Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

domingo, 28 de febrero de 2010

Los caminos del poder

Además del parentesco, otro tipo de relaciones permite alcanzar el poder

En la entrada anterior recordaba la constitución de redes familiares en el poder, tanto en las democracias como en los regímenes dictatoriales. El poderoso transmite a su prole su propia experiencia y comparte sus contactos y relaciones, permitiéndole saltarse las etapas de paciente espera en las antecámaras.
Una de las conclusiones que subrayaba es que esa actuación suele desmoralizar a quienes no gozando de esas prebendas familiares, difícilmente pueden aspirar a buscar un puesto bajo el sol. Lo que es verdad en política lo es también en todos los campos de la creatividad: en muchos negocios resulta fundamental la tutela familiar, es difícil que puedas poner una galería de arte, una sala de anticuario o una joyería si no cuentas con el asesoramiento de quien conoce los entresijos del negocio, o sea, el tío Benjamín.

El camino más directo
El que no tiene experiencia al final busca la del que sí tiene, alguien que le abra camino, que le muestre los secretos de la senda que lleva al éxito y la fama. ¡Cuánto ahijado sin padrino mataría para ser tutelado por quien llegó a buen puerto! Resulta conmovedor contemplar con qué inaudita inocencia, el recién saliente se imagina que quien ya llegó le va a brindar su amistad y su poder en un momento. “Hombre, Sr. Fernández, qué alegría recibirle en mi ministerio, espere un momento, que me levanto para que se siente Vd. en mi lugar; ahora mismo firmo un Decreto para que Vd. me sustituya”.
El novato pide el favor, pero los favores hay que pagarlos. Hay quien pone precio al culo; y no lo digo metafóricamente. Gran parte del poder en el mundo político o artístico de España reposa sobre esos peajes exigidos y consentidos. Sabemos de ministros, senadores, secretarios de Estado, músicos, bailarines y escritores que han pagado o cobrado su ración de culo recordando aquel retruécano de Ortega: “el camino más directo pasa por el recto”.

Mujeres y poder
Ortega escribía en un tiempo en que el poder era cosa de hombres. Ahora también es cosa de mujeres y la situación no ha variado sustancialmente: jóvenes ambiciosas supieron trepar a costa de seducir a hombres poderosos o a sus émulas adictas a la rica tortilla.
Recordemos a Teodora, influyente esposa de Justiniano, joven emperador que se enamoró como un chaval de aquella artista de pantomimas que debía ser más lista que el hambre, y conocer los secretos de la toma de Troya, el troncomóvil de Picapiedra o el cascabel de Maribel.
Y también se da la situación inversa: hombres que alcanzaron el poder acertando a labrar fanegas reales como aquellos favoritos de doña Isabel II o Catalina la Grande, constituyendo ministerios de los que sin mentir podremos decir aquello tan elocuente: “de aquellos polvos vinieron aquellos lodos”.
Hay muchas formas de entender y practicar el sexo: juego narcisista de seducción, capacidad de aprehender, ciencia del placer... En el caso de esas relaciones teledirigidas hacia el éxito, las relaciones carnales ya carecen de cualquier otra dimensión que no sea el puro ejercicio del poder: el toro dominante se tira al más débil de la manada, y ni siquiera le promete una luna de la que enamorarse. El instinto es así de burro.
La versión hétero es más prosaica; Promotion Canapé era el título de una peli francesa que describía cómo para alcanzar las mieles del triunfo hermosas jóvenes inmolaban sus encantos a la diosa Ambición, y no hace falta vídeos de ningún tipo: la imaginación basta y sobra, y de tanto vivirlo y observarlo, ya ni nos fijamos.

¿Debilidad o chulería?
En principio, debiéramos considerar ese ejercicio de poder como una prueba de debilidad; el gran jefe o la gran jefa, debiera abstenerse de promocionar a quien le procura íntimas emociones, y recordar aquella sentencia de Marco Aurelio, que hablando de su propio padre, alababa en él la “cesación de los amores por los mancebos” (Libro I, 16, uso la versión del mejicano Gómez Robledo). Pero el propio Marco Aurelio alcanzó el poder por decisión de Adriano, cuya pasión por Antinoo llegó a las crónicas; también es cierto que el bello efebo no entró en intrigas ni se interesó por el poder.
La carne es débíl y más la del político; si tratan de promocionar a su parentela no deja de tener su lógica que lleven al poder a amantes y amigos. Incluso al hacerlo con la más hortera publicidad, como sátrapas orientales o alcaldes marbellíes, se dan el íntimo gustazo de subrayar su poderío: "fijaos si soy chulo que he puesto a mi novio/novia de concejal. ¡Toma ya!".

Cayo Julio César
El político de raza, el que no se amilana ante las dificultades sino que se crece ante la adversidad, consigue abrirse camino a pesar de todo y de todos y los más brillantes activos reflejan un origen muy pasivo, y no me refiero a la contabilidad. Todos recordamos la trayectoria de Cayo Julio César, un señor tan importante que le dedicamos un mes del calendario y cuyo mote es ahora sinónimo de poder personal: Zar y Káiser son formas de César. Bueno, pues una de las primeras conquistas del amigo Cayo fue Nicomedes, rey de Bitinia, en cuya cama empezó a fraguarse tan prodigioso destino.

Pasiones inorgánicas
Subrayemos que también existen verdaderas pasiones al margen de lo orgánico. Por ejemplo, Luis XIII de Francia y su amado Cinq-Mars, mantuvieron una relación casta pero intensísima. Luis era muy cerebral y a Cinq-Mars le tiraban las señoras; y ¿qué decir de la afición que tuvieron Carlos IV y María Luisa por Godoy (cuyo retrato encabeza esta entrada)?
Nadie ha conseguido reducir al campo sexual esa Trinidad, y los que escriben al respecto nunca han presentado documentos convincentes, limitándose a barajar rumores.

El camino de la amistad
Igualmente, el periodista Luis Herrero ha destacado en un excelente libro cómo la profunda amistad entre su padre, Herrero Tejedor, y Adolfo Suárez fueron la base para el lanzamiento del segundo. De grandes amistades han surgido destinos asombrosos, y el arte de hacerse amigos es muchas veces más eficaz que el de prostituir los naturales encantos. La palanca de la amistad es sin duda el medio más simpático de proyectarse en el mundo, aunque no pretenderemos que sea el más objetivo. Ninguno lo es. La meritocracia no existe.
Así que mi consejo a los jóvenes ambiciosos es no dejarse desanimar por el nepotismo vigente; siempre hay espacio para el talento. Los caminos de Dios serán inescrutables, pero los del poder resultan diáfanos.
Luis Español Bouché

lunes, 22 de febrero de 2010

Escaños dinásticos

En España, Grecia y Estados Unidos hay ejemplos notables de familias incrustadas en el mundo político

El concepto de generación orteguiano se basaba en la firme creencia de que la nueva generación tiene que sublevarse contra la anterior y sustituirla. En una sociedad dominada por los muertos, la única posibilidad que tiene lo nuevo pasa por la canibalización de lo vigente. Sin embargo hace ya 23 siglos que el autor del Eclesiastés (1,9) dejó escritos aquellos versiculos siempre mal citados Lo que pasó, eso pasará; lo que se hizo, eso se hará: nada hay nuevo bajo el sol. El Libro nos indica que lo viejo tiene tendencia a perdurar y a prolongarse y que en los nidos de hogaño ponen sus huevos los buitres de antaño. En muchas sociedades el proceso de renovación se limita a sustitución dinástica, y no nos referimos a la monarquía como régimen constitucional sino a la prolongación de aristocracias políticas donde lo nuevo viene apadrinado por lo viejo. Así, nuestros elencos están plagados de "hijos de", "nietos de"; los viejos prolongan su poder más allá de su límite vital, proyectándose en la carne de su carne, y siempre a costa del presupuesto. Hay ejemplos de ello en el mundo entero pero quisiera fijarme en España, en los Estados Unidos y en Grecia.

De Benidorm al Senado
La apoteosis del poder de los muertos no la busquéis en los cementerios sino en las instituciones moribundas. Por ejemplo, fijaros en el exquisito cadáver que llamamos Senado, donde florece el concepto benidormiano del poder hereditario. En la Cámara Inútil tenemos a Leire Pajín, hija de José María Pajín y de Maite Iraola, ambos picatostes del PSOE alicantino. Cuando José María dejó de ser concejal de Benidorm, le sustituyó su mujer. Ahora su hija Leire es senadora designada por la Comunidad Valenciana.
En el Partido Popular tenéis lo mismo, también referido a Alicante y en concreto a Benidorm. Nos referimos al caso bien conocido de Miguel Barceló, senador nada menos que durante 22 años seguidos, a lo largo de seis legislaturas. Suegro de Zaplana, Barceló consiguió colocar a su nieto, Agustín Almodóbar Barceló en la lista del Senado de tal forma que al cesar por dimisión el abuelo, le sucedió su nieto. Pero hay todavía más casos reflejados en este artículo de EL PAÍS, por una vez equilibrado.

El caso norteamericano.
No debemos pensar que Spain is different. En los Estados Unidos, la democracia más antigua del planeta, sucede lo mismo, y todavía más exagerado. Allí la primera familia Adams fueron Juan I y Juan II; también hubo una dinastía Bush con Jorge I y Jorge II; un prolongado proyecto de dinastía Kennedy que no cuajó, y una tentativa de convertir a Hillary Clinton en sucesora de Bill, en una curiosa muestra de peronismo norteamericano. Por ahora Hillary es Secretaria de Estado. ¿Llegará a presidir los Estados Unidos? Dependerá mucho de la evolución de la presidencia de Barak Obama.
Ya que hablamos de Argentina, recordemos que el peronismo, en su forma de instauración de una sucesión matrimonial en el poder parece no acabarse, y la actual mandataria de Argentina, Cristina Fernández, es la mujer de su anterior presidente, Nestor Kirchner (en la foto). Dos por el precio de uno.

El caso griego
La palabra "democracia" es griega, así que será interesante otear que ocurre en la república helénica. Allí tenemos dos grandes partidos, PASOK y Nueva Democracia que juegan a ser la "izquierda" y la "derecha" respectivas, partidos que son en realidad la emanación política de potentes clanes familiares.

El actual primer ministro socialista, Georgios Papandreu es hijo de Andreas y nieto de Georgios. No deja de ser una coña que el tal Jorge, quien preside el desastre económico de Grecia, sea también presidente de la Internacional Socialista, y si la derecha en España no fuera tan cortica, le sacaría partido al asunto. Otro clan es el de los Mitsotakis. La actual alcaldesa “de derechas” de Atenas es Dora Bakoyannis, hija del primer ministro Constantinos Mitsotakis, a su vez sobrino de Venizelos. Papandreu sucedió como Primer Ministro a Kostas Karamanlis, sobrino de Constantinos Caramanlis.

En las dictaduras ocurre lo mismo
Nótese que tomamos ejemplo de democracias como Estados Unidos, España o Grecia. En dictaduras el caso es todavía más sangrante: la dinastía de los Kim en Corea, los Assad en Siria y es muy posible que en Egipto Gamal Mubarak suceda a su padre, Hosni.

¿Por qué existen esas dinastías en las democracias?
Digan lo que digan los cenizos y pesimistas de siempre, Estados Unidos, España y Grecia son tres naciones modernas. La razón de que en sociedades tan elaboradas se constituyan nichos hereditarios de poder no se limita a las imperfecciones "del sistema” como dicen los ultras de izquierda o derecha, sino a cuestiones tan profundas como la transmisión de la experiencia y los contactos del poder.
Sin contactos, nadie, por talento que tenga, puede alcanzar las mieles del poder. Y la experiencia del viejo cacicón le permite al joven halcón saltarse etapas en la carrera. “Haz esto”, “no hagas aquello”, “habla con Fulano”, “no te fíes de Mengano”, "Le pedí a Zutano que te colocara". El joven bisoño que se inicia en la aventura política, necesita contactos y consejos, necesita esa experiencia que el viejo reservará, preferentemente, para los suyos; y además de la experiencia, la red de favores mutuos concedidos y solicitados. "Tú me enchufas a mi nena, yo te enchufo a tu nene".
Por otra parte, el público tiende a votar por aquellos que conoce y un apellido es como una marca publicitaria. Hay norteamericanos que durante treinta años han votado Kennedy porque el apellido les recordaba al presidente asesinado; y no se han parado a pensar si Robert o Edward tenían las cualidades de John.
En consecuencia, la estructuración del poder en el seno de unas pocas familias no es en absoluto una característica española ni el resultado de conspiraciones judeomasónicas, sino el reflejo de complejos mecanismos sociales no tan fáciles de explicar.

Carácter negativo de esa realidad
En el caso de la Monarquía, el poder hereditario ha sido muy criticado; sin embargo Rey hay uno solo mientras que reyezuelos de las taifas provinciales son muchos y ¿no se ha de criticar también en este caso el poder familiar?
Aparte de ineficaz, la incrustación del poder entre las mismas manos desanima la lógica renovación del país; muchos talentos se frustran porque abandonan antes de tiempo una carrera política para la que carecen de padrinos.
Luis Español Bouché

lunes, 15 de febrero de 2010

De la elegibilidad de los chimpancés

Con el vigente sistema de listas cerradas, ¿podríamos llegar a elegir un chimpancé?

Los estudiantes de medicina siempre han sido propensos al cachondeo, porque eso de estudiar a fondo el gran libro de recetas de la Muerte y la Desesperación, acaba pesando sobre el carácter. Participar de una disección humana no tiene ninguna gracia; abrir como si fuera un pollo a un señor o una señora que se llamaba Manolo o Sonsoles, resulta tremendo; los muertos, por poca sensibilidad que tenga uno, siempre dan pena; son lo que queda de una persona, y un amigo mío nunca ha olvidado la primera autopsia de un niño a la que asistió... Algunas experiencias enseñar no sé si enseñarán, pero son prescindibles, ¿no?
Este rollete previo para justificar que los médicos suelen ser gente divertida, fumadora y fornicaria; se divierten todo lo que pueden, cuando les dejan, conjurando a carcajada limpia o mediante terremotos de carne trémula el espanto de la realidad.
No cabe extrañarse, pues, de que a los ocurrentes estudiantes de medicina de la Universidad Complutense se les ocurriera matricular una vaca. La apellidaron Larrubia y la presentaron a distintos exámenes.  Corrían los años ochenta del fenecido siglo, la Universidad estaba todavía más masificada que ahora, las Secretarías de las Facultades eran un desastre y los profesores no se enteraban de quién iba a clase y quién no iba, porque había trescientos alumnos en aulas pensadas para cien y además por cada profesor titular había no se sabe cuántos penenes sustitutos (penene, deriva del bajo latín penenius, "esclavo sin esperanza") que se turnaban para dar clase y se enteraban todavía menos.

Podían haber matriculado a un búho y llevarlo a clase, y nadie se habría dado cuenta de nada; quizá algún penene se habría percatado de que ese estudiante dormía todo el rato pero que cuando abría los ojos, ¡cómo se fijaba, oiga! Lo cierto es que Larrubia llegó a tercero con resultados si no brillantes al menos suficientes, gracias a voluntarias que, habiendo ya aprobado la asignatura, se volvían a presentar y firmaban el examen como Larrubia; en consecuencia, la vaca tuvo su expediente, que no sé si alguien habrá conservado...
Os cuento esto a colación de que como acérrimo defensor de las primarias, la democracia interna y todas esas tonterías que tanto molestan a las estructuras oficiales de nuestros partidos, me ha surgido una duda que no me ha dejado dormir durante las últimas noches: dado el carácter mecánico del sistema de listas cerradas, bloqueadas y golpistas, ¿podríamos, por ejemplo, colocar de candidato a un chimpancé, y que además saliera elegido? No me refiero a los cabeza de lista; normalmente los cabezas de lista, no sabemos si serán muy listos, ni si son grandes cabezas, pero por lo menos tienen lenguaje articulado y estación vertical, y como les hacen entrevistas y realizan declaraciones, por allí no nos pueden colar a Larrubia.
Pero, ¿y en los grados inferiores?  De los lectores de este blog, ¿cuántos conocen a los diputados de su provincia? Insisto: no me refiero al cabeza de lista sino a los que van por debajo, esos que nadie conoce salvo su señorito, el que los colocó, y que vienen a ser una innovación cromática: lo gris más allá de lo gris. Supongamos que uno de los PMGLL (Poderosos que Meten Gente en Las  Listas) algo pasado de copas decide incluir en la candidatura a su gata Chispas, o a su perro Rintintín. ¿Podría hacerlo? ¿Podríamos llegar a ver a la mona Chita o a la cabra del Tercio asistiendo a los debates de alguna compleja comisión en la Carrera de San Jerónimo? Todos tenéis en mente el precedente de Incitatus, el caballo que llegó a cónsul...
Vamos a ver, todos esos que acaban adoptando una poltrona, ¿qué requisitos deben reunir para entrar en las listas? Oficialmente, los papeles que debe presentar un candidato al Congreso en España a la Junta Electoral, son las siguientes:

Fotocopia simple del documento nacional de identidad de cada candidato.

Escrito en papel común firmado por cada candidato en el que el mismo declare bajo juramento no estar sujeto a penas que le inhabiliten, bla, bla, bla [...]  Puede tratarse de un solo escrito firmado por todos los candidatos, o bien de un escrito firmado por cada uno de ellos, bla, bla, bla [...]


Así que os hago partícipes de UNA BUENA NOTICIA (lo pongo en mayúsculas, y en rosa, porque no es habitual);
La noticia es que técnicamente, no es posible que nos pongan de diputado, senador o concejal a un mandril, la tortuga d'Artagnan o un saco de patatas ya que ni los mandriles tienen DNI -a pesar del programa Gran Simio- ni las tortugas saben firmar y en cuanto a los sacos de patatas ni siquiera tienen partida de nacimiento (aunque sí código de barras). Para que el chimpancé fuera aceptado en la lista, debiera alguien firmar por él y falsificar un carné de identidad, es decir, incurrir en delito; y la verdad, es que ir a la cárcel por una tontería no vale la pena; por catorce millones de euros quizá sí, que se lo pregunten a Roldán.
Así que esta noche voy a poder dormir a pierna suelta al pensar en la gran calidad humana de mis representantes, que saben firmar (¡oooh!) y tienen DNI (¡aaaah!). Y espero que vosotros también, después de tomaros la leche con galletas y rezar vuestras oraciones, disfrutéis de la paz espiritual que nos proporciona ese pensamiento consolador. Amén.

jueves, 11 de febrero de 2010

El coñazómetro y la crisis

 Los comentarios sobre la crisis provocan ataques masivos de tedio

Ya os hablé de mi viejo amigo el profesor Mirameba, Académico Corresponsable, que se hizo famoso con su exigencia de ponerle índices onomásticos a las guía telefónicas y que conoció viajando por el mundo a toda clase de pioneros y ateneístas. Uno de sus contactos más significados fue el famoso neurocirujano de Alabama Joe Kerrollow, que pensaba que el tedio es la primera causa de mortalidad, así que inventó el coñazómetro, (en inglés boringmeter) un aparato destinado a medir el grado de aburrimiento de un auditorio. La base técnica del aparato sigue siendo un misterio, aunque el principio físico no varía mucho de cualquier otro dispositivo capaz de captar, ampliar y medir radiación electromagnética.
Por lo visto la energía disipada por los bostezos es muy superior a lo que la gente cree y además de la señal audible se concentra mucha energía en la frecuencia JOK, una ventana muy angosta del espectro.

La escala JOK
El malvado Königsberg, inefable inventor del orgasmatrón (1973) plagió descaradamente el invento de Kerrollow. Todos sabemos que un bostezo es como un orgasmo, pero al revés, así que Königsberg se limitó a invertir las polaridades.
A raíz de aquel escándalo se inició un desdichado pleito judicial que terminó con la fortuna y las esperanzas del primer coñazólogo que recuerde la Historia del Conocimiento. Lo único que ha quedado de su obra es la Escala de Kerrollow (en Inglés joke scale) que viene a ser el equivalente a la de Richter en el ámbito del aburrimiento y que en primer lugar se refirió a la reacción del público que asistía a un festival de cine eusko-chino con doblaje al madroso. La película elegida para calibrar el aparato fue El Suicidio de Bergman, homenaje al gran maestro sueco, y la innovación del argumento consistía en que los actores en lugar de hablar se expresaban mediante sombras chinescas. Sólo para decir “Hola Mariano, ¿qué tal? Yo muy bien Pepeluí, ¿y tú?” necesitaban diez minutos dado que la mitad del repertorio eran mancos que sólo disponían de sus muñones, y la otra mitad ciegos que no sabían donde estaba la pantalla. La película, muy cortada, dura seis horas, pero hay quien afirma haber sobrevivido a la versión completa.
En cualquier caso la escala del buen doctor se graduaba de este modo:

1. ligeros bostezos
2. bostezos descarados y numerosos
3. parte del público resopla y mira el reloj. Algunos se levantan y se van.
4. al menos la mitad del público se queda traspuesta. Abren y cierran alternativamente los ojos. Otros vomitan.
5. la sala se divide entre los que duermen descaradamente con la boca abierta y roncando mucho y los que tiran objetos al escenario.
6. varios miembros del público han sufrido un ataque de locura. A otros les sangran los oídos. Indicios de pérdidas neuronales.
7. licuefacción cerebral masiva.
8. la totalidad de los asistentes ha muerto.
9. No se sabe qué hay más allá del 8, entramos en el campo de la fe: ¿Sabe Dios por qué es Dios? ¿Desde cuándo? ¿Quién se lo chivó? ¿Es la leche el epifenómeno del café, o el café el epifenómeno de la leche? ¿Hay algo más allá de los Euromillones? ¿Existe vida inteligente en la Sexta?
Los políticos más aburridos del cosmos
Mirameba, entre dos electroshocks, es un tío muy razonable. Él piensa que una tesis doctoral de historia económica centrada en la producción de garbanzos en el Alto Ampurdán podría dar algo más de 4, pero sin llegar nunca a 5 en el boringmeter. Yo creo haber leído cosas peores a lo largo de mi vida, infumables rollos babilónicos y pestiños apenas imaginables. Por obligación, claro está. Cada vez que he incurrido en lecturas forzosas pero bien pagadas me han salido tres canas y ahora soy un proyecto de Copito de Nieve. Sin embargo nada, absolutamente nada, consigue aburrirme tanto como los comentarios sobre la crisis, dignos de figurar en la Guía del Ocio de las Bárdenas Reales. Me pregunto cuánto puntuaría en el coñazómetro, ¿iría más allá del 5? ¿llegaría al 8? Después de oír una vez más las mentiras de toda la vida, surfeo con el mando zapeando a todo zapear. Cada vez que veo a Pepiño, Sebastián, la Vice o el Iluminado abriendo la boca, ¡zas! película al canto, o serie de televisión.
No estoy dispuesto a jugar a la ruleta rusa con lo que me queda de neuronas aguantando cinco minutos más de un espectáculo tan inútil como antiecológico. ¡Árboles y más árboles convertidos en propaganda, en artículos sesudos de analistas y monólogos de monclólogos!
Pero vamos a ver, ¿tiene alguien la menor duda de que nos gobierna un atajo de anormales? ¿Será verdad que a estas alturas todavía hay zapateristas convencidos?

El final del coñazómetro
El otro día tuve la mala idea de intentar medir lo aburrido que era un debate en televisión donde se abordaba la actual crisis y sus posibles soluciones. Activé el coñazómetro, encendí el televisor, sintonicé el programa y me marché, raudo y veloz, para que no me afectara. Regresé al cabo de media hora, y por toda la casa olía a chamusquina. El gran invento de Kerrollow echaba todavía humo, como si algo, dentro, se hubiera quemado… Se ha perdido para siempre. “Fuera de calibre”, me dijo un técnico, “está irrecuperable”. Me hubiese gustado ceder el aparato al Museo de las Ciencias, pero ya no es más que un amasijo de metal y plástico carbonizado. Descanse en paz. Sirvan estas líneas de sentido homenaje a su creador.
Luis Español Bouché

lunes, 8 de febrero de 2010

Simón Bolívar, traidor y genocida

Madrid honra en su parque del Oeste a uno de los mayores asesinos de españoles.

En la entrada anterior fijaba mi atención sobre todos esos compatriotas nuestros que a base de matanzas y escabechinas han alcanzado un cierto reconocimiento público, y proponía un Parque de los Verdugos para honrar su sangrienta memoria. Eso me recuerda que en Madrid tenemos un Parque del Oeste que bien pudiera llamarse de los Traidores, donde tienen su estatua tanto el cura Hidalgo como el ínclito Simón Bolívar.
Precisamente, en 2010 conmemoramos los primeros pasos de los “libertadores” del continente americano, aquellos españoles que mataron compatriotas a mansalva en nombre de la "Independencia". Si alguien merece pasar a la historia como Verdugo Mayor, será sin duda Simón Bolívar, epítome de la traición y celebrado genocida.

Bolívar, icono de Hispanoamérica
Bolívar es uno de los grandes iconos de la América española; por toda la América hispana y hasta en Canadá te encuentras estatuas y referencias, provincias y ciudades que aluden al siniestro personaje, como revela la wikipedia, y hasta un país entero llamado Bolivia. Los venezolanos incluso lo han convertido en su moneda y cuentan en bolívares, pero claro, es que nadie les contó quién era Bolívar de verdad.

Racista, cruel y genocida
Como tantos criollos, Bolívar sentía el mayor desprecio por negros o mulatos y el origen de la sublevación americana debe buscarse, dicen los sabios, en el hecho de que la Corona Española empezara a dar y vender cargos a los morenos. De hecho, cuando Fernando VII inicia la represión en América, enfrentó a negros contra criollos y las columnas de Boves se componían esencialmente de negros y mulatos, lo que en el Caribe llaman despectivamente la negrada.
Ese Bolívar del Parque del Oeste, a cuyos pies juegan niños inocentes, es el mismo Bolívar que mandó decapitar a los españoles prisioneros, el mismo Bolívar que decretó la Guerra a Muerte, es decir, el exterminio sistemático de todos aquellos españoles que no tomaran las armas contra España, el Bolívar que traicionó a Miranda. Al lado de Bolívar, los revolucionarios franceses de 1793 eran hijas de la caridad. El decreto de  Guerra a Muerte, modelo de cinismo sangriento, incluye estas líneas:

A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón se digna, aún, abrirles por la ultima vez una vía a la conciliación y a la amistad; todavía se les invita a vivir pacíficamente entre nosotros, si detestando sus crímenes, y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno intruso de España, y al restablecimiento de la República de Venezuela. Todo español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa, por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo, y castigado como traidor a la patria y, por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas.

Lo de pasar por las armas no era ninguna amenaza en vano. Bolívar ordenaba de modo habitual la ejecución de los prisioneros, culpables de ser "españoles o canarios". El antiguo senador colombiano Pablo Victoria le ha dedicado recientemente un libro a dicho asuntillo sin importancia...

Carlos Marx despreciaba a Bolívar
Uno de los mayores chistes de la Historia es que el actual histrión venezolano quiere hacer una república socialista alimentada a la vez en el pecho de Marx y en el de Bolívar cuando, precisamente, Carlos Marx sentía un desprecio inimaginable por la figura y la persona de Bolívar. La biografía que escribió Marx de Bolívar, publicada en The New American Cyclopedia y traducida por Juan R. Fajardo para marxists.org, es todo un poema y la podéis leer aquí.

La estatua de Bolívar, erigida por el franquismo
Dado que en Madrid tenemos una estatua en honor de Satanás, la del Ángel Caído, parece lógico que durante tanto tiempo la tuviese también Franco, o que ahora mismo Largo Caballero -el presidente de Paracuellos- disfrute de la suya. Mañana sin duda le dedicaremos una al etarra De Juana, tiempo al tiempo.
Precisamente la estatua dedicada al Señor Oscuro de América, el genocida Simón Bolívar, se elevó en tiempos de Franco, un 28 de octubre de 1970 con gran aparato oficial; la decisión se había tomado medio siglo antes: fue un empeño de Alfonso XIII bajo el gobierno del dictador Primo de Rivera, que por distintos motivos se retrasó. El punto en común entre los dos caudillos, el de allá y el de aquí, eran los océanos de sangre vertida; no se puede negar cierta lógica en el hecho de que el régimen de Franco, traidor y genocida, honrara la memoria de otro traidor y genocida. Y todos los capitostes españoles, demócratas u orgánicos, aceptan llevar condecoraciones infamantes como la Orden del Libertador, con el busto de Bolívar, igual que aceptan premios de la fundación Sabino Arana, aquel nazi avant l'heure fundador de la pesadilla vasca.

Los huesos de Bolívar
Leyendo un artículo de Ludmila Vinogradoff, me entero de que el ínclito Chávez no contento con humillar la infeliz Venezuela con el sangriento título de república bolivariana, quiere recuperar los huesos de Bolívar para captar su energía, en el marco de no sé qué creencias de la santería cubana. No sé si tragarme la mitad de la décima parte del artículo pero desde luego nos abre perspectivas insospechadas; quién sabe, si en el siglo XXII todavía queda algo de España seguro que tendremos facherío -inasequible al desaliento- y a lo mejor les da por robar los huesos del Caudillo en el Valle de los Caídos para hacerse caldos patrióticos... Ya me imagino a los descendientes de nuestros liberales-de-brazo-en-alto invocando al Caudillo por medio de queimadas funerarias: "¿Espíritu de Pacoooo, estás aquí?"

Convergencia entre españoles e hispanoamericanos
Este 2010 amenaza con ser duro. No quiero ni imaginar cuántos discursos y cuánto floripondio le vamos a dedicar a los sangrientos padres de la “emancipación” hispanoamericana, que empezó con una serie de degollinas y a la que siguió, en países como Argentina, el holocausto de sus indios.
Padres de la Patria y Libertadores supieron arrasar con profesional eficacia naciones que por sus recursos y circunstancias deberían ser un dechado de prosperidad. También es cierto que aquellos traidores se enfrentaron al Padre de toda Traición que fue Fernando VII, el rey felón por antonomasia, la encarnación misma de la doblez, la fatalidad y la crueldad.
Al final tenemos que aceptar que los hispanoamericanos son nuestros hermanos en todo, en lo bueno y en lo malo, y a ellos también les va la marcha y le dedican sendas estatuas a sus ogros locales.
Luis Español Bouché

viernes, 5 de febrero de 2010

El Parque de los Verdugos

La fama y memoria públicas parecen función de la sangre derramada.

Los de la Memoria Histórica están quitando un montón de estatuas del Invicto, y digo yo ¿qué harán con ellas? Tampoco es plan coleccionarlas: una estatua ecuestre del Caudillo puede pesar sus cinco toneladas y no hay álbum de sellos donde colocarla, así que con mi habitual generosidad brindo al Ayuntamiento la idea de aprovechar estos tiempos de bonanza económica para poner en pie un Parque de los Verdugos. Así, a las estatuas del Generalísimo les sumaremos las de Negrín y Largo Caballero, Iñaki de Rentería, Fernando VII o los “reyes” carlistas; también podemos pedirle a Bibiana Aido que pose con algún protobebé disecado. Y es que en semejante Parque, jóvenes y menos jóvenes aprenderían historia por ósmosis en medio de la galería de monstruos que constituyen la flor y nata de nuestro glorioso pasado, brillante presente e inmarcesible futuro. No me digáis que no sería conmovedor ver a las parejitas comerse a besos a la benigna sombra del Cura Santa Cruz o del General Queipo de Llano, perderse por el paseo de Margarita Nelken o disfrutar de una horchata en el Quiosco Fernando VII.
¿Y qué me decís de nuestros dulces reyes medievales? Fijaros sólo en los Ramiros segundos, el afectuoso Ramiro leonés que sacó los ojos a su hermano y a sus primos o el otro Ramiro, el aragonés, el de la Campana de Huesca... Ya imagino la Rosaleda de los Ramiros, la que desemboca sobre el Parterre del rey don Pedro... En ese Parque nuestros niños aprenderán que matar españoles siempre ha constituido un noble deporte amén de un próspero negocio que aporta toda suerte de réditos, y es que España recuerda con verdadero cariño a sus verdugos. No entender esa verdad es negarse a aceptar la dramática evidencia de nuestro discurrir histórico. La iniciación de todas nuestras figuras nacionales empieza con un holocausto, y el hispanicidio es una condición sine qua non para alcanzar la fama. No busquéis en Madrid estatuas en memoria de hombres de cultura y de paz como Julián Juderías, Julián Marías o Jiménez Fraud. No las encontraréis; por algo será: la inteligencia es sospechosa y la bondad repulsiva.

En nuestro parque tendremos la Avenida del Facherío, que ha hecho sobrados méritos. Y no hace falta memoria zapatera: Franco y su pandilla mataron españoles a patadas, usaron unidades de élite para liberarnos y desde el primer momento de sublevación, iniciaron una larguísima represión que incluyó miles de fusilamientos y la muerte en prisión por enfermedad de otros tantos miles de prisioneros (entre otros Besteiro y Miguel Hernández)

Naturalmente, nuestra parque tiene que ofrecer una Glorieta del Rojerío. A Largo Caballero, presidente del Gobierno cuando la matanza de Paracuellos, le pusimos en Madrid calle y estatua, igualito que a Prieto, que tuvo su papel en la cruenta sublevación de Asturias que tanto daño hizo a la II República. Pues trasladamos las estatuas de ambos a nuestro Parque, y en paz. Bajo el gobierno de Negrín, fue exterminado el POUM y secuestrado ¡en la cárcel! y más tarde asesinado, Andrés Nin. ¿Cómo es que Negrín no tiene todavía estatua? ¿Eh? ¡Hay que fundirla ya mismo! En cuanto a la ya referida Nelken, ángel exterminador de la retaguardia, tan amiga de Fernando Condés, uno de los asesinos de Calvo Sotelo, nadie podrá negarle el mérito de haber abogado por el exterminio de las mujeres de derechas, en un alarde de feminismo.

Imprescindibles, los Jardines de la Boina Roja, en honor de los pretendientes carlistas que asolaron España en distintas ocasiones en nombre de la Santa Tradición, tradición auténtica, podríamos añadir, ya que nada más tradicional para nuestros verdugos, que andar decorando árboles con ahorcados y tapias con fusilados. Si existe el Árbol del Pan, y el Árbol del Queso, seguramente existirá un Árbol de la Boina, con las raíces hundidas en la Ignorancia y los frutos teñidos en sangre...

Y no le negaremos a los hermanos Bonaparte un estanque al menos tan grande como el del Retiro. Considerad su admirable matanza de españoles... ¿Cómo quedó España tras la guerra de Independencia? Poca coba le dio Vallejo Nájera en su libro a ese José I que dejó España asolada -llegó a perder la décima parte de su población - pero se acordó de rapiñar las joyas de la Corona.

El monumento al Hijoputarri es inevitable; ETA ha hecho suficientes méritos para ello. Matar 828 españoles puntúa, aunque no sea gran cosa comparado con los grandes hispanicidas de nuestras guerras, pero bueno, hay que reconocerles a los etarras cierto mérito mediático: en lugar de matarlos de golpe lo hicieron poco a poco, para molestar durante más tiempo.

Un jardín de bonsáis recordará la labor de los abortistas que se han cargado un millón y pico de españoles por nacer en los últimos treinta años. El bonsai es también una criatura a la que no dejan desarrollarse sino que por medio de sabias torturas y refinados tormentos es reducido al estado de arbusto ornamental. Sin duda algún día esos menguelcitos de quirófano tendrán su monumento en nuestro Parque y les tributaremos generosos homenajes.

La fórmula de Mirameba

Iba a concluir con la siguientes líneas: ¡Honor a nuestros amos! Que nuestra sangre, vertida en abundancia proclame bien alto su perenne gloria; con razón nos recordaba el otro día Bin Laden: “Quien bien Osama os sabrá matar”.  Sin embargo me he dado cuenta del gran escollo que amenaza la flotabilidad de mi proyecto, y es que todavía no sé cuántos españoles hay que matar para pasar de asesino corriente a padre de la patria: ¿cuántos muertos vale una calle? ¿y una estatua? Se lo consulté a Mirameba, en el Ateneo, y me dijo que él ya había resuelto el problema, que lo que hay que combinar son el número de víctimas, con el número de páginas de Google y los litros de sangre derramados. Su ecuación ha recibido el nombre vulgar de Mirameba's Equation of Mass Killer Celebrities, y no la reproduzco porque entran en ella gradientes de vectores deslizantes y tensores diferenciales...
Mi consocio me reprocha centrarme en el caso español y me dice que Parques de Verdugos tienen que tenerlos todos los países, que en todas partes cuecen habas o empalan gente, según la época, que me fije en mi otra patria francesa, la de calles que tienen reyes homicidas, o los méritos de los revolucionarios de 1793; que al lado de la matanza de Vendée, nuestras guerras civiles fueron una gamba a la plancha y concluyó, arreándome un par de collejas, que haría mejor en fijarme en los defectos de los demás antes que en los propios: "Parece mentira, don Luis, Vd. precisamente Vd. consolidando nuestra Leyenda Negra. Qué pasa, Vlad el empalador, ¿acaso era español?"
¡Qué duda! ¿Tendrá razón Mirameba? ¿Serán la escabechina y la sangría especialidades internacionales de los líderes y no sólo una circunstancia más de nuestra idiosincrasia?
Tenemos que llevar a cabo algún experimento. Esta mañana he afilado mi hacha, pensando en mis amigos, todos esos queridos compañeros que van a sacrificarse para consolidar mi fama: quedamos en la puerta del Retiro a las doce.
Luis Español Bouché

viernes, 29 de enero de 2010

Quiero adoptar una poltrona

Las peleas en la cúpula del Partido Popular permiten albergar esperanzas de ascenso a los mandos intermedios.

Queridos hermanos en Cristo y herejes adyacentes, sé que algunos de vosotros, ante las peleas del PP madrileño, lejos de entristeceros, os regocijáis infinito.
En verdad, en verdad os digo que las polémicas intestinas atufan mala cosa, porque ya se sabe lo que acarrean los intestinos, pero vosotros, extraviados por la ambición, me contestáis que os huelen a gloria, que toda agonía es promesa de herencia y que la única forma que tenéis de subir se cifra en que los de arriba, como los lemmings, acaben suicidándose en masa.
El enésimo asalto del combate entre Kid Espe y Gallardator resulta aburridísimo. Pero sé que a vosotros os entretiene, pérfidos. No me engañáis: os maliciáis de que si todos los superjefes se aniquilan por ahí arriba, habrá sitio para gente nueva, que los que no cuentan para nada debieran regalar a los galácticos algún tipo de arma letal para que se dieran bien y a gusto, y que no quedara ni uno, sólo nuestros amiguetes y contactos, los que subirían con nosotros para crear una nueva nomenklatura... ¡Es legítimo soñar!
Me confesó ayer un amigo, noble y bueno, pero víctima de nefandos apetitos, que cada vez que ve pelearse al Sanedrín genovés, su culo se agita, le empieza a hablar y a contar cosas; resulta que su culo tiene vocación de poltrona, y que a través del tiempo y del espacio, él adivina que quizá lejos, o quizá muy cerca, le espera la Gran Poltrona de su Culo, la Madre de todas la Poltronas, la que Dios pensó para él antes de todos los tiempos, y al meditar sobre la posible simbiosis entre sus poderosas nalgas y el fino cuero repujado old england, el tío se me pone místico; ayer, comentando lo de Cobo, y ante la perspectiva de un genocidio en las alturas del partido se le iluminó la cara, y llorando me recitó: Mi cargo, las montañas, los euros sonorosos...
Y además de ambicioso, impaciente; el otro día me insistió en su viejo argumento de que las decapitaciones y cargotomías deben ser instantáneas y no prolongarse ad libitum, haciendo sufrir al reo en el corredor de la muerte y decepcionando al personal.
Debierais tomar ejemplo de nuestro Sr. Presidente, hombre cabal y buena persona. Sólo malévolos desinformados podrían llegar a pensar que las peleas del PP producen infinito regocijo y sana alegría en Ferraz y Moncloa. ¡Es mentira! Sé de buena tinta, que cuando llegan a los finos oídos del Sr. Rodríguez las noticias de Madrid, nuestro amado caudillo le reza una jaculatoria a la Virgen de la Paz: "Señora, no saben lo que hacen, ilumínalos" y los encomienda al Corazón de Jesús. También sé, porque he visto fotos, que en esos rezos le acompaña el Sr. Blanco, que contrariamente a una infundada reputación, sólo quiere lo mejor para el PP.
No sé por qué esta  mañana recordé aquellas palabras de Mirameba, que me confesó un día, saliendo del Ateneo, que quería adoptar una poltrona: "Luis, imagínate esa pobres poltronas melancólicas que cantan en las noches de invierno Et maintenant, que vais-je faire, maintenant que tu est partie..., piensa en ese cargo, en esa responsabilidad que nadie asume, en esa nómina solitaria ¿tendrás corazón para abandonarla, estómago para rechazarla? ¡No! ¡Mil veces no! No podemos sustraernos a nuestra obligación moral, nuestro compromiso ético con esos asientos hambrientos y sedientos de culo, esos sueldecitos que nadie gasta, esos euros desperdiciados. Primero hemos de adoptar la poltrona solitaria; y luego como desinteresados padres, tutores y curadores, administrar la nómina correspondiente. No debemos abandonar una poltrona, ¡ella no lo haría!"
Pero algo raro ocurrió esta mañana; tras leer las noticias de Madrid, del Ayuntamiento, de sus pompas y sus obras, al afeitarme noté que me habían salido muchos pelos y que la cuchilla no avanzaba sobre la piel; me creeréis o no, pero se me erizaron hasta las canas, cuando en el espejo vi reflejada la espantosa sonrisa de una hiena.
Luis Español Bouché

domingo, 24 de enero de 2010

El churro alegre


La mayor amenaza sobre España pudiera ser el aburrimiento.

Si alguna vez llegara a tener un duro -posibilidad puramente matemática que Alá nunca ha contemplado- montaría un pedazo de bar/cafetería y la llamaría El Churro Alegre. Sería una cafetería estupenda y sin borrachos, que son muy pesados, oiga; y no me armes bronca, Manolo, o te pongo de patitas en la calle.
Por la mañana serviría calentitos, como llaman a los churros en Sevilla, y porras, y bollos y madalenas que para qué te quiero contar, y océanos de café con leche, café bombón, carajillo y todo lo que haga falta para la felicidad humana; y mis pinchos, como en Donosti, pinchos enormes, de atún, de tortilla, de bacalao, pimientos, panceta y longaniza, ¡pero sin etarra, eh!, y hasta mi cazuelita de chorizos náufragos en un aceite milenario,  como dice Gastón Segura. El aire carecería de oxígeno -elemento muy aburrido que no sirve para nada- así que la atmósfera ambiental consistiría en una mezcla de morcilla sublimada, residuos de mil fritangas, aroma a café y todas las variantes de humo posibles, desde el Faria al Partagás pasando por el Malboro y los Ducados.
Sería el hogar de todos los desarrapados hijos de la gleba, todos los escritores frustrados, todos los fracasados de la vida, que irían a lamerse las heridas del ego a mi cafetería y a soñar... En El Churro Alegre el bedel sueña que es ministro y el pelmazo se imagina que sabe contar chistes...
Sería un bar de verdad en el que poder decir cualquier barbaridad, tosiendo humo, los tíos poniéndose el uniforme machista, hablando mal de las mujeres -“la mejor, colgá”- y subrayando los encantos de ese bombón que nos gusta tanto y -como es lógico, justo y razonable- no nos hace ni caso; las señoras dedicándose a despellejar y poniendo a caldo a sus novios y a sus maridos, ¡y disfrutando de lo lindo, y poniéndose moradas de setas a la plancha y tortilla de jamón! Y habría mucho ruido; no me refiero a las voces y berridos de los horteras sino a ese runrún de españoles hablando alto, que es como se habla en España de toda la vida de Dios y por eso tenemos magníficos cantantes...
Y no habría hilo musical -¡sufre esgae!- sólo una pantalla gigante para los momentos importantes y trascendentales de la vida: un Madrid-Barsa, la final de la Champions y tal.
Qué maravilla poder arreglar el país durante unos minutos degustando un cafetín bien cargado, o una copa coñá, insultar al gobierno y a la oposición, ofrecer a nuestros contertulios soluciones evidentes para la crisis que los grandes expertos mundiales no han sabido ver -omnisciente que es uno- y regodearse pensando que los que mandan son unos descerebrados, perversos y que huelen a pis... El pensamiento de que todos son idiotas, luego yo debo ser listísimo, no sé si es muy maduro, pero consuela cantidad.
Y también tendría a un Cipriano o a una Venancia vendiendo puros, cigarrillos, chicles, sellos, memorias ubs, y productos femeninos para las señoras que se olvidaron de la visita del Nuncio; lo que haga falta para la vida moderna, que en El Churro Alegre no tenemos prejuicios.
Y no te quiero decir los campeonatos de mus ni las locas partidas de dominó con viejos pellejos; todo el barrio me traería a sus abuelos en lugar de tenerlos encerrados acumulando horas y perdiendo el tiempo; y estarían encantados allí, fumando como bestias y con su copita de Campari; y caerían fulminados, felices e intoxicados entre dos sillas. Una buena muerte, si señor, y no las tristezas residenciales ni las torturas hospitalarias. Hasta los adoptaría legalmente. Si dos señores pueden adoptar niños, y suponemos que los tratarán bien ¿por qué una cafetería no va a poder adoptar a un viejo, eh? Y digo viejo, que no mayor, porque en El Churro Alegre, un cartel en la puerta pondría en letras bien gordas “Prohibidos los cursis y el hablar correcto” y los ciegos no serían invidentes, ni los gordos gruesos ni los negros de color...
¡Y qué baños tendría! ¡Como los chorros del oro!
Pero sé que mi sueño no se va a cumplir y que no se trata más que de melancolía por un pasado imaginado más que recordado. Sé que los sicóticos de la Administración, esos que fingen que curran a base de molestar, conseguirían al final tocarme las narices: el inspector de sanidad, el de alimentos hidrogenados, el de la inquisición antitabaco y el observador de libertades liofilizadas. Me pondrían multas y acabarían clausurando el chiringuito, en el supuesto de que me permitieran abrirlo, que lo dudo.
En verdad en verdad os digo, que el mayor problema de España no es el paro, ni el terrorismo, ni la corrupción, ni la desintegración territorial ni todo eso que aparece en la Prensa según las modas; el mayor problema es que nos estamos convirtiendo en un país aburrido. Y eso sí que es grave.
Luis Español Bouché

viernes, 22 de enero de 2010

Zombis contra momias

No es razonable confundir los deseos de renovación interna del Partido Popular con la exigencia de un cambio de modelo constitucional

Una de las razones por las que en España tardan tanto tiempo en cambiar las cosas y somos la patria del concepto de Leyenda Negra son la exageración y el radicalismo con que se expresan los enemigos del statu quo. Y es una pena, porque muchas veces los críticos aciertan en un aspecto de sus diagnósticos, pero el tremendismo los convierte en elementos de risa, en émulos de Fray Gerundio cuyo destino definitivo es la Cacharrería del Ateneo de Madrid, donde todo fracaso tiene su asiento y toda soflama su eco. Esencialmente, las cosas no cambian porque los que hablan de cambios se recrean en un discurso incendiario, perfectamente estéril, que crea más aversión que adhesión. No es ultraderecha ni ultraizquierda, es ultramemez: si quieres intervenir en política, la primera regla que tienes que aceptar es que a la gente normal no le gustan los anormales, y que para llevarte a la cama al público tienes que seducirlo, no espantarlo. Siempre resulta patético ver a señores mayorcitos y vacunados jugar la carta de la provocación infantil: caca, culo pedo, pis… Son versiones castizas de Daniel Cohn-Bendit, encarnación perenne de la impertinencia, al que no le importaría destruir la galaxia para conseguir un escaño.
Hace años que apoyo, y seguiré apoyando, a quienes laboren para democratizar la estructura del PP: le hacen un gran favor al partido y, de rebote, a España. Me gusta la Política con P mayúscula, la de las ideas. Por eso ayer asistí a la presentación de un “Foro del Partido Popular” en el hotel Sanvy, foro que abordaba el tema "Crisis nacional y regeneración del sistema político surgido del pacto de la Transición".
Se habló de todo pero sobre todo se habló demasiado de demasiados temas porque en el fondo aquello era un popurrí de gente muy diversa: los partidarios de la democracia interna, ¡que Alá los bendiga!, y otros señores muy distintos que pretenden modificar España de cabo a rabo y que hoy por hoy son cuatro gatos y España no les hace ni caso porque ni siquiera sabe que existen.
De entrada, los organizadores en su página web nos proponían, para mejorar el partido, cambios constitucionales como acabar con la monarquía, elegir a los fiscales y optar por el régimen provincial en lugar del autonómico. El resultado de ese gazpacho era una sensación de irrealidad. Proponer cambiar España para cambiar el PP es como si para redecorar su boudoir Madame de Pompadour pretendiera arrasar Versalles. Es un concepto neroniano del poder: peguemos fuego a Roma, y así podremos echar a patadas a los gusanos gurtelianos.
Me daba pena que se desperdiciara esa oportunidad porque a lo largo de la farragosa exposición, hubo intervenciones brillantes como la de una diputada del parlamento catalán, Carina Mejías, y entre los asistentes se encontraban gente estupenda cuya trayectoria merece general respeto: políticos que apostaron su futuro a la carta de las elecciones primarias, entendidas como democracia interna, o Jesús Neira, apotegma del valor en todas las acepciones del término.
Me daba pena, también porque entre los organizadores tengo buenos amigos, y por eso les digo lo que pienso, porque amigo es el que te da buen consejo y no el que te anima a lanzarte al vacío.

En general todos los sectores críticos de cualquier tipo de asociación en España son clubs de rebotados; al oso goloso le fastidia que le quiten su jarrita de miel, y llora mucho en los rincones “tengo haaambre, tengoooo sed, sois malooooos, buaaaa”. Qué duda cabe que las estructuras de los partidos en España —y el PP no es ajeno a la regla— se asemejan a la Nueva Guinea del siglo XIX, una isla rodeada de tiburones y poblada de caníbales adeptos al famoso apotegma: de la mar el mero, y de la tierra el misionero. El grado de hijoputez de nuestros Vellidos Golfos hijos de Golfos Vellidos ofrece dimensiones cósmicas. Resulta estremecedor oír a las víctimas de la política con p minúscula relatar su experiencia personal, una historia de traiciones y puñaladas por la espalda con cuchillos cachicuernos.
Pero también es cierto que junto a los corruptos, los sicarios, los miserables correveidiles y clones de Pierre Nodoyuna, en el PP hay gente estupenda que cree en España, en la familia, en la democracia, en la libertad y en el trabajo; gente que espera con ansiedad e ilusión nuevos discursos, una estructuración de la diversidad ideológica de un gran partido en el que se juntan desde franquistas recalcitrantes a liberales y republicanos de derechas, pasando por los democristianos.
La verdad es que la gente que mejor me cae del PP son la base actuante, los chavales ilusionados y los nada jóvenes militantes que embuchan sobres, venden lotería para el partido, hacen de interventores en las elecciones o pegan carteles. Son la mejor gente, gente que se merece líderes limpios, líderes sencillos con ideas claras y creencias firmes que se limiten a pretender gobernar bien, sin estridencias, con justicia e ilusión; es una base siempre disponible, siempre voluntaria y que el partido no se merece.
Resulta ridículo pretender desenterrar cadáveres políticos para enfrentarlos a la embalsamada ejecutiva nacional del PP, no tan embalsamada como se cree, pero si muy calladita. Zombis contra Momias es una película que quizá pueda gustar a los amantes del cine gore, pero a mí personalmente me aburre.
Luis Español Bouché

martes, 19 de enero de 2010

Gregorio Ordóñez, 15 años después

Breve memoria de Gregorio Ordóñez, asesinado hace quince años por la ETA.

Hoy, en Madrid, se va a celebrar, como todos los años, un acto emotivo en memoria de Gregorio Ordóñez. En un parque céntrico, ante un pequeño grupo de amigos, fieles y adheridos, se pronunciarán unas palabras. Más tarde, reunidos en una Iglesia, muchos rezaremos recordando a todas y cada una de las víctimas del terrorismo. El pretexto de ese homenaje es que el 23 de enero de 1995 ETA asesinó a Gregorio Ordóñez. Han pasado ya quince años...

Memoria contra impotencia

Ante la muerte, todo es dolor e impotencia. ¿Qué podemos hacer por una víctima? Ni podemos ni queremos compartir su dolor ni su sufrimiento. ¿Qué queremos decir cuando afirmamos que nos solidarizamos con una víctima? ¿Nos toca algún fragmento de la bala que acabó con su existencia? ¿Nos cortamos un dedo en honor de quien perdió una pierna? Lo único que podemos hacer respecto de quien lo ha perdido todo, incluso la vida, es mantener viva su memoria, mantener vivo el respeto que nos mereció y nos seguirá mereciendo. Recuerdo aquella memorable sentencia de Séneca, ninguneando a los verdugos de Cremucio Cordo: “nuestras manos y corazones lo reciben; ya no tiene nada que temer del tiempo, y muy pronto se habrá olvidado todo lo de sus verdugos, hasta sus crímenes, que fue lo único que les conquistó fama”. Gran verdad; el tiempo devora las famas prestadas, y a medida que el recuerdo de los verdugos se hunde en la fosa excremencial del olvido, la limpia trayectoria de sus víctimas aparece más brillante y auténtica. El olvido es la expresión definitiva de la muerte; recordando a Gregorio Ordóñez mantenemos vivo el rescoldo de su memoria y hablamos en nombre de quien ya no tiene voz, porque su boca llena de tierra se deshace en el camposanto.
No tuve el honor de conocer a Gregorio Ordóñez, no era uno de sus íntimos, los que le llamaban Goyo; de ahí que me sirva de las frías hemerotecas para estas pinceladas en memoria suya, y quien quiera más detalles puede acudir a la Fundación Gregorio Ordóñez.

Un político precoz

Gregorio Ordóñez fue un político precoz. Con 24 años, en abril de 1983, encabezaba la lista de Alianza Popular para el ayuntamiento donostiarra. El domingo 17 de aquel mes los proetarras irrumpieron en la campaña electoral; se cebaron con la mesita que los peperos habían colocado, como otros partidos, en la plaza del Buen Pastor de San Sebastián, junto a la Catedral. A Gregorio Ordóñez, y a sus compañeros, les pegaron, les rompieron la mesa y les quemaron las octavillas. Democracia a la vasca. Declaraba horas después Gregorio a ABC: “Está demostrado que, al menos en Guipúzcoa, no hay ni libertad ni democracia. Hoy hemos sufrido en nuestro propio cuerpo el fanatismo de ETA y de quienes con ella simpatizan”. A pesar de todo, Gregorio obtuvo su concejalía.
Ordóñez era un tipo raro, en el País Vasco, porque hace falta ser raro para pedir democracia y respeto en aquel sangriento manicomio. Otra de las cosas raras que pedía Gregorio era que ondeara la bandera de todos los españoles en Ajuria Enea… ¡Imperdonable! Ordóñez representaba a esos valientes militantes del PP, que por el hecho de pertenecer a ese partido, por el hecho de ser militantes o candidatos, tenían que superar el miedo, miedo a que les quemaran el coche, a perder el trabajo o la vida… El País Vasco, incluso hoy, no sabe qué es la libertad porque sus calles pertenecen al terror.
En el Ayuntamiento donostiarra fue Gregorio, durante varios años, concejal delegado de Turismo; quería dar del País Vasco y de San Sebastián una imagen distinta, vender el idílico cromo de una tierra apacible entre montes verdes y olas azules, una imagen pura, no mancillada por la lacra terrorista donde los pajaritos hacían pío pío y los bañistas recorrían La Concha a lomos de delfines. El pobre Gregorio incluso montó una "promoción fin de semana" para dar a conocer la capital guipuzcoana. Sí, Gregorio Ordóñez apostaba por un País Vasco amable de pinchos humeantes y Maite yo no te olvido. Pero era inútil, las bestias de ETA aborrecían a Gregorio Ordóñez precisamente más todavía por el amor que el concejal tenía por su Donosti. Para el nazi, el peor judío era el que hablaba alemán y tocaba a Beethoven; para los nazionanistas vascos, el peor maketo es el maketo que tiene simpatía por lo vasco. Es el más peligroso...
En octubre de 1990 el PP consiguió un representante en la cámara autonómica vasca. Era por aquel entonces el PP un partido insignificante en aquellas provincias, apenas el sexto en número de sufragios. Aquel año, Herri Batasuna resultó el partido más votado, con 79.228 votos y el PP consiguió pasar de 13.258 a 21.580 votos. El candidato electo del PP fue Gregorio Ordóñez...
Pasaba el tiempo; ETA seguía matando y mandando mucho, pero la sociedad vasca empezaba a hartarse. Ordóñez y otros héroes modestos del PP iban haciéndose camino en pueblos y villas controladas por los batasunos; en abril de 1991 el PP había multiplicado por dos sus candidaturas, y presentaba listas en fortalezas aberzales como Rentería, Hernani, Pasajes y Usurbil…
Gregorio siempre estuvo del lado de las víctimas. Cuando ETA asesinó al guardia civil Francisco Robles, Gregorio se quejó de las clamorosas ausencias en el funeral. Dijo, “me duele no haber visto en el funeral ni al Ministro del Interior, ni al Consejero del Interior, ni al obispo, ni al alcalde de San Sebastián o alguien de su equipo”. Faltaba mucho, todavía, para que determinada gente aprendiera a ponerse del lado de las víctimas en lugar de buscar justificaciones para los verdugos. Faltaban sólo unos años, también, para que el funeral fuera en honor de Gregorio. El político sabía muy bien qué era ETA, y la definió claramente: “en el País Vasco, resto de España y mundo entero, ETA es un grupo criminal organizado, que sólo busca la extorsión y la destrucción en beneficio propio”.
Gregorio era consciente de que en el País Vasco no existe la libertad. Cuando el secuestro del ingeniero Julio Zamora, Gregorio y su mujer, embarazada, exhibieron lazos azules con la forma de una A (por “Askatu”, libertad en la lengua del terror) y fueron agredidos a puñetazos por simpatizantes aberzales. Poco tiempo después llegó la agresión definitiva.
Era el 23 de enero de 1995, y Gregorio Ordóñez se encontraba en el bar La Cepa, un clásico de San Sebastián, en compañía de cuatro amigos, entre los que se contaba María San Gil. Un etarra se acercó por detrás, y sin mediar palabra le descerrajó a Gregorio un tiro en la cabeza. María San Gil salió corriendo detrás del etarra, inútilmente.
Tras su muerte, el sanedrín episcopal se rasgó las vestiduras, el PNV compró su ración de cebollas, se vertieron lágrimas de cocodrilo, se pronunciaron palabras insentidas, se escribieron artículos más o menos oportunos.
 

De toda aquella farragosa expresión de hipocresía, podría recordar algunos excelentes textos, escritos con la razón y con el corazón... Recuerdo uno particularmente acertado de Jiménez Losantos, que con gran lucidez destacaba la heroica condición de Gregorio Ordóñez, y vale la pena repetir esas palabras, perfecto epitafio para nuestro concejal:
“Nos han matado a un compatriota. Han hecho nacer a un héroe. Los héroes modernos no se hacen en las batallas ni en los campos de fútbol. Un héroe en el País Vasco es el que cada mañana sale de su casa con el miedo al hombro y hace su vida, dice lo que piensa, habla lo que siente y defiende lo que cree justo como si no corriera peligro de muerte, como si por ser libre no corriera peligro de dejar de ser, de morir, al menos, a esta vida. Gregorio Ordóñez ha sido, era y es un héroe contemporáneo […]”
Se puede decir más alto, pero no más claro.
Luis Español Bouché