismo es una consecuencia de la libertad personal. Vaya Vd. a ser ecléctico en Corea del Norte y luego me lo cuenta…


Guillermo Oncíns: una personalidad única
Un representante de esa sensibilidad podía ser mi amigo Guillermo Oncíns, que se reunió con el Gran Cocinero del Universo el 7 de julio del 2007, hace justo un año.
A Guillermo le pilló la muerte en su casa, su guarida sentimental, en cuyas paredes había colgado sus amores: masones célebres, pastores evangélicos, fotos de sus familiares, imágenes de algún monarca, y una habitación entera para su biblioteca, el corazón de su casa. Su vida giraba alrededor de varios ejes: su familia, la masonería, su iglesia y un montón de libros que atesoraba en su estupenda biblioteca. Ateneísta, espíritu curioso, devorador y bibliófilo, maniático de las encuadernaciones, al cabo de los años hablaba español, árabe, francés, inglés, ruso, portugués, griego moderno, griego clásico, italiano, búlgaro, rumano, algo de armenio, algo de hebreo...  Y aunque traducía a Ovidio de corrido y podía improvisar versos latinos a voluntad, sólo le interesaban las lenguas vivas. Poseía un extraño don: si dejabas a Guillermo un mes en mitad de Asia Central o en la jungla de Borneo, seguro que al cabo de los treinta días aprendía el idioma local, fuese kazajo o dayako. En España sólo he conocido a alguien con esa capacidad, el padre Moreno Reixac (S.J). ¿Quién sino Guillermo era capaz de coleccionar antiguas biblias en eslavo eclesiástico, biografías de santos armenios, novelas de Kipling y discursos de Castelar? ¿Quién podía emocionarse con una procesión de religiosos montenegrinos, rememorar al gallardo rey Óscar llevando la estrella amarilla o relatar con todo detalle su propia visita al monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí?
Guillermo sentía auténtica pasión por el mundo judío, pero también por las iglesias ortodoxas o los musulmanes ahmadíes. Viajero infatigable, jefe de carga, durante años de una compañía aérea, Güili recorrió el mundo de polo a polo descubriendo recetas nuevas y cultos misteriosos y siempre quise verle escribir un libro, “Oraciones y ollas” dedicado a esas dos grandes emanaciones culturales del Hombre: la Cocina y la Religión.
Su poderosa personalidad sólo podía generar envidia en los mediocres y en los grises; pero también le conquistó adhesiones inquebrantables. He conocido a pocos como Guillermo, o para ser más justo, no he conocido a nadie como él. Creo que se daba cuenta del enorme respeto que sentíamos algunos por su persona y por eso nos aguantaba, porque le escuchábamos. ¡Tenía tanto que decir, tanto que contar! Cuando nos veíamos, me hablaba de mundos que yo desconocía, de aquel universo suyo de logias y de rituales, de los países que había visitado y de los platos que se había zampado… Recuerdo sus carcajadas cuando me enseñó aquella canción de los carlistas que tiraban al suelo las biblias de los misioneros protestantes: “Fuera fuera protestantes, fuera fuera de la nación, que queremos ser amantes del Sagrado Corazón”. Sus convicciones reformadas eran tan firmes como su fe en la monarquía o en los Estados Unidos, país que idolatraba. Guillermo se sabía páginas enteras de la Biblia y conseguía conmoverme con alguna cita oportuna del Libro. A Guillermo el mundo de hoy le parecía un jeroglífico: hombre enamorado de la vida, no podía comprender el aborto, y en la cadena que le sujetaba al pasado, cada eslabón era un sentimiento. En su cabeza la monarquía era algo serio y las princesas eran primas de las hadas; un día me espetó: “Luis, yo soy de otro tiempo, de cuando los hombres eran hombres y los reyes eran reyes”. Sin embargo, ese “hombre de otro tiempo”, lejos de entrar en bucles sentimentales, sabía utilizar Internet, recibía y mandaba correos electrónicos de medio mundo, participaba en foros armenios o sefardíes, compraba sus libros en línea, se interesaba por todo, sin disciplina de ningún tipo, con la pasión de su ilimitada curiosidad.

Ideas políticas versus sensibilidad
Sus ideas políticas no tenían nada que ver con su sensibilidad, Güili era más bien carca y contradictorio —¿quién no ofrece contradicciones?— pero su actitud abierta ante la vida decía bien alto que la libertad consiste, ante todo, en la posibilidad de elegir, en esa libertad interior al lado de la cual las libertades políticas son como mucho una coartada, apenas un pretexto, ni siquiera una excusa.
El tan criticado régimen de libertades que hoy disfrutamos en nuestra sociedad abierta occidental permite que personas de distinta fe, gustos y creencias, personas difíciles de etiquetar, y categorizar, puedan vivir sin miedo y desarrollar sus vocaciones, atendiendo a sus gustos y manías. Convendría recordarlo.

Luis Español Bouché
Publicado el 7 de julio de 2008 en Asturias Liberal.

lunes, 14 de abril de 2008

Adiós al Ministerio de Medio Ambiente


Un gobierno del PSOE acaba con un Ministerio de Medio Ambiente creado por el PP.

Todos saben que los sapos son grandes filósofos. Con sus labios espesos, sus párpados hinchados y su mirada indescifrable, mi viejo amigo Colás se parece mucho a un senador americano de la vieja escuela, como el Charles Laughton de Tempestad sobre Washington. Colás vive en una charca del Guadarrama y se pasa horas y horas quietecito sobre su nenúfar tomando el sol; sólo se molesta en moverse para zamparse una mosca despistada. Durante todas esas horas de quietud, Colás reflexiona y medita como un yogui en las orillas del Ganges. El otro día me decía el bueno de Colás: “Algo se cuece en Medio Ambiente”, y acto seguido chupó el puro y apuró la copa de coñac. Y, efectivamente, el relativamente nuevo gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero se inaugura con una serie de sorprendentes decisiones, siendo una de ellas la disolución del Ministerio de Medio Ambiente, que pasa a integrarse en el de Agricultura.

Insuficiencia de los clichés "derecha" e "izquierda"

España es el mundo al revés, y un carnaval permanente. No me diga nadie que había previsto que algún día Almería iba a saciar la sed de Barcelona. Los que sabían que la derecha española es golpista, y militarista, ¿se olían acaso que Aznar suprimiría el servicio militar obligatorio? Los que sabían que nuestra derecha es machista y paternalista, ¿cómo se explicaron que las primeras mujeres en presidir el Congreso y el Senado fueran, respectivamente, Rudi y Aguirre, abominables criaturas del Partido Popular? Finalmente, se supone, también, que la derecha española, ese cáncer de la civilización, se come cada mañana un filete de oso panda mientras arrasa el último hayedo para poner en su lugar un campo de golf y una estación de esquí. ¿Quién iba a decir que con el mismo gobierno Aznar surgiría el Ministerio de Medio Ambiente? Fue la primera de sus ministras, doña Isabel Tocino quien, por cierto, firmó el protocolo de Kioto.
Mira tú qué cosas, ahora resulta que el segundo gobierno Rodríguez Zapatero ha suprimido el Ministerio de Medio Ambiente, incorporándolo a un Superministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación, Medio Ambiente y de los Grandes Expresos Europeos. Para disimular le han puesto el Medio Ambiente delante, ahora el engendro se llama Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, que de entrada es una solemne tontería puesto que el medio rural y el marino son parte del medio ambiente general. Es como hacer un Ministerio de la Fruta, las Peras y los Higos.

Regreso al pasado

Se trata de un virtual regreso al pasado: antes del primer gobierno Aznar, las funciones y competencias que asumiría más tarde Medio Ambiente estaban dispersas entre el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, y el Ministerio de Agricultura. Aquel Ministerio verde vino al mundo, cargado de esperanzas, un 5 de mayo de 1996. Unas semanas más tarde, un real decreto de 21 de junio precisaba sus competencias en materia de conservación de la naturaleza y parques nacionales. Vale la pena recodar las que son o más bien fueron:

  • Formulación de los criterios básicos para la ordenación de la flora, la fauna, los hábitat y ecosistemas naturales; elaboración de disposiciones generales en relación con dichas materias, así como la coordinación con las Comunidades Autónomas para su aplicación.
  • Estudio e inventario de los espacios naturales, de las especies amenazadas, de los ecosistemas y elaboración del banco de datos de la naturaleza, al objeto de mantener y reconstruir el equilibrio biológico y establecer planes coordinados de recuperación de la flora y fauna silvestres, en colaboración con las Comunidades Autónomas.
  • La declaración de impacto ambiental, en los términos previstos en la legislación vigente.
  • Realización de estudios y estadísticas en materia de conservación de la naturaleza
  • La elaboración, en colaboración con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, de las disposiciones generales relativas al desarrollo sostenible del monte.
  • La elaboración, en colaboración con las Comunidades Autónomas, de los planes y programas de restauración hidrológico-forestal, reforestación y preservación y mejora de la cubierta vegetal.
  • La colaboración con las Comunidades Autónomas para la elaboración de planes de lucha contra incendios y realización de las actuaciones que correspondan en esta materia.


Leídos esos artículos, ¿habrá quien dude todavía de la necesidad y oportunidad de crear y mantener el Ministerio de Medio Ambiente? El efecto de los referidos artículos fue temperado al diapasón de algunas resoluciones judiciales en el tema de los Parques Nacionales, y algunas reformas posteriores, pero en esencia, se conservó hasta que el día de ayer, Moncloa decidió acabar con él. El pretexto para finiquitar un Ministerio que sólo habrá vivido doce años es la política del agua, dicen los sabios. Que es como decir que la última titular del Ministerio no se ha debido lucir al respecto, ¿no?

Despolitización de la ecología

El final del Ministerio es también la guinda al proceso de despolitización de la ecología, el entierro de una identificación abusiva entre ecología e izquierda. Ya nadie se va a creer que la actitud política respecto de la naturaleza venga definida por derechas e izquierdas. Y eso es bueno, porque la visión partidista de las cosas sólo puede beneficiar a los pescadores en aguas turbias; al contrario, la superación de la perspectiva partidista permite que nos fijemos en los resultados concretos y en los proyectos singulares desarrollados o abortados a nivel local o nacional. La ecología ya no es de izquierdas, lo cual no significa que sea de derechas. Sencillamente, hay políticas acertadas y desacertadas, hay ministros o consejeros eficaces y otros desastrosos; las ardillas no votan por Zapatero ni los urogallos por Rajoy.
La única sombra sobre nuestra optimista perspectiva son los efectos de la memez autonómica: la Generalitat quiere obligar a que las oropéndolas hagan pío pío en catalán y el Sr. Touriño pretende convertir Lugo en puerto de mar a golpe de decreto. Los ministerios con competencias sobre el suelo, el aire y las aguas se encuentran desarmados ante nuestra genuina imbecilidad constitucional; en el fondo andar cosiendo y descosiendo ministerios no es más que una treta para disimular el fracaso rotundo de la administración territorial de nuestro manicomio nacional.
Lo único que puede interesarnos ya de la política medioambiental es lo concreto: en materia de Medio Ambiente hay que ser como Santo Tomás y poner el dedo en la llaga... Se marchó Narbona, cuya gestión se puede resumir en la disolución del Ministerio. Après moi le déluge, habrá pensado doña Cristina. Pero no hay diluvio, no, sino pertinaz sequía. Cruzo los dedos para que la flamante superministra Espinosa no permita que se demore por más tiempo el Parque Nacional de Guadarrama, un parque que la mejor España viene reclamando desde hace noventa años. Es la última oportunidad...

Luis Español Bouché
Publicado el 14.04.2008 en Asturias Liberal