Vuelvo a ocuparme de mi blog

De paso recupero artículos míos en los desaparecidos portales suite101.net y asturiasliberal.org o artículos borrados de la versión electrónica de abc, preservados por archive.org o por la memoria caché de google.

LA CITA DEL MES: Cyrano de Bergerac

"Mais on ne se bat pas dans l'espoir du succès ! Non, non ! C'est bien plus beau lorsque c'est inutile ! "

viernes, 4 de noviembre de 2011

Héroes y ángeles de la vida corriente



El otro día entrevisté a Tintín, el de verdad, que a sus ochenta años tiene problemas muy serios de próstata y vive recogido por las Hermanitas de los Pobres en Guijarrón de los Manganeses; él no podría pagarse ninguna residencia. Me decía, cariñosamente, "Ay, Luis, si me hubiera ocupado a tiempo de mi pensión, otro gallo me cantara. Al pobre capitán le engañó su sobrino y ahora Moulinsart es un club de alterne".

En la misma residencia también está recogidito el capitán Trueno, que no sé si sabéis que en realidad se llama Martín de Secarral; lo de Trueno era un nombre artístico. Trueno tiene la vida interior de una coliflor desde el ictus aquel que le dejó babeando sobre un sillón. Las monjitas lo mueven, lo lavan, y lo sientan; mira la pared con sus ojos vacíos. Una vez al mes Crispín viene a visitarlo, el joven efebo es ahora un señor calvorota y entrado en años, con la pierna renqueante, que le habla a su viejo amigo de los viajes y aventuras que soñaron alguna vez, en las mazmorras de Bruguera. Pero Trueno sospecho que no se entera de nada. O quizá sí, nadie lo sabe, por eso seguimos hablándole, vaya Vd. a saber.

Tintín y Trueno eran valientes, osados, ingeniosos. En el mundo real, ese del que no hablan los medios, se lidian muchas batallas cada día, pero son batallas del Derecho, de normas, de cláusulas, de la letra pequeña, de seguros, de contratos, de pólizas... En esas batallas, Tintín y Trueno son vulnerables, están completamente desarmados. Lo suyo era la Aventura y por eso ahora están donde están.


Un amigo auditor
Hace unos días me tomé un café con un héroe. No es alguien conocido, ni falta que le hace. Es un hombre corriente, en apariencia, que sabe de cuentas. Está cada día más joven y entusiasta, le gustan más las señoras que comer con los dedos y nos parecemos en que se levanta feliz con ganas de zamparse la vida a mordiscos.
Es perito mercantil, auditor jurado de cuentas, antiguo profesor de la Complu que siempre ha estado del lado de la Justicia y de lo correcto cuando había que estar y no a toro pasado como hacen otros; es una de esas personas que se encargan de comprobar que las cosas se hacen como Dios manda, como se tienen que hacer, y punto. Como él, abogados, jueces, fiscales, procuradores, peritos y auditores, inspectores, profesores, notarios y registradores constituyen una categoría humana muy especial la de aquellos de los que depende que se haga justicia o que se consienta la injusticia. Pongamos unos casos muy sencillitos y sangrantes:
  • A esta viejita su sobrino la quiere liar para que firme unos papeles, "me vendes el piso por una renta vitalicia, fíjate, tita, con la de vida que te queda por delante a tus 93 años y te quitas de problemas..."
  • A esa mujer su ex-marido le ocultó pequeños detalles de la gestión de la empresa, y por eso le pagó cinco por lo que valía cuarenta.
  • Esa empresa va a cerrar porque sus clientes no pagan, dicen que son insolventes. Pero antes efectuaron un levantamiento de bienes que dejaría temblando a Curro Jiménez.
  • La viuda y la hija de uno tan golfo como tonto descubren que puso el piso donde viven como garantía de un crédito.
  • Una señora, hija natural de un hombre rico y sin conciencia, no recibe su parte de la herencia porque su padre donó antes de morir todos sus bienes a sus otros hijos.
Muchas veces las injusticias se consuman porque los buenos las consienten. Otras veces son los propios jueces los autores de injusticias flagrantes e inapelables. Dante me chivó, por cierto, que en el Infierno los magistrados prevaricadores tienen una piscina de pez y azufre hirviendo justo al lado de la de los curas vascos, a los que asan dos veces.
Otras veces intervienen esos anónimos ángeles de la Guarda y la Justicia toma cartas en el asunto; a veces, incluso, la mera presencia del ángel aborta una mala iniciativa o soluciona la situación sin que nadie tenga que gastar un duro en pleitos: actos de conciliación o reuniones familiares, mucho grito, mucha tontería, mucho te odio y ya no te junto pero salen todos de allí satisfechos y habiendo firmado. Ahora están enfadados, escocidos y encabritados, pero mañana se darán cuenta de que se han hecho a sí mismos un favor.
 
España está plagada de héroes
Sé de honestísimos directivos de instituciones financieras que fueron prejubilados por negarse a apañar cuentas o por informar de la situación a quien debían informar.
Sé de honestísimos interventores de organismos putrefactos, que han soportado lo insoportable y un mobbing monstruoso porque no se callaron.
Sé de secretarios municipales que han vivido infiernos por no tragar, por no firmar informes infirmables.
Me resulta simpática y digna de admiración la figura de Erik Martel, un cónsul de España en Miami que durante el Felipato sufrió una persecución en toda regla por negarse a dar su consentimiento y su aval a uno de los innumerables y escandalosos negocios relacionados con la Expo de Sevilla.
Sé de coroneles que no ascendieron a general, porque no se callaron.
Sé de políticos valientes y honestos, que nunca serán cabezas de lista porque, precisamente, por ser honestos, ¡no se fían de ellos! Y allí están. Tratan de hacer las leyes o sus enmiendas lo mejor posible; tratan de gobernar con equidad, tratan de trabajar en las Comisiones y cuando ven algo que no les gusta, lo dicen aunque les miren mal.

Otros tragan, otros transigen, otros como los tres famosos monos, ni ven, ni oyen ni hablan.
Allá ellos. Se irán de este mundo, como todos, pero con el sabor amargo de la derrota personal. Puedes tener mucho éxito, pero si te vendes, tú mismo te derrotas, tú mismo te crucificas.
De qué te sirve el dinero, el piso de lujo o las sábanas de seda si no puedes mirarte en tu espejo interior.... Incluso los que sin haber hecho nada muy malo sencillamente tampoco han hecho nada muy bueno porque prefirieron consentir con su silencio. En esa extraordinaria obra que es Cyrano de Bergerac, reconoce el duque de Guiche:
Voyez-vous, lorsqu'on a trop réussi sa vie, / On sent, -n'ayant rien fait, mon Dieu, de vraiment mal! / Mille petits dégoûts de soi, dont le total / Ne fait pas un remords, mais une gêne obscure [...]
No se puede decir mejor.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Chaperiodismo y chaperiodistas

En una entrada anterior llamaba la atención de Vds. sobre el hecho de que en español el culo sea singular mientras que en Francia se usa preferentemente un plural, las nalgas.
Otra prueba de la peculiar idiosincrasia de ambas naciones es que en francés no existe un equivalente exacto a "chaquetero", el que se cambia de chaqueta. En francés, para expresar lo mismo se dice "retourner sa veste" o, mucho menos frecuentemente, "tourner casaque". Así, el español da más importancia al sujeto de la acción y el francés a la acción del sujeto.
En el caso español la idea subyacente es que cambias de chaqueta; el francés, más ahorrativo, se limita a darle la vuelta a la misma chaqueta, costumbre ya en desuso pero que nuestros padres y abuelos conocieron bien, porque antes la gente era tan pobre que hasta los ricos ahorraban.

Ayer expresaba mi simpatía por un periodista y escritor que siempre ha estado donde está y seguirá estando, Alfonso Ussía. Nunca se le podrá tildar de chaquetero.
Otros articulistas me interesan mucho menos. Por ejemplo, no tengo el menor interés en conocer la opinión de quienes tras haberse pasado media vida escribiendo para demostrarnos que la derecha es vácua, franquista, fanática y huele a pis ahora trabajan para medios de derecha tratando de demostrar que la izquierda es fanática, estaliniana, vácua y huele a pis. Son previsibles, tanto, que resultan aburridos; y además de aburrirme, me dan como cierto asquito. Son plumas mercenarias, talentos chaperos que se abren de najas a cambio de un -supongo y espero- estupendo estipendio, veletas que siempre saben de dónde sopla el viento.*
Tengo más respeto por las meretrices de Ballesta o los gladiadores de Chueca que al fin y al cabo se limitan a poner precio a los orificios de su cuerpo, que por tanto plumífero y tintóforo que remata su alma en pública subasta o la vende a plazos, con facilidades de pago.
En ese sentido, son más coherentes quienes siguen estando donde siempre han estado y no se les ha aparecido Dios con un cheque en el camino de Damasco... Siempre he tenido respeto -sin llegar a la admiración- por los imbéciles honestos, fieles a sus ideas, por estúpidas que sean. Prefiero un fósil sincero que un listillo darwiniano, adaptado eterno, adoptando siempre la personalidad más rentable del momento.
Como un sapo sobre su nenúfar quedo a la espera -sería excesivo decir que al acecho- imaginando cuántos comunicadores -por no hablar de cantantes, actrores, etc.- que se han pasado años apoyando a la Ceja se nos van adherir ahora a la Barba, impasible el ademán. Tiempo al tiempo... Ya decía el primo de Sabina que el periodista cuando es de bandera, lleva el corazón en la billetera. O algo así. Mira, me acabo de inventar unos palabros nuevos, chaperiodismo y chaperiodista. ¡Qué bonitos!

* Esta veleta y otras mil se pueden encontrar en una curiosa web dedicada a las veletas -en francés, girouettes- en la siguiente dirección: http://1001.girouettes.pagesperso-orange.fr

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Un artículo de Alfonso Ussía



Me mandó el amigo Mario Ruiz un artículo de Alfonso Ussía.
A Ussía siempre lo han tachado de "fascista" nuestros deficientes -no quiero insultar a la Izquierda llamándolos izquierdistas-, vaya Vd. a saber por qué, como si la justa y deseada vehemencia tuviera que ver algo con la visión del orden político o como si el espíritu democrático tuviera que reclutarse entre los pichacortas del pensamiento débil. ¿Fascista? Qué sabrán esos correveidiles del poder, qué carallo es un fascista... Si quieren ver a un fascista, que se miren al espejo. Como soy más que jacobino un Gran Inquisidor en algunos temas -especialmente en lo que toca a la protección de la infancia-  no coincido con Ussía en muchas de sus manifestaciones. Ni falta que hace. Yo no habría defendido al duque de Feria como hizo él en un artículo. Tampoco me gusta que él se autotilde de facha en alguna ocasión, para burlarse de los mencionados deficientes. No debes asumir el lenguaje del adversario; nunca, ni siquiera para ridiculizarlo.
Así que dicho esto, debo añadir que Ussía es el epígono de tantos valientes periodistas españoles que siempre han sabido quiénes eran los buenos y quiénes los malos, y no confunden al asesino con su víctima. Tengo una gran admiración, por José Luis López de la Calle y José María Portell que pagaron su independencia con la vida, por Carlos Herrera, Martín Prieto, el recordado y admirado Antonio Herrero, Luis Herrero, Luis del Olmo, Jiménez Losantos; sí, ellos se han portado muy bien y han dado voz a las víctimas en la época en que nadie las recibía. Y soy injusto porque no recuerdo ahora a las decenas, a los cientos de periodistas menos conocidos pero tan valientes como ellos. En ese cuadro de honor falta Iñaki Gabilondo que se traía a las mamás de los etarras a su programa por Navidad, para explicarnos lo mal que lo pasaban sus asesinos hijos. Por eso Gabilondo me caía mal mucho antes de que se inventara el kamikaze del 11-M...

Nadie puede negar el valor de los periodistas españoles. Serán interesados algunos, otros no pensarán como yo, otros ni siquiera merecen el nombre de periodistas y se dedican a organizar saraos televisivos, insultando a cambio de estipendio o meneando con un palo el albañal de las tertulias, pero en mi corazón he levantado un monumento de oro y marfil a la Prensa Española. Mira que yo leo poco los periódicos y apenas escucho la radio y la tele, para no amargarme el día, pero ¿cómo no expresar rendida admiración por quienes no callan por más que con el dedo les señale un pistolero ya la nuca o ya la frente? En España opinar es jugársela y en particular en ese trozo de España que son las desdichadas provincias vascongadas.

Ussía ha tenido, tiene y probablemente seguirá teniendo en este sentido una trayectoria encomiable, al igual que Mingote, ese monumento vivo del talento que en lugar de quedarse en casa a contar los buenos euros de sus derechos, desde hace décadas viene denunciando la cobardía y el fanatismo de una sociedad enferma: el País Vasco.

Es la primera vez -y sin duda la última- que pongo el artículo de otro en mi blog, pero creo que expresa perfectamente lo que siento así que cuelgo el primero de sus párrafos. Espero que no me mande su autor al cobrador del Marqués de Sotoancho para pedirme derechos de pernada.

 ASQUEROSO

Me parece asqueroso que se tome en serio una llamada «conferencia de paz» organizada por los amigos de los terroristas. Me parece asqueroso que el Gobierno de España no haya tratado de impedir el insulto y la farsa. Me parece aún más asqueroso que el Gobierno de España, como ha reconocido José Blanco, conociera la asistencia de los más altos dirigentes del PSE-PSOE a la ignominiosa reunión. Me parece asquerosa la actitud del «Lehendakari» López y la del inefable Jesús Eguiguren, el socialista más cercano a Batasuna. Me parece asqueroso que los que matan hablen de la paz, cuando la única paz que ellos han conseguido es la de mil tumbas en los cementerios de España. Me parece asqueroso que el PNV apoye la falacia. Me parece asqueroso que un sector de la iglesia vasca persista en su afán de establecer equivalencias entre los asesinos y sus víctimas. Me parece asqueroso que el PSOE albergue su única esperanza de recuperación electoral en un comunicado de la ETA. Todo me parece asqueroso.

El artículo íntegro, puede leerse aquí.



martes, 1 de noviembre de 2011

Sólo la víctima puede perdonar... si quiere.

 

En 1996 llegó al poder José María Aznar -¡quince años ya!- y con la ilusión de todos los que por primera vez pisan las espesas alfombras de Moncloa, él y su equipo cayeron en la misma y recurrente estupidez en que incurrieron sus antecesores y que cometería, de nuevo, su sucesor: pensar que se podía conversar con fieras infrahumanas como los etarras.

Años de claudicación
Estaba yo por aquel tiempo profundamente decepcionado con un PP que para alcanzar la mayoría de investidura se había rendido a los nacionalistas catalanes, tras una negociación durante la cual se había agotado toda la vaselina de las farmacias de Madrid.
Desde aquel momento, el PP aceptó la oficial persecución de los hispanohablantes en Cataluña, traicionaba un modelo viable de España y se entregaba a la locura presupuestaria de los pujolets. Incluso le regalaron a Pujol la cabeza de Alejo Vidal Cuadras, para que se entretuviera en la bolera.
Durante aquellos primeros años, para mí Aznar y su partido eran el presidente y socios de la Asociación de Amigos de Judas Iscariote cuyo único entretenimiento consiste en contar monedas, de treinta en treinta. Aznar incluso había adoptado el idioma de los malos y no hablaba de ETA sino del Movimiento Vasco de Liberación, (vídeo aquí).
Supongo que Aznar se dejaba llevar por su sincero deseo de acabar con la excepción española, es decir,  décadas de terrorismo. La misma ilusión que sufrió luego Rodríguez Zapatero o que experimentaron antes Felipe González con sus argelinas conversaciones, y antes que él Calvo Sotelo y Suárez. Al fin y al cabo, Aznar sabía muy bien con quién hablaba puesto que había sufrido en propia carne un atentado de la ETA, siendo todavía jefe de la oposición y sólo salvó el pellejo gracias al blindaje del coche. Me impresionó, por cierto, su serenidad tras el zambombazo.
Durante 1997 y 1998, el Gobierno del PP se empecinó en mandar mensajes equivocados mientras que Eta mataba, y mataba, y seguía matando, entre otros a Miguel Ángel Blanco o a los esposos Jiménez Becerril. Sin embargo en noviembre de 1998 Aznar seguía diciendo "Por la paz y por sus derechos no nos cerraremos, sino que, por el contrario, nos abrimos a la esperanza, al perdón y a la generosidad, y por la paz pondremos lo mejor de nuestra parte para hacerla definitiva con la ayuda y la esperanza de todos" (vídeo aquí). ¿Perdón? ¿Generosidad? Al oír esas palabras, yo reventaba de pura rabia...

La Ley de Partidos y el homenaje a las víctimas
Más tarde Aznar recapacitó y empezó una política de ayuda y de reconocimiento a las víctimas de los terroristas a los que los gobiernos anteriores del PSOE y la UCD ni siquiera se dignaban recibir. Yo colaboraba lo que podía con la AVT y Aznar me empezó a caer bien por primera vez el día en que vi que se sacaba el pañuelo para enjugar las lágrimas de una pobre señora rota por la emoción, que recogía una medallita en recuerdo de su esposo asesinado.
Tras el atentado de Santa Pola en que murieron dos personas, una de ellas una niña, Aznar fomentó una Ley de Partidos que suponía la ilegalización de las organizaciones que no eran más que la proyección electoral de la siniestra banda.
Me dio mucha pena que un hombre que, finalmente, había asestado grandes golpes a la banda terrorista, tuviera que marcharse en las circunstancias en que se marchó, con el mayor atentado de la historia de Europa y doscientos muertos. Me caía y me cae bien; y por eso no entendí sus días de amor y rosas con Gadafi cuando todavía no han recibido ninguna explicación "oficial" las víctimas del atentado de El Descanso, que fue cosa probablemente financiada por Gadafi, patrocinador y mecenas de grupos como Yihad Islámica.
El final deseable de la ETA
Pero no adelantemos acontecimientos; situémonos a principios de 1997. Como siempre los curas, obispos y políticos vascos hablaban de paz y de perdón; yo notaba -los hechos me dieron la razón- que existía mucho capullo en Moncloa dispuesto a equivocarse, one more again. La posibilidad de que el PP claudicara en eso como había claudicado en el tema catalán, no era una fantasía sino una amenaza muy real.
Para que os hagáis una idea de mi estado anímico por aquel entonces, os confesaré que soñaba con acompañar a Virgilio a los infiernos, para visitar la ardiente piscina de pez y azufre que espera -nadie lo dude- a los obispos y curas vascos -la hipocresía no tiene redención- y soñaba con montar guillotinas a vapor para descabezar de una vez a la ETA, sus bombas y sus sobras, un remedio radical para exterminar de raíz aquellas sabandijas. De vez en cuando me dan arranques jacobinos y me pongo el gorro frigio, perdone Vd.
Ahora he cambiado de opinión, creo que ningún verdugo debe ensuciarse las manos con la sangre de un etarra; y siguiendo las directrices de un sapientísimo amigo, creo que lo que hay que hacer con esas alimañas es encerrarlos de por vida en un calabozo hasta que el Ángel de la Muerte pase a visitarles. Eso sí, para ahorrar presupuesto -que mantener un tío en la cárcel sale caro- les ofrecemos una pastilla de cianuro una vez al mes, para que ellos mismos sean, cuando quieran, el brazo ejecutor de su destino. ¿Que no se la toman? Estupendo, hasta el mes que viene, Iñaki, cuídate.

Una carta al director
Corría el año 1997, era un 12 de enero y ABC publicó una carta al director del menda, una cartita sin importancia pero cuyo texto -cambiado por el periódico pero fiel esencialmente al contenido original- podría republicarse una y otra vez, cambiando sólo la fecha. Decía el texto de la cartita:
Sr. Director, En Francia, durante el verano de 1944, verano de Liberación y también de Depuración, en las calles de Tolouse se podía leer un cartel que rezaba lo siguiente: "Perdonar a nuestros propios verdugos es alcanzar una suprema grandeza. Perdonar a los verdugos de los demás es cometer un crimen contra la justicia; es convertirse en el cómplice de la infamia; es un atentado contra el honor de la Nación". Medio siglo después, estas palabras no han perdido un ápice de actualidad. Luis Español.

Los hermanos Karamazov
Un solo apunte más; los autores del cartel sospecho que se inspiraron en la novela Los hermanos Karamazov. Ivan Karamazov, el dramático representante del humanismo ateo, le refiere a su hermano Alejo (Aliocha) la tremenda historia de un general que había hecho despedazar un niño por la jauría; y luego añade:
No quiero que la madre perdone al verdugo: no tiene derecho a hacerlo. Le puede perdonar su dolor de madre, pero no el de su hijo, despedazado por los perros. Aunque su hijo concediera el perdón, ella no tiene derecho a concederlo.
Y yo grito, ¡Viva Kamarazov! leñe, y repito que "perdonar" a los etarras es cometer un crimen contra la justicia, es hacerse cómplice de una infamia y un atentado contra el honor de España.

Economía para buitres

El modelo de empresario del Gonzalato eran los engominados de Carabanchel tipo Javier de la Rosa y Mario Conde, ejemplares empresarios y honestísimos gestores; el modelo de empresario del Demenciato son Shyllock y el Sr. Scrooge: economía para buitres.
El Demenciato, la Era Zapatera o en la lengua de Hannibal Lecter, The Zapat Era, consiste en que mientras un loco decreta que la batalla del Ebro la ganó Carrillo y esas cosas que a él le interesan, el país se cubre de necrófagos volátiles royendo de los huesos las últimas briznas de carne. Son buitres sin plumas pero con negocio a pie de calle, buitres que viven de la muerte y de la ruina.

La primera División del buitrerío son las Cajas y Bancos que se quedan con tu pisito, tu nido, después de que hayas pagado la hijuela. A la pura calle, pero eso sí, sigues endeudado y paganini. Al final la gran obra zozial del de la zeja es que los derrotados de la vida van a dormir entre cartones. Brillante. Pablo Iglesias se sentiría orgulloso.
Alternativa a los bancos son las nuevas entidades de crédito que te lo ponen fácil, te juntan todas las deudas, te reconfiguran la hipoteca y de repente en lugar de deber cien debes mil, diez mil, debes toda la deuda Griega tú solo. Contra esos buitres algún juez ha tenido que recurrir a la ley Azcárate de 1908, una ley que se votó hace un siglo para luchar contra la usura. El Demente nos ha devuelto a los tiempos de Galdós, de los réditos y las casas de empeño...

Otro buitre es el que te compra una biblioteca por cuatro perras. "Mire, esto es que no se puede colocar". "Hombre, yo no le voy a pedir dinero por llevármelo, pero tampoco a pagar; piense usté en mis gastos de almacén, de transporte; yo es por hacerle un favor".
Los buitres de los muebles, llamados anticuarios, que compran por uno lo que venderán en diez, en veinte, en cien... "Señora, esta escribanía está muy vieja. ¿Quién va a querer un arcón de estos, tan pesado, con tantos años a cuestas?" Mesas tocineras, armarios de nogal, cómodas de limoncillo, palo rosa y caoba. ¡Todo malo cuando lo compran! ¡Todo bueno cuando lo revenden!
Los buitres especializados en desplumar a pobres viejos indefensos: "Sí hombre sí, usté anda corto de efectivo, don Manuel, pero a sus ochenta y nueve está sanísimo. Usté me cede el piso y yo le pongo una renta vitalicia. ¡A saber la de años que le quedan por delante!" ¡Y los testamentos! ¡Y las compraventas fraudulentas! Si los protocolos notariales hablasen... Contratos privados, latrocinios privadísimos...

El apoteosis de The Zapat Era son los buitres del oro y de la plata, los que se llevan la última cucharilla, la última bandeja, la última tetera. Compro oro, compro plata. El único negocio en expansión.
Me extraña que todavía no nos autoricen a vender los riñones, o el hígado... Tiempo al tiempo. Todo se andará, mientras nos puedan quitar algo, no descansarán.

viernes, 21 de octubre de 2011

Mis cachos íntimos

Hoy quiero hablaros de mis más fieles amigos, que son como yo mismo o, mejor dicho, son yo mismo, verdaderas partes de mí, mis cachos íntimos, mis entresijos.
Les tengo tanto cariño que estos días no leo la prensa, y así no me entero. Hay que cuidarse. Y es que decía Guareschi que hay cosas que el cerebro entiende pero el hígado no; y yo le tengo mucho cariño a mi hígado, nos hacemos compañía desde hace muchos años, y nos pasamos el día juntos. Con los años aprecias más esos fieles compañeros de celda que, contrariamente a las mujeres o los amigos, nunca te abandonan.

Por ejemplo, le tengo mucho respeto a mis cañerías internas, esos humildes pero eficaces intestinos que extraen lo mejor de cada alimento y no dan ninguna lata; amo mucho a mi valiente estómago, cementerio vivo de vete tú a saber cuántas piscinas de leche, cuantos rebaños de vacas y terneras, cuantas piaras de gorrinos, cuántos bosques de lechugas, cuántas arrobas de judías, garbanzos y macarrones, pozo sin fondo, agujero negro de insaciable apetito.
Le brindo verdadero afecto a mis pequeños pero eficacísimos riñones, que cumplen admirablemente su función; calculo que desde que Dios tuvo la ocurrencia de ponerme en este mundo, he debido evacuar cerca de treinta metros cúbicos de doradas aguas, mi pequeño Río Amarillo particular, el Hoang Ho de Luis. Treinta metros cúbicos es una piscina de chalecito.
Tengo, ya lo he dicho, auténtica reverencia por mi hígado, y también por mis pulmones, y por el pobre corazón que late todos los días más de ochenta mil veces, y no falla nunca... El día en que falle, no me enteraré porque unos segundos después, dejaré de estar.
Le tengo un gran amor a mi culo, esa carnosa y firme almohada que llevo incorporada, que me permite sentarme durante largas horas delante del ordenador para escribir idioteces.
Mis piernas son admirables, puedo andar kilómetros y kilómetros con ellas y me sostienen peñas arriba o peñas abajo a pesar de mi nada modesto tonelaje.
Le estoy muy agradecido a la vertebral columna que me sostiene sobre la base firme de mis enormes peanas. Tengo mucho cariño a mis callosas rodillas, mis codos, mi cuello, mi páncreas, mi píloro, mi bazo y hasta a mi ombligo, que todavía no le he visto utilidad pero algún día la averiguaré.
Por gustarme me gusta hasta Ulises, compañero inevitable de correrías, y traidor ocasional, que aunque no me sirve para nada, algo de compañía sí me hace; Ulises tiene ideas propias, un gran sentido de la independencia y el pobre cacarea por la mañana golpeándose el pecho como Tarzán, o se cimbrea cual elegante palmera, inútilmente, dicho sea de paso; pero el muy capullo todavía no se ha enterado...

La verdad es que hace lustros que no paso por la consulta del médico, ni falta que hace; todo me funciona como un reloj, pero no como un reloj cualquiera sino como los relojes de Ángel Manuel García, el Relojero Mayor del Reino, oiga.
Mis ambiciones se reducen a que durante las próximas décadas -la esperanza es libre- pueda seguir tomando mi tanque de café matutino y dormir como un saco de patatas por las noches, condición sine qua non de una salud perfecta. De hecho, como estoy tan harto de oír a los viejos hablar de sus achaques -que si la ecografía de la resonancia y la radiografía de la analítica- he decidido de una vez por todas que siempre estaré sano y de buen humor, hasta el día de mi muerte. ¡Me moriré sanísimo, seré el cadáver más sano del cementerio!
Hubo una época en que amaba a otros, ahora ya me limito a quererme yo mucho. Olé, olá, cada día me quiero más, como unidad de destino en lo universal y como conjunto de partes autónomas pero dependientes. Soy mi propia Península e islas adyacentes, un continente con un contenido que no te quiero ni contar.  Y como en breve no podremos gritar Viva España porque a nuestra patria le queda un telediario, pues yo gritaré, ¡Viva Luis Español! Y que viva por muchos años. Hala.

domingo, 16 de octubre de 2011

Los virtuosos carniceros

Me he pasado la semana pasada leyendo y releyendo las Meditaciones de Marco Aurelio. ¡Qué mente! ¡Qué luminosas consideraciones! Hay en Marco Aurelio una versión pagana de la caridad y un elogio constante de la paciencia. Muchas debieron ser las virtudes de aquel emperador, admirablemente educado primero como joven patricio y luego como heredero del Imperio.
Y sin embargo, fue durante su imperio cuando los primeros cristianos de las Galias, recibieron el martirio. En el año 177, para ser más exactos -Marco moriría en el 180- los Mártires de Lyon conocieron en su pobre y sufrida carne cuánto dolor podían infligir el emperador filósofo y sus secuaces a quienes no comulgaban con lo oficial. Resulta conmovedora la lectura de la Carta de los Mártires que reprodujo mucho tiempo después Eusebio (puede leerse aquí una versión francesa bilingûe con el original griego).

Hablamos del año 177 como podríamos hablar del 2011 en que la fe cristiana es perseguida en tantas naciones. Durante toda la semana hemos recibido noticias del martirio de los coptos egipcios entregados a la fiera islamista. El progreso es una farsa y la historia una interminable repetición.



Pienso también en Maximilien de Robespierre, aquel jurista cuyo apellido ha quedado para siempre ligado al Terror. Y sin embargo, recibió en vida los títulos de Virtuoso e Incorruptible. Para saber, más allá de la propaganda, lo que pensaba ese individuo, basta con leer su Informe sobre los principios del Gobierno Revolucionario, discurso claro, contundente y florido que pronunció un día de Navidad, para más Inri. Ah, perdón, no, que la Revolución abolió la Navidad, era el día 5 del mes de Nivose del año II de la Revolución...
Es curioso como Satanás siempre ha sabido revestirse de virtud. Virtuosos filósofos, virtuosos emperadores, virtuosos pontífices, virtuosos políticos, virtuosos caudillos, todos ejemplares carniceros. Calvino, Lutero o los Papas que combatieron, ¿qué enseñaron si no es a matar y odiar en nombre de Cristo? ¿Qué lecciones pueden darnos los fanáticos popes de las iglesias ortodoxas?
Y los virtuosos laicos, los grandes socialistas que han perseguido hasta la muerte todo aquello que diferencia el hombre de la bestia, su espíritu, su fe, su esperanza, su libertad, su arte, ¿qué lecciones nos pueden dar?
Afortunadamente, la testaruda vitalidad de la fe resucita aquello que se pensaba exterminar y erradicar para siempre, y comentamos aquí la reconstrucción íntegra de la catedral del Cristo Salvador en Moscú.
Y pronto, de aquellos virtuosos carniceros sólo podremos repetir la lapidaria sentencia de Séneca: [...] muy pronto se habrá olvidado todo lo de sus verdugos, hasta sus crímenes, que fue lo único que les conquistó fama (Consolación a Marcia).

miércoles, 5 de octubre de 2011

Nunca más la guerra... espero.


¡La guerra! Uno de los jinetes del Apocalipsis... Los dichosos jinetes que los teólogos no saben cómo interpretar. Uno de los pocos símbolos apocalípticos que no parece dudoso es el del caballo pardo: "Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo viviente que decía: Ven. Salió un caballo pardo; al jinete le encargaron que retirase la paz de la tierra, de modo que los hombres se matasen. Le entregaron una espada enorme".
 La más segura fórmula para sufrir una guerra consitse en exhibir la propia debilidad. Yo no sé cómo está de verdad nuestro ejército, ni cuáles son las intenciones del sátrapa marroquí. Al fin y al cabo la ministra saliente sancionó a unos militares españoles por poner una bandera española en un monte español y todas sus aspiraciones se reducen a organizar cursillos sobre las diferencias de género en el ámbito artillero, que supongo que pepinazo es una expresión machista, retrógrada y discriminatoria.

Dejando de lado a los chifladoz y zuz miniztroz, podemos hacernos una serie de preguntas: nuestro ejército, ¿está bien? ¿Tiene los medios necesarios para defendernos? ¿Cómo anda de ánimos? ¿Qué ocurriría si nos ataca Marruecos?

Hace trece siglos, en el 711, los moros invasores no necesitaron de grandes batallas ni escabechinas: les bastó llegar a acuerdos con los nobles locales, que los privilegiados son sangre de Judas y carne de traición. Si Marruecos atacara, ¿podemos fiarnos de lo que harían los amos de algunas autonomías? ¿Entregaríamos Alicante, Canarias, Ceuta o Melilla con la misma facilidad con la que entregamos el Sahara?

El otro día oí al inmenso Juan Pando recordar en la radio algunas duras realidades acerca de la guerra, mientras evocaba la increíble matanza de la I Guerra Mundial: las guerras no paran por la noche, ni los fines de semana; las guerras matan, y mucho.

 Otras generaciones han conocido la peste, el hambre, la guerra... Mi generación es la primera de la historia de Europa que no ha conocido ni la guerra, ni la peste, ni el hambre.. Me gustaría que siguiera siendo así.

Los militronchos son gente seria, sobre todo los que tienen en su hoja de servicios el "valor acreditado" de quien ha vivido situaciones esdrújulas; nadie más razonable ni pacífico que quien ha visto y olido los cuerpos destripados y despedazados en un campo de batalla. Es un olor que te acompaña el resto de tu vida...

En cambio los que montan guerras  u organizan cacaos que sólo pueden desembocar en guerras suelen ser gente que no ha hecho ni la mili y para la que las batallas son un remedo infantil, una especie de videojuego que les permite jugar a los soldados.

Recuerdo a este respecto que cuatro días antes de la ofensiva americana en Irak, el 16 de marzo de 2003, el Papa Juan Pablo II, durante el rezo del Ángelus improvisó un discurso tan sentido como sencillo que se resume en "Nunca más la guerra".
"[...] io appartengo a questa generazione che ricorda bene, ha vissuto - e grazie a Dio  sopravvissuto - a [la] seconda guerra mondiale, e per quest, per questo ho anche il dovere di ricordare a tutti questi giovani, più giovani, che non hanno questa esperienza, di ricordare e di dire, mai più la guerra".
Traducido viene a ser:
"Debo decir que pertenezco a esa generación que recuerda bien haber vivido y gracias a Dios, sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial, y por eso tengo el deber de recordar a todos estos jóvenes, más jóvenes, que no tienen esa experiencia, de recordar y de decir, nunca más la guerra.
Puede oírse en esta grabación la voz del viejo Karol, con su pila de años, su Parkinson a cuestas, y toda la lucidez de su experiencia.

El Papa se autoplagiaba. Ya había, en enero de 1991 leído una oración en el mismo sentido.
No pretendo con estas palabras decir que todas las guerras son malas: las hay si no justas, al menos necesarias, pero antes de soltar los caballos del Apocalipsis, conviene pensárselo y dar voz a quienes por su experiencia y vocación son los primeros interesados en mantener la paz; me refiero, claro está, a los militares.

jueves, 22 de septiembre de 2011

El baño de Goffredo

Cuando el pasado duele, cuando los sentimientos acechan y no te dejan conciliar el sueño, es el momento de ponerse a nadar, de flotar encima del tenebroso mar de la memoria.
Alguna vez he hablado de una gran película, Manuale d'Amore. Sólo he visto la primera y ya van por la tercera. Debo haberla visto unas quince veces en cinco meses. La compré por un euro -una oferta de ABC- y la verdad, le he sacado jugo a cada céntimo. Manuale d'Amore es de esas películas que sorprenden, que enganchan, que emocionan, que obsesionan, que te sabes de memoria como los episodios de Colombo. Te ríes y lloras en los mismos sitios, te sabes minutos enteros, frases enteras, como el niño pequeño que le dice a su Papá que le cuente otra vez la misma historia, que no quiere que se la cambie, que protesta si esta vez la Bruja Piruja usa una escoba Renault en lugar de una Volkswagen.
Un personaje extraordinario es el de un doctor, Goffredo -Carlo Verdone- que sigue enamorado de su mujer, que le ha dejado. Hay escenas muy divertidas, Goffredo intenta ligar con esta o aquella pero en realidad tiene clavada en la memoria a su ex-mujer. Poco antes del final -final feliz, preciso- Goffredo está al borde de la desesperación. Está harto, acaba de ver a su antiguo perro, a su antigua suegra, que le siguen queriendo. Pero a ella no; ella no está. Goffredo está hasta las mismísimas narices, no lloriquea, se limita a darse un baño. Vestido y todo, ¡hala! al agua patos. Aguaterapia a lo bestia, a flotar como una nutria. Luego sale y piensa: Come si fa a decidere di smettere di amare una persona? Io non ce l'ho un carattere cosi forte.Io non sono uno di quelli che per smettere di fumare un giorno buttano via il pacchetto e non fumano piu. Una volta ci ho provato. Pero poi di notte sono andato a riprendere il pacchetto nel secchio della spazzatura.

Se puede traducir libremente: Como se hace para decidir dejar de amar a una persona. No tengo yo ese carácter tan fuerte. No soy uno de esos que para dejar de fumar un día tiran el paquete y ya no fuman más. Una vez lo intenté. Pero luego de noche fui a recuperar el paquete en el saco de la basura

Creo que es una de las más bellas escenas de la historia del Cine.


La música es el fantástico Anymore de Orlando Johnson.
Esta es una versión más pura de Anymore.




Now I have seen / That I'm not free / Anymore / without you / Anymore / Now I'm free / on this road with my soul / on this road I won't be / Anymore / without you / Anymore / Now I'm free / on this road with my soul /on this road with you.

jueves, 15 de septiembre de 2011

¿Culo o nalgas?

¿Qué ves? ¿Un culo, o dos nalgas?
En francés el culo es cul, y las nalgas fesses. Vale. Tras una larga reflexión constatamos que un culo normalmente se compone de dos nalgas y que existe una identidad lógica entre 1 culo y 2 nalgas.
Lo curioso es que tendemos en español a emplear el singular culo y los franceses a emplear el plural nalgas. En inglés también se emplea más el culo en singular como ass o bottom o butt, y a las nalgas las llaman buttoks, que suena como botox, y hace falta ser bestia.
¿Qué revela esa elección sobre nuestras mutuas idiosincrasias nacionales? ¿Es el culo más rotundo que las nalgas? Cuestiones profundísimas que me han impedido dormir desde hace días...
Una observación más: el motivo clásico "La Venus del Culo Bonito", se escribe en francés, Vénus Callipyge, para dar facilidades ortográficas. En Español hay que decir Venus Calípiga, apostando por la sencillez y la eufonía. Suena bien, "una chica calípiga". Pues no, resulta que hay insufribles pedantes que escriben "Venus Calipigia" que suena peor que fatal. Decimos Calixto y no Calijtio. Calijtio sólo lo dice Bono. Será que son pijios y no pijos...

lunes, 12 de septiembre de 2011

Campaña nacional contra el nazi-onanismo

No debemos tirar la piedra sobre los nazi-onanistas en su salsa catalana, vasca, gallega o andaluza. El nazi-onanismo es un fenómeno completamente natural que surge con las dudas de la adolescencia, y una práctica universal entre los estupidos irrecuperables. Pero aceptar la existencia de un hecho no significa avalar su intrínseca inmoralidad. Por ello debemos informar a nuestros hijos de las consecuencias del nazi-onanismo, a saber:
  • El catalanismo vuelve ciego y te sale pelo en las manos.
  • El aberzalismo seca la médula.
  • El galleguismo produce sordera.
  • A los andalucistas les salen granos y les tiemblan las manos.

¿Cómo saber si un catalán es adepto al catalanismo?
Los signos externos suelen ser de amargura profunda. El catalanista es un infeliz, es un español que sufre mucho por ser español, su identidad jurídica no se ajusta con su vocación espiritual. Además, es un coñazo que todos los onces de septiembre celebra una perversión llamada Diada que consiste en que gente que no tiene ni puta idea de historia se inventa agravios para sufrir un poco más.
Baños de agua fría y la práctica del rosario en familia ayudan algo, pero lo más recomendable es el Sistema Mirameba de Electroshocks aplicados en la punta del órgano afectado. Salvador Dalí le dedicó al Gran Catalanista uno de sus cuadros más famosos.

¿Cómo saber si un vasco es aberzale?
Normalmente lo adivinas en que le sale una seta enorme y negra en la cabeza llamada chapela, tumor maligno que acacaba desarrollándose y tapándole la vista como una cortina. Así se pasan la vida dando palos de ciego.
El aberzale en sus grados superlativos de hijoputez se distingue del catalanista en el hecho de que aplaude a los asesinos de la ETA y cosas así. No sólo es tonto, además es malo. Suele entonces llevar un pendiente y se deja un mechón de pelo para que todos sepamos lo hijoputa que es y lo reconozcamos. Otros se parecen sospechosamente a esos simpáticos animalitos que viven en las alcantarillas o a otros bichitos africanos (ver imagen). Los peores de todo usan sotana o báculo espiscopal.
El tratamiento consiste en la práctica habitual de exorcismos, cantando el himno del Atleti; dicen que servirle de sparring a Mike Thyson ayuda a colocar las ideas (?) en el cerebro (?) pero tenemos dudas al respecto.

¿Cómo reconoces a un galleguista?
Entre los gallegos había buenos, y malos, de derechas y de izquierdas, de Santiago o de la Coruña, los que suben, los que bajan, los guapos, los feos, los que cantan, los que hablan, los que ladran... Pero nunca se conocieron gallegos tontos hasta que hace un poco más de un siglo un grupo de chiflados decidieron que los gallegos eran celtas y que Galicia era territorio foral, ¡toma ya! El galleguista es un tío que ve a gente de Madrid limpiando una playa cubierta de chapapote pero él no hace nada, aparte de gritar "Nunca máis" y de manifestarse tocando gaitas.
Algunos expertos consideran que el galleguismo nace en una ameba que todos los gallegos llevan en en el culo -véase la foto de la ameba galica mentecata- pero que sólo algunos desarrollan la patología, y además a cualquier edad como ese famoso ministro de Franco que se volvió galleguista con el paso de los años y ahora farfulla cosas raras en gallego (antes tampoco se le entendía, pero hablaba en español).
El gallego galleguista es un cambio de paradigma en un entorno de tíos listos, así que el tratamiento debe consistir en privarle de marisco durante diez años y obligarle a traducir al gallego las Obras Completas de Fraga empezando por sus clásicos Cómo convertirse en un demócrata franquista comprándose un bombín y Cómo conseguí que gobernara la izquierda en un país de derechas (con el prólogo "¡Gracias don Manuel!" de Felipe González).

¿Qué es un andalucista?
Andalucista en Andalucía es lo que en el resto de España llamamos gilipollas. Para eso no hay cura. Afortunadamente el andalucismo no ha penetrado en la sociedad, es una enfermedad limitada al ámbito político, que se dedica a celebrar a un separatista converso al Islam en la persona de Blas Infante y esas cosas raras que hacen por ahí, que les sacarán pronto del paro y les proporcionarán siglos de prosperidad.

lunes, 29 de agosto de 2011

Frances Kelsey: la guardiana entre el centeno


Tratando de contestarse a la pregunta de qué trabajo le gustaría hacer, Holden Caulfield imaginaba un campo de centeno en el que jugaban y corrían miles de niños. El campo terminaba sobre un tremendo precipicio. El único mayor entre tanto crío era el Guardían -el propio Caulfied- cuyo trabajo consistía en evitar que algún niño despistado se acercara corriendo sin mirar al precipio y acabara despeñándose. Y añadía el joven: "I know it's crazy, but that's the only thing I'd really like to be". Esa ensoñación es la que da título a la famosísima novela de Salinger, que ha merecido numerosos y sesudos análisis que ahora no vienen al caso.

Todos somos guardianes en el centeno
En realidad el sueño de Caufield es una perfecta metáfora del mundo real: todos somos guardianes entre el centeno -empezando por los padres, angeles de la guarda de sus hijos- y en particular los policías, los científicos, los técnicos y encargados de velar por que las cosas se realicen correctamente.
Cuando a un niño le lees la cartilla para que se acuerde de no meter los dedos en los enchufes, cuando llamas al 010 para avisar de que han robado una tapa de alcantarilla y que alguien puede caerse y descalabrarse, cuando un capataz abronca a un obrero que no se ha puesto el casco o los guantes, cuando eres un buen profesor que motivas enseñas y corriges a los alumnos, cuando haces tu trabajo con la mayor perfección posible, para que todo salga bien, eres un guardián entre el centeno. Pensad en la abnegada labor de tantos voluntarios y miembros de mesas electorales que se encargan de que el resultado de las elecciones sea fiable, como recordaba J-M García Gay en una entrevista.

Frances Kelsey
No nos damos cuenta de la calidad de vida que tenemos porque estamos acostumbrados a ella. Compramos y comemos alimentos con la seguridad de que no son veneno, bebemos un agua que pensamos que ha sido analizada y acondicionada y confiamos en que los juguetes que damos a los niños no llevan pinturas tóxicas. La calidad de vida se basa, enteramente, en la probidad de una inmensa mayoría de personas que hacen las cosas como Dios manda. Esa probidad es la garantía de la confianza y por ende, de la prosperidad.
De todos los que realizan cada día su trabajo y lo hacen bien y procuran evitar tantas tragedias derivadas del error, de la ignorancia, de la dejadez o de la mera estupidez, quisiera recordar a una señora estupenda que ha cumplido 97 añitos de nada.  Se llama Frances Kelsey, née Oldham, y fue la señora que evitó la espantosa tragedia de la talidomida en los Estados Unidos.

El drama de la talidomida
Os acordaréis de aquel drama: empezaba la década de los sesenta y nacían en Europa muchos niños con graves deformaciones. Los padres descubrián que su niño, su muy deseado hijito, venía con minúsculos brazos o piernas, o le faltaban dedos o miembros enteros. La Asociación Española de Afectados por la Talidomida tiene una intereasnte página web con datos y fotografías ad hoc.
Se constató que el fenómeno quedaba circunscrito al continente europeo y algunos otros países pero no afectaba a los EE. UU.
Al final se descubrió que el responsable de la tragedia era una sustancia, la talidomida que se comercializaba en preparados para aliviar las náuseas de las mujeres embarazadas.
¿Por qué la talidomida no afectó a los Estados Unidos? Porque la Food and Drugs Administration no había autorizado la comercialización del producto. El informe negativo se debió al bendito empecinamiento de Frances Kelsey, una señora particularmente sagaz y prudente, cuyos negativos informes sobre la talidomida fueron la base de la decisión de la FDA.
A juicio de la doctora, no se habían realizado suficientes pruebas para demostrar la inocuidad del producto. Un año después, miles de víctimas eran la viva y sufriente demostración de que Frances Kelsey tenía razón. En 1962 el presidente Kennedy le concedió a Kelsey la mayor condecoración civil de los EE.UU.

Necesitamos gente seria que no se deje presionar
A la doctora Kelsey la presionaron de distintas formas, pero se mantuvo firme. En España necesitamos muchos Guardianes en el Centeno, gente que haga bien su trabajo a pesar de las presiones de los Jefes que quieren ganar más pasta o inaugurar el puente antes de las elecciones. España se encuentra en el umbral de una nueva era que puede ser catastrófica si nos abonamos al todo vale de los chiflados neoliberales o espléndida si dejando atrás el lastre socialista apostamos por la prosperidad, una prosperidad que es incompatible con la inseguridad.
Tenemos que respaldar la autoridad moral de quienes tienen como función comprobar que las cosas son como deben ser, que las balanzas de los comercios no están manipuladas, que no se vuelva a producir un escándalo como el de las gasolinas, tragedias como el Síndrome Tóxico  o espantosos ridículos como cuando se hundió la sede de la Gerencia de Urbanismo en Madrid (!), que afortunadamente se derrumbó un domingo y no un día laborable.
Dotar de autoridad supone asegurar independencia; el que quiera entender que entienda.
Igualmente, no existe mejor Inspección que la auto-inspección y la introspección de quien ha sido formado en el colegio y en su casa con un ideal de honesta eficacia. Todos dependemos de todos y resulta vital enseñar esa realidad a los niños, desde pequeños.

sábado, 27 de agosto de 2011

Nada te turbe

Ayer en Misa volví a encontrarme con el panorama habitual; yo era el más joven y me rodeaban, esparcidos entre los bancos, un montón de maduros, muy maduros, madurísimos, viejecitos, carcamales, ruinas babilónica y momias de la Novena Dinastía. No he podido dejar de añorar esos días de la Jornada Mundial de la Juventud; una semana ya desde aquel sábado en que un millón y medio de chavales se juntaron en Cuatro Vientos.
La juventud es su propio adorno y la JMJ ha supuesto para Madrid un cambio total de decorado físico y espiritual. En barrios de nuestra envejecida capital demasiado caros para quien no sea rentista, de repente veías las calles ocupadas por gente entusiasta, vestida de colores y sonriente, que visitaba los museos, invadía las terrazas y llenaba las iglesias.
No penséis que sufro de efebofilia ni de ilimitada simpatía por lo joven. A mí, en general, los adolescentes me tocan un pie y la yema del otro; pero sí reconozco que ante lo nuevo todavía me conmuevo; cursilería quizá, o también ilusión. Se rompe una rutina, se constata un cambio de paradigma y quizá por ello también piensas distinto y ya no te importa tanto la opinión ajena.

Un poema de Santa Teresa
El jueves pasado día escuché de boca de unos jóvenes peregrinos franceses una versión musicada del poema" Nada te turbe" de Santa Teresa. Me parece una música bella, sencilla y pegadiza para unos versos excepcionales. Nada te turbe / Nada te espante / Todo se pasa / Dios no se muda / La paciencia / Todo lo alcanza. / Quien a Dios tiene / Nada le falta / Sólo Dios basta. etc.

Versos castellanos en el alma de Edith Stein
Este poema y otros de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz calaron hondo en una joven judía, Edith Stein, brillante discípula de Husserl, quien al convertirse en Carmelita, adoptó un extraordinario nombre compuesto donde combinaba los nombres de sus poetas y santos favoritos Teresa Benedicta de la Cruz.
Edith Stein fue detenida el 2 de agosto de 1942 en el monasterio de las Carmelitas de Echt (Holanda). El día 7 ella, su hermana Rosa y otros 985 judíos salieron en un convoy, camino de Auschwitz. Llegaron dos días después. Edith y Rosa fueron obligadas a desnudarse y meterse con las demás víctimas en una cámara de gas, las famosas "duchas" de las que no manaba agua sino gas Zyklon-B. Su cuerpo fue incinerado como el de tantos, y un poco de Edith salió de las chimeneas de Auschwitz. Sus restos se libraron de ese deporte siniestro del catolicismo que consiste en trocear gente para convertirla en reliquias.
De sus asesinos nadie recuerda el nombre, perdido en el albañal de la Historia, en el infecto lagar de los verdugos; pero ella fue proclamada Patrona de Europa por San Karol.
Podríamos aplicarle los versos finales del gran poema teresiano: [...] Del infierno acosado / aunque se viere, / burlará sus furores / Quien a Dios tiene. Vénganle desamparos, / cruces, desgracias; /siendo Dios su tesoro, / Nada le falta. / Id, pues, bienes del mundo; / id, dichas vanas,/aunque todo lo pierda, / Sólo Dios basta.
El poema de la Santa de Ávila fue musicado por Jacques Berthier, es el número 50 de las 71 obras que ofreció a la comunidad de Taizé.
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viernes, 26 de agosto de 2011

Por el amor se lucha

La mayor enfermedad del mundo es la logorrea. Queremos sustituir los sentimientos por palabras, los actos por palabras, la esperanza por palabras. Y no es posible. Todo lo que vale la pena, todo aquello que realmente valoramos, sólo se consigue por medio de la lucha, una lucha en la que las palabras pesan poco y los actos mucho. Le dediqué ya una entrada al tema, Don't give up.
El amor, por encima de todo, es exigente: no le gustan los blanditos ni los tontitos. Quien quiere un amor tiene que luchar todo el día contra sí mismo, contra sus prejuicios y contra el orgullo que impide pedir perdón.

Los prejuicios matan el amor
Un conocido mío que ya no existe, como no sea en la esperada Gloria que nos vende la fe, se privó del amor, castrándose a sí mismo al rechazar un amor que surgió en su vida.
Su familia tenía un castillo desde finales del siglo X, algo más de mil años en el mismo rincón de Francia. En España no hay familias tan antiguas. Él se pasó toda la vida trabajando para el castillo, euro que ganaba, euro que acababa en las obras de reparación del tejado, la instalación eléctrica, qué sé yo.
Surgió el amor, sí, pero él no podía. Ella era una chica sencilla que lo quería, que lo hubiera hecho felicísimo. Habría tenido niños y un perro, habría vendido el dichoso castillo y se habrían arreglado en un pisito de alquiler, pequeño, y sus mañanas habrían empezado con una caricia y un café, y tratando de evitar que el más pequeño se coma el paraguas de la entrada y cosas así. ¡La felicidad!
Pero él sufría de un raro cáncer genealógico que le impedía vivir la vida: la chica no tenía cuarteles de nobleza, y cierta vulgaridad al hablar indicaba que no se había criado en l'École des Roches. Así que el amor se inmoló ante los prejuicios y él murió solo y soltero. Siempre he deseado que algún sobrino suyo de los que heredaron el castillo le haga un favor a la familia y lo queme, o lo venda o lo subaste y se quiten de encima esa losa centenaria, ese castigo secular.

El desamor está de moda
Esto viene a cuento de que estoy harto de oír hablar de desamores.
No hay día en que no me entere de una nueva catástrofe íntima, otro tren de amores descarrilados. Carallo, ¿qué le pasa a la gente? ¿Por qué no luchan por su amor, por lo que han sido, por lo que pueden llegar a ser? ¿Por qué ceden a la tentación de romper la baraja?  ¿Tan difícil es pedir perdón, decir "lo siento"? ¿Por qué el orgullo siempre tiene que salirse con la suya?
Hoy día el Diablo se viste de sicólogo, y te aconseja pragmatismo y realismo; cada día me convenzo más que el ámbito natural de los sicólogos es el fondo del mar, haciendo compañía a los abogados matrimonialistas.
Cuando veo otra pareja rota, otra más, tengo ganas de majarlos a palos y gritarles: ¡BASTA! ¡BASTA YA! ¿No tenéis nada mejor que hacer que haceros daño?  ¿Por qué tanta maldad? De verdad, los diagnósticos de los expertos, los consejos de la gente razonable, las palmaditas en la espalda de falsos amigos os la debieran traer pendulona. ¡Luchad por vuestro amor! Si el amor es algo más que un espejismo desde luego no puede ser una licuefacción mierdosa de prudencia. Al agua patos, ¡equivocaros! ¡Equivocaros y sed felices! Y cuando las cosas se tuerzan, que se tuercen, aprended a pediros perdón.

Sorry: una gran canción de Tracy Chapman
A pesar del tiempo, me sigue conmoviendo como la primera vez la belleza y sencillez de Sorry, esa gran canción de Tracy Chapman. Una letra sensacional y una forma de cantarla tan original.
Sorry / Is all that you can't say / Years gone by and still / Words don't come easily / Like sorry, like sorry
Forgive me / Is all that you can't say / Years gone by and still / Words don't come easily / Like forgive me,  forgive me
But you can say baby / Baby can I hold you tonight / Maybe if I told you the right words / At the right time you'd be mine
I love you / Is all that you can't say / Years gone by and still / Words don't come easily / Like I love you, I love you