Algún autor de Ciencia Ficción hablaba de la píldora del olvido como un problema para la Justicia. Imagínate que te dieran una pastilla para olvidar o que sufrieras una terrible amnesia debida a un traumatismo. Eres un criminal, pero no eres consciente de tus crímenes. No recuerdas haber hecho daño a nadie. ¿Te pueden condenar por aquello que una persona que ya no eres tú hizo en otra vida, la que no recuerdas?
La píldora de la amnesia sería estupendo que funcionara como los bloqueos de Facebook. La podríamos llamar Píldora Zuckerberg en honor del peazogenio inventor de ese espacio. Que el borrado fuera selectivo. Que pudieras olvidar adrede lo que hace daño.
Aplicación práctica: el problema del amor.
El problema del amor no lo ha resuelto ningún Einstein, ni creo que lo resuelva nadie porque en el fondo el problema del amor consiste en que TUS sentimientos dependen de ti, pero el éxito de tu amor depende de OTRO, es decir, del ser amado. Y por lo tanto la cosa no tiene remedio. La comedia se desarrolla en varios actos:
A) Te has enamorado como un burro, como un chavalín todavía crudo, recién salido de la madriguera. Y le cantas a tu amorsito: "mientras las estrellas brillen en el Sielo te querré mi amooool, mientras haya peces en el maaaaar y mentecatos en Españaaaa, te querré mi amol, te querré con toas mis ganas, toas mis lorzas, mis cualidades, mis defectos, mis pelos, mi ombligo, etc., etc." El amor verdadero disculpa todas las cursiladas.
B) El amorcito te hace la cobra y te manda al carallo: "Ya no te quiero, ya no te junto, no sé qué me pasa y no le gustas un pelo a mi hermana, ni a mis padres ni a mi tía Nicolasa".
C) ¿Y tú qué carallo haces? Te puedes meter uno a uno los peces, las estrellas y los mentecatos aonde te dé más gustirrinín. Y le das al cacumen: Tienes varias alternativas:
1. Aceptas que cuando sentías y decías que la querías un huevo y la yema del otro, y que estabas loco por ella, en realidad no la querías, ni estabas loco por ella. O sea, que eres un mentiroso, o al menos, un exagerado.
2. Aceptas que no eres dueño de tus sentimientos, y que no te vas a olvidar de que la querías y la quieres, y que tu vida carece de significado sin ella. Y esperas que el tiempo borre lo imborrable. ¡Qué le vamos a hacer!
3. Te vuelves gilipollas y te vas de libro en libro de autoayuda y acudes a toda la chusma de consejeros espirituales, sicólogos, siquiatras y amigos bien intencionados, para que te ayuden a "asumirte". Asumir que todo es una mentira, que uno se miente a sí mismo cuando habla de amor, que todo es pura ficción. Nos imaginamos que queremos a la gente porque en realidad amamos la idea de estar enamorados. Y nos imaginamos el dolor, y nos imaginamos los recuerdos, selectivos, bla, bla, bla. Y en realidad no existimos, somos un recuerdo de otro, un yo profundo que nunca acabaremos de conocer...
4. Te vuelves cínico y amargado y entiendes que lo que realmente hace que uno sea casadero no son las palabras, ni las intenciones, ni las acciones, sino el importe de la cuenta corriente. Si eres rico ofreces seguridad, bla, bla -eso que nadie quiere decir pero todo el mundo piensa, empezando por los padres de la interesada, la interesada, los amigos de la interesada, etc.- Da igual que curres, si no ganas bastante tu sexapil disminuye mucho. Y además, currar por poco muchas horas es una forma de asesinato del amor, que se nutre de tiempo. Cuántas parejas que se querían han acabado pasando tan poco tiempo juntas que al final se han ido deslizando por el tobogán del desamor...
En cualquier caso la píldora de la amnesia sería estupenda. Fijaros que en todos los casos, borrar los recuerdos relacionados con una persona dada sería la solución perfecta. Borras lo que sentías, borras las ilusiones, borras las frustraciones, borras el cinismo, lo borras todo. Sería estupendo poder borrar a alguien de tu mente como el bloqueo de facebook, y espero que el señor Zuckerberg -que es más listo que el hambre- desarrolle el proyecto.